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Flor del desierto

Drama Narra la fascinante vida de Waris Dirie, en su viaje de hija de nómadas africanos a top model internacional y embajadora especial de las Naciones Unidas en África. Cuando, a la edad de 13 años, Waris se entera de que su padre tiene intención de casarla como cuarta esposa con un hombre mayor, se da cuenta de que no tiene más remedio que huir. Encuentra trabajo como sirvienta con unos parientes lejanos en la embajada somalí de Londres. ... [+]
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
9 de noviembre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años asistimos a un uso y abuso del género del biopic, una temática que ha alcanzado cotas de calidad indiscutibles gracias a películas como “Milk”, “La vie en rose” o el díptico de Steven Soderbergh sobre la vida del Ché Guevara. Pocas son las figuras, más o menos conocidas, que escapan a esta moda: políticos, artistas, científicos, personajes históricos, asesinos en serie o -como en el caso que ahora nos ocupa- supermodelos. En efecto, Desert Flower cuenta la vida y obra de Waris Dirie, una mujer que ha dividido su tiempo entre las pasarelas y la denuncia de la mutilación genital femenina.

Tomando como base la autobiografía y bestseller homónimo de la propia Dirie, la directora Sherry Horman nos traslada sin previo aviso desde los espectaculares desiertos de Somalia hasta el Reino Unido. Waris sobrevive mendigando en las calles de Londres hasta que es rescatada por la excéntrica Marylin. Su suerte no termina ahí, porque pronto es descubierta por un fotógrafo de éxito que la lanza al estrellato de las pasarelas de moda. Pero Waris conserva en su memoria y su cuerpo el trauma que tuvo que pasar en su más tierna infancia cuando fue sometida al monstruoso ritual de la ablación, un pasado al que no tiene más remedio que enfrentarse para seguir adelante.

Existen muchas tácticas para abordar una historia tan dolorosa como ésta, pero el guión decide hacerlo del modo más convencional posible. No solo opta por utilizar una estética irrealmente luminosa para que el film se vea sin demasiadas preocupaciones, sino que además sigue los tópicos de biopic con una rigidez pasmosa. No faltan los flashbacks ni la habitual sentencia final para cerrar la película. Ciertamente, Desert Flower no desentonaría en absoluto en la programación de un domingo por la tarde de Antena 3. La película aborda su alegato feminista sobre la condición sexual de la mujer con algunas pinceladas cómicas pero el mensaje se va difuminando poco a poco sobre una historia a la que se le podría haber sacado mucho más jugo.

Aunque no se le pueda achacar ningún defecto formal concreto, las virtudes cinematográficas de esta producción a medio camino entre Alemania y Reino Unido son innegablemente escasas. Más allá de su vertiente social y concienciadora, resulta inconcebible que esta versión moderna de Cenicienta haya sido proyectada en los festivales de Venecia y San Sebastián. Sin matices, sin excesos, sin asumir riesgos más allá de esa escena postrera en la que la sangre cubre la roca, Desert Flower es una película facilona, entretenida, desubicada temporalmente y en extremo complaciente con el espectador. Al film de Sherry Horman le faltan unas grandes dosis de ambición. ¿Para cuando un biopic sobre la vida de Naomi Campbell o Kate Moss? Tiempo al tiempo.
Keichi
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RavenHeart
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8 de marzo de 2010
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una inmigrante que gracias a la perseverancia y a sus inquebrantables ganas de salir adelante, consigue el éxito en las pasarelas, dejando atrás las tragedias que sufrió en África durante su infancia. Suena a la clásica historia de superación que nos han explicado incontables veces antes. Y en parte así es, pero hay que reconocer que la directora Sherrry Horman sabe cogerle el punto a la historia con bastante gracia. También es cierto que se permite el lujo de caer en el clásico dibujo maniqueo, simplón y condescendiente que desgraciadamente tantas veces marca tendencia en este tipo de relato. A pesar de ello, el buen ritmo y el estilo/registro desenfadado (a veces incluso parece que estemos viendo un anuncio de colonia), que son fruto sobretodo de la mezcla del drama de la inmigración con el más agradable mundo de la moda, contagian un buen rollo a una historia que, contra pronóstico, se hace muy fácil de digerir.

Hasta aquí todo bien. Donde esta flor del desierto empieza a marchitarse es cuando intenta ponerse seria, que “sospechosamente” es cuando parece que ya no le queda nada más que contarnos sobre su maravilloso y glamuroso mundo. No deja de ser por lo menos destacable el que se eche mano de la -a veces tan cargante- denuncia social cuando la protagonista se queda sin argumentos para seguir obnubilada en su burbuja fantástica... o cuando sus ilusas esperanzas de encontrar su amor de cenicienta se ven momentáneamente truncadas. A eso yo lo llamo tener la cara muy dura. Que conste que me parece estupendo que un filme cuente entre sus objetivos el de concienciar al gran público sobre ciertas atrocidades que todavía hoy en día se siguen cometiendo más a menudo de lo que pensamos... lo que ya no apruebo son determinadas formas.

Es esto lo que sucede con ‘Flor del desierto’. Y es que no sólo me parece de una desfachatez impresionante ponerse a hablar de la ablación de clítoris después de haber estado frivolizando sobre cada aspecto de la vida de Waris Dirie, sino que además el discurso serio se lleva a cabo siguiendo las pautas más odiosas del más reciente movimiento de las “películas ONG”. ¿A qué jugamos? Normal que el momento cumbre de la concienciación en masa se convierta en una oda al petardeo sensacionalista. El marco es inmejorable: la Asamblea General de la ONU (ya saben, aquel organismo que nos juzga cada día y cuyas buenas intenciones raramente se ven reflejadas en el mundo real). Aquí el filme vuelve a hacerse creíble por aquello de los acusadores sermones que nos llegan constantemente desde las Naciones Unidas, pero no por ello menos odioso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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8 de septiembre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando alguien se decide a denunciar un tema social de manera tan burda (desde el punto de vista cinematográfico) hace flaco favor a la sociedad por inverosímil. Pastelón insoportable y lleno de tópicos.
Prefiero el cuento de ficción (que siempre encierra mucha realidad) producto de un buen cerebro a la historia "basada en hechos reales". Coletilla ésta que suena a eslogan publicitario . Para estas historias de interés social considero más apropiado un buen documental, generalmente más certero en su objetivo, más atinado a la hora de presentar hechos y mostrar todo lo bueno y malo de éstas sociedades nuestras.
BAYO
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26 de marzo de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un filme sólo aceptable o regular, pero cuyo mensaje o narración es tan relevante, tan necesaria de ser conocida, de ser denunciada y de que todos tomemos consciencia ante ella, que por esto merece la pena contemplarse y tenerse muy cuenta.

Narra la historia de la "top model" negra de origen somalí, Waris Dirie, nacida en 1965 en una familia nativa de nómadas musulmanes somalíes, que cuando tenía tres años fue mutilada genitalmente como suele ser costumbre para todas las niñas en esa zona y pseudocultura del mundo, que luego con 13 años cuando su padre intentó casarla con un hombre que ya tenía varias esposas huyó a casa de una hermana en Mogadiscio y desde allí logró trasladarse a a vivir a Londres, a casa de un tío suyo que entonces era embajador de Somalia en G.B., donde trabajó en el servicio de la casa, y así pasando luego por la huida de la embajada y otras peripecias que sufrió como emigrante hasta ser descubierta por un fotógrafo de fama que la lanzó al estrellato de la moda femenina.

Waris, una vez famosa a nivel mundial, tuvo la valentía de contar su historia personal y publicarla (esta película es la versión fílmica de su libro), para que la gente tome consciencia de esta bárbara y aberrante tradición practicada diariamente en muchos países de África contra las niñas: la ablación.

La mutilación genital (ablación) es una de las violaciones de derechos humanos y de los derechos de las mujeres más infravaloradas en todo el mundo. Algunos informes de Amnistía Internacional de 2002 cifran entre cien y ciento cuarenta millones de niñas a las que se les ha practicado la mutilación de sus genitales o parte de ellos. No hay excusas para tolerar esa práctica. La mutilación genital femenina está tipificada dentro de la categoría de delitos muy graves y causa además un gran impacto en la víctima, las consecuencias son: shock, hemorragias, formación de fístulas, en las fases avanzadas pérdida de orina y complicaciones ginecológicas y también efectos psiquiátricos, psicosomáticos y psicosociales en la vida de las chicas, o aún peor como fue el caso de dos hermanas de Waris Dirie, que murieron como consecuencia de esta tortura practicada por mujeres contra niñas. La también africana y luego política holandesa Ayaan Hirsi Ali, pasó por lo mismo que Waris y también ha escrito un libro denunciando la ablación.

Esta película, pues, sin ser de gran calidad, tiene la importancia del tema que trata, el cual pone los pelos de punta. Yo siendo un hombre, he llorado a lágrima viva en algunas partes de la película, aunque bien es cierto que soy hipersensible y lloro con facilidad; pero les aconsejo ver el filme porque hay que luchar por erradicar tanta criminalidad y bellaquería contra seres inocentes como en este caso: niñas.
pezpozo
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2 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema tratado no es fácil. La mutilación genital femenina sigue matando a muchas niñas incluso en España. La autobiografía de la top model Waris refleja dos mundos paralelos vividos por la misma persona. Por un lado, la miseria, el despotismo y la rabia. Por otro, el dinero, las pasarelas y las oportunidades. Consigue su objetivo: enternecernos con el personaje, considerando algún que otro momento excesivamente fibroso. La película es muy dura, sobre todo por el blanco de este monstruo: niñas inocentes.
Sin embargo, la auténtica revelación del filme es la también modelo Liya Kebede. Un descubrimiento en el mundo del cine al ver que no sólo encarna bien su faceta como top. El traspase de mendiga a millonaria es impresionante.
En conclusión, una película muy infravalorada en taquilla (en la página oficial del boxoffice ni siquiera aparece) que merece un estudio, no sólo por la calidad más o menos buena, sino por el arduo tema que se aborda, muchas veces olvidado.
Mickey91
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