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El triunfo de la voluntad

El triunfo de la voluntad
1935 Alemania
Documental, Intervenciones de: Adolf Hitler, Josef Goebbels
7,4
5.288
Documental Alemania, año 1934. Adolf Hitler acababa de llegar al poder un año antes. En Nuremberg, el partido nacionalsocialista celebra un triunfalista y patriótico congreso en el que se exaltan los valores del pueblo alemán y la raza aria. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
14 de septiembre de 2012
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje de propaganda política realizado por la directora alemana Leni Riefenstahl (1902-2003) (“Olympia”, 1938) por encargo de Hitler. El guión, de L. Riefenstahl y Walter Ruthmann, resume los actos, desfiles, parlamentos y demostraciones que rodearon la celebración en Nuremberg (Bavaria, Alemania) del VI Congreso del Partido Nacionalsocialista en septiembre de 1935. Producido por Leni Riefensatahl para Leni Riefenstahl-Produktion, se estrena el 28-III-1935 (Alemania).

La acción tiene lugar en Nuremberg del 5 al 10 de septiembre de 1934. El protagonista principal es Adolf Hitler. Otros protagonistas son los altos jerarcas nazis: Martin Bormann, Josef Gobbels, Herman Goering, Rudolf Hess, Heinrich Himmler, etc. También son protagonistas los 52.000 militantes del partido nazi que participan en las manifestaciones con uniformes paramilitares y la población civil de Nuremberg, que asiste en las calles o desde las ventanas a los desfiles, paradas militares y demás actos públicos que tienen lugar en las calles de la ciudad.

El film constituye un discurso de exaltación de Hitler, la ideología nazi, el militarismo y los gobiernos totalitarios. Lo hace con la ayuda de los artificios de sonido, iluminación, composición, perspectiva, filmación y montaje que la realizadora tiene a su disposición. Cuenta con un equipo profesional de 120 técnicos, 30 cámaras, numerosas grúas, raíles y juegos de cables elevados que permiten tomas a 40 m de altura. Con estos medios y gracias a su trabajo, preparación y talento, la realizadora compone una narración visual que avanza a un ritmo intenso, similar al de los himnos patrióticos que se cantan, con una combinación muy imaginativa y fresca de travellings de avance, retroceso y laterales, lentos y rápidos, barridos, contraluces, planos generales, tomas cenitales, filmaciones circulares en torno al personaje central, fundidos, imágenes subjetivas, planos inferiores, superposición de imágenes, etc. No solo hay riqueza de medios y soluciones técnicas, la obra desborda imaginación, inventiva y talento. Sobre esta base la cinta constituye un recital variado y muy dinámico de imágenes seductoras que solo decae hacia el final a causa de la fatiga que producen las reiteraciones del desfile ante un Hitler que es canciller desde enero de 1933 y presidente de Alemania con el título de Führer desde el reciente fallecimiento (2-VIII-1934) del presidente alemán, Paul von Hindenburg (1847-1934).

Los desfiles y paradas de los miembros del partido nazi no son militares, sino paramilitares. Los que desfilan no llevan armas, sino solo mochilas, picos, palas, etc. La manera de sostener los picos y las palas recuerda, y a la vez evoca, los fusiles ausentes. No es casual la inclusión de un cañón de salvas. Las imágenes del águila corresponden al símbolo imperial de Alemania, no son un símbolo nazi. Los actuales euros alemanes reproducen en su anverso el águila imperial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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17 de marzo de 2006
29 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que hay que verlas si uno quiere saber algo de cine de la misma forma que hay libros que hay que leer si uno quiere saber de literatura. Eso a pesar de que el tema del libro, o de la película, te aburra, te disguste o te provoque arcadas.

"El triunfo de la voluntad" pertenece a ese tipo de películas de visión obligada aunque luego debas de ir corriendo al servicio. Es la película de propaganda por antonomasia y la mejor vacuna contra mítines políticos que conozco. No importa el color del partido político, se nota que los que organizan los "saraos" esos han debido ver esta película lo menos 10 veces, (algunos como los de HB seguramente hasta 20).

La comparo con la obra de Maquiavelo en el sentido que nos muestra algo que "esta ahí" aunque ese "algo" no nos guste. Supongo que si Leni hubiera sido rusa y hubiera realizado la misma película para Stalin, entonces no sería una película maldita sino de obligado visionado en las escuelas. Pero la hizo para Adolfito. De todas formas, cunplió su cometido hasta 1941, cuando ya hasta el tío Jose tuvo que reconocer que el amigo Adolfo era tan malnacido como él. Pero hasta ese año que se le ocurrió meterse con Stalin, los partidos comunistas de la época lanzaban loas a favor de Adolfo.

Solo la he visto entera una vez y me maravillé de las veces que se apela a los sentimientos más profundos del espectador a pesar de que se supone que es un documental. La carga emocional que se destila en algunos momentos es tremenda. Pasamos de grandes escenas de masas a primeros planos del líder acercándose y tocando al pueblo llano. Mi hipótesis es que si esta película la hubiera hecho un hombre habría quedado mucho más fría y más "documental" y ahora no estaría escribiendo sobre ella pues sería una película de propaganda más. En mi opinión es el hecho de que la filmase una mujer lo que permitió que esta película se "acercase" al espectador y apelase a su corazón y no a su cerebro convirtiéndose en una obra maestra de la propaganda.
Major Reisman
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19 de abril de 2006
26 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en la facultad me mandaron ver esta película, que alababa las doctrinas nazis, sencillamente me negué a verla. No fue hasta que mi profesor dijo que era obligatoria para aprobar, cuando me decidí a verla. Cuando terminé de verla tenía una sensación de lo más extraño. Había disfrutado viendo un auténtico monumento al nazismo y particularmente me sentía miserable.

Con el paso del tiempo, en un revisionado, lo entendí todo perfectamente: Leni Riefenstahl puede conseguir que me resulte atractivo algo tan aberrante e inhumano como es el nazismo. Al igual que Eisenstein, que consigue que uno se interese por el comunismo en su genial trilogía sobre la revolución soviética. Probablemente el mejor documental propagandístico jamás rodado.

Leni hace gala de un dominio del medio cinematográfico que para sí lo quisieran algunos de los considerados grandes maestros del cine. Unos travellings grandiosos, unos planos generales únicos, unas panorámicas geniales, un montaje soberbio... pocas pegas se le pueden poner cinematográficamente hablando, por que es una joya, pura historia del cine... pero eso sí, el cine puede servir para lo peor, como ensalzar al mayor criminal de la historia
Tony Montana
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15 de octubre de 2007
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente como un hombre consiguió hipnotizar de tal manera a una nación. Realmente Hitler era un genio. Supo aprovechar el contexto histórico y social del a época para convencer a Alemania de la certeza de sus ideales. Utilizó el antisemitismo para alcanzar el poder ya que conocía el pasado antisemita de Alemania. Consiguió hacer lo que quiso con un país que no parecía tener uso de razón, y se erigió como un salvador. El fanatismo que se observa en el documental no tiene límites, como la sobredosis de banderas, esvásticas y demás parafernalia. El manierismo militar, la pomposidad banderil, todo estaba encauzado a manipular y doblegar la razón alemana. Y lo consiguieron, por cierto que sí. En un país devastado por las bombas enemigas, las madres alemanas no dudaban en mandar a morir a sus hijos ni siquiera adolescentes actuando de manera absolutamente espontánea. Tan hondo caló toda esta propaganda. En cierto modo recuerda la sociedad alemana de ese tiempo a una naranja mecánica, tan manipulados estaban que no ofrecían capacidad de elección, no utilizaban las neuronas para decidir.
Brillante ejercicio de propaganda de gran valor histórico y brillantemente realizada (los planos y la iluminación especialmente), que ciertamente da que pensar.
joruji
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2 de febrero de 2006
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá lo más interesante de esta película es cómo Leni Riefenstahl sienta las bases de lo que será el comportamiento de los políticos ante las cámaras durante ya más de 70 años.

Hay que tener en cuenta que es uno de los primeros filmes que muestra a un político en acción ante el pueblo y por supuesto con fines propagandísticos. Ahora tengamos en cuenta que esta película establece el código de "Cómo filmar a un político para que quede bien". Y ahora tengamos en cuenta queeste código es el empleado desde entonces. Ese es, en mi opinión, el verdadero aporte de esta cinta.

Cada vez que veáis a un político coger un niño de entre la masa y darle un beso y a su madre mirándole con arrobo acordaos de Leni Riefenstal.
Grasas
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