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Trampa mortal

Terror Judd es el responsable de un hotel situado en medio de los pantanos de Louisiana. Pero no es un hostelero al uso: posee un voraz caimán al que alimenta con una carne muy especial... (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
20 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra carrera contra la muerte. La lucha por la supervivencia empieza a ser constancia en la trayectoria de Hooper.

Kim Henkel teje un guion con elementos muy del gusto de su director. Adapta una vieja historia de tarados y cocodrilos con elementos ya vistos en anteriores proyectos de Tobe Hooper.

Los escenarios de Hooper para su festín suelen estar alejados y aislados. De poco o ningún atractivo y donde sus víctimas interactúan por el capricho del azar. El macabro escenario no es el destino, sino un "pasaba por allí" que te atrapa y te liquida.

El inadaptado social como portador de maldad realizando la venganza al ego del poderoso. Desde una posición desfavorable, el torrente de violencia es arrojado hacia personajes superiores.

Escalando posiciones en un ranking de cazadores y presas, la figura del psicópata se posiciona por encima de la femenina y lo atormenta para el disfrute de un espectador que simpatiza con el débil.

Una cinta con muchas carencias que se disfruta si entras en el juego del director y su producción de bajo presupuesto. Si Neville Brand tuviese el carisma y el talento de otros, estaríamos hablando de una obra mayor.
La puerta de Tannhäuser
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5 de junio de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de 1.974 un joven de 30 años llamado Tobe Hooper movería Cielo y Tierra en el panorama cinematográfico tras poner en circulación la película que le catapultaría al éxito internacional como uno de los mayores referentes del género de terror de la década.

Aquella obra de bajísimo presupuesto, equipo no profesional y muy controvertida historia tenía por nombre "La Matanza de Texas" y estaría destinada a convertirse en un auténtico clásico, el cual, casi medio siglo después de su estreno, sigue dejando su huella imperecedera en muchos films y directores. El caso es que el sr. Hooper se hizo de oro, y esa fama y oportunidad de libertad creativa la aprovecharía en un nuevo proyecto en el que se iba a embarcar junto a su compañero Kim Henkel, inspirándose una vez más en supuestos sucesos reales: los horribles crímenes perpetrados a finales de los años '30 por Joseph Douglas Ball, veterano de la 1.ª Guerra Mundial natural de Texas que acabó reciclándose en contrabandista para más tarde abrir un bar en cuyo exterior construyó un estanque llenándolo de caimanes (¡!).
La leyenda cuenta que asesinó alrededor de veinte mujeres jóvenes con ayuda de sus mascotas (lo que le valió el sobrenombre de "The Alligator Man") y que acabó suicidándose de un disparo en la cabeza. Oscura leyenda del folklore tejano que serviría al director para zurcir los pliegues de una fábula con los mismos patrones. "Trampa Mortal" comienza con una secuencia memorable (tanto como su frase de entrada, más tarde robada por el incorregible Tarantino para su "Kill Bill") y desagradable cuyo principal objetivo es incomodar al espectador: la joven Clara huye despavorida de las garras de un tipo repugnante para luego ser puesta en la calle por la dueña del burdel en el que se ha metido a trabajar.

Pero como bien dijo Shakespeare: "cuando la desgracia llega nunca viene sola, sino a batallones". Así que el destino de la chica, que no puede llevar la palabra "víctima" escrita más claro en la frente, será terminar en un motel de mala muerte regentado por el psicópata Judd cuya afición es matar a sus clientes y echarlos en un estanque que sirve de refugio para un peligroso cocodrilo africano; este inicio, que indiscutiblemente bebe de "Psicosis" y no lo oculta para nada (cambiando a la oficinista fugada por una muchacha sin hogar ni empleo), ya establece las claves que harán de esta obra una cautivadora, espeluznante y atípica pieza de museo del "slasher".
La abrasiva autenticidad que poseía "La Matanza de Texas" encuentra aquí su reverso más tenebroso y literal, y esa es su principal baza, porque desde su inicio, Hooper disfruta impregnando al film de una atmósfera cargada de tensión que provoca constantemente una sensación de agobio y náusea, y de cuyas viscosas hendiduras brota sudor, suciedad y olor a sangre y sexo sin dejar una vía de escape al espectador ni a los personajes, quienes, con su locura neurótica y sadismo, contribuyen a enrarecer aún más el entorno, que, con ese motel de los horrores tan desvencijado como la desquiciada psique de su propietario, protegido por el frondoso bosque y las pantanosas aguas del lago, y bañado en esa niebla que nunca se disipa y por esas intensas luces que llegan de un indeterminado lugar, crea una imagen perfecta de cuento de terror gótico.

Hooper nos invita sin nuestro permiso a este inframundo de espectros, frustraciones, desolación y excesiva violencia situado en las profundidades de esa Lousiana remota y desconocida, cuyo anfitrión es la bestia que agazapada mora en el estanque, aunque ésta no será peor que los seres humanos que pululan en tierra (ya que sólo se guía por su instinto animal en contraposición a las desviaciones psicóticas que ellos sufren). Entre tanta sangre, miembro cercenado y joven desnuda (burda táctica la que emplea el cineasta en esta ocasión, pues no la necesitó en su anterior film), una investigación de la chica desaparecida se desarrolla en primera instancia.
Investigación que hace regresar así a la historia sobre los pasos de "Psicosis" (si Clara sustituía a Marion ahora el amante es reemplazado por un padre, manteniéndose la hermana), donde tomará parte el sheriff del lugar, uno de los personajes más usados en este tipo de películas, que va y viene sin que sepamos muy bien qué hace (salvo flirtear tontamente con Libby). Aun así es la incoherencia más premeditada lo que domina en el guión de Fast, Rustam y Henkel, repitiéndose situaciones tremendamente surrealistas, incomprensibles y grotescas hasta ese intenso antíclimax que intenta dar lo que promete pero que se queda a mitad de todo.

Tampoco importa mucho que no haya un protagonista concreto (no, no lo hay), repartiéndose el peso del "argumento" entre los muchos personajes que iremos conociendo a base de accidentales y caóticos encuentros, y que sacan a relucir el lado más extravagante y aterrador de los actores con que Hooper tiene el privilegio de contar, como esos fantásticos veteranos Neville Brand, Stuart Whitman, Mel Ferrer o Carolyn Jones (trabajando más mal que bien para poder llevarse un mendrugo de pan a casa), el aterrador y muy joven Robert Englund, previo a su estrellato, o Marilyn Burns, que repite con Hooper tras haberse convertido en la heroína por excelencia del "slasher" gracias a su papel de Sally.
Ni crítica ni público tuvieron la suficiente consideración con el film, condenado al mayor de los ostracismos, y es que tras "La Matanza de Texas" muy díficil lo tenía el cineasta para volver a estrenar una obra de tal calibre. Está claro que no lo quiso hacer porque no era su intención. Aun con sus sinsentidos destila embriagadora esencia de serie "B" (o "Z") setentera por todos sus poros, realmente cautivador en su cutrez; esto es puro "grindhouse", del más sucio, violento, repulsivo y desquiciante.

Un "slasher" que apabulla por su onirismo alucinatorio, pesadillesco y retorcido; para bien o para mal, Hooper siempre sorprende.
Chris Jiménez
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12 de julio de 2011
7 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tobe Hooper en sus inicios como director sorprendía por el alto contenido de violencia y gore que proponía en sus películas. Para confirmar ello no hace falta más que mirar “La matanza de Texas” o la película que nos ocupa en esta crítica. Luego con el paso del tiempo fue mermando la cantidad de sangre en sus películas, dando lugar a filmes donde el horror era más liviano, muchas veces combinado y diluido con ciencia ficción.

Hablando ya específicamente de “Trampa mortal”, tengo que decir que la cinta me gustó bastante, inclusive llegué a pensar en colocarle un 7 de nota, pero finalmente desistí de ello principalmente porque la historia es demasiado rústica y simplona como para merecer esa nota.

Si algo hay que achacarle a esta película es precisamente la trama, pues el argumento es demasiado grotesco y delineado con el sólo propósito de hacer pasar un rato de nerviosismo e inquietud al espectador.

La puesta en escena y el montaje también denuncian cierta rusticidad, ya que la narración por allí se hace un tanto entrecortada y se notan los cortes entre secuencias y secuencias.

Aún evidenciando algunos errores de inexperiencia del director, no puedo dejar de mencionar que para mí la película tiene muchas más virtudes que debilidades.

Empiezo destacando la ambientación de la cinta: sugestivos escenarios naturales (pantanos, densa vegetación, espesa niebla, pegajosa humedad ambiente), un hotel sumamente oscuro y siniestro (quizás más atemorizante que el de Norman Bates en “Psicosis”), un burdel donde se respira lascivia y degeneración sexual. En esas locaciones fílmicas se desarrolla una película visceral e intensa 100 %, donde es imposible aburrirte de tantas situaciones macabras y salvajes que visionamos (muy al estilo de “La matanza de Texas”).

La fotografía de la película es atractiva, para darnos cuenta de eso sólo hace falta mirar los distintos tonos rojizos que aparecen en muchos planos del exterior del hotel, los cuales generan una sensación un tanto surrealista y onírico que acentúa aún más el carácter demencial que se respira en el filme.

Si hablamos de locura, es menester mencionar que es tremendo el grado de trastorno mental que muchos personajes poseen, ello hace que la película sea una oferta con mucha atmósfera enfermiza y demencial, lo cual es potenciado con el hecho que en determinados pasajes también aparecen personajes depravados y degenerados (el de Robert Englund es el ejemplo más claro de ello).

Las interpretaciones de todo el elenco están conseguidas como para darle convicción al relato, pero destaco en particular la mejor actuación según mi criterio: la de Neville Brand encarnando a un encargado de un hotel (tan misterioso pero más enfermizo inclusive que Norman Bates) sumamente macabro y con conductas psicóticas. Un personaje antológico y para ser recordado en cualquier debate sobre personajes malignos y villanos.

Sigo en spoiler sólo por razones de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pasatiempos Digitales
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22 de septiembre de 2008
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tobe Hopper nos hizo temblar de miedo con La Matanza de Texas, todo un mito del cine de terror. Después, todo aquel exito que tuvo se vino abajo. Trampa Mortal no es una película que dé auténtico miedo, pero sí suspense. Atmósferas bien creadas y claustrofóbicas. No tiene un buen argumento, pero es lo que posee las películas de serie B (bueno, algunas). Cabe destacar la aparición de Marilyn Burns, la protagonista de La Matanza de Texas, repitiendo papel de mujer en manos de psicópata, y a un joven Robert Englund antes de ser Freddy Krueger en las sagas de Pesadilla en Elm Street.
En definitiva, una película para los amantes de serie B con escenas bizarras que dan risa. Pero también sustos, jeje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rubiitu
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