Alabama Monroe

Preciosa, emotiva, dura, pero irregular película, que narra una intensa y apasionada historia de amor entre dos almas gemelas y vivas con enormes diferencias, que se ven contrastadas únicamente por su amor y por su hija, quienes le ayudan a conformar ese círculo del amor, que pronto se rompe cuando alguno de los integrantes se encuentra ausente. En forma general, ese es un pequeño resumen de lo que pasa en el filme, que me ha gustado, pero a pesar de eso me parece un filme muy irregular y probablemente desaprovechado que pudo ser mejor. Me remito inicialmente al recurso de los cambios temporales, un recuerso que da buenos resultados como alternativa a la historia lineal, pero en esta ocasión, sobre todo en la primera parte, no me parece que esté bien utilizado; cambios bruscos, escenas al aire, entre otros detalles que tornan un poco pesado y aburrida la primera parte, a pesar de los buenos momentos que tiene. A partir de la segunda parte (u hora), el filme gana mucho (con todo y sus problemas), por lo que me da la impresión que pudo ser un poco más corta. Pero además hay dos elementos esenciales que dan brillo a todo este drama musical: las escenas musicales, muy buenas y bellas voces (no sé si son de los mismos actores o dobladas), pero lo hacen muy bien. Hay varias presentaciones excelentes y supremamente emotivas, y algunas otras que creo son prescindibles. Aunque sin dudas, los encargados de que todo este drama y la música, y todo funcione, es el excelente trabajo de los dos actores: Veerle Baetens y Johan Heldenbergh, quienes son Elise y Didier o Alabama y Monroe, ambos hace un notable trabajo y elevan el filme en cada escena. Por todo esto, aunque reconozco que me gustó, me queda la sensación de que pudo ser mucho mejor

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Muchas veces divago mentalmente sobre los motivos que ocasionan que la vida cambie de un tono rosa pastel al más triste y anodino gris. Situaciones que se presentan por motivos desconocidos, azares de la vida, profecías maléficas que en nuestra fragilidad rompen con lo que entendemos como el objetivo de todo ser humano: La felicidad completa. Nuestras vidas no están exentas de poder experimentar cambios definitivos, teniendo que afrontar de la noche a la mañana trágicas situaciones difícilmente superables. Un tráiler atropella tu alma y lo rompe en mil pedazos. Nada queda, solo un alma desgarrada, un alma perdida.

“Alabama Monroe (The broken circle breakdown)” es un melodrama de gran magnificencia, como los de antes y sin caer en la sensiblería, de esos que te tocan en lo más profundo y dejan huella, además en principio no aparenta esa relevancia en su carga dramática, algo que quizás haga que bajes la guardia. Dirigida de manera inteligentísima por Félix Von Groeningen, miembro de una nueva generación de cineastas belgas, nos muestra lo interesante de éste cine, un cine en el que hay ejemplos que lo confirman como “Hasta la vista”, “Couleur de peau: Miel”, o “Bullhead”.

En un país con variedad idiomática como el belga, podemos comprobar como el cine flamenco, al cual pertenece “Alabama Monroe”, y al igual que el cine europeo en general, también se distingue de las producciones más grandes, generalmente de Hollywood, por su propio discurso, por la temática de problemas sociales o por una autenticidad y “color local” asociada con el país o la región del autor o del director. En resumen, se puede decir que el cine flamenco se caracteriza por su diversidad y su intensa autenticidad.

Dentro de ésta relevante autenticidad se enmarca “Alabama Monroe”. Una película sobre una relación de amor en el tiempo, un Alabama Monroe 1juego de opuestos que se atraen como si de imanes estuviéramos hablando, donde un cantante de bluegrass (variente pura del country) amante de la cultura norteamericana, ateo y de fuertes convicciones (Johan Heldenbergh) se enamora perdidamente de una joven y atractiva tatuadora tatuada. Una idealista y religiosa mujer de carácter con fuertes creencias, y alejada de lo que su hábito refleja. La historia te da y te quita. Te da miel para luego llenarte de sal. Lo bonito de la historia de amor, se vuelve tenebrosa con el problema que inunda a la pareja y su vida. El tráiler hace de la suyas.

La película introduce la música de manera perfecta, siendo una parte relevante del interesante guion, y Von Groeningen da muestras de su bien hacer con un cúmulo de habilidades con la cámara y su producción; además los cambios temporales de la línea argumental y el montaje constituyen uno de los puntos fuertes de la misma. Las interpretaciones son potentes, destacando Veerle Baetens, la guapa y tatuada rubia belga, que lucha por aferrarse a algo con el único fin de dar sentido a su vida y evitar caer a los infiernos. Me interesa también la amplitud idiomática y la riqueza y mezcolanza de la que hacen gala los protagonistas, quienes intercambian el neerlandés con el inglés en ocasiones, de manera espontánea, algo que nos costaría mucho imaginar en nuestro país. La parte que sin embargo me chirría, es la preponderancia en aspectos político/religiosos de la parte final, aspectos en los que puedo estar de acuerdo, pero no en el tono ni en el momento. Además he de decir que hay tramos en los que se me hizo muy duro visionarla.

En definitiva, una soberana película, merecedora de la nominación al Oscar (y posible sorpresa), y ganadora del César a mejor película extranjera, además del premio a mejor actriz para Baetens en los Premios del Cine Europeo que recientemente coronaron a Almodóvar.

Dura e intensa. Difícilmente recomendable, sabiamente degustable.

Valoración: 7,5

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Una maravillosa, espléndida, impactante banda sonora para un relato intenso, inquietante y sutil en el que sólo cabe tomar aire y respirar profundamente pues es soberbio en su inmensa emoción y sublime en su delicada sensibilidad manifiesta; la estimulante banda sonora como abrigo protector, marco decorativo sumamente imprescindible, sofisticado cálido manto, elemento clave en la exposición del nacimiento de un amor, su explosiva madurez, su máximo summum con la llegada de un hijo en común y su inevitable destrucción, caída en picado al ocaso más oscuro y aterrador que la vida te puede proporcionar. Juega fantásticamente con los tiempos, alternando un presente monstruoso con un pasado feliz y extraordinario, la magistral alegría vivida con la amarga tristeza sentida, la resplandeciente sonrisa de un expectante futuro con la terrorífica y espeluznante muerte como protagonista, final trágico de un increíble y fabuloso cuento hecho realidad que la vida se encarga de cerrar y eliminar; el acierto y la magnífica conjunción de los dos protagonista delante de la cámara, su perfecta armonía y espléndida combinación es de una altiva calidad a ser honestamente apreciada, chocante sincera calidez, grávida emoción imposible de no captar o apreciar símbolo de la exhibición de emociones diversas -amor, pasión, alegría, ternura, sacrificio, tristeza, dolor, desesperación...-, a cual más vivida y sufrida y a la espera de una sorprendente y espeluznante tragedia a descubrir tras desenvolver el majestuoso regalo recibido. Melodrama familiar que sin aportar novedad alguna no vista anteriormente va calando profunda e intensamente en tu esencia divina, haciendo mella en tu alma más devoradora e inquieta, perforando poco a poco un robusto y firme interior gracias a su maravillosa funcional conjunción y alternancia entre música, sentimientos y buenas interpretaciones más un inteligente, suave y sensible guión que sabe conducir al espectador con ferviente delicadeza y tenue percepción pues, sin percibirlo y sin apenas ser consciente de ello, te vas involucrando más y más hasta vivir, sentir y caer con los propios cantantes solistas de una banda inolvidable, sofisticada armonía de un conjunto cuyo resultado final es de célebre júbilo por la sensación aportada y de honda pesadumbre por la visión reflejada; una magnífica combinación de ingredientes comunes, al uso, para un plato delicioso, de rico sabor divino para todo paladar ávido de nutrientes que sacien la despierta hambre acumulada; tres estrellas Michelín que no esperas al sentarte a la mesa pero que aceptas con gratificante placer y sentida gratitud pues su llegada es un soplo de aire fresco a abrazar y disfrutar.

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Tras el estreno de "Juno" (2007), no tardaron en aflorar comentarios negativos sobre la excesiva ligereza con que se trataba el embarazo adolescente en el film protagonizado por Ellen Page. Pero Juno era joven, y su perspectiva despreocupada sorprendió y cautivó a muchos otros. Si de algo podemos alardear los seres humanos es, sin ninguna duda, de nuestra capacidad de sorprender y de ser sorprendidos; De esa habilidad para hacer algo inesperado, de reaccionar de manera extraordinaria o fuera de lo común ante una pequeña mota que, en ojo ajeno, no parecía tan molesta. Fue el caso de "Juno" y, por ejemplo, de "Declaración de Guerra" (2011) una película fresca y ácida, una vuelta de tuerca a una visión generalizada de nuestro comportamiento ante la enfermedad. Heredando el ángulo de visión de estos filmes (desgarradoramente desenfadado), este año llega a las pantallas "The Broken Circle Breakdown", una película belga cuya impotente energía desemboca en un desalentador drama.

La premisa es básica: dos jóvenes se conocen, enamoran y, de manera accidental, tienen una hija. Los sucesos alrededor de la situación de enfermedad de la pequeña nos irán desvelando poco a poco, los sentimientos más íntimos de los integrantes de esta familia amante de la música country. Este filme, bien podría ser un engranaje de escenas soporíferas donde el drama lo abarca todo pero su director, Felix Van Groeningen, decide pasar la pelota al espectador. Decide que los flashbacks de los primeros encuentros de la pareja lo inunden todo; Decide dar una de cal y una de arena. Podría decirse que, sobre una herida ya abierta, el director prefiere arrojar sal a hacer nuevos cortes. Sabe que, con una catástrofe panorámica de fondo, el primer plano de una sonrisa es mucho más desgarrador que el de una lágrima.
La pareja protagonista, aunque condenada a la divergencia, camina por el film de manera paralela, en un striptease sentimental donde las canciones country que interpretan junto a su grupo van tejiendo una tupida red de emociones confrontadas que terminarán por enviarles en direcciones opuestas. Estas composiciones son, además, el ultimo pilar en el que se apoya el director para que su arma de doble filo sea efectiva, consiguiendo un mayor efecto sentimental que un melodrama sin tener que pasar por las mismas causas.

A lo largo del film, poco a poco, y al igual que la unión de los personajes, esta estrategia se va difuminando hasta dar paso a todo lo contrario, y, las duras imágenes a las que al principio se les quitaba hierro, acaban convirtiéndose en granos de arena que los personajes rápidamente consideran montañas.

"The broken circle breakdown" no traza una línea recta, sino todo lo contrario. Se traza una línea que sube y baja con destreza, como si los personajes siguiesen el camino marcado por su propio electrocardiograma en una situación tan amarga como esa. Funciona como una suave cápsula que tragas sin apenas darte cuenta, pero cuyo ácido contenido, por fuerza, explotará en tu interior.

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El director belga Felix Van Groeningen consigue el éxito mundial con su cuarta película. Un drama muy duro, cuya intensidad dramática se ve aumentada por su estructura narrativa. Un excelente montaje muy bien cuidado, y que en varios momentos recuerda a " Blue Valentine " . No es nada fácil realizar una película tan compleja, sabiendo que va a recibir muchas críticas, por no entenderse lo que está sucediendo, ya que no todo el mundo está acostumbrado a ver películas cuyo desarrollo no sea lineal. Hay que ir preparado para verla con la mente despejada, y con un estado de ánimo bueno porque en caso contrario vamos a sufrir.
La historia de Didier y Elise va aumentando de intensidad dramática poco a poco, y se hace de manera necesaria. La historia es muy dura y entiendo que no guste a mucha gente, ya que en el fondo se prefieren unas películas más amables. A nadie le gusta sufrir en una sala de cine. Todo tiene su sentido y momento, y no se hace de manera gratuita.
Te plantea varias cosas, sobre todo a nivel moral. Las personas pueden ser diferentes y llevarse bien, incluso formar una familia, pero cuando entra el juego las creencias y la fe es más complicado llegar a un punto común, o que no te influya en la relación. Para poder llegar a la parte final, antes hemos tenido que conocer varias situaciones, las cuales conocemos. En algún caso se emplean metáforas, como en un momento entre padre e hija.
Los dos protagonistas hacen una gran actuación, aunque es verdad que Verlee Baetens está por encima de Johan Heldenbergh cuando tienen lugar las escenas memorables. Hay 2-3 grandes momentos que ponen la piel de gallina, en donde el director no decide calmar la situación sino aumentar la intensidad. Al final conocemos la historia de los protagonistas, empezando por el momento en donde están casados y con una niña, pero vamos a saber todo lo que pasa desde que se conocen hasta un final en el futuro.
La banda sonora con canciones de Bluegrass (una variedad del country) es muy buena, y es otro de los aspectos destacados de la película. Estos momentos musicales también están integrados en la película, porque van cambiando según el estado de ánimo de los protagonistas.
Los tatuajes de Elisa son de gran belleza. La fotografía tampoco es sencilla, cercana a los personajes y esas imágenes en oscuridad son características del cine europeo.
Didier y Elise se echan en cara muchas cosas, cada uno defendiendo sus ideas, pero intentando mantener el matrimonio por mucho que sus puntos de vista sean muy diferentes.
El final es bastante bueno, se opta por hacer algo diferente a lo habitual. Quizás la actitud de uno de los protagonistas sea poco creíble, sobre todo conociendo cual es su estado de ánimo y la reacción ante otras situaciones de la película.
Un drama muy recomendable, pero para los amantes de este género. Las personas que busquen un drama más dulcificado esta no es su propuesta, para ello ya tienen en cartelera otra película como " Philomena " .