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Un oso rojo

Drama Aunque solo Oso lleva la cuenta, han pasado siete años desde que cayó preso por homicidio y robo a mano armada. Es un hombre parco, impredecible, violento por naturaleza o por necesidad, y es probable que en todos estos años no le haya dicho a nadie lo que oculta en sus silencios y la tristeza de su mirada. Ahora, mientras sale a la calle en libertad condicional, Oso piensa que tal vez pueda volver a empezar. El Turco le debe todavía su ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
4 de diciembre de 2008
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi siempre la vida no da segundas oportunidades.
El volver a empezar, a veces, no es más que una simple frase hecha.
Sólo se puede atinar a mejorar lo ya hecho.
“Un oso rojo” muestra como los pasos dados son huellas profundas de borrar. Cómo el mundo es desencantado, cómo los cuentos de hadas y príncipes no existen. Tan sólo existen cuentos de la selva, en donde sobrevive el más apto.
Un hombre elige mal. Lo paga. Pero la vida no mantiene el equilibrio. La cuenta no vuelve a cero. Y el aire de deuda sobrevuela. Siempre uno está debiendo. Y a veces, es uno mismo el principal acreedor.
Es la historia de un hombre que vuelve a pagar algo, que sabe que nunca podrá saldar su deuda, pero que no huye, sino que quiere acercar y torcer su destino.
Enorme actuación de Julio Chávez.
Barba
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13 de febrero de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomendable película de Caetano, que se eleva bastante por encima de otras películas suyas como Pizza, birra, faso ó Bolivia, y que nos muestra de forma realista la marginalidad del conurbano bonaerense.

Excelente papel de Julio Chávez. Comunica aún con sus silencios o sus miradas. Impecable actuación, y de lo mejor que he visto en películas de mi país. Enrique Liporace también destaca.

Como un hecho anecdótico y felíz, la presencia de René Lavand (el inventor de la lentidigitación) que muestra una pizca de su arte con unas monedas.
aleks
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17 de abril de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años, tuve la ocasión de visionar este thriller en La Plata (Buenos Aires), en la época de su estreno. Por otras vías he vuelto a visionarlo de nuevo. En su momento me pareció una película genial, muy buena, un thriller tipo western urbano asilvestrado, políticamente incorrecto y del que salí encantadísimo. Y la verdad es que no sé si la han proyectado en nuestras pantallas.

En la película, un personaje apodado Oso (Julio Chávez) acaba de salir de la cárcel tras siete años en prisión, condenado por homicidio y atraco a mano armada. Se trata de un individuo peligroso, divorciado y con una hijita.

Es una película tipo thriller-drama dirigido con gran maestría por Adrián Caetano, que sabe imprimirle ritmo y sazón a un relato que en sus manos se hace emocionante y mantiene la atención de manera expectante. El guión del propio Caetano junto a Graciela Esperanza está perfectamente construido y trabado, con un tempo sostenido y una tensión in crescendo, sin que se sepa cómo acabará una historia que tiene todos los ingredientes para llegar a una conclusión sangrienta. Buena la música de Diego Grimblat y magnífica la fotografía de J. Guillermo Behnisch.

El reparto, haciendo gala a la tradición de buenos actores argentinos es de excelencia, bien elegidos (gran casting), que hacen una labor de alto nivel, sobre todo Julio Chávez, que interpreta con solvencia y credibilidad a Oso, sujeto obligado a sobrevivir en circunstancias difíciles y en un entorno hostil. Soledad Villamil es una actriz de gran belleza que juega muy bien sus bazas de ex esposa del protagonista; secundan la niña Agostina Lage (OK); el pobre ludópata y nuevo esposo –correcto- Luis Machín; René Lavand estupendo en su rol del peligroso Turco; Enrique Liporacce con calidad en su papel de Güemes, el patrón remisero; y así y en perfecto coro Daniel Valenzuela, Freddy y Ernesto Villegas.

La incorrección moral y el carácter subversivo de esta cinta la habrían hecho imposible para el cine hollywoodiense u otras industrias convencionales de los denominados países civilizados. Lo digo porque tiene un final inmoral, pues el ex presidiario, asesino de policías, ladrón y hombre violento se sale con la suya. Se queda con dinero robado y otras… Recuerda en este aspecto a La huida de Sam Peckinpah, 1972, con Steve McQueen y Ali McGraw; ambos protagonistas lograban también escapar con el botín a México con la ayuda de un buen samaritano que ve recompensada su acción.

Sin embargo, como digo, a los bien-pensantes no les gusta que el ladrón escape, y menos con el dinero. Sin embargo, he de confesar que a mí me encanta que los ladrones de las películas, sobre todo de Bancos, escapen. Aún recuerdo mi decepción, entre otros, cuando en la genial peli de Kubrick de 1956, Atraco perfecto, resulta que la cosa sale mal a ultimísima hora. No lo puedo evitar. Por eso, entre otras, me gustó esta peli y me gustó La huida, de la que un día haré algunos comentarios en estas páginas; es algo que me debo y que debo a un film de excelencia.

En la película, la descripción del Oso coincide con la que una y otra vez encontramos en los westerns: “gatillo fácil”, pre-civilización montuna, etc.

No obsta lo que digo para que el protagonista se haga por momentos querible, pese a su carácter impetuoso que le había llevado a matar a un policía en el pasado y pese a la orgía de balas y sangre del apocalipsis final. Querible, porque pone en valor lo único puro que mantiene durante todo el transcurso de la cinta, que es el amor incondicional por su mujer y su hija.

En resolución, un excelente producto del cine argentino, cine este que en cada film da un paso hacia una mirada propia y crítica de la sociedad en que se enmarca. Una vez más el cine argentino alcanza un logro indiscutible. Esta cinta representa un ejemplo más de la capacidad que la cinematografía austral tiene de hacer trabajos destacables.
Kikivall
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28 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
115/19(25/05/18) Más que interesante thriller dramático argentino dirigido y escrito (guionizado junto a Graziela Speranza, basándose en una historia de Romina Lanfranchini) por el uruguayo Israel Adrián Caetano en su tercer largometraje, film con claras influencias al género oeste, marcado esto los escenarios urbanos polvorientos, los autos que ejercen de caballos, los bares de salones típicos, con un protagonista anti-héroe, hierático que huele a los de los spagueti western. Relato incisivo con ribetes de redención, de amargura latente, de crítica social, de emociones contenidas, ello en una realización adusta, árida, cortante, donde la violencia estalla de modo cuasi-hiperbólico, con un desarrollo revestido de nihilismo y cinismo, contado con un ritmo fluido, consiguiendo atraparte en sus sugerentes redes, con buenos momentos de intensidad, con escenas de tensión violenta, y con una dirección de actores sensacional, destacando un Julio Chávez maravilloso con su pose de duro que deja entrever grietas de humanidad en su trato con el trío familiar. En su debe, entre otras cosas, que su argumento huele muy visto, un tipo que sale de la cárcel e intenta rehacer su vida truncada y a la vez se ve metido en “ultimo” atraco no es precisamente el descubrimiento de la pólvora.

Es un relato de perdedores en un mundo que los asfixia, intentan emerger en medio de delitos, juego, traiciones, violencia, venganzas, y sobre todo sacrificios (Como dice un personaje "A veces lo mejor que puedes hacer por los que amas es alejarte de ellos"). Film con claro sabor a crítica contra la situación del momento de Argentina, para ello Caetano se sirve de mostrar una capital gaucha de extrarradio (el barrio de san Justino), sucia, mugrienta, sudorosa, de edificios cochambrosos, los suburbios donde se hacinan los marginados que se buscan la vida como pueden, que se emborrachan, son ludópatas, se las ven con prestamistas, familias que viven con lo mínimo, y ahí es donde el caldo de la criminalidad ante la desesperación germina. Esto potenciado con el hábil montaje, primero con el entrelazado entre un cumpleaños y un robo, y en el rush final con otra edición alegórica donde se mezcla una ceremonia de izado de bandera argentina con el himno sonando punteado esto por un atraco salvaje con muertos, ello en una turbadora miscelánea entre estado-civilización frente violencia-darwinismo, y todavía esto más atomizado cuando el protagonista (El Oso Rojo) ofrece un dinero a otro personaje y este responde que no lo quiere por ser robado, el Oso responde “Todo el dinero es robado”, declaración grandiosamente nihilista. Sintiendo que Caetano nos quiere decir que el idealismo de la Nación Argentina es una farsa (la corrupción del país y su consiguiente crisis económica) frente a la forma en que la gente debe salir adelante siguiendo sus propios e individualistas códigos.

Caetano dirige con pulso firme, sabiendo colocarnos en este deprimente entorno argentino, con gente bebiendo mate, la muisca cumbia que suena, el acento marcadamente porteño. Sobre todo el realizador dota de carisma a la figura de Oso, componiendo un retrato de personalidad adusto, hierático, críptico en su proceder, tras salir de prisión pretende recomponer piezas de su vida rota, para ello intenta restablecer su relación con su hija de 8 años (Alicia interpretada por Agostina Lage), a la que dejo de ver con un año, lo hace en encuentros que transpiran frescura, emoción, pero sin caer en sensiblerías, ello revestido con cierto halo de misticismo por el guión cuando los cuentos que Lina lee a su hija tiene que ver con un gran animal, además Alicia (hija del Oso) tiene encima de su cama un dibujo a carboncillo de un niño cogido de la mano de un gran Oso Rojo, ello infundiendo un aura de personaje sobre-humano al padre; Asimismo Oso denota querer volver con su ex (Lina Bernardi encarnada por una hermosa Soledad Villamil), quedando como zenit ese abrazo estremecedor (en la habitación de él de la pensión donde duerme) al borde del salto a la siguiente base, transpirando emociones latentes; Y está se singular relación con el ahora esposo de su ex (Sergio actuado por Luis Machín), primero expectante, luego con resquemor por ser un pobre hombre (un perdedor), en esto me recuerda Oso al José Coronado de “La vida mancha” (2003) de Enrique Urbizu, y su relación con la familia de su hermano.

Taras: Además de lo trillado de su punto de arranque ya mencionado, está el modo poco verosímil de la acción, parece sacada de una cinta hiperbólica en su emisión de violencia manufacturada para impactar, no me creo estas secuencias demasiado aparatosas, colmo es como Oso se carga (sin sentido alguno, pues tiene más balas) a dos enemigos suyos de un solo disparo, pero es que estamos en film de la Marvel?

Julio Chávez como el protagonista Oso está sensacional, irradia carisma, carácter, ser taciturno que habla lo justo y necesario, su mirada penetra, dice mucho de su mundo interior convulso, su pose de tipo duro es de las que asustan, un anti-héroe formidable sabiendo dejar entrever tras su coraza, rendijas de humanidad en el comportamiento con su ex, la hija y el nuevo esposo de la que fue su mujer, excelente; Soledad Villamil actriz de gran beldad, demuestra personalidad en sus ententes con Oso, se impone con fuerza, pero dejando a la luz fragilidad, estupenda; Luis Machín como Sergio, el nuevo esposo de Lina, está notable exponiendo a un perdedor, su gestualidad, sus andares, su habla, todo denota ser un “loser”; Agostina Lage como la hija de Osos, Alicia, cumple bien en su delicado rol;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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9 de julio de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena historia de nuestro país donde se muestra la vida en una zona cadenciada y los problemas que se les presentan a los protagonistas.
El oso protagonizado en forma excelente por Julio Chávez. El es un hombre rudo, golpeado por la vida que lo llevo a delinquir. Le cuesta mucho ser aceptado nuevamente por la sociedad. Es duro salir de la cárcel y reinsertarse en la sociedad. La marca de ser un ex preso no es fácil de sacarse. Él ama sobre todo a su hija y su mujer, y a su manera lucha por ellas. Por otro lado su ex mujer que trabaja para poder sobrevivir con una hija con dificultades de aprendizaje y un "marido" apostador y borracho. Este último es interpretado en buena forma por Luis Machín.
La historia tiene un final un tanto inverosímil que le quita fuerza a la película.

Los puntos negativos de la película, a mí entender, son:
* La banda sonora que es floja, por no decir mala, solo se salva el Himno Nacional.
* Algunas escenas que parece que las sacaron de un film de Stallone, Norris o alguno similar. Ver abajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
megracia
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