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La historia del cine: Una odisea (Serie de TV)

8,2
3.597
Serie de TV. Documental Serie de TV. 15 episodios. Estudio crítico de la historia del cine basado en el libro homónimo del crítico norirlandés Mark Cousins. Comparada a "Histoire(s) du Cinema" de Jean Luc Godard, Cousins aborda visualmente la historia del cine desde su creación hasta nuestros días a través de 15 episodios y cientos de fragmentos cinematográficos desde la creación del cine hasta el último "blockbuster" norteamericano. En ellos encontramos ... [+]
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2015
27 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que comprendo la ambición detrás de esta serie documental, y es ciertamente muy ilustrativa para captar y conocer nombres influyentes en el cine mundial. La serie tiene varios fallos de bulto:

1- En el original el narrador, el propio Mark Coussins es tan absolutamente malo que tuve que cambiar a la versión doblada. Va en serio, un Loquendo es mas emotivo.

2- Esta completamente convencida de su propia opinión. Hasta tal punto que hace afirmaciones muy arriesgadas (Incluso falsas) sin pestañear. En algunas películas que conocía, los detalles que recalcaba estaban directamente mal. Asi que, bueno, no me puedo fiar de lo que no conozco.

3- Desprecia mucho del cine clásico de Hollywood a veces hasta llegar a la monomanía, que vale te puede gustar mas o menos, pero liquida algunos directores en 3 minutos y a muchos ni los menta.

4- Su concepción de cine como arte es muy discutible. Es victima de su propia tendenciosidad, y a veces en las propias entrevistas alguno de los entrevistados le contradice abiertamente cuando intenta arrastrarlos a su terreno de juego.

Así que: Podéis verlo (En varias sesiones espaciadas, como he dicho esta muy mal narrada) pero hacedlo con ojo critico, no os creáis todo lo que dice.
Turbiales
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17 de abril de 2021
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mastodóntico y, al cabo, frustrante empeño de embutir la historia y evolución del cine, desde su nacimiento hasta cumplirse la primera década del siglo XXI, en algo más de quince horas. Se agradecen la pasión y la heterodoxia de Mark Cousins, pero acaba por resultar irritante la machaconería de algunas de sus tesis de batalla y desconcierta el afán por ningunear páginas y nombres capitales que, sin duda, él conoce, aunque minusvalore.

Es la síntesis de Cousins un universo fílmico por el que parecen no haber pasado, a juzgar por las inexistentes o simbólicas alusiones, nombres como los de Josef von Sternberg, Raoul Walsh, Joseph L. Mankiewicz, Max Ophuls, Preston Sturges, Masaki Kobayashi, Claude Chabrol, Frank Capra, Jacques Rivette, Mario Monicelli, George Cukor, Clint Eastwood, Otto Preminger, Frank Borzage, Mikio Naruse, Manoel de Oliveira, Mike Leigh, Robert Rossen, Jacques Becker, Blake Edwards, Jules Dassin, Aki Kaurismäki, Anthony Mann, Dino Risi, Eric Rohmer, Pietro Germi... Sin duda, todos ellos, figuras insignificantes en comparación con otras personalidades que sí parecen apasionarle, como Nicolas Roeg o Jane Campion. Siendo británico-irlandés, llena de perplejidad su completo olvido de las deliciosas comedias Ealing, con figuras tan imprescindibles como Mackendrick o Crichton, su paso de puntillas por encima del Free Cinema (pese a la afinidad ideológica que pudiéramos encontrar entre el espíritu de aquel movimiento y el documentalista) o la inexistencia del terror de la Hammer.

Respecto al cine español, un alarde de escandalosa ignorancia y una pintoresca pretensión de convertir la figura de Franco en el factor determinante de absolutamente todo. Incluso para explicar la esencia de películas como "El sol del mebrillo", de Víctor Erice, rodada ya en 1.992. Si Cousins conociese, tópicos aparte (dudo que se haya molestado en tratar de ver nada de Berlanga, Neville o Fernán Gómez), algo más de la cinematografía de nuestro país, tendría que reconocer que una parte muy sustancial de lo más valioso que haya dado estaría fechada dentro de los márgenes temporales del franquismo, con lo que su pueril "activismo" intelectual tendría que buscar algún tipo de construcción argumental alternativa a los tres o cuatro brochazos groseros con los que despacha perezosamente una producción que es algo mucho más complejo que supuestos islotes en medio de la nada, como Buñuel o Almodóvar.

Mención aparte merecería el insistente y bastante paternalista empeño feminista de Cousins, incapaz de glosar el trabajo de cualquiera de las mujeres que menciona sin subrayar la cuestión del género. Tampoco destacan por su sutileza las alusiones al contexto político coyuntural que envuelve cada una de las cinematografías en un período concreto, con pretensiones tan discutibles como la de que la presidencia de Ronald Reagan determina el carácter de casi todo el cine estadounidense de los ochenta.

Es fácil simpatizar con la militante convicción del autor en la importancia del cine del tercer mundo y la atención pormenorizada que concede a cinematografías "exóticas" de Asia o África, aunque tengamos la sospechas sobre la completa sinceridad de ese aprecio y que no sea el ariete preferente que haya querido utilizar contra ese Hollywood del que detesta enfáticamente la condición "industrial" (que, en cambio, le parece estupenda cuando las factorías están en Hong Kong o la India), el oligopolio de los grandes estudios, los estereotipos narrativos, el star system y las soluciones de puesta en escena encaminadas a potenciar el glamour o la comercialidad.

Es el trabajo de Cousins un pantagruélico banquete en el que, si uno toma la precaución de no comprarle todo el contenido de la salmodia incansable de sus comentarios y hace un esfuerzo de indulgencia para encontrar no tan tóxicas como puedan parecer muchas de sus apreciaciones, incluyendo la penosa orientación que se da a las entrevistas (pese a que personajes como Paul Schrader nunca puedan dejar de ser interesantes), la experiencia pueda ser relativamente satisfactoria. Al fin y al cabo, la vehemencia que despliega Cousins ennoblece y da entidad polémica a un trabajo que, de haberse presentado con un envoltorio frío y desapasionado, aunque exponiendo las mismas tesis, habría resultado irritante hasta decir basta, y además aburrido.
Zinephagus
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4 de abril de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie documental producida, escrita y narrada por el crítico norirlandés Mark Cousins es un proyecto ambicioso a medio camino entre lo didáctico y lo dogmático, porque Cousins por una parte enseña al espectador a valorar al Séptimo Arte en todo su esplendor, pero por otra pretende reescribir la historia del cine dejando de lado su propia tradición histórica. En este intento de revisión cinematográfica el autor intenta que el espectador lo acompañe a su personal perspectiva, y si queremos acompañarle compartamos o no esta visión, es interesante entender las tres premisas básicas de la obra documental, las cuales son:

1. Enfrentar el “verdadero cine clásico” con el “cine romántico” como él lo llama.
2. Hacer del cine un fenómeno global que abarca los cinco continentes y no solo a las grandes producciones.
3. Difundir el concepto de que la innovación y la pasión y no el dinero o el espectáculo son lo que ha movido al cine.

El proyecto comprende desde los origines mudos hasta la época digital y dejará abierta una pregunta muy interesante al espectador sobre cuál será el futuro del cine. Los primeros capítulos asistiremos a los comienzos del celuloide de una manera apasionante, no sólo recorreremos las obras principales de diferentes etapas, sino que seremos invitados a aprender las técnicas más sutiles de este arte plástico. En la obra comprenderemos los contextos históricos y artísticos que dieron lugar a estilos como el Expresionismo Alemán, el Cine Negro, el Neorrealismo Italiano o la Nouvelle Vague para luego desgranar su significado plano a plano y toma a toma, conoceremos historias personales de los grandes maestros y pequeñas y grandes anécdotas de las grandes estrellas y haremos un recorrido apasionante por el cine de los cinco continentes.
Tanto es así que se agradece el intento constante de desmarcarse de las grandes producciones para hacer un repaso por el “World Cinema” como por el cine de Mali, de la India o de Egipto, o incluso por la tan desconocida etapa muda de China, además de por géneros a menudo olvidados como el de las artes marciales, pero como contrapunto descompensa la obra dejándola incompleta al olvidarse escandalosamente y casi por completo del cine de habla hispana, apenas mención de unas pocas obras españolas y prácticamente nada de la época dorada del cine argentino o mexicano de los años 50 y 60 que tantas grandes películas, icónicas escenas y mediáticas estrellas dio a conocer. Son sólo trece capítulos y no da tiempo de todo, cierto, pero dejar de lado una región cinematográfica tan rica en historia como cualquier otra cuando ha acertado de pleno al mostrarnos otros cines “rebeldes” es un fallo imperdonable..

Cousins peca de algunos vicios y de algunos errores, ya no es solo que su monótona voz en versión original se haga más tediosa de ver sino que entra en algunas contradicciones. No es partidario del cine “romántico” pero no duda en aprovechar la intervención de Stanley Donen, director de Cantando bajo la lluvia, para beneficio de la propia obra documental. Hace un repaso exhaustivo por films que rozan la mediocridad como Starship Troopers o La mujer sin cabeza para pasar de largo o ni siquiera nombrar algunas de las joyas que elevaron al cine a la categoría de Arte como El Padrino, Doce hombres sin piedad, El crepúsculo de los Dioses o Barry Lyndon por poner sólo unos pocos ejemplos. Comparto su visión descentralizadora del cine, y seguro que Amitabh Bachechan tiene grandes dotes de actor y en su país es conocido por millones de espectadores, ¿pero llamarlo el actor más famoso del mundo es acertado? Además, valorar la filmografía de un maestro como Yasujiro Ozu tan poco conocido en occidente por las nuevas generaciones demuestra sabiduría cinematográfica, pero una vez más afirmar en lugar de sugerir que uno de sus filmes es probablemente el mejor rodado en la historia no sólo es presuntuoso y totalmente subjetivo sino que además es oportunista porque aprovecha otra vez la participación de la actriz protagonista para quizás darse más magnificencia a sí mismo y a la obra documental. O al menos eso es lo que parece. En definitiva Cousins acierta en enseñarnos a apreciar y no sólo a mirar un film pero yerra en su intento de reescribir la historia, y aunque no lo hace de manera arrogante o prepotente sí que sus opiniones distan de ser objetivas. La obra es un proyecto ambicioso que cumple y que podría haber sido una fuente documental definitiva para los cinéfilos, pero como he dicho, no se puede reescribir la historia del cine olvidando su propia historia.
CitizenCorleone
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2 de agosto de 2013
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un documental concreto. Nos muestra como fue, como se se fue gestando esta magia. De que forma todas las artes y las ciencias se fueron encauzando en este río de la vida. Nos va enseñando la aparición de las distintas técnicas con sus creadores. Nos marca las obras maestras que se consiguieron crear para la posteridad. Las que ganaron mucho dinero y las que causaron alguna ruina. Un trabajo magistral.
amarin
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16 de febrero de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cousins, irlandés de 39 años lleva ya unos cuantos amando el cine y trabajando por ello como crítico y estudioso del mismo. Ha escrito esta historia que en el 2011 llevó a la pantalla de Channel 4 en Gran Bretaña y ha pasado por festivales y el Moma de Nueva York. No solo teoriza sino que en colaboración con la actriz Tilda Swinton montó un festival de cine independiente ambulante para hacer llegar el cine a zonas de dificil acceso cultural.

Su historia del cine que aquí nos presenta es una visión muy personal y discutible por lo tanto, que sorprenderá al gran público acostumbrado al punto de vista histórico del cine comercial y de los grandes estudios estadounidenses con su sistema de actores y directores estrellas. Cousin se centra despues de los origenes comunes a cualquier visión, no en el cine cuya meta última es el negocio de la taquilla sino en hacer notar que la frase: "El séptimo arte" tiene realmente sentido.

Así pues los rostros más populares y las películas plagadas de Oscars se limitan a hacer "cameos" en la linea argumental de esta historia que busca la excelencia, la innovación, la experimentación, los porqués y la función de un arte descentralizado del olimpo de Hollywood dandonos a conocer y a entender más que a entretener, un elenco de directores, y peliculas inasequibles en su mayoría al público mayoritario y que han sido piedra angular en el desarrollo y la evolución del cine.

A pesar de las ausencias que cada espectador note a faltar y que la realización peca de monotona y repetitiva, esta imprescindible obra es la "cara b", el reverso de la moneda que faltaba para que la "película del cine" tenga sentido.
ELZIETE
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