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Nuevo orden

Drama. Thriller En México D.F. se celebra una fastuosa boda de alta alcurnia mientras en las calles cercanas se viven violentas protestas con el foco en la lucha de clases, derivando la tensa situación en un cruento golpe de estado. Vista a través de los ojos de la joven novia del enlace y de los sirvientes que trabajan para su pudiente familia, 'Nuevo orden' sigue las huellas del derrumbe de un sistema político y del nacimiento de un desgarrador nuevo reemplazo. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
27 de enero de 2021
23 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy español y desconozco profundamente la realidad sociopolítica de México (aunque me hago una idea)... ignoro por completo si la película presenta un acusado sesgo racista, clasista o partidista... a mí lo que me interesa (y en lo que sí puedo opinar) es en lo cinematográfico, la historia que me están contando y cómo me la están contando... por ello, dejando al margen las cuestiones más idiosincrásicas de la historia, que pueden estar mejor o peor, creo que la película, si tiene algún sentido, lo plantea estrepitosamente mal...

Voy a tratar de resumirla (en spoiler) de acuerdo con lo que he entendido... y si he malinterpretado algo, pido que alguien me mande un correo y me lo explique (aunque no creo que vaya a influir mucho en mi valoración).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vences
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1 de marzo de 2021
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrado a ser controversial a través de las evidentes pretensiones del cine que realiza, Franco, y su «Nuevo orden» no rompen con la regla y continúa en ser tendencia. Para esta película, se va hacia una exploración un tanto vacua sobre pugnas de estratos sociales al invertir el ejercicio del poder de los pudientes sobre los oprimidos, que bien a bien serían «Los ricos también lloran» cuarenta años después.

El guión resulta tan pobre en argumento que se agarra del descontento social para retratar una horda desaforada que ha tomado las calles para imponer su ley y así llenar sus carencias y tratar de aventajar a los de clase acomodada, quienes en su burbuja siguen siendo hipócritas, tacaños, vengativos y comodinos.

La película tiene un arranque formidable con un caos sugerido y bien sembrado, el cual decae cuando los estereotipos invertidos dejan de ser sorpresa, rebasan las posibilidades de la película y se convierte en un panfleto alarmista del militarismo mal enfocado en donde los de piel obscura actúan arbitrariamente y harán presa a los pijos que no saben de auténticos problemas y se limitan a estirar la mano para recibir de mesada doscientos mil pesos.

Fallida y sin mayores alcances que la polémica inicial en redes sociales.
Coleccionista Visual
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23 de febrero de 2021
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepcionante distopía política. La película arranca con una apertura magistral, cargada de tensión. Una exclusiva fiesta de alta sociedad en un moderno chalet de Ciudad de México, a cuyas puertas llama un antiguo trabajador del servicio doméstico para pedir dinero, pues su mujer necesita ser operada de urgencia. Situación incómoda tanto para el humilde sirviente como para los elegantes anfitriones, separados por un violento abismo clasista.

Sin embargo, tras este eficaz prólogo-metáfora el director pretende contarnos demasiadas cosas y se atraganta en su voluntad de denuncia. Un desarrollo argumental lleno de lagunas nos conduce desde la revuelta callejera del proletariado a un inexplicable gobierno provisional a manos de militares corruptos.

Michel Franco fracasa en su particular revolución. Su gran error es pretender un formato de superproducción disponiendo de pocos medios. Pasar de una situación particular, como la escena de la boda, a una visión general de la revuelta requiere más presupuesto. Al espectador le falta información y contexto. Cada nueva escena aumenta la confusión narrativa. El punto de vista se traslada de un personaje a otro sin avisar y el diseño de producción acusa pobreza técnica. Franco consigue lo imposible: convertir la revolución en un aburrimiento.
Robert Denigro
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12 de abril de 2021
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film es un desorden de ideas con pésima ejecución. La trama es de lo más confusa en el que solo se desprende la intención de mostrar una violencia sin sentido. El sentido racista y clasista que terminan esbozando entre tanta confusión dejan un sabor amargo en boca no recomendable para quienes quieren disfrutar de un film dramático dignamente realizado. NO RECOMENDABLE.
elseba12
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20 de febrero de 2021
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Nuevo Orden (2020), película mexicana dirigida por Michel Franco, se plantea un futuro dictatorial construido a partir de una revuelta contra los ricos. A modo de advertencia el film da cuenta de una situación social al borde de la explosión.

Por Nicolás Bianchi

Las desigualdades son el combustible de narraciones de la época presente en distintas latitudes. El estallido social violento es la pesadilla que proponen películas tan variadas como Joker (2019), que lo sitúa en un contexto general, y Parasite (2019), donde el problema se da en el ámbito privado. Nuevo Orden, producción franco mexicana de muy correcta factura técnica, recorre los mismos temas. ¿Qué pasaría si un día los pobres y los que trabajan se hartan?

Un montaje previo al comienzo formal de la película da cuenta de una situación social al borde del colapso. Manifestantes ingresan a un hospital y desalojan a unos pacientes de sus camas para que otros, heridos y sangrantes, puedan reposar. Hay humo verde, pintura verde y líquido verde por todos lados. Alguien arroja muebles desde un balcón, que se destrozan al llegar al suelo.

Luego de un frenesí un tanto confuso la calma toma la pantalla. Hay una boda que se lleva adelante en una mansión. Marian (Naian González Norvind) se está por casar con Alan (Darío Yazbek Bernal) y antes de la ceremonia se entretienen bailando con el cuñado Daniel (Diego Boneta). Hay champagne de sobra y platos que lucen muy sofisticados. Los invitados llegan y les ofrecen un sobre con dinero a los novios, que la madre Rebeca (Lisa Owen) guarda celosamente en una caja fuerte. El patriarca Iván (Roberto Medina) bebe y conversa de negocios con otros hombres.

Mientras tanto algo afuera de esa celebración comienza a calentarse. Por las radios y la televisión se informa de revueltas y protestas en el Distrito Federal de México. Los periodistas dicen que los militares sostienen una actitud pasiva frente a los manifestantes que avanzan y provocan desmanes. Los últimos invitados en llegar al casamiento lo hacen manchados de pintura verde, ya que se cruzaron con las protestas por el camino.

En esa fiesta, contada con travellings muy bien logrados que siguen a distintos personajes, conviven el mundo de los ricos y el de los que trabajan bajo una férrea disciplina. Un elemento exterior, el mundo de los pobres, irrumpe en el festejo cuando Rolando (Eligio Meléndez), un ex empleado de la casa, se apersona para pedir dinero. Necesita una suma importante para operar a su esposa de urgencia ya que sufre una afección cardíaca grave.

La presencia de Rolando en el día de la boda, que además trae consigo un problema, incomoda a la familia. Rebeca junta algo de dinero. Daniel, despectivo, aporta otros billetes. Es muy poco y no alcanza. Marian es la única que se preocupa pero cuando quiere ayudarlo Rolando ya no está, seguramente desalojado por la seguridad. Pero Marian no se rinde y con un chofer va en búsqueda del hombre que necesita de su ayuda.

Es allí cuando la situación llega a las puertas de la boda. Distintos personajes invaden la lujosa casa. La mayoría de ellos tiene rasgos aindiados. El personal doméstico se suma a esa suerte de revolución saqueadora. Los ricos, por una vez, se llevan la peor parte. Marian, fuera de la casa, terminará en un campo de concentración donde vivirá los más terribles excesos del nuevo régimen.

¿Pero hay un nuevo régimen en la película de Michel Franco? El relato, a modo de advertencia, parecería cargar con la moraleja de que los cambios pueden ser para peor. El propósito de la revuelta no se explica pero tampoco hace falta, ya que sus razones están en esas desigualdades que se manifiestan mientras unos beben champagne importado y otros no tienen para tratar a su familia ante un grave problema de salud. Los rostros eufóricos de los empleados que roban y desmantelan la mansión de sus empleadores proporcionan otro argumento.

Nuevo Orden es cruda y sumamente violenta. Los cuerpos amontonados, una imagen que se reitera en distintos momentos, remiten a las fosas comunes, bandas armadas y masacres, sucesos no poco comunes en la historia mexicana reciente. Es cierto que en la segunda mitad de la película el trayecto de los personajes se difumina. Solo Marian conserva cierta relevancia. La película se vuelca más hacia lo colectivo, y allí la advertencia no es solo sobre la posibilidad nefasta de un cambio brusco, sino que lo que se dice es que además, y a pesar de todo, los ganadores también pueden ser los mismos de siempre.
El Golo Cine
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