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Si la cosa funciona

Comedia Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 222
Críticas ordenadas por utilidad
4 de octubre de 2009
31 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen utiliza técnicas de ilusionismo para sacarnos de nuestra realidad cotidiana y llevarnos a lugares imposibles. En ellos podemos encontramos, o al menos adivinar, cómo es esa persona que siempre hemos deseado ser y que, sin embargo, debido a múltiples influencias propias de nuestra sociedad, nunca hemos sido. No quiero saber cómo lo hace porque me gusta demasiado este efecto de Woody Allen. Que nadie me explique su truco pues quiero seguir disfrutando de esta ilusión.

Tras este efecto y, partiendo de esa posición mágica, logra que, como si de un mirador se tratara, nos contemplemos a nosostros mismos como realmente somos, que comparemos, que relexionemos si nos da la gana, que nos descojonemos sin más, de nosotros mismos o de la pareja que nos ha acompañado al cine porque, irremediablemente, el truco nos lo ha hecho a los dos.

Me parece una película magistral y propia de los más grandes magos a los que estoy seguro que tanto adora y a los que tanto debe -son ya muchos los guiños directos e indirectos que les hace en muchas de sus películas, incluso en ésta- tal vez porque, esencialmente, utiliza sus mismas técnicas de manipulación mental.

¿Está Woody Allen criticando la vida de millones de gusanos que habitamos este planeta a los largo de esta peli?... No lo creo. Lo ha montado para que seamos nosotros mismos los que comparemos, que hagamos de esta cinta una comedia o un drama, lo que nos dé la gana. Como los buenos poetas, él nos ofrece una perspectiva desde donde se pueden ver las cosas claras y cada uno que saque sus conclusiones, o que pase un buen rato, sin más.

Yo no sé por qué pero, al salir, me acordé de Gloria Fuertes cuando decía: "Empezamos a saber vivir un poco antes de morir, qué putada"

¡Bravo por el show maestro, qué gran mago estás hecho!
Trofnom
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5 de octubre de 2009
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver la película, me senté delante del periódico a leer alguna referencia. En todos los lados me encontraba lo mismo: un guión caduco, lo mismo de siempre, ya vale de idealizar Nueva York... El caso es que para mí Woody Allen es Woody Allen, y no puedes dejar de ver una película suya por haber leído en algún sitio que la película es una castaña. Me pasó con Cassandra’s Dream, que tras leer las duras críticas hice caso omiso y fui a verla al cine. Pues bien, si Cassandra’s Dream fue un peñazo, un aburrimiento, una contradicción al buen gusto del señor Allen y en definitiva me resultó imposible echarle en cara nada a la crítica, con Whatever Happens no sucede lo mismo.

Creo, que esta vez se ha caído fácilmente en el rechazo de la película por ser un guión antiguo, pero a mi parecer, ese guión no podía quedarse en el cajón del olvido. La película, aparentemente no tiene nada, pero a su vez lo tiene todo. Una crítica sutil (y no tan sutil) a la sociedad Americana, una dosis de humor de calidad, que si bien no hace que te mueras de la risa, se mantiene durante toda la película. Porqué si algo bueno tiene este film es que es divertida. Una película simple, entretenida, divertida, pero con un guión magnífico, digno de oscar. Por tanto, sin ser nada pretenciosa, sin pedirle demasiado al espectador, es buena. Te sientas delante de la peli y disfrutas, sin complicaciones. Me parece de las cosas más buenas que he visto últimamente en el cine. Y no creo que el director tratar de idealizar Nueva York, simplemente actúa como un paisaje, como un fondo en el que se desarrolla una historia. Y esto es algo que me llama la atención mucho, pues pese a que en Vicky, Cristina, Barcelona Barcelona aparece irreal, con guitarritas, idealizada y vista desde el punto de vista de un guiri intelectual, Nueva York en este caso no interfiere en absoluto en la película y, en cambio, los críticos están haciendo mucho incapie en este aspecto. En definitiva, recomiendo esta película a todo aquel que le gusten los diálogos impresionantes que Woody Allen se saca de la manga y ese humor tan suyo que lo hace único.
jasato89
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12 de octubre de 2009
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podeis parar ya de leer, me he dejado todas la neuronas en el título.


Me llamó la atención mientras veía "Si la cosa funciona" que los personajes que Woody retrataba en pantalla eran demasiado extremistas para ser reales. Al principio lo tomé como un fallo, una manera fácil de llevar la historia y la carcajada a la sala, una forma muy maniquea y simplona de tratar a los personajes, poco característica de la "Visión global" que Boris presume de poseer.

Entonces me paré a pensar y dije: "Woody sabe de esto, no es tonto, sabe que todo eso resulta forzado y poco creible, está muy lejos de ser un amateur" Entonces le di más vueltas y llegué a la conclusión de que era necesario.

Necesario porque a raíz de ese supuesto simplismo la cosa funcionaba, es como si la filosofía de vida que Boris plasma en pantalla sirviese a Woody a su vez para realizar la película.

"Quiero contar que el marco socio-cultural en el que nace una persona influye de manera total en las decisiones, ideologías y actitudes que esa persona realiza a lo largo de toda su vida; o que por mucho que nos esforcemos en encontrar la pareja ideal o el trabajo perfecto no somos más que esclavos del azar"

Se podria haber hecho de otro modo pero Woody dice, "Si la cosa funciona..." y nos presenta a unos personajes y unas situaciones que por sus caracteristicas son muy llamativos y casi irreales pero que le vienen como polla al culo para explicarnos eso. Perfecto. ¿Qué más da que sean maniqueos mientras muestren claramente y sin lugar a ninguna duda lo que quiero contar? Al fin y al cabo, ¿no es para lo que se hacen películas, para contar cosas?

Una filosofía práctica, como la vida misma.
Hans Gabororden
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6 de octubre de 2010
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática del actor, guionista y director Woody Allen (N.Y. 1935), rodada en NYC, tras varios trabajos producidos en Europa por razón de costes. Sitúa la acción en escenarios reales de la gran ciudad (Chinatown, East Village, Greenwich Village, Queens, Manhattan...). Producida por Letty Aronson y Stephan Tenenbaum para Sony Pictures y otras, se proyecta por primera ven en público el 22-IV-2009 (Festival de Tribeca, EEUU). La acción dramática tiene lugar en NYC, a lo largo de unos 9 meses, entre la primavera de 2008 y Año Nuevo.

El relato gira en torno a un hombre mayor, jubilado, resabiado, gruñón y excéntrico, y una jovencita sureña que ha huido de su casa en busca de aventuras, felicidad, libertad y amor. Él, de nombre Boris Yellnikoff (David), es un antiguo profesor de mecánica cuántica de la Universidad de Columbia (NYC), solitario, cáustico, asocial, pretencioso, pesimista e infeliz. Ella, de nombre Melody St. Ann Celestine (Wood), tiene entre 18 y 20 años, procede de una localidad rural de Mississippi, tiene pocas luces y escasa formación, y es locuaz, extrovertida, vitalista, optimista e ingenua.

Con un número relativamente escaso de personajes, el film construye un relato que suma enredos, absurdos, despropósitos, debilidades y una visión extremadamente pesimista y desesperanzada de la condición humana. Las interpretaciones son frescas y naturales, en gran medida gracias a la libertad que Allen da a los actores, al predominio de tomas únicas por razones de ahorro de costes y al buen hacer de un experimentado Larry David, que está acertado (para mí, acertadísimo) en un papel que exige ser antipático y gracioso a la vez. De manera similar Evan Rachel Wood entrega un atractivo papel de chica tontita y casquivana, graciosa y entrañablemente divertida.

La película ofrece un humor ligero, aturullado, liviano y fino, capaz de divertir y satisfacer a un público que busca sonreír y reír sin caer en la frivolidad y la banalidad más allá de lo tolerable. La mordacidad del realizador es posiblemente más corrosiva y más atrevida que en trabajos anteriores. Prácticamente todo lo divino y lo humano es objeto de sus burlas, pero sus dardos más venenosos van dirigidos a la codicia, la hipocresía, el dogmatismo, la intransigencia, la mentira, la represión sexual y el doctrinarismo. Pocas veces había expuesto Allen tan claramente posiciones relativistas, utilitaristas y nihilistas, como lo hace en esta ocasión. No faltan sus habituales referencias cinéfilas (Fred Astaire, “Rocco y sus hermanos”, “Abyss”...).

La fotografía es clara y luminosa, tanto en exteriores como en interiores. Compone escenas extensas, que se ven con gusto por la correcta elaboración y la cuidada presentación que las caracteriza. La banda sonora se apoya en temas jazzísticos de diversos autores y en solemnes insertos de música clásica, tomados de Beethoven (9ª y 5ª sinfonías), el más solemne de los compositores.
Miquel
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14 de diciembre de 2009
48 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen siempre ha sentido una constante devoción por las rubias memas y otra vez su película empieza a ir de eso, o sea, judío medio viejo, neurótico y genial conoce a cajera del Carrefur de coeficiente preescolar que se enamora de él (ejem). Es de agradecer que esta vez no haya ninguna escena del judío con la rubia en la cama, algo que ya me arruinó la libido por los próximos cincuenta años después de ver la estupenda "Manhattan". Ni un besito, qué gusto.

Evan Rachel Wood, a la postre el gran personaje-refrito, nunca sustituirá en nuestro corazón a la rubia mema definitiva, que es Mira Sorvino en "Poderosa Afrodita" y aunque Larry David resulta sólo un poco más asqueroso que Woody Allen, en verdad no tiene nada que hacer, no tiene carisma, es como Leslie Nielsen pero en calvo, ni siquiera se parece a sí mismo. Y el guión ya no es verbo, es pura verborrea. Se nota que alguien se quiere mucho; con un montón de monólogos más una autocomplaciente alusión al público, cierto neoyorkino ha conseguido emular las artes de Marilyn Manson y se ha escrito su propia mamada.

Pero no sería una peli del Allen sin algunas de sus virtudes. Los actores están bastante bien dirigidos y hay momentos divertidos de veras, como las lecciones de ajedrez o el personaje de la madre y su surrealista evolución. El paso definitivo del jazz a la música clásica es de celebrar, sobre todo porque no me gusta el jazz y sí la música clásica. Poca carne de todos modos para mucha ensalada. Esta película parece hecha con retales de otras y la retahíla entusiasta de los críticos profesionales citados en esta página me parece inexcusable. Sobre todo porque colijo de sus palabras que conocen la obra anterior del judío. La peli parece un experimento cutre. Melinda y Afrodita. Por ejemplo.

Me alegra saber que es un guión antiguo aunque digo yo que si en ese momento no se rodó, por algo sería. Y yo de tí tendría cuidado de sacar reservas de agua rancia durante tiempos de sequía, viejete. Que sienta como el culo.
Neathara
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