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El mayordomo

Drama Cecil Gaines (Forest Whitaker) fue mayordomo jefe de la Casa Blanca durante el mandato de ocho presidentes (1952-1986), lo que le permitió ser testigo directo de la historia política y racial de los Estados Unidos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 114
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2013
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El mayordomo" es un drama apático, parco e inacabado; que se inspira en la historia real de un mayordomo afroamericano de la Casa Blanca que vio desfilar a numerosos presidentes estadounidenses, desde Eisenhower hasta Reagan pasando por Kennedy o Nixon entre otros.

Sin embargo la cinta tan solo toma una vaga inspiración de la vida real de este hombre, pues el verdadero empleado en el que se basa el film (entre otras "licencias") ni tuvo un pasado tan trágico por culpa de la tiranía racial, ni tuvo un hijo activista por los derechos civiles de la comunidad afroamericana.

Pero dejando a un lado la fidedignidad o no que tome el film respecto a la verdadera historia, lo cierto es que a "El mayordomo" le faltan muchas cosas para ser un conjunto memorable o tan siquiera llevadero (ya que tan solo lo consigue en pocos momentos). Lejos de centrarse en las extraordinarias intrigas y culpables chismorreos presidenciales, la cinta decide darlo todo en cuanto a la vida de este hombre sencillo y gris se refiere (dedicándose principalmente a la relación con su mujer y sus hijos).

La parte buena de la película es que Forest Whitaker saca oro de un imperturbable personaje, y de nuevo ofrece una interpretación de Oscar esta vez llena de sutileza y humanidad. Durante algunos segundos su modesta pero versada mirada (aunque en la trama no se trabaje demasiado) se llena de complicidad y comprensión con el espectador. La parte mala es que estamos ante un personaje grisáceo y monótono al que, por mucho que Whitaker encarne como mejor sabe, no se le consigue ver el interés ante tanta impavidez como demuestra tanto en su vida personal como profesional.

Y es que a "El mayordomo" le cuesta en su guión adentrarse en las profundidades de sus personajes que no se trabajan demasiado en el libreto y que se quedan o bien en la anécdota (caso de los presidentes) o bien en lo asequiblemente representativo (caso de la familia y amigos del protagonista o el mismo protagonista) sin dar un paso más adelante y arriesgarse mucho más en sus diálogos, reflexiones y momentos.

Porque estamos ante un drama "de ocasión", donde sus diálogos son simples y sus momentos bastante tópicos. Así "El mayordomo" no consigue tener momentos para el recuerdo o situaciones que empujen la inquietud del espectador con pena o alegría de manera realmente impetuosa y con calado. Para colmo la trama apenas existe, y más bien parece una excusa para ofrecer una serie de imágenes de archivo de los movimientos por lo derechos civilesen el siglo XX. Durante esos movimientos a Cecil y a su familia les suceden una serie de acontecimientos tan redundantes y diluídos que apenas consiguen atrapar al espectador. El compás que aporta Daniels al conjunto es excesivamente paulatino llegando a lo flemático con silencios vacuos entre sus momentos.

Todo esto es una lástima, pues todos los actores cumplen sus papeles con perfecto esplendor. Lo poco que nos aporta la cinta del personaje de Gloria Gaynes, Oprah Winfrey lo exprime con carisma y vitalidad; Oyelowo aporta la finura que demanda su incompleto personaje; Gooding Jr, Howard, Kravitz... todos están muy naturales y las caras conocidas (Robin Williams, James Marsden, John Cusack, Alan Rickman) que interpretan a los presidentes (como meros cameos, eso sí) consiguen que nos olvidemos que se trata de superestrellas del celuloide.

Pero no solo las interpretaciones son sobresalientes, la puesta en escena también es loable con unos decorados refinados y una fotografía distinguida.

En definitiva "El mayordomo" me ha parecido una película que a nivel global es prescindible por su simpleza y desidia, sin embargo en ella puede apreciarse el cuidado de su cinematografía y el genio de Whitaker. No parece que vaya a haber muchas dudas de que será nominada a varios premios de la Academia Americana (es el tipo de historia que conquista estos galardones), y que sin duda muchas de sus nominaciones serán en el terreno interpretativo y serán merecidas (casos de Whitaker y Winfrey), pero ni siquiera por observar estas interpretaciones "El mayordomo" va a conseguir encantar demasiado al espectador.

Lo peor: Su falta de riesgo e intelecto en el guión. Su topiquez y simplicidad. Su ritmo.
Lo mejor: Forest Whitaker y Oprah Winfrey.
Spark
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22 de diciembre de 2013
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece curioso que “El mayordomo (The Butler)” hable sobre Sidney Poitier, a modo de esa idealización y fantasía del hombre blanco sobre cómo debería ser el hombre negro, cuando Lee Daniels —habitual provocador de amor y odio a partes iguales— ha embellecido hasta la nausea el viaje de su protagonista para mostrar la evolución de la segregación racial en el Siglo XX y principios del Siglo XXI con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca con final ¿feliz? de un cuento familiar. Aunque más que el emperifollado académico con todos los trucos bien aprendidos de “Precious” —2 estatuillas de 6 nominaciones en los Oscars de 2009— se ha asociado correctamente con Weinstein (& Company) y marcado con su propio nombre el título como única composición autoral de una película que es simple suma de clichés y placas conmemorativas. Si las desventuras de Clareece ‘Precious’ Jones nos remitían a “Dos mujeres” de Vittorio de Sica —y su memorable reinterpretación con el perfecto «Mange, mange... Mange puttana»—, en “El mayordomo” somos condesados al influjo de Poitier en el Hollywood (de alfombra roja) de los años 60 como parte de la maquinaria de la integración social de una de las principales industrias del país, que ahora da la impresión de cumplir una cuota tanto de mercado como de premios para este tipo de producciones que van de negro pero que resultan ¿tan-tan blancas como el algodón? A Daniels, no obstante, le faltó dedicar unas palabras finales a sus haters del tipo «Mange, mange... Mange puttana» a modo de sal de frutas o agradecido laxante para evacuar rápidamente todo lo visto en su última premeditada y pretendida obra ¿maestra?

Se agradece que una película deje claramente sus intenciones en sus primeros cinco minutos y que el discurso de “El mayordomo” nos narre el viaje vital desde un campo de algodón en 1926 en Macon (Georgia) hacia el mismísimo despacho Oval de la Casa Blanca partiendo de una cita de Martin Luther King: «La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad, sólo la luz puede hacer eso». Y Lee Daniels sabe, al parecer, aquello que es un buen puñado de oscuridad: violación, asesinato, locura y un niño como motor del cambio y futuro. Que Cecil Gaines sirva a siete presidentes de Estados Unidos o que su historia esté inspirada (desconocemos el porcentaje de veracidad) en la vida Eugene Allen poco debe importar en ese juego de pelucas y cosmética que acaba siendo en sí mismo mero maquillaje. Que Lafayette Reynolds de “True Blood” se convierta en Martin Luther King, Jr., que Alan Rickman y Jane Fonda jueguen a ser Ronald y Nancy Reagan, que John Cusack sea Richard Nixon y mienta en la cara de los protagonistas, o que James Marsden sea Kennedy así como Robin Williams se meta en la piel de Eisenhower no deja de ser parte del espacio cómico… Sobre todo cuando Obama es Obama, aunque, eso sí y ya puestos, ¿por qué no hubiera sido interpretado por Will Smith? ¿Y por qué no Jaden Smith con kilos de maquillaje? Los 50 años de historia evidencian la escalada social hacia la igualdad de los afroamericanos y nos recuerdan como colofón el síndrome pre-electoral del primer mandato de Obama y el mítico «Yes We Can» como elemento disonante (e incluso irónico y socarrón) desde nuestra perspectiva presente.

Que desean removernos las entrañas con el asesinato de Martin Luther King Jr. y John F. Kennedy es evidente pero aquí Daniels muestra sus mejores armas para salir de la tangente emocional dentro del sobrepeso dramático de su obra. Pudiéramos ceñirnos a que se trata de una dramatización en su sentido práctico y no un documental, pero el director de “El chico del periódico” utiliza resortes e instantáneas sacadas de hemeroteca para respaldar la maniobra emocional. Da lo mismo, cualquier crítica aquí queda simplificada a su éxito comercial: ¡EEUU ama a “El mayordomo” de Lee Daniels y, por supuesto, a Oprah! ¡Oprah for the Oscar! «Yes We Can» Sí, nos toca mangiare... ¿y callarnos también como puttanas?
Maldito Bastardo
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26 de septiembre de 2013
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se comprende el éxito crítico y comercial apabullante de El Mayordomo.
Al margen de su interés como interesante repaso de los acontecimientos más importantes de las últimas décadas en Estados Unidos, el film de Lee Daniels no pasa de ser una película pasable, agradable de ver, pero poco más. No hay nada en la narración que genere pasión por lo que se nos está contando. El guión es frío y de ritmo demasiado lento, el metraje se extiende más de lo que debería, y todo sabe a rancio porque es un dejá vu inmenso. En ningún momento la película se aparta de los caminos más convencionales del biopic, de esos que pueden verse cualquier tarde en la sobremesa. Hay ciertas escenas poderosas, como la posterior al asesinato de Kennedy o el final con el anuncio de la victoria de Obama, pero son momentos puntuales que desgraciadamente no se contagian al resto de la película.
Así, el mayor atractivo de la película es disfrutar del inacabable desfile de estrellas e intérpretes conocidos que se han prestado a aparecer en la cinta. Merecen ser destacados Oprah Winfrey, en su primera aparición como actriz desde Beloved en el 98 (cabe preguntarse si sólo lo hizo porque Daniels es amigo personal suyo), el siempre maravilloso Alan Rickman (sería interesante hasta leyendo un contrato de iTunes) y por supuesto Forest Whitaker, que remonta el vuelo de una carrera que ha sido poco brillante y poco destacable después del Oscar (¿la maldición?).
En definitiva, una película poco estimulante, agradable y con algunos momentos conmovedores, pero en general olvidable y sin nada realmente destacable más allá de su reparto.

Lo mejor: El reparto y los últimos minutos de película.
Lo peor: No aporta nada, es olvidable y algo lenta.
Sibila de Delfos
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14 de octubre de 2013
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayordomo es obviamente una película que trata acerca de la historia reciente del pueblo afroamericano en EEUU, pero quedarse en ello sería no entender el mensaje universal que Lee Daniels quiere trasmitir.

La película parte de la vida de un niño que pasa de recoger algodón en el sur del país y llega a ser mayordomo del presidente mientras el mundo (y especialmente el mundo de las minorías negras) va cambiando a su alrededor. En ese sentido, es un claro repaso a los últimos presidentes norte americanos. Sin embargo, el contraste entre el personaje principal de la película y ese "mundo" que va cambiando a su alrededor es tan brutal que nos sugiere que la película nos debe estar hablando de otra cosa.

Efectivamente, para mi El Mayordomo no es una película que habla solo de la historia de una parte de la sociedad estadounidense, sino que trata de forma magistral el concepto de "alienación". Es un mensaje, además, muy apropiado para la actual fase por la que está pasando la humanidad entera dónde gran parte de la población "pasa" de la política o simplemente se desentiende, entendiendo que así conseguirán vivir más tranquilos sin entender que si no haces política otros la harán por ti. En la película se ve perfectamente ese desequilibrio entre los "hacen política" y los que no.

Lo único que no me gustó de la película y por lo que no consigue mi 10, es que le falta perfilar mejor los motivos políticos, religiosos y sociales que movieron la historia durante esos años. Quizás estos sean obvios para quién haya estudiado la historia contemporánea de los EEUU, pero creo que para el espectador medio no son tan obvios y es preciso explicar (y en la película no se hace) que M. Luther King era un pastor bautista, que las panteras negras era un partido comunista, que el clima de todos esos años se veía empañado por la guerra fría, etc. etc. Sí que se perfila, aunque no se muestra excesivamente la guerra sucia practicada por las diferentes administraciones (algunas más que otras) contra los movimientos raciales.

En definitiva se trata de una de las películas imprescindibles para entender la historia de la liberación de los humanos centrándose especialmente en el fenómeno de la alienación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ivan
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13 de octubre de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El verde, of course. Yo me imagino que habrá sectores dentro de los negros (¿se puede decir así?) que disfruten una barbaridad, e incluso un buen puñado de rostro-pálidos que purguen sus pecados raciales viendo The butler y derramando alguna lagrimita por el pueblo oprimido, pero ¿donde encajamos el resto de la humanidad?.
Pues asistiendo a como nuestros productores favoritos hacen caja y Lee Daniels opta un saco de Oscars castigando nuestros intelectos y pateando nuestras almas, como hizo en Precious. Lo cierto es que The butler es una película eficaz accionando los resortes que todos los aficionados al cine conocemos (y tememos), pero es a la vez tramposa, manipuladora y mediocre a más no poder. Películas sobre el sufrimiento de los afroamericanos hay muchas, y todas mejores que esta especie de Forrest Gump en la que un gran Whitaker ve pasar presidentes por su lugar de curro y los guionistas tratan de hacernos creer que ha influido en ellos. Entiendo perfectamente que los historiadores, y amplios sectores de la gente de color se sientan ofendidos por el carrusel de inexactitudes, verdades a medias y tópicos con los que somos obsequiados. Para empezar, se asume que el espectador es o experto en el tema o lerdo, puesto que se nos sugieren hechos importantes sobre la lucha por los derechos civiles que no se explican, se dan saltos en el tiempo sin aclarar que ha pasado o, lisa y llanamente, se falta a la verdad: el tratamiento dado a los presidentes blancos es un disparate, dando un par de lineas de dialogo a tipos maquillados a lo Chanante ("¡Hola, soy Ronald Reagan...Reagaaaanrrll..!!"), mostrando imágenes de apaleamientos y demás, pero sin dar una narración coherente de donde se parte, a donde se llega y por qué.
Se puede argumentar que en realidad la película se centra en la historia familiar del protagonista, pero eso no es verdad: todo el desarrollo es un panfleto con intención de reivindicar temas concretos (absolutamente respetable), y lo menos que podían haber hecho es una recapitulación didáctica, y no limitarse a juntar en el casting a todos los negros famosos del país (Lenny Kravitz, qué poco molas...) y recurrir a la lágrima fácil. En definitiva, cine de intenciones muy concretas pero concebido para llegar a grandes sectores de público y con una calidad artística cuestionable a excepción de algunas interpretaciones. Eso sí, si Oprah Winfrey la ha recomendado, habrá que verla.
Tio Penthal
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