El robo más grande jamás contado

Comedia indigente. Blanca y tierna; amable, agotadora y tontorrona.
Deambula penosamente entre dos momentos brillantes, entre dos estallidos liberadores y anárquicos: son los dos saqueos, las dos orgías destructoras que sirven de comienzo y final a esta miserable historia; el primer pillaje es tímido y se produce después del apagón informático, el segundo es grandioso y estruendoso; se trata de la venganza del sufrido ciudadano, de la reparación a través del cine de todas las injusticias y tormentos que padece el hombre medio; en estos dos momentos hay más verdad y gracia que en el resto; lo demás consiste en un refrito pálido y cansino de montones de tontunas/películas anteriores con, quizás, en el horizonte la indudablemente superior, mítica y referencial "Atraco a las tres".
Reincidencia en el cine más castizo y paupérrimo. Guion pírrico, banda sonora machacona e irritante y dirección funcional y rutinaria.
Resines (cumple con solvencia y empaque) y Neus Asensi (voluntariosa y eficaz; encasillada en el eterno papel de buenorra con las inevitables escenas de "carne") forman un "Bonnie and Clyde" a la española que se ve arropado por los típicos característicos de esta clase de cine (esa inmensa e indistinguible amalgama que se suele denominar como "comedia española"): Manquiña (insufrible: hace lo que puede con lo que le toca), Aller (pesado), Barnatán (simpático) y Rosario Pardo (estupenda en su pequeño papel).
Popurrí sin alma, olvidable. En su descargo el tono infantil y aventurero, la falta total de pretensiones y la sana intención de entretener.

Creo que si Antonio Resines se encontrara por la calle una lámpara maravillosa le pediría al genio la voz de Ramón Langa (el doblador al español de Bruce Willis). Resines y Willis coinciden en varias cosas, entre ellas la calva. Y Resines se empeña en cada película en adoptar una pose de tipo duro similar a la Willis. En esta película, además, con razón. Pues el guión daba algo de pie a ello.

El casting de "el robo..." está muy conseguido. Aparte de Resines viene Asensi haciendo de buenorra venida a menos, el friki Manquiña, el frikito Aller y el frikazo Barnatán. ¿Qué tenemos entonces? Una película de frikis.

Y que se entienda. Todo tiene su momento, incluidas las películas de frikis. Yo pasé un buen rato viendo ésta. Las hay mejores y también mucho peores. Ésta es del montón. Un argumento muy manido ("el robo perfecto") con una coletilla más manida aún ("a la española"). Nos empeñamos tanto en ser cutres que al final lo conseguimos. Lo somos. Somos así. Por eso gusta tanto Torrente y toda aquella película que retrate esa caspa que nos hace tanta gracia.

Fui a ver "el robo", entré, vi y salí. Y al salir ya me había olvidado completamente de toda la película.
Misión cumplida.

Me lancé a ver esta película repasando la obra de Daniel Monzón tras ver sus últimas producciones "El niño" y sobre todo "Celda 211", donde tocaba temas de actualidad con un indudable interés y capaces de competir por su estimable calidad en el mercado internacional con productos europeos e incluso estadounidenses, y ser perfectamente exportables a esos mercados.

Producto genuino español a pesar del nuevo siglo, gags originales que a los españoles, a fuerza de verlo una y otra vez, hasta nos gustan o al menos no nos disgustan, humor con aroma a rancio que se desmarca de lo exportable en cuanto a la ejecución de un robo, previo paso por el conocimiento de los componentes de la banda y de la preparación del mismo. A pesar de mi ácida crítica, he de reconocer que me ha arrancado más de una sonrisa, quizás por esa educación humorística recibida durante todos estos años, pero que reconozco que es muy nuestra, y que desde luego poco o nada tiene que hacer allende nuestras fronteras.

Correcto Resines sin sobreactuar, gracioso Manquiña y la siempre simpática Neus Asensi, y mi merecido homenaje a Sancho Gracia (q.e.p.d.).

Francamente, no puedo aprobarla, un 4. Bastante decepcionante.

...pero es normal viendo productos como éste. Generalmente, tengo bastante odio a la 'comedia' española, porque vea lo que vea siempre sale un tufillo y una caspa a la que nos tienen acostumbrados. Antes de ver esta película (como intento hacer con el resto de españolas) intento analizarla objetivamente, pero quiera o no siempre se ven elementos de esa caspa española.

El argumento es poco original: unos ladronzuelos de poca monta, hartos de los típicos robos y las posteriores encerronas en la cárcel, pretenden dar un gran golpe: robar el Guernica. Puede parecer muy previsible, y lo es. No obstante, durante la película hay alguno que otro gag que te puede hacer gracia (ver spoiler). El resto, es la típica comedia española a la que nos tienen acostumbrados.

Las actuaciones son, como era de esperar, los actores españoles que salen en todas: Resines, Asensi, Barnatan, Rosario Pardo, Sancho Gracia,... sorprende el resto de actores, poco conocidos (al menos para mí) que hacen una actuación bastante correcta, al nivel de sus compañeros. No obstante, en las comedias españolas siempre falla para mí lo mismo: no me hacen ni puta gracia (y se supone que son para eso).

En resumen, una película que, si la comparamos con otras de su estilo (comedias españolas), todavía se salva de la quema donde estaría incluídas la mayoría (véase "Hasta que amanece apetece", "XXL", "El oro de Moscú", etc.), y que se puede poner al nivel de otras como "Días de fútbol" o "El otro lado de la cama".

Se trata de una película recomendable para pasar un buen rato, y si eres fan de la comedia española (siempre que esté bien hecha como los casos antes citados).

Un ladrón que no es nada en la vida pero al que se le supone buen corazón quiere retirarse dando el gran golpe de su vida. Esta es la sinopsis.

Pues esto es lo mejor de la puta película. Leer mi propia sinopsis.

El resto solo gracietas a la española, estupideces a la española y aceitunas a La española. Y esto no tendría que ser necesariamente malo sino fuese porque en este caso, hacerlo todo a la española supone hacer una mierda de las de vergüenza ajena. De auténtica vergüenza ajena.

Y aunque debo admitir que hubo un par de momentos que sonreí con el señor Manquiña, no sirvió para que después de varios años, todavía la siga recordando con bastante ascazo. Un primor de película.