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Río Bravo

Western El sheriff Chance (John Wayne) encarcela por asesinato al hermano de un poderoso terrateniente que intentará liberarlo por todos los medios. Para impedirlo, Chance cuenta con la colaboración de dos ayudantes: un alcohólico (Dean Martin) y un viejo tullido (Walter Brennan), a los que se une un joven y hábil pistolero llamado Colorado (Ricky Nelson). Todos ellos se encierran en la oficina del sheriff para impedir que el preso pueda ser ... [+]
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Críticas 110
Críticas ordenadas por utilidad
5 de julio de 2008
39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intento imaginar cómo se conducían en general los sheriffs que habían de lidiar con los peligros del Salvaje Oeste, de aquellas tierras apenas descubiertas que olían a libertad, a pólvora, a dinamita, a tierra reseca, al metal caliente de las armas, a dólares fáciles a cambio de vidas... Duras, no aptas para débiles.
Intento imaginar cómo se conducían los guardianes de la ley en unos vastos territorios donde la ley era un concepto bastante novedoso, casi utópico diría yo. Y cuando me imagino un sheriff, el primero que se me viene a la mente es el que admiraré para los restos. Tiene los rasgos de John Wayne y una integridad que se rige por esos principios que consiguen que el mundo sea quizás un poco mejor.
-Porque se echará encima la responsabilidad de proteger a su pueblo y la defenderá con su propia vida.
-Porque se pondrá en primera línea del peligro y no permitirá que nadie lo haga por él. Sólo permitirá que quienes lo deseen le acompañen, siempre y cuando él esté seguro de que pueden cuidar de sí mismos.
-Porque tratará a sus ayudantes como a iguales, será su familia, confiará en ellos, tendrá mano izquierda, se asegurará de que nada les falte y de que se sientan a gusto con su labor.
-Porque todo el pueblo es como un tesoro que él deberá salvaguardar. No importa que se trate del más mísero poblacho de Texas. Para el buen sheriff, su pueblo es su hogar, su familia, su riqueza, su honor y su vida.
-Porque pasará noches en blanco, días de sol inclemente, estará allí donde lo necesiten sin desfallecer aunque se caiga del cansancio.
-Porque sentirá sobre sí el peso de la soledad de quien está dispuesto a afrontar la muerte si con ello puede salvar a su pueblo.
-Porque le resultará muy difícil aceptar ayuda, no la pedirá por sí mismo, será muy testarudo y sólo la aceptará de aquellos que le inspiren plena confianza.
-Porque estará tan entregado a su labor que no tendrá apenas tiempo para sí mismo.
-Porque sabe que su cabeza siempre tendrá algún precio y por ello será reacio a casarse y a dejar una viuda e hijos huérfanos en esa dura tierra, a menos que llegue un momento en que el amor llame a su puerta y él desee concederse una oportunidad.
-Porque su mano no temblará ante los malhechores ni perderá su sangre fría, y estará acostumbrado a pensar con claridad en las situaciones límite. Y si comete errores, procurará que el daño vaya contra él y no contra personas inocentes.
Todo eso he aprendido viendo Río Bravo.
Porque si yo estuviera en el condado de Presidio, si yo viviera en un poblacho que intenta salir adelante desafiando al desierto, a los bandidos y a las constantes amenazas de habitar en unas tierras fronterizas y hostiles, querría que mi sheriff fuese John Wayne.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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14 de julio de 2008
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer western de Howard Hawks. Escrito por Jules Furthman y Leigh Brackett, adapta un relato breve de B.H. McCampbell. Se rueda en Old Tucson Studios (Arizona), en decorados construidos 20 años antes para la filmación de "Arizona" (1939). Producido por H. Hawks, se proyecta en "première" el 18-III-1959 (EEUU).

La acción tiene lugar en Río Bravo, pequeña población de Texas, próxima a la frontera con Méjico, durante 3 días y 3 noches, en 1880/89. El sheriff John T. Chance (Wayne), con la ayuda de un alcohólico, un anciano tullido y un pistolero novato, se enfranta al asedio de los asesinos a sueldo del poderoso bandido Nathan Burdette.

El film combina los géneros de western, romance y drama. Es el tercero de los cinco westerns que realiza Hawks y el mejor de ellos. Los dos últimos ("El Dorado" y "Río Lobo") constituyen variaciones sobre el mismo argumento. El realizador concibe el film como muestra de rechazo de "Solo ante el peligro" (Zinnemann, 1952). Considera que el sheriff debe asumir los riesgos de su profesión, cumplir con su deber y abstenerse de pedir ayuda a los ciudadanos. La acción se desarrolla mayoritariamente en el interior de la comisaría, del hotel y del saloon, en un ambiente urbano, solitario y claustrofóbico. Los personajes son seres corrientes y sencillos, con algunos problemas de adaptación social y autoestima. El grupo guarda relación con los personajes marginados que luchan contra el mal en otros films de Hawks. El relato defiende los valores del género: amistad, compañerismo, coraje, lealtad, sentido del deber, espíritu de lucha. Usa arquetipos como el borracho, el niño, el anciano, el sheriff valiente, la viuda jugadora, el bandido. La ciudad cuenta con todos los elementos clásicos: calle central, saloon, barbería, hotel, granero, abrevadero, etc.

La narración es sobria, austera y fluida. Construye un extraordinario crescendo dramático. Los personajes, bien desarrollados, se erigen en centro de atención. Hablan, discuten, se hacen reproches y, sobre todo, se respetan, ayudan y apoyan. Los diálogos son ingeniosos, ocurrrentes, irónicos y sorprendentes. Las interpretaciones (Wayne, Martin, Dickinson, Brenan...) son excepcionales. La dirección de actores es magnífica. Son escenas memorables la entrada de Martin en el saloon, la llegada de Pat Wheeler (Bond), el informe verbal de Carlos sobre su entrevista con Nathan, los diálogos de Chance y Dickinson, la secuencia final, etc.

La música, de Tiomkin, colorista y vibrante, crea sentimientos de opresión, amenaza y tensión, que se refuerzan con la melodía lacerante "A degüello" (trompeta y guitarras). Añade 3 canciones melódicas. La fotografía, de Russell Harlan, usa planos medios, movimientos cortos y encuadres precisos. Sitúa la cámara a la altura de la mirada. Ofrece un único primer plano (manos temblorosas de Dude). Los primeros 4 minutos son una recreación del mejor cine mudo. Cine esencial, puro y emocionante. Excelente película.
Miquel
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13 de febrero de 2014
36 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
11(22/01/14) El tiempo es un juez implacable, no respeta los buenos recuerdos, excelente recuerdo que tenía de este western clásico, y es que mi mente guardaba en gran estima este film de Howard Hawks, pero su revisión me la ha arrugado y acartonado, se me ha hecho larga, con tramos superfluos, con pocas escenas para el recuerdo, con personajes cliches, sin profundidad, con un argumento simplista, y con un villano naif. El volver a verla me la ha bajado del pedestal donde la tenía, compararla con los mejor Leone, Peckinpah o Eastwood la deja a la altura de un producto infantil.

El escenario de este western es el pueblo de Presidio en Texas, John Chance (buen JohnWayne) es el sheriff que arresta por asesinato a Joe Burdette (correcto Claude Aikins), que disparó a sangre fría a un hombre en un bar, debe mantenerlo en la celda de la comisaria 6 días, hasta que venga la autoridad judicial. El problema es el hermano del detenido, Nathan (correcto John Russell), un poderoso terrateniente local que tratará por todos los medios de liberarlo, contratando a forajidos para ello, Chance contará para resistir con la ayuda de ‘The Dude’ (buen Dean Martin), un borracho local desde que tuvo una tormentosa relación con una mujer, ahora intentará reformarse, también le asiste Stumpy (gran Walter Brennan), un viejo cascarrabias y lisiado, un joven, Colorado (inane Ricky Nelson), le auxiliará tras un incidente con su jefe, Pat wheeler (buen Ward Bond). Durante estos duros días Chance tendrá un affaire con una bella pasajera de la diligencia, Feathers (preciosa Angie Dickinson), una experta tahúr.

El guión es de Jules Furtman (‘Rebelión A Bordo’, ‘Tener Y No Tener’) y Leigh Bracket (‘El Sueño Eterno’, ‘El Dorado’ o ‘El Imperio Contraataca’) que adaptan un relato corto de B. H. McCampbell, el título iba a ser ‘A Bull By The Tail’, al final lo cambiaron por ‘Río Bravo’, sin motivo aparente, pues no sale río alguno en el film, si acaso será por la querencia del director a nombres de ríos en sus películas. Fue el tercero de los 5 westerns que dirigió Hawks, los primeros fueron ‘Rio Rojo y ‘Río De Sangre’ (solo este no protagonizado por John Wayne), y los dos últimos que eran una copia indisimulada de este ‘Río Bravo’, ‘El Dorado’ (solo este no tiene nombre de Río) y ‘Río Lobo’. Tras el fracaso taquillero de ‘Tierra de Faraones’ Hawks tardó 4 años en volver a ponerse tras las cámaras con este western que él y su protagonista, John Wayne, se tomaron como una especie de respuesta a ‘Solo Ante El Peligro’ de Zinnemann, ellos la vieron nefasta, que un sheriff pidiera ayuda al pueblo lo consideraron de cobardes, poco varonil y profesional, para ello este Sheriff rechaza el auxilio de los amigos, curiosamente los dos films comparten músico, Dimitri Tiomkin.

Toca temas muy Hawksianos, la amistad, la redención, la lealtad, la camaradería, la valentía, el sentido del deber o el espíritu machil. Resalta personajes tallados a machetazos, tipos duros con defectos, de hecho el mejor personaje es Dude, el único que evoluciona, debe superar sus traumas alcohólicos con alguna recaída, con fuerza de voluntad y el apoyo de sus amigos, asimismo poblado su universo de mujeres abiertas, extrovertidas, lanzadas, mandonas, aquí la mujer de Pedro el dueño del hotel y sobre todo Feathers, y todo esto abordado con sutiles dosis de humor.

La mayor parte del metraje discurre en interiores, bien sea en el salón, el bar, el hotel o la comisaria, emitiendo una sensación teatral que intenta traspasarnos claustrofobia, elemento que por su tono distendido no consigue. Hawks coge el género del oeste y lo surte de todos los tópicos, el sheriff valiente, el anciano chistoso, el borrachín, el joven prepotente, la bella de fuerte carácter, y los malos malísimos, y es que aquí todo es blanco y negro, nada de grises, personajes planos (a excepción de Dude). El film adolece de falta de ritmo, son escasas las escenas de acción, siendo un problema su alargada duración, le falta capacidad de síntesis para ganar en intensidad, hay muchos tramos en que resulta redundante y nada pasa. El tono del relato es demasiado trivial, nunca sientes el peligro de los protagonistas, además la subtrama romántica llega a dar grima, no solo aporta nada, es que chirría que una joven se enamore en un flechazo perdidamente de un tipo de cincuenta y tantos, algo forzado e innecesario, encima hay que soportar la cara de tonto de Wayne ante las constantes insinuaciones de ella, muy artificioso. La historia es nula en la composición de un villano con carisma, Claude Akins y John Russell carecen de personalidad, son meras caricaturas, dos guiñoles sin alma, no hay grandes duelos héroe-villano, gran tara. Tampoco Hawks nos regala un gran clímax final, un tiroteo que roza lo bufonesco y sanseacabó, de mi Olimpo cinéfilo ha salido a empujones, se ha apolillado. (Continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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6 de enero de 2009
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ángulo de tiro, a cubierto, para John Wayne, nunca será el mismo que para, por ejemplo, Claude Akins (aunque luego dispondría de él como el sheriff Lobo).
Y tiene que ser así en las películas de Howard Hawks, no puede ser de otra forma porque son películas con encanto, con el disparo preciso, con el argumento bien dirigido, con los sentimientos adecuados; películas hechas con el cariño.
Cualquier otro western rodado con similar argumento y con otro director habría caído en el ostracismo. Pero Hawks tenía claro que los detalles que rodean a los personajes son los que triunfan, los que al final gustan a todos: la honradez, la amistad, el valor… y el amor; el amor tímido, encontradizo, envolvente. Y que el resto es el buen hacer en la dirección y saber resaltar esos detalles.
Dean Martin, excepcional cantante, nos proporciona uno de ellos cuando se pone a cantar, y después lo hace el joven. Una bonita canción entre copa y copa y con el cigarrillo en los labios. Claro, la bonita secuencia sube de categoría si el mismo John Wayne, el Duque, está al lado sonriendo... ¡Cómo no vas a participar de ese momento!
John Wayne dispara parapetado en la pared y las balas del enemigo le rozarán, pero él disparará con el ángulo preciso para pillarlos de pleno. Es John Wayne, no hay cuidado y así lo deseas.
Y cuando vaya por el pueblo lo hará con ese peculiar caminar que le hizo el número uno ante las pantallas, cansino pero firme, y cuando tenga que golpear lo hará como nadie, sus gestos serán únicos y precisos… y grandiosos e irrepetibles. Y cuando vaya a ver a la mujer que le espera enamorada, el tío irá tranquilamente, con el rifle humeante.
Hawks, tus historias nunca irán al ostracismo.
floïd blue
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23 de abril de 2008
36 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un western muy conocido y muy bien valorado por casi todos, pero que a mi personalmente me ha parecido un poco larga y algo pesada. Pero en rasgos generales se trata de una buena película, entretenida, con unas buenas actuaciones (unas mejores que otras por supuesto), pero cuyo handicap se halla principalmente en su duración.
Encuentro grandes momentos en la película, dignos de mención, que son básicamente esos ratos de enfrentamientos entre "buenos y malos", teniendo la mayor importancia el tiroteo final. El problema estriba en que estas escenas más bien son las menos, ya que hay grandes espacios de tediosas conversaciones y planos (todos ellos espléndidos) demasiado largos.
En cuanto a las actuaciones, poco malo hay que decir... en realidad nada malo, puesto que estamos hablando de grandes del cine, y aquí desde luego se han lucido.
La historia pierde demasiado cuanto más tiempo va pasando. Unos 40 minutos menos hubieran sido magníficos. Aún así, estamos frente a una historia muy completa, con una apertura clara y un cierre correcto, donde cabe historia de "amor" (o como pueda llamarse "eso") y dramas personales e íntimos de cada uno de sus personajes.
Kosti
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