Lulu on the Bridge

Intrigante film sobre ser una cosa u otra, sobre ser un espíritu o una persona, sobre ser una cerilla o un encendedor, en definitiva sobre un camino u otro, sobre un destino o TU DESTINO. La magia del encuentro tras la desesperación y la conexión con el resto del mundo a través del amor.
Recomiendo su visionado en versión original subtitulada, los diálogos originales entre susurros de Harvey Keitel y Mira Sorvino son estremecedores al igual que sus contenidos.

Lulu on the Bridge, tercera parte de la trilogía cinematográfica de Paul Auster. A diferencia de sus predecesoras, Lulu... tiene un planteamiento completamente distinto y una historia nueva, que nada tiene que ver con los personajes desarrollados en Smoke y en Blue in the Face. La única similitud, además del propio Auster, es Harvey Keitel como cabeza de reparto. A él se unen Mila Sorvino y Willem Dafoe aportando a su vez excelentes interpretaciones en una película asombrosamente intrigante y con algunos de los diálogos referentes al amor más bellos (a la par que discretos) jamás filmados.

¿Cuál es el problema de esta película? Muy sencillo: la total y absoluta ausencia de clímax. El tercer acto es una completa decepción cliché incapaz de satisfacer mínimamente cualquier tipo de expectativas que el resto de la película haya podido crear. Si P.A. se pasó de listo o si simplemente se quedó sin ideas, nunca lo sabremos, pero en lo que a un servidor respecta lo que sí es seguro es que Lulu on the Bridge es claramente el peor de los tres filmes de Paul Auster. Una lástima.

Aunque no recuerdo a qué edad ví esta película por primera vez, imagino que sería cuando se estrenó. Probablemente estaría yo recién afectada por una tortuosa separación amorosa que me mantenía en una especie de letargo emocional. La película me pareció entonces de un sentimento tan pleno y sincero que la memoria de esa sensación era -hoy- mucho más clara que la del guión de la película.
Pero el tiempo no pasa en vano, y las circunstancias cambian tanto como para comprobar, que si en aquel tiempo me resultó balsámica hoy día me resulta de un superficial y artificial que casi no lo he podido aguantar. Definitivamente, las películas son ellas + nosotros (en ese momento puntual).

¿Dónde me he perdido? Porque en ningún momento he visto historia de amor alguna, ni magia, ni tono, ni ritmo... nada más que una expresión maniquea e irreal de las situaciones, sobreexplicadas en exceso, para llegar a un final que desde el principio estaba claro. El momento 'piedra azul' es gratuíto. Ni pies ni cabeza, Dios, cuanto talento desperdiciado. ¿Será que la he visto en 2008 y no aguantó bien el paso del tiempo? Que desilusión, por Dios, que desilusión...

Un músico, muy bueno según se escucha al inicio del filme, se ve enfrentado a la soledad y al amor artificial que le provoca una piedra extraña. Desgraciadamente, esperamos que la fascinación que ha provocado en los dos protagonistas, termine de un momento al otro. En la protagonista adquiere ribetes grotescos, a ratos, con una mirada intensa y una sonrisa forzada que hace prever en cualquier momento el final y la consecuente caída definitiva del músico que no podría soportar nuevamente la soledad. Pero todo es un sueño, el último, el que le conduce a una muerte feliz.