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Cara a cara al desnudo

Drama Una psiquiatra que no soporta la ausencia temporal de su marido se vuelca en el difícil caso de una de sus pacientes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
8 de mayo de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película me ocurre lo mismo que con "Sonata de Otoño", "Gritos y Susurros", "Escenas de Matrimonio" (en menor medida), etc... que me parecen peliculones, pero son tan dañinas que se me quitan las ganas de volver a verlas.

A parte, tengo la certeza de que el Bergman de los 70 se repite película tras película. "Cara a cara" vuelve sobre los traumas ya expuestos en películas como "Como en un espejo" pero llevándolos al extremo. De hecho, el final de ambas películas, y el tratamiento del "amor" como unica verdad de la vida, es practicamente igual. Además muchos de los traumas que salen aquí a la luz, volverán a escena un año más tarde en "Sonata de Otoño". Estamos ante el Bergman menos agradable y más incisivo.

Como ya he mencionado en alguna crítica, me quedo con los trabajos del director entre 1953 y 1968, su etapa más grandiosa. Todos sublimes y perfectos... y que permiten millones de visionados... después de esos años pues... hay que tener estómago y frialdad para no salir dañado de su cine.
borja murel
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7 de septiembre de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fragilidad de la mente, el miedo a la muerte, los problemas de infancia, la creencia en Dios, o lo complicado de las relaciones son temas recurrentes en las películas del director sueco, como muestra en otros grandes títulos como "Persona", "Como en un espejo", " Gritos y susurros" o " Sonata de otoño". En ellas nos sumerge en un viaje a través de los entresijos, recobecos, profundidades y alturas del alma humana, para hacernos chocar con personas tan difíciles como nosotros y comprender sus inquietudes, angustias y más oscuros temores.
En "Cara a cara", nos coloca desde el primer plano frente a frente con una mujer a la que diseccionará psicológicamente a lo largo de las dos horas siguientes, la doctora Jenny Isaakson, una psicóloga de un hospital encargada de pacintes cuya curación puede parecer un reto, como María. Durante el verano, decide pasar unos meses en casa de sus abuelos. Su marido está dando una conferencia en Chicago y su hija Anna en una campamento. Ya desde la primera noche, comenzará a enfrentarse con sus fantasmas y sus más internos traumas y miedos en unas pesadillas que la harán enfrentarse a ellos como un alma atormentada, trémula y pesarosa. Su estado irá empeorando hasta tener consecuencias casi funestas.
Y son esas mismas cuestiones las que traumatizan a Jenny hasta hacer que se encuentre perdida y desorientada tanto fuera como dentro de sí misma: el miedo a la muerte que la asediaba de pequeña, sus deseos ocultos, el pavor, la pena y el odio por la pérdida de sus padres con tan solo ocho años son las protagonistas de unos sueños laberínticos, tétricos, oscuros en los que se inmergía al cerrar los ojos y a los que tenía que hacer fente sola con su alma desnuda antes ellos (como simboliza el vestido rojo de la pesadilla central).
Ingmar Bergman construye un consternador e impactante drama psicológico gracias al uso de imágenes sencillas y desnudas y primeros planos enfocando al elemento principal, Liv Ullmann, que consigue con su rostro, su mirada glacial, su extraña belleza y sus desgarradores gestos transmitirnos todo el dolor, la angustia y tormento de su personaje. Su interpretación resulta tan descarnada, profunda, rabiosa, tempestuosa y delicada al mismo tiempo que hipnotiza y hace que no puedas apartar la mirada de ella. Ambientada por los sonidos cotidianos y una única pieza instrumental de Mozart. Se alzó en 1977 con varios premios de la crítica y un globo de oro a mejor película extranjera, además Bergman y Ullmann recibieron dos merecidas nominaciones a los premios óscar de la Academia de Hollywood (yo personalmente a ella se lo hubiera dado). Notable película, fundamental para los admiradores de Bergman y de "el ángel noruego", y que hay que empezar a ver con buen ánimo esperando una catarsis.
david panadero moya
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4 de marzo de 2012
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
37/19(23/02/12) <Menudo peñazo!>, Esta crítica es posible que me la machaquen la legión de seguidores de Ingmar Bergman, pero no soy un snob y digo lo que he sentido al acabar. El afamado realizador sueco nos vuelve a obsequiar aquí con otro manual sobre el dolor, su reiteración en el tema de la angustia física y espiritual es ya cansina. Me da la sensación que su cine es teatro minimalista, que lo que a él le hubiera gustado es mostrar sobre un escenario a dos actores sufrientes metafísicamente y que los espectadores fueran apenas una docena y estuvieran a un palmo de ellos, esto para que entre todos corriera el tormento como una pandemia. Este film relata cómo Jenny Isaakson (gran Liv Ullman) es una psiquiatra que lidia con enfermos mentales retorcidos, esto a ella le afecta, y lejos de ser una persona equilibrada, sufre depresión, por todo tipo de trastornos, sexuales, de frigidez, de problemas familiares, esto le lleva a continuas pesadillas existencialistas. Bergman en la mayor parte de su filmografía me aburre, y esta no es la excepción, es un tipo de pseudocine que me hastía, su estilo es lánguido, siempre primeros planos desgarradores y mucho de que contarse sus problemas burgueses, diálogos y monólogos intelectualoides, todo muy cargante, todo muy pretencioso y denso, por aquello de que si no los entiendes es que no tienes nivel, con un tipo de gente que me es distante y fría, no me emociona, es como quedarse atrapado en arenas movedizas, una sensación de incomodidad, es como que alguien pretendas que vomites y se dijera si lo consigo he triunfado, la mayoría de sus personajes están cortados por el mismo patrón, siempre al borde de la locura, con disfunciones sexuales, reflejos de sus pesadillas, intentos de suicidio, reflexiones sobre la vejez, que tío más cansino. Este tipo de cine tiene su público y su crítica loadora, yo no soy uno de ellos, tiene sus méritos, es como un cuadro cubista, hay quien paga millonadas por ellos y otros no los tendríamos ni para papel higiénico. Esta para mi aporta nada a su trayectoria, es más reiteración, es ‘Gritos y Susurros’, ‘Como un Espejo’, ‘La Hora del Lobo’, y ojo, no soy por sistema anti-Bergman, me gustaron ‘Fresas Salvajes’, ‘Los Comulgantes’ o ‘La Vergüenza’. Lo mejor sin duda de la obra es la descomunal interpretación de Liv Ullman, un tornado de sensibilidad, pero con Bergman, vuelvo a lo mismo, siempre está con el mismo rol de sufriente. Mi puntuación quiere decir que ni frío ni calor, mi absoluta indiferencia. Mi cinefilia debe ser patológica pues a pesar de este producto freudiano seguiré completando su filmografía. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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27 de febrero de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces el vacío se convierte en el espejo del rostro. Si eso sucede seguramente ya no exista salvación posible, y lo único que se puede esperar es la venida de las tinieblas, que lleguen y lo cubran todo con su negro manto: los recuerdos, la existencia presente y el impreciso futuro.
¿Qué queda después?

"Pasión" significó en muchos sentidos el signo precursor de un fin de trayecto, de una preparación elegíaca del adiós en el cine de Ingmar Bergman, pues una época se acababa y otra empezaba, quizás menos fructífera y brillante, pero sin duda muy interesante para aquellos que conocían y disfrutaban del talento del veterano realizador sueco. Pero es precisamente en los '70 donde este talento, incombustible durante casi tres décadas, empieza a dar muestras de agotamiento; como Rossellini, pero sin la menor ambición ni ilusión pedagógica, Bergman rueda y rodará cada vez más para televisión...
No obstante, ahí donde la obra cinematográfica documentaba su vida interior y vicisitudes existenciales, la obra televisiva toma el relevo documentando su propio cine, que ha terminado, si no sustituyendo su vida, al menos ofreciendo una alternativa autónoma; cada trabajo remite a otro anterior y el arte del director parece estancarse, a lo que contribuye su pésima situación por la acusación de evadir impuestos. Desde este punto de vista, todo lo que logra en la década se basa en tres títulos clave: "Gritos y Susurros", "Sonata de Otoño" y "Secretos de un Matrimonio". Entre medias, una producción a cargo de Dino de Laurentiis concebida en un principio para televisión que le reúne de nuevo con Liv Ullmann y Erland Josephson.

Si "El Rito" radicalizaba el tema del proceso contra el arte inaugurado por "El Rostro", "Cara a Cara" decide profundizar, una vez más, en el tema del doble, la psique y la locura desarrollado en "Persona", aunque desde un enfoque distinto. La logística del film divide cómodamente su estructura en dos actos bien diferenciados, presentándonos a Jenny Isaksson, una psiquiatra que decide instalarse con sus abuelos y atender temporalmente en un hospital mientras su esposo y su hija están de viaje en EE.UU.. Planos largos sostenidos contribuyen a la modelación de la implacable atmósfera erigida alrededor de la protagonista.
Una primera parte de ambiente espeso, agobiante, seco y agrio, de aire viciado, de tensión constante, en el que Jenny va enfrentando su máscara de frialdad e indiferencia a una extraña relación iniciada de forma involuntaria con Tomas (un doctor divorciado que parece desearla), a los cuidados de una paciente llamada Mari (quien aparentemente finge su estado desquiciado) y al retorno a un hogar devorado por la melancolía y la inminente presencia de la vejez y la muerte (encarnada en sus abuelos) al tiempo que los espectros de un pasado familiar imperdonable comienzan a acecharla desde las esquinas, vigilantes y tranquilos.

Frivolidad, hipocresía, infidelidad, depravación y hastío que van estrechando el cerco alrededor de Jenny y del espectador; dos sucesos marcan la transición hacia el segundo y más conmovedor acto: un repugnante acto de violación que desafía la indiferencia de la mujer (y la lleva a una significativa inversión de los roles con su paciente) y un cobarde intento de suicidio cuyo resultado no es el esperado. Bergman ha comprimido durante una hora todos los sentimientos y pensamientos escondidos o rechazados para hacerlos brotar desde una grieta en la pared.
La realidad entonces se quiebra, se retuerce, y nos vemos arrastrados a un mundo paralelo de sombras y fantasmas (que no es sino el inconsciente de la protagonista); la irrupción de lo espantoso en la psique, el deslizamiento hacia los pliegues más sombríos y pegajosos de la mente y el recuerdo, un viaje de interpenetración al inframundo de la consciencia. Se trata de un universo del cual Jenny saldrá y entrará con el objetivo de iniciar una importante confrontación: con su pasado y consigo misma.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Volviendo a encarnar al paradigma de criatura atormentada e inquietante, Liv Ullmann nos ofrece la que podría ser su actuación más poderosa y visceral, no sólo de su colaboración conjunta con Bergman, sino de su carrera en general, acompañada nuevamente del hierático y más comedido Erland Josephson y de un envejecido Gunnar Björnstrand relegado a un papel secundario y silente (como ocurrirá en "Sonata de Otoño"); el que fuera la estrella en los primeros films del sueco, Birger Malmsten, tiene la ocasión de una repugnante aparición.
Apoyada por el gran trabajo de fotografía de Sven Nykvist, "Cara a Cara", nominada a dos Oscar y estrenada en dos versiones, una para cines y otra más extensa para la televisión (medio para el que originalmente fue filmada), puede repetir los mismos patrones, obsesiones, miedos y reflexiones que muchos anteriores títulos...pero su tratamiento en esta ocasión resulta ser de una ferocidad inusitada y desgarradora, como si lo mostrado careciese de antecedentes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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2 de mayo de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guaridas de la psique. Reflejos amortiguado por la huida. Depresión que limita. Laberintos fantasmales para el alma dolorida. Limbos de culpabilidad incapaces de purgar.

Bergman se desenvuelve con pericia en mundos internos. Una de sus obras más terroríficas e insanas. La composición de su montaje va estrechamente relacionado con los conflictos de su protagonista. De atmósfera enrarecida y estética lúgubre. In Crescendo. Ullmann superlativa.

Culpas y dolor. Muerte y amor.
La puerta de Tannhäuser
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