La casa del miedo

Cuando la historia se enreda sobre sí misma, sólo la audacia de S. Holmes es capaz de llevar la investigación hasta las últimas consecuencias.
Tal era el planteamiento de A.C. Doyle y en ese espíritu se desenvuelven R.W. Neill y los inefables B. Rathbone y N. Bruce en su apuesta cinematográfica.

La película es un ejemplo de credibilidad, de ambientación, de fluidez y, sobre todo, de capacidad narrativa.
Su elocuencia trasmite al público la intensidad y la intriga con la soltura propia del texto escrito por el novelista escocés.
No cabe mayor elogio.

Otra más de Basil Rathbone como el gran detective, que en esta ocasión viaja hasta Irlanda para investigar las muertes que está habiendo entre un grupo de jubilados que viven juntos y cuyas pólizas de vida están al nombre de los demás.

Es una película bastante interesante, porque desde un principio puedes hacerte tus ideas sobre quién puede ser el asesino, pero conforme va avanzando la película, hay más y más asesinatos y se te acaban las opciones... (sigue en spoilers)

Que una cuadrilla de colegas se junten en una mansión para dejar que les manden al otro barrio sin más resistencia que alguna que otra protesta balbuceante, ya debería hacernos sospechar que hay gato encerrado.
Como también debería hacernos sospechar que una compañía aseguradora sea tan eficiente y honrada como para abonar, de inmediato, el montante de la póliza a sus beneficiarios que no son otros que los colegas del último finado.
Pero no se emocionen ustedes, ni se apresuren a cancelar sus pólizas para trasladarse a esa compañía porque, a pesar de soltar la pasta en seguida, con olfatos de auténticos sabuesos detectan que no es normal que, cada muerto, reciba la noche anterior un sobre con pepitas de naranja en su interior.
! Ayyy, el egocentrismo del asesino!. ! Que manía tienen todos con convertirse en asesinos de " autor". Llaman la atención de la aseguradora y, claro, se presenta Holmes.

Y yo me lo he pasado de puñetera madre, oye. Se nos han puesto a mezclar a Doyle con Christie en siniestra mansión ( que me ha hecho babear), con un auténtico bombardeo de asesinatos, sospechosos, pistas a seguir, giros y revueltas y muchísimo humor, con broche final incluido como colofón perfecto para concluir un gran divertimento.
A los puristas de Holmes no les gustará, vale. A los puristas de Christie tampoco. A mí, me ha encantado.

Una película que quizás, puede recordar más a Agatha Christie que a Sherlock Holmes.

Es un juego, como en la actualidad está de moda las Scape Room, que lógicamente, antes la interacción era limitada y estaba disponible sobre para leer, en los libros, y en las primeras décadas del cine, para ver y escuchar.

La historia, muy buena, se trata de buscar a uno de los asesinos, y lógicamente el asesino juega con las futuras víctimas, cayendo una a una para ponerle más tensión a la historia.

Está muy bien llevada, exceptuando por la figura del propio Holmes, que seguramente lo quieren retratar como un personaje muy calculador y que no se deja llevar por las emociones, pero desde mi punto de vista, no lo han llevado bien ya que da la sensación que le da igual si proteger a las víctimas, e incluso de si alguien muere o no... demasiado frío.