En un lugar sin ley

Si te escapas de la cárcel, ¿cuál es el primer sitio donde va a ir a buscarte la poli? Exacto, a casa de tu familia. Es de cajón. Son los primeros que puede ofrecerte ayuda, además de que tienes ganas de verlos. Así que ir allá es la peor idea del mundo.

Pues de eso va esta peli, de un tipo que tras pasar 5 años en la cárcel se fuga y decide ir a ver a su familia. Me parece un guión estúpido, teniendo en cuenta que existe el bis a bis, incluso para intimar, y que si se han cumplido 5 años de condena, tampoco va a tardar mucho más en que le den el tercer grado.

En fin, es una peli que basa su fuerza en el amor. En esta pareja que se ama pese a la distancia y las dificultades. En el amor que cada uno de ellos siente por su hija. En el amor que el poli siente por la chica y la niña. Todos perdonan y son excelentes personas gracias al amor. Muy bonito en la gran pantalla, pero el amor es ideal, y el matrimonio real. Confundir las dos cosas nunca queda impune.

Aparte de eso, la trama es tan soporíferamente lenta, que cuesta no quedarse traspuesto.

Bob (Casey Affleck) y Ruth (Rooney Mara) son una pareja que están esperando su primera hija, con la ayuda de un complice intentan realizar un atraco pero al salir mal, Bob termina en la cárcel, Ruth le promete que lo esperará a pesar de que le interponen una buena cantidad de tiempo en la cárcel.

Entre cuatro y cinco años después, Bob logra escapar de la cárcel, por lo que iniciará un viaje por intentar recobrar a su esposa e hija, con todo y los obvios peligros que eso conlleva como al ser un fugitivo.

Ain’t Them Bodies Saints es un film hermoso, narrado con un tono pasivo y poético apoyado por el excelso trabajo en la fotografía por parte de Bradford Young, la música compuesta por Daniel Hart y unos diálogos bien pulidos en algunos tractos del film.

David Lowery realiza a su vez una muy buena labor en la dirección, sacándole el máximo provecho a su elenco, destacable principalmente lo que realiza Rooney Mara. Donde queda debiendo es en el guión, el film genera interés desde el principio pero decae un poco por la mitad y se vuelve a levantar sobre el final.

Una película aunque triste por su contenido, es bella por su forma, intensa emocionalmente y con un halo de esperanza durante todo el metraje.

Viendo “En un lugar sin ley” puedo sentir como las capitanas recorren cada centímetro del desierto tejano, como los insectos recorren mi espalda y las gotas de sudor emergen por mis poros. La atmósfera desértica me subyaga. Todo mientras la genial música de Daniel Hart con tendencia de folk new age invade mis sentidos. Todo pausado. Con interés, pero pausado. Silencios profundos, miradas perdidas, amores cruzados, pasiones cautivas.

Sensaciones que palpas mientras contemplas el trabajo que el prometedor David Lowery expone en pantalla. Y es que la huella innegable del cine independiente norteamericano está patente, ya no solo por su aspecto de gafapasta descomunal que gasta Lowery con su cabeza rasurada y bigote prominentemente tejano, sino por trasladar la complejidad de lo sencillo, lo lejano del amor palpable y la belleza de lo feo y abstracto, utilizando para ello la magnífica fotografía de Bradford Young (premio en Sundance) como pieza clave al desarrollo de personajes, como elemento para justificar junto a las mandolinas de fondo el ritmo narrativo en ocasiones demasiado pretencioso. Sin duda pros y contras de la tendencia de muchos realizadores indies de enfocar su historia en la américa profunda (actual o de hace 4 décadas). Un cine que recuerda demasiado a “Malas tierras” o la recientemente analizada en habladecine “Días del cielo” de Terrence Malick. Semejanzas al menos a falta de unos entramados de mayor trascendencia.

"En un lugar sin ley", película que se pudo presenciar antes de su estreno en el Atlántida Film Fest del pasado Abril, es un western que ahonda en el romance y en el melodrama de una manera sosegada. Lowery ha contado con un interesante reparto, compuesto por Rooney Mara, Cassey Affleck y Ben Foster como trio principal.

La película cuenta como Affleck escapa de la cárcel -en la cual se encontraba por inculparse por un atraco y librar a su mujer de prisión-, para poder volver con su mujer y conocer a su hija, nacida durante su apresamiento. Una historia que se alternará con el día a día de la esposa (Mara), y de uno de los policías afectados en el apresamiento del marido (Foster). En ella vemos una reflexión sobre los límites del amor, el sentimiento de culpa y las consecuencias de nuestros errores.

Una película que reúne argumentos suficientes (fotografía, música, interpretaciones) para ser debidamente saboreada, aunque en algunas ocasiones tengamos la sensación de vivir momentos algo impostados y algún otro momento confuso en el guion, quizás fruto de querer demostrar lo indie que es el proyecto. A nivel interpretativo están todos correctos, aunque quiero destacar a Ben Foster. Un actor secundario, que no suele ser excesivamente reconocido por su labor y que aquí lo merece de sobras.

Sin duda Lowery nos muestra un producto con frescura, a pesar de la temática, que nos trae a la memoria otras películas de los años 70, y que supone el descubrimiento de un autor con mimbres necesarios para tenerse en cuenta. No en vano actualmente se encuentra dirigiendo "The old man and the gun" donde el creador del festival independiente Sundance, Robert Redford, es el protagonista, recibiendo así la bendición del padrino del cine indie.
Una buena película no apta para los amantes de la adrenalina.

Lo mejor: Ben Foster. Las interesantes escenas de acción combinadas con el fuerte drama familiar.
Lo peor: Demasiada oscuridad. Algo de pretensión estilo Malick.

Valoración:

Banda sonora: 7, Fotografía: 8, Interpretaciones: 6,5, Dirección: 7, Guion: 6
NOTA FINAL: 6,90


@hilodeseda - www.habladecine.com

Al ver "En un lugar sin ley", uno tiene la impresión de haber regresado al Terrence Malick de "Malas tierras" y también de estar dando un paseo por el cine de los años setenta... con sus huidas y sus intentos por encontrar un lugar en el mundo. Aquí, en la película que acaba de estrenar David Lowery, la pareja de novios que se ve envuelta en un crimen son Bob y Ruth, jóvenes que se juran amor eterno cuando él es encarcelado y ella espera un bebé. Son parajes de Texas y el sol calienta para reflejar en el rostro de los personajes toda la fuerza del destino, junto a la calidez de un amor sincero que se vive desde la inocencia, y el polvo del camino de la vida que se vuelve tortuosa hasta amenazar con dar al traste tantas ilusiones de juventud.

La referencia a Malick no es gratuita pues la cámara de Lowery se acerca a la naturaleza como si la estuviera acariciando y se impregna de su mismo sentido de melancolía. Una vez más, el paisaje es protagonista para acompañar a Ruth en su larga espera y los cielos parecen cargarse hasta estallar en un grito contra la injusticia. No es posible el amor, o al menos no lo es del modo en que los dos jóvenes se lo han imaginado. Aquí, en Texas, el pasado es un lastre del que resulta difícil desprenderse, y solo un espíritu idealista puede imaginar el mundo que se encontrará la pequeña Silvie. De momento, pistoleros ávidos de venganza, policías en quienes quizá se mezcla el amor con otras ocultas intenciones, familiares que amenazan con una escopeta, y amigos que se juegan la vida. Es un universo de contradicciones y perplejidades del que hay que huir... hasta otro lugar en el que a uno le permitan comenzar una nueva vida.

En esta tarea, la fotografía de Bradford Young es fundamental, capaz de crear atmósferas de tensa espera y delicado amor, de generar sombras que se ciernen y amenazas de tragar el polvo. El crudo presente es salpicado por breves recuerdos de un pasado en el que el sol brillaba alto, mientras que el futuro se invoca desde la esperanza en las nuevas generaciones. En un cine así, tan ensimismado y contemplativo, es fundamental el trabajo de los actores, y tanto Casey Affleck como Rooney Mara aportan a sus personajes la candidez y bondad que el policía acierta a descubrir en sus ojos. Una historia de amor imposible y de búsqueda infructuosa, con fugitivos de buen corazón y presentimientos a flor de piel. Un cine sugerente e intimista, profundo y sobrio, construido desde la planificación y la elipsis narrativa, ideal para quienes gusten de las historias trágicas e interiores, con sentimiento y épica.

Película que en cierto modo tenía curiosidad por ella porque aunque no soy amante del cine romántico si hay cintas que me emocionan y que lo paso muy bien o realmente mal, según la trama y en esta lo he pasado mal. Es una cinta cocida tan a fuego lento que me ha sido casi insoportable aguantarla. Evidentemente no es una película para divertir y que haya acción o cosas similares pero su atmósfera es tan apagada que solo resalta una brillante fotografía y un sorprendente Ben Foster, pero que no hay rasgos de emoción ni siquiera una escena que realmente se quede grabada a fuego en la retina. La música tampoco brilla y la dirección no presenta algo memorable nada más que una especie de versión moderna de Bonnie and Clyde con dos actores bastante sosos y aunque sea melancólica la trama no llega a importarme los personajes en absoluto, de ahí la falta de emoción de la cinta. Quizás a muchos románticos ajustados más al cine más profundo les encantará pero no creo que al público convencional le encandile la trama de esta cinta, a mí al menos que soporto algunas películas lentas, esta no me ha entretenido y ni siquiera impactado en alguna escena, tan fría que han pasado unos días y no recuerdo nada de ella.