Fast & Furious 5 (A todo gas 5)

Las sagas de acción actuales no me interesan en absoluto: cámaras epilépticas, secuencias digitales a mansalva, actores bochornosos y guiones que podría escribir mi sobrina de dos años. Como excepción, “A todo gas 5”, sin ser un prodigio de historia ni una masterclass interpretativa, recupera un estilo de cine de acción más artesanal, trepidante y muy entretenido, de aquel con el que antaño los especialistas se ganaban el sueldo, partiéndose los lomos para nuestro empalmado deleite. Si hay que compararla, está más cercana a los correctos resultados de “Los mercenarios” de Stallone, que no del resto de títulos de la insulsa serie del calvorota Vin Diesel.

Por supuesto que los diálogos y personajes son de juzgado de guardia, pero es un film que da lo que promete cumpliendo honradamente con su único objetivo, que no es otro que hacer vibrar al espectador palomitero a base de infartantes secuencias de asaltos a trenes, persecuciones imposibles, tiroteos desquiciantes, ensaladas de ostias y destrucciones masivas de mobiliario urbano, enlazadas por una simplista trama, por llamarla de alguna manera, de atraco multimillonario.

Como diría un colega polaco, seis merecidas estrellitas, pues, para un “más difícil todavía” sorprendentemente digno, que busca con acierto distanciarse holgadamente de sus entregas precedentes y que resulta idóneo para desconectar el cerebro y pasar un rato bien distraído, siempre que gustéis del género de acción de alta testosterona y no seáis demasiado escrupulosos con las leyes de la física. Placeres culpables, que les llaman.

Una saga cinematográfica de más de cuatro cintas siempre esta caracterizada por la disminución en calidad de las mismas. Y más si los filmes son de acción, con autos y música insoportable. Con cinco películas en la lista y tres dirigidas por el resolutivo Justin Lin, nadie se iba a imaginar que la quinta parte de esta saga podría considerarse una cinta de acción pasable, en realidad es mas que pasable, es mas que pasable, es totalmente entretenida e altamente efectiva pero llena de guiños a la falta de coherencia en sus escenas de acción y persecuciones. De menor a mayor es como se debe definir a la saga conocida en Estados Unidos como The Fast & Furious, admito que no he visto la primera, algún día la veré, hasta que la vea voy a seguir creyendo que la segunda parte es la primera y voy a seguir estando confundido con la cuarta. Y mucho mas confundido con la tercera, creo que la tercera es el punto de inflexión en aumentar mi confusión. En fin, la quinta se alza entre sus sucesoras como lo mejor de el conjunto y creo que tengo una pista de porque (en spoiler aclaro) además de esta pista, puedo decir que se tomaron en serio al publico y le brindaron algo mas que chicas con poca ropa, autos pintados y música engorrosa, aquí hay una historia. Un robo de 100 mil millones de dólares a el mafioso mas poderoso de Río. Y por si fuera poco, The Rock forma parte del gran enjambre de estrellas pasadas de Rápido y Furioso. El producto de esta multiplicación es totalmente satisfactorio, dando al publico lo que quiere y mas aun. Adrenalina pura, señoras y señores. Ah, por ultimo, Justin Lin es fanático de Don Omar, sin lugar a dudas.

FIN

La película nos ofrece lo mismo que las anteriores: coches rápidos, chicas guapas, guión justito... y mucha acción.
Posee algunos tiempos muertos debido a un guión algo flojo que nos cuenta prácticamente lo mismo que en anteriores entregas, junto a unas interpretaciones correctas y algo chulescas por parte de los protagonistas.
Sin embargo, la acción está pensada para sorprender al espectador con escenas asombrosas que superan la espectacularidad de anteriores entregas. (más en spoiler) Hay que destacar en este apartado a los especialistas, que se jugaron el tipo en numerosas ocasiones para conseguir el "más difícil todavía".

Seré breve.

A mi parecer una gran película de entretenimiento palomitero que se deja ver sin problemas.

Tan buena o mejor que la primera y salvo alguno de los típicos clichés de este tipo de cine una peli de acción perfecta.

Menos carreras, menos chicas espectaculares y más acción y variedad que las otras entregas.

En lineas generales todos los actores estan bastante bien, buena química.

En mi opinión las escenas que más me engancharón son las del primer acto, rápidas, violentas y muy entretenidas. El resto de metraje se mantiene en la linea sin excesivas sorpresas.

Muy recomendada para desfogarse y pasar un buen rato frente a la pantalla dejando en stand by los prejuicios y no siendo quisquilloso con la trama.

¡Oh, dios mío! Nunca había ido a ver una “A todo gas” al cine, pero puedo asegurar que es un espectáculo y que las tresdé parecen apropiarse de toda la sala sin ningún tipo de control. Y como Nintendo 3DS, ¡sin gafas!. Decepcionado por la ausencia de Juanis, eso sí, afronté el visionado de la quinta entrega de la saga con un gran bagaje: habiendo visto la primera hace años y la tercera cuando salió en DVD. Poco importa pues aunque en Fast Five se tiren prácticamente toda la película haciendo referencias a otros personajes e incluso pude escuchar aplausos y la sala se revolucionaba cada vez que aparecía un actor en pantalla (de otras entregas, vamos, que los guionistas aprovechan el factor nostálgico), la trama se sigue bien. “Bien”. Aunque lo que debería entrecomillar es “trama”.

El guión de Chris Morgan, un profesional que ha sacado a la luz libretos de “Cellular”, “Wanted” y las tres últimas entregas de “A todo gas” podría pasar por ser el más serio de la saga. Ahí es nada. Como hablar de la historia no va a dar más que para chistes, lo mejor será pasar a lo único que verdaderamente merece la pena de la película: el reparto. Vale, sí, Paul Walker nunca ganará un Oscar pero se entrega a su Brian O'Conner sin ningún pudor. Vin Diesel es infinitamente mejor actor (sólo hay que ver “Find Me Guilty”), un tío carismático a rabiar (él hacía soportables “xXx” y “Pitch Black/Riddick”) y aquí también mola, claro que su personaje es prototípicamente molón. El resto son secundarios con varias frases de guión, algo así como ocurre con la saga “Ocean’s” donde hay tropecientas estrellas, todas tienen su parte y cobran el cheque. The Rock, Jordana Brewster, Tyrese Gibson e incluso nuestra Elsa Pataky se pasean por pantalla sin caer mal (bueno, esa última un poco) y levantando a caricaturas de personajes, que es lo que hay que vender en esta época. La película tiene carisma pero de calidad no va, precisamente, sobrada.

Salvo en momentos puntuales incluso las escenas de conducción son mediocres y hay que hacer un esfuerzo muy grande para no reírse de la película cada treinta segundos, porque basa su entretenimiento en enlazar fantasmadas. A mi particularmente toda esta subcultura tuning no me interesa una mierda, por lo que pasé la proyección más frío que un iglú, aunque honestamente tampoco puedo decir que me haya aburrido demasiado: da lo que promete. Habrá para quien sea suficiente, lamentablemente no es mi caso. Una producción destinada a arrasar en taquilla y a vender muchas copias de su banda sonora. ¿De cine? Mejor no hablemos. La experiencia, eso sí, memorable y en tresdé: los gritos al estilo “¡fóllatela!”, “vaya buga tron” o aplausos cada vez que aparecía un careto nuevo, no se olvidan. Menos aún la gente saliendo del parking tras la proyección de la película, intentando emular las hazañas de sus héroes.