To the Wonder

El amor fundido en la fotografía, vivencias del estilo poético de la noche y las llamas, un viaje del roce y los sueños, la eternidad se reitera de paz y contacto hasta la maravilla, un solo ser de prosperidad y esperanza, tantos planos recurrentes hacen perder la magia, es como si sólo se pudiera grabar en esa técnica propia aunque sean momentos cotidianos, pero tanto lo uno como lo otro siguen sumando a la definición de amor propuesta, una sensación de llevarlo al límite, lo bueno y lo malo.

No profundiza en sus personajes, ni en el presente ni en sus pasados, pero va dejando huella, se puede decir que es cine bien hecho pero no para todos los públicos, transmite una insoportable permanencia de insatisfacción en una experiencia única que trata de repetir el proyecto anterior, pero sin alcanzar valor social, el espectador debe adaptarse a una encerrona que se atreve a bendecir y a condenar el amor, una avalancha de ternura salpicada por odio tremendamente alejada de la realidad pero con capacidad de penetrar.

Tampoco es una historia pasional, disputas y reconciliaciones cuyo objetivo está en nuestro interior, y el cura como ejemplo extremo de soledad y espiritualidad, es el único intento de abandonar a la pareja, pero se trata de una estrategia para entregarla a Dios, hay muchas cosas ilógicas y muchas secuencias ilegibles, pero esta historia de bondad y desesperación consigue hacer venir abajo si crees en ella, "To the wonder" es un experimento límite de como contar una relación para hacer sentir al espectador, los personajes pierden importancia, lo que se busca es dejarnos pensando en nuestras vidas.

Es la voluntad de Malick, dejarnos sin fe, sus películas no son obras de arte como norma general, pero siempre me apetece verlas porque dan miedo mientras busca un rayo de luz, porque susurran a la vida mientras desnuda y derrumba a los humanos, es cine que no obliga sino sugiere, no parece que conozcamos a los personajes sino que ellos nos conocen a nosotros en un extraño vínculo que nos ayuda a mirar en nuestro interior.

En esa invitación se sabe desenvolver admitiendo que satura, pero convence en su incomodidad al alterar la constancia normal del cine, las obras abstractas acaban activando la mente si se hace un esfuerzo en buscar esencia en ella, esa confusión generada deja una herida que se cura y aparece la cicatriz porque ha sometido, no es una película especial, pero sí que hay delicadeza, no es impactante, pero sí tenebrosa... de qué tienes miedo?

Esa inestabilidad le permite mirar arriba y abajo hasta consigue asomarse a la libertad fuera de toda influencia, el odio y el delirio rompen cadenas, el fracaso y la destrucción la hacen agresiva, tanta inconexión acaba haciendo mucho daño, no es una guerra de pareja, pero es cruel, subir otras escaleras, quedar abandonada, Cristo en todos lados... toda una serie de mensajes demoledores y de diferente índole para expresar la inestabilidad emocional de una mujer, su lucha, su fuerza, no me vale eso de que es poesía barata o carente de valor, para mí hay filosofía visual acompañada de suaves párrafos.

Capítulos incorrectos que buscan la conexión de lo divino con el alma, con todo lo que eso abarca, así se puede permitir hablar de unos ciclos sin salir de otros y agotar con tantas puestas y amanecidas, cada fotografía conlleva un significado, el problema es digerirlo todo, y es que no es posible alimentarse de postres, muchas reconciliaciones y huidas, muchos cambios de estación para acabar siempre en las hojas caídas del otoño, todo lo filmado son estados de ánimo sobre encuentros y pérdidas, a veces las dos cosas a la vez.

Por lo que leo en otras críticas, este tipo se ha ganado con los años la admiración de un nutrido grupo de admiradores. Mis mayores respetos para ellos. Personalmente, la pretendida colonia de lujo de este individuo no me parece sino meliflua insensatez. Como de todo tiene que haber en esta vida, seguiré leyendo el resto de las críticas positivas por si alguna me alumbra algún destello de lucidez en la, en mi humilde opinión, mayor insensatez desde "Corazón salvaje", cuyo director, David Lynch, ocupe el trono bicéfalo junto con el ínclito Malick en la lista de los farsantes más siniestros de la historia del cine.

Como siempre tropezamos en la misma piedra, y en aras a no cerrarse en banda a pesar de desilusiones pretéritas, me decidí a dar una nueva oportunidad a quien, al fin y al cabo, había hecho algo de cierto mérito con "La delgada línea roja". La verdad es que tras "el árbol de la vida" (para colgarse de él, cabría añadir) mi predisposición no era obviamente la mejor, a pesar de que, en previsión de lo posteriormente confirmado, albergara la débil esperanza que la sola visión de Olga Kurylenko me permitiera soportar sin excesivos bostezos el, para más inri, excesivo metraje del desaguisado.

Efectivamente, la ventaja de ser un "genio del arte" es que te permite realizar tropelías sin el menor recato ni justificación. Lo sorprendente es que semejante cine resulte rentable y admiro a los productores de un esperpento que, eso sí, al ahorrarse por completo el guión no debe ser muy costoso, y que parece encaminado a encadenar una serie de escenas inconexas donde la música y la poesía de saldo se mezclan en una confusa ceremonia dirigida a exasperar al paciente espectador.

La sinopsis habla de un escritor frustrado (¿Cómo lo saben? ¿En qué onírico desfile de paisajes de Oklahoma se desliza tan subliminal apunte?) que se debate, entre 2 amores a cual más insulso y reiterativo, entre apariciones tan fantasmales como el personaje de Bardem, la italiana desquiciada o la niña ni fu ni fa. El despropósito catatónico se enmarca, eso sí, entre preciosistas imágenes de tonos rojizos cuyo valor parece a todas luces reconocido por la parroquia de Malick. A mí me ha pillado muy mayor, me temo, para apreciar el lirismo falto de contenido y de la más mínima emoción tangible. Porque ni los lienzos en blanco son arte ni el emperador desnudo llevaba un traje nuevo.

Así que aviso para navegantes con insomnio severo. Allá cada uno con el uso de su tiempo. Por cierto, ¿cómo se puede hacer una crítica con "spoiler" cuando no hay absolutamente nada que desvelar????

Debo reconocer que tras ver el trailer poco esperaba de esta película. Conociendo la filmografía de Malick era perfectamente consciente del proceso de abstracción al que estaba sometiendo sus últimas películas. El gran error de Malick fue pensar que ya había alcanzado su ''estilo propio'' con El árbol de la vida, desde ese momento ya no tiene nada más que ofrecer al espectador ni a la historia del cine.

Si fui al cine a ver esta cursilada pretenciosa fue porque esperaba que, al menos, Malick me sorprendiera con una impresionante banda sonora y fotografía al estilo de su anterior película ( El árbol...) que no había tenido la oportunidad de disfrutar en la gran pantalla. Craso error. Salvo una pieza de Shostakovich, el resto de la película navega en lo anodino recurriendo patéticamente a imágenes notablemente bellas de Versailles y el Mont Saint Michelle que no aportan nada al relato. Supongo que es lo que ocurre al embarcarte en varios proyectos simultáneos cuando antes les dedicabas una década por separado, pero no lo justifica.
Malick no es un artista dotado de una sensibilidad especial, tampoco es un filósofo (joder, la voz en off me hizo soltar alguna que otra carcajada con reflexiones al estilo ''El amor que ama''), Malick es un pedante dotado de una cursilería de lo más banal que nos han vendido como trascendental.

Pero en todo este entramado pretencioso hay un personaje que destaca por encima de todos, precisamente porque lo acabamos odiando: Marina. Si Malick pretendía presentar un personaje rebosante de naturalidad e ingenuidad la ha cagado. No hay quién se la crea.
Marina (Olga Kurylenko) es la típica niñata caprichosa de actitud totalmente impostada, no hay forma de sentir ternura por ella y mucho menos de empatizar con sus ''quebraderos''. Sobretodo cuando se pone a ''bailar'', porque claro, como todos sabemos, eso de bailar encaja perfectamente en el tópico sensiblero que tanto gusta asociar a los americanos con las francesas (y Marina lo es). Lo que veía sólo me estimulaba un pensamiento que con el paso de los minutos iba en crescendo: ''por favor, que se caiga. Si sigue haciendo que baila voy a meter un grito que se va a caer del susto, total, en la sala sólo hay cuatro gatos... Que se tropiece y se meta una buena hostia, y de paso que se de en la cara, o que se tire al vacío desde ese edificio por el que corretea persiguiendo a los pájaros, a ver si le corresponden.''

Estoy seguro de que habría sido un golpe de efecto que me haría cambiar por completo de opinión respecto a la película. Pero Malick es un coñazo y no quiso escuchar mis plegarias, estaba demasiado pendiente de escuchar a su Dios para desgracia del público, porque en esta película ni de lejos se manifiesta.

Terrence Malick, ¿Qué pasará por tu cabeza que los simples mortales no podemos comprender?
Quizás el problema es que no soy pedante y un gafapasta porque ni entiendo ni me interesa lo que me estás contando en 2 HORAS DE PLANOS DE NENÚFARES, HOJAS DE OTOÑO, OLAS DEL MAR, CABALLOS GALOPANDO,... intercaladas con frases en off sin sentido de una pareja que en un plano se quiere y en el siguiente se odia.

Affleck con cara de seta, Bardem está por ahí hablando de Jesús con frases en off que deben ser de un intelecto increíble que mi mente no alcanza a entender "Cristo a mi izquierda, Cristo a mi derecha, Cristo encima de mí, Cristo debajo, Cristo enfrente, Cristo detrás" (Y no bromeo, esa frase aparece en la película).
Al menos Olga Kurylenko es una alegría para los ojos.

Hasta un vídeo casero de mí y de mis amigos es más entretenido y tiene más calidad que ésto.
En serio... lo digo en serio. He cagado mierdas con mejor argumento

En To The Wonder Terrence Malick se dedica a filmar la silenciosa y aburrida, casi en forma de documental, dinámica de una pareja desde el inicio hasta el final de su amor (forzándose a no dejar fuera ningún momento en la distintas etapas del progreso de su relación, por trivial que este parezca: sin destacar los buenos por encima de los malos) pero lo que pretende hacer es contar La historia de amor jamás contada (y que incluya todos los tipos de amor: de pareja, entre padres e hijos, el amor a Dios también, al prójimo y hasta a la madre tierra -incluye un drama ambientalista a la Erin Brokovich que en realidad no desarrolla por completo-). Una vez más el director se empeña en hacer poesía de lo prosaico, de la cotidianidad, y se nota el esfuerzo pero no consigue más que un ejercicio de estilo sustentado en la nada, con movimientos de cámara atípicos e imágenes preciosistas que resultan vacuos y se perciben prefabricados, falsos inclusive, escenas de voz en off que son monólogos interiores sin sentido y retóricos que intentan parecer profundos sólo porque sí y lo único que consiguen es ralentizar el avance de esa trama casi ausente de la película. Una mujer de espíritu libre es sacada por el amor de su vida (un Ben Affleck que por enésima vez deja ver que un semáforo tiene mayor capacidad interpretativa que él), de su hábitat europeo y trasladada a la América horizontal malickiana junto a su hija, de los supermercados y los picnics donde todo le resulta extraño pero sin embargo "vivo" en palabras dichas por ella, luego surgen conflictos por los que pasan casi todas las parejas (desencanto, engaños, dejarse, darse una segunda oportunidad, etc.) sólo que aquí todo es capturado en tomas contemplativas antoninianas para hacernos entender el estado anímico de los personajes que siempre parecieran tener gesto de estar viendo hacia lontananza. Ah, también en paralelo plantea un torpe dilema religioso de un sacerdote apático, infeliz, taciturno y que ha perdido la fe en Dios. Por momentos To The Wonder se vuelve irritante: por esa forma de hablar de los personajes como si contaran el misterio del origen del universo en susurros cuando lo que hacen es contar banalidades y ese argumento que parece que no se dirige hacia ningún lado, y sin lugar a dudas el pero más grande es que Malick se repite demasiado luego de haber hecho The Tree of life. No obstante, todo lo que sí excedía The Tree Of Life hace falta en To The wonder: significado. Y al final, luego de 2 horas de haber estado concentrados en la pantalla viendo los vaivenes en una relación de pareja -así como los de la cámara-, que intenta representarlas todas, queda la sensación de no haber visto nada más que postales muy bien fotografiadas.