¿Quién puede matar a un niño?

Ibañez Serrador era un genio y un adelantado a su época, lo demostró en la televisión y si se hubiese prodigado más en el mundo del cine estaríamos hablando de uno de los mejores directores europeos de todos los tiempos; para muestra esta extraordinaria cinta de terror que supera con creces recientes películas de genero que tanto éxito cosecharon entre público y crítica como es el caso de Los Otros o el Orfanato.

La historia parte de un matrimonio extranjero que llega a un pueblo costero de la España de los setenta con la intención de pasar unas tranquilas vacaciones en una isla a cuatro horas de la costa, al llegar allí se encuentran con que algo extraño pasa en la isla, pues parece que los adultos del lugar desaparecieron y sólo quedan unos pocos niños que se comportan de una forma un tanto extraña....

La película es genial, con un guión muy bien estructurado, con un ambiente claustrofóbico muy logrado y una sucesión de escenas que dan realmente miedo; el pánico se apodera del espectador a medida que avanza la historia y remata en un final tan fabuloso como el resto de la obra.

El director logra atrapar al espectador en la historia y juega con los sustos y la trama magistralmente como el mejor Alfred Hitchcock.

En definitiva, estamos ante una fantástica película de terror que se mantiene fresca al paso de los años y que, advierto, da auténtico miedo. Asusta pensar lo que este hombre hubiese sido capaz de hacer con los medios audiovisuales de hoy en día.

Ojo a los pedazos de documentales insertados entre los títulos de crédito del inicio, otra genialidad más de este fenómeno que pudo haber sido tan grande en el cine de nuestro país como lo fue en nuestra televisión.

Quizá la pregunta no sea la que plantea el título, es más bien, ¿que habría sido del gran Narciso Ibáñez Serrador, de haber nacido en nuestra época?, seguramente ya nos lo habría secuestrado Hollywood, tal era el talento de un creador capacitado para aterrar a toda una generación con sus Historias para no Dormir, que encontró, tras muchas producciones televisivas, la posibilidad de rodar un film a mediados de los 70, que diera rienda suelta a su oscura vena creativa.

Casi una década antes que Los Chicos del Maíz tomara forma en la gran pantalla, y sin plantearnos que fue antes, si el huevo de la novela de Juan José Plans, o la gallina del cuento de Stephen King, la historia de esta isla costera aislada del mundanal ruido, en la que los niños parecen haber enloquecido hasta el punto de atacar, de manera criminal, a todos los adultos de la misma, bien merece el reconocimiento de los mejores aficionados al cine de terror.

Con gran escasez de medios, pero mucha habilidad en la puesta en escena, Ibáñez Serrador construye un relato que aumenta sus revoluciones a medida que se acerca a un desenlace sobrecogedor, bien acompañado por una música muy bien escogida, y un grupo de niños inquietantes

No menos brillante, resulta el inicio a modo documental, donde se expone la barbarie de un planeta consumido, por aquel entonces, por varios focos bélicos, que además, aún conservaba cercano en la memoria El Holocausto Judío de la II Guerra Mundial. Un buen puñado de imágenes de archivo, que pueden arrojar algo de luz a ese exabrupto de histeria colectiva infantil, que se produce en el posterior desarrollo argumental.

Un trabajo honesto, que deja unas cuantas imágenes grabadas a fuego en la retina, sobre todo para aquellos que pudieran disfrutarla en la época de su estreno, cuando la audiencia era bastante más inocente, y no concebía horrores de tal magnitud, solo por eso, y porque aún conserva fresco su mensaje, ¿Quién puede matar a un niño? es una más que digna pieza de museo, además de espécimen único e incomparable de nuestra filmografía patria.



<Le está crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>

"Nadie se atrevió a matar a uno de los niños. Por eso no tenían miedo. Ahora sí."
Segundo largometraje tras la, en su época, célebre "La residencia", de Narciso Ibáñez Serrador, el inteligente creador del mítico concurso televisivo "Un, dos, tres".
Aquí su realización, desde el punto de vista técnico, es mejor. Pero su capacidad de entretener, de hacer disfrutar al espectador, disminuyó.
La idea era muy buena. Un buen punto de partida, realmente sorprendente, al menos en la cinematografía española (no en la internacional, recordemos a la brillantísima "El pueblo de los malditos", aunque en este caso eran extraterrestres). Pero, aunque comienza francamente bien, inquietando poco a poco, logrando un clímax de misterio y terror a lo desconocido, al alargar muy innecesariamente la trama, sin nada realmente destacable, salvo un par de impactantes escenas, hace que el espectador desconecte.
Así el tedio se apodera de la historia, entre otras cosas por su ralentizado ritmo. No se pierde, es cierto, el total interés, porque se quiere saber cómo diantres finalizará todo, pero se pierden muchos puntos en la valoración del resultado final.
Con todo hay cosas destacables, como la fotografía y alguna interpretación, como la de nuestro querido y siempre añorado Antonio Iranzo.
Pero es una pena que, pudiendo haber sido una obra destacable, se quedara en buenas intenciones y no mucho más. Ello, supongo, hizo que el bueno de Narciso no siguiera con su carrera cinematográfica, algo que se le recordaba antes con frecuencia y, creo, no le gustaba demasiado.

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Había oído que daba miedo. Probablemente cuando se estrenó sí. Ahora apenas tiene alguna escena que aterre, pero hay algo que la mantiene como una buena película de suspense terrorífico: La atmósfera que crea Chicho es inquietante, agobiante y da muy mal rollo. Utiliza y combina los elementos de forma muy hábil para que el espectador siempre esté atenazado ante lo que puede ocurrir (ver spoiler 1). Y eso que el argumento ya nos dice de qué va la película y que estamos ante una amalgama de "El pueblo de los malditos", "El señor de las moscas" y "Los chicos del maíz" (aunque Stephen King publicaría más tarde esta novela, igual vio "¿Quién puede matar a un niño"?)
La presencia de dos protagonistas muy desconocidos para el público contribuye a que lo que se cuenta tenga más verosimilitud. Aparecen algunos actores españoles, pero muy secundarios (Luis Ciges, Antonio Iranzo, Marisa Porcel).
Salvo en contadas ocasiones, Chicho prefiere esbozar o insinuar lo que puede asustarnos, consiguiendo que nuestro miedo aumente. Ya se sabe que a veces lo que no se ve, provoca más. Y más con una banda sonora tan sobrecogedora y chirriante como la de Waldo de los Ríos.
Sin embargo, tiene un fallo final en mi opinión (ver spoiler 2) y me sobra un poco el documental inicial.
Aun así, para la época en que se rodó, es una opción recomendable.
Mi nota: 7,4

¿Que pasaría si los niños se rebelasen contra los adultos con una violencia inusual?. Esto es lo que nos plantea Chicho Ibañez Serrador. Tiene escenas muy logradas, una excelente fotografía, un montaje que aporta consistencia a la historia. Unos actores que lo hacen bien dentro de lo angustioso que la historia.