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El diario de Ana Frank

Drama Amsterdam, julio de 1942. Con objeto de escapar de la Gestapo, la familia Frank se esconde en la buhardilla del señor Krater. Allí convivirán con otro grupo de judíos: la familia Van Daan. Todo quedará reflejado en el diario de la pequeña hija de los Frank. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
15 de abril de 2009
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación cinematográfica de la obra teatral de Francis Goodrich y Albert Hackett, con guión de los propios autores, que a su vez tomaron como base el diario que Ana Frank escribió mientras duró su reclusión en una buhardilla de Amsterdam durante la ocupación nazi.

Tras el éxito alcanzado en el teatro, Otto Frank, el único superviviente de esta conmovedora historia, autorizó a la 20th Century Fox la preparación de la película. En un principio se pensó en Natalie Wood para el papel de Ana, que acabó rechazándolo. El Sr. Frank también se entrevistó con Audrey Hepburn, que finalmente también declinó la oferta por considerar que debido a la diferencia de edad no podía dar en pantalla la imagen de la adolescente. Además se sentía demasiado afligida por la implicación emocional que conllevaba este trabajo, ya que ella también había vivido la ocupación nazi en Holanda y había leído la versión original del libro. No obstante mantuvo la amistad con Otto Frank hasta su muerte y fue presidenta de la Anne Frank Educational Trusk Uk. Finalmente el papel fue para la actriz Millie Perkins.

La película es bastante fiel al libro, exceptuando los pasajes en los que Ana manifiesta sus sentimientos amorosos, que en el filme son apenas descritos. Una película para reflexionar sobre la libertad y las adversidades absurdas que provocan los enfrentamientos humanos.

Buen trabajo coral de todo el reparto en el que ningún actor destaca sobre los demás, simplemente por estar todos brillantes.

Debido a su origen teatral y a la propia historia que se describe, la acción se desarrolla sólo en dos decorados y su traspaso a la gran pantalla se hace en algunos momentos monótono, que no aburrido. Especialmente destacable es la tensión dramática que se crea en el momento en que unos soldados alemanes entran en la casa donde se ocultan los protagonistas, mientras el gato de la familia está a punto de descubrirles el escondite.

3 Oscars en 1959. Mejor actriz secundaria, Shelley Winters, Mejor fotografía y Mejor dirección artística.
hambredecine
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26 de febrero de 2012
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de volver a ver la película El diario de Ana Frank, ese documento conmovedor de la niña judia de 13 años del cual guardaba un lejano recuerdo. La verdad es que me ha costado terminarla hasta el final después de casi tres horas interminables de metraje. Es una lástima que una historia tan estremecedora y angustiosa de supervivencia ante el holocausto nazi se quede en una resolución tan puramente plana y teatral que conduce a una evidente monotonía.

Sin duda, una historia así merecía otro tratamiento más sobrio y contenido en lugar de un estilo tan light y suavizado por el cine de Hollywood. No se respira el climax ni se siente el miedo y la ansiedad de esos personajes encerrados en un ático de Amsterdam durante dos años. Se intenta aligerar esa tensión con un romanticismo y un lirismo sentimental fuera de lugar. En mi caso, no llegó a conmoverme o impactarme como lo merecía.

Es digno de valorar el trabajo fotográfico y de ambientación en ese único y claustrofóbico espacio pero falta fluidez narrativa y capacidad de síntesis ante un metraje tan largo (sobra por lo menos media hora). Estos inconvenientes se hacen patentes al ser una adaptación de la propia obra de teatro y George Stevens es un director que, a veces, tendía a la pretenciosidad y artificiosidad como, por ejemplo, en Gigante también bastante descompensada.

Solo hay un par de momentos en donde se reparten una tarta entre los ocho supervivientes o esos problemas de racionamiento que están bien resueltos y percibes ese sufrimiento y estado de inanición. ¿Qué partido y riqueza hubieran sacado otros directores europeos a esta resistencia frente al horror de la persecución nazi?.

Millie Perkins no queda creíble como Ana Frank por un error de casting al hacerle interpretar un papel de 13 años cuando tenía 20 en la realidad y no daba el pego físico. El resto de personajes secundarios destacan más como Shelley Winters, ganadora de un Oscar, o ese dentista Ed Wynn, orgulloso y egoista que únicamente piensa en sí mismo.

Desde mi punto de vista, una versión demasiado manipuladora de los sentimientos que los subraya en exceso y que te distancia de una realidad tan injusta y cruel. Otro tratamiento más sutil y equilibrado con mayor angustia física y emocional, hubiera dado como resultado una película más recomendable en todos los sentidos.
Antonio
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28 de junio de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tensión se perfila en la pantalla como una vivencia personal, como un susurro íntimo, como una desesperanza contenida pero, sobre todo, como una conciencia desgarrada.
La película es sobria, intensa, sencilla en recursos materiales pero de contenido profundo, epítome de vida y confidencia para la posteridad.
El dramatismo aparece como una categoría singular.
Pero además sus hechuras cinematográficas denotan talento, dominio de las destrezas instrumentales y una cuidada elaboración tanto en el guión como en la puesta en escena.
La cámara de G. Stevens se detiene en los rostros para descubrir las emociones y, en un contexto siempre minimalista, campan a sus anchas las actitudes y los temores, las esperanzas y las frustraciones para componer un universo que la filmación explora con cercanía y ternura.
ABSENTA
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25 de febrero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que ahora nos llamamos, seres humanos, somos primigeniamente seres espirituales y estamos aquí en la tierra de manera temporal y con una nueva apariencia, porque se nos ha dado la gran oportunidad de vivir La Experiencia Humana. Al “morir” (o desencarnar), sólo perdemos este nuevo aspecto y volvemos a ser los que realmente somos: Espíritus inmortales en constante evolución.

La muerte no existe como extinción del ser humano sino, meramente, como una transformación, y ante un asesinato, la desgracia no la tiene el que muere (pues, renace), la tiene el que mata, pues, tendrá que sufrir las consecuencias de haber interrumpido un proceso que debía seguir su curso.

Había una vez un maestro que estaba siendo amenazado de muerte, y el agresor, al ver la serenidad de su rostro, le preguntó: “¿No tiene usted miedo de que lo mate?" “No, -respondió el maestro- porque, si usted me mata, se acabarán mis problemas… ¡y es usted el que cargará con ellos!”.

Todo esto parece entenderlo la familia de, Annelies Marie Frank (mejor conocida entre nosotros como, Ana Frank). Cada día, durante casi dos años, permanecen encerrados en una buhardilla a la espera de que llegue el inevitable (¿?) momento en que sean llevados a morir en un campo de concentración.

Entre tanto, se protegen lo mejor que pueden con ayuda de sus vecinos y en convivencia con los Van Daan. La oración, las canciones, el diálogo, el alimento de bellas esperanzas… y un hermoso diario, escrito por una niña de apenas trece años -que contará luego al mundo aquella historia de unión y aceptación-, los mantiene palpitantes, haciendo que su vida, en ningún momento, pierda significado.

Los, Frank, son solidarios, amorosos, fraternos… y Ana tiene a Peter, quien le ofrece la esperanza de sentir el amor de la adolescencia. El diario que le regala su padre, se convierte en un bello y oportuno motivo para ver y dar sentido a la existencia, pues, cuando escribes, revives, y cuando revives, reinterpretas. Por esto, quizás sea, Ana, la que más ahonda en la razón de ser de todo lo que sucede, y al final, por eso concluye como concluye... difícil para muchos el conseguir aceptarlo.

El director, George Stevens, logra durante casi tres horas, mantenernos atentos a una historia en la que afloran caudales de sentimientos y en la que, el más intenso suspenso, mantiene aquellas vidas colgadas de un hilo que, cada tanto amenaza con romperse. El guion, escrito por Frances Goodrich y Albert Hackett, basados en, “Das Tagebuch der Anne Frank” (redactado entre el 14-06-1942 y el 01-08-1944), es sorprendentemente dinámico, no obstante las limitadas locaciones. Los soberbios encuadres nos meten de pleno en aquella aventura y uno se siente como otro personaje, padeciendo la intensa claustrofobia y esperando, impacientemente, que algún brutal soldado nazi, derribe la frágil puerta a la que sólo protege un viejo archivador.

<<EL DIARIO DE ANA FRANK>>, es una historia difícil de olvidar, pues, es un homenaje a la vida y un reconocimiento de la muerte como una resurrección.
Luis Guillermo Cardona
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5 de marzo de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ver:

Solvente trabajo audiovisual, momentos tensos y dramáticos reconocibles del libro, eficaz trabajo actoral, narración ágil que no decae en interés pese a sus 170 minutos de duración...

Pero no es suficiente: Millie Perkins no cuela para nada con el perfil de Anne Frank, el guión peca de un verbosidad sofocante y la puesta en escena es de una teatralidad que cansa por su estabilidad (esto último es compresible por las circunstancias en las que desarrolla la historia).

Pero hay algo aún más oscuro en el film:

Stevens encuentra una lucecita de esperanza en medio de todo el sufrimiento y el horror por el que pasan los protagonistas y nos recuerda que siempre habrá gente buena en el mundo...

Qué lindo...Ahora pasemos a la realidad:

El nazismo fue horrible, el mundo está hecho una mierda, la vida es una mierda, la gente es desesperanzada, cruel, incrédula, cobarde y egoísta, y la esperanza es solo una ilusión que hay entre los fuertes y los débiles. Un término meramente creado para que los débiles se sientan protegidos.

¿Entonces a que viene tanto sufrimiento y tanto aire derrotista si al final el film nos recuerda que siempre hay esperanza? ¡Es como si te dieran una patada en el estómago y luego te sana el dolor!

Mi respuesta: Stevens quiere ocultar la verdad. Nos miente a la cara disfrazando su film de película necesaria.

Entonces nos encontramos ante un film teatral, minimalista, mentiroso, falso y traicionero a la esencia del libro (no de Anne Frank).

¿Que nos queda? ¿Momentos extraídos de manera caligráfica del libro que carecen de importancia para el conjunto? ¿Otra película sobre el nazismo con buenas intenciones y resultados mejorables?

No mucho para un film de casi 3 horas de metraje.

Conclusión: Un film que se deja ver pero que dista muchisimo de lo que uno esperaría de una
historia basada en el diario de Anne.

Mejorable.
Silkwood
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