La doncella (The Handmaiden)

El emergente cine de Corea del Sur nos dedicó en 2016 este nuevo exponente de ese cine lánguido y detallista que tan frecuentemente nos visita desde Oriente. Corea, años 30. Un estafador coreano planea sablear a una rica y solitaria ciudadana japonesa introduciendo en su casa a su cómplice como doncella. Las cosas luego salen de manera diametralmente opuestas a como estaban previstas.

Hay que decir que el apartado visual es impecable. El mimo con que está todo filmado da fe de una profesionalidad y saber hacer fuera de lo común. Todo está muy cuidado, desde la puesta en escena y la deliciosa banda sonora hasta el rodaje de las escenas eróticas de corte lésbico. Estas, podríamos decir que son explícitas por la entrega con que están interpretadas y dirigidas, pero están rodadas de forma que apenas hay sexo gráfico, son muy estéticas y están hechas con muy buen gusto. La película se divide en tres partes, con dos saltos de página, y cada salto es un punto de ruptura con lo visto hasta ese momento, lo cual es muy adecuado porque la calma con que se desarrolla la trama se ve necesitada de estos reajustes para evitar la cabezadita.

Porque, sería injusto no señalarlo, se hacen largas las dos horas y cuarto de este thriller. Porque es un thriller, delicado y sensual, onírico incluso, pero un thriller, con un final de thriller de libro. Cuando las piezas encajan rápidamente vemos la mano surcoreana detrás: todo es retorcido y tortuoso, con un punto de morbosidad. Quienes ya estén algo avezados en el cine de ese país ya saben de qué hablo.

Confieso que siento una especial predilección por el cine surcoreano y en especial por el de Park Chan-wook..
En "La Doncella", Chan-wook nos vuelve a deleitar con una historia de venganza, materia en la que el surcoreano es un auténtico maestro. Basada en la novela "Falsa identidad" de Sarah Waters, "La Doncella", se eleva por encima del relato en muchos palmos. El relato, la fotografía, la banda sonora, la dirección artística y de personajes, todo encaja a la perfección, como en un puzzle perfecto. Mención aparte merece el trabajo actoral que desarrollan las dos protagonistas, cuya química es brutal y no me refiero solo a las escenas de alcoba. Y es que al final, la ansiada fusión del estilo coreano y japonés que tanto anhelaba el tío de Hideko alcanza su cenit en dicha relación.
Cine con mayúsculas, no os lo perdáis.

“La doncella” es un digno entretenimiento, pero no más. Se trata de un interesante thriller, “ma non troppo”. Estamos ante un film con altas dosis de erotismo entre dos mujeres, pero livianas. Es una película que trata de empoderar a la mujer en un tiempo en el que ello era complejo, pero sin entrar en complicaciones. Habla del amor entre dos mujeres que no debieran amarse, pero con demasiada sutileza. Es decir, tiene todos los elementos para ser un gran film y, de hecho, es la mejor obra en la filmografía de Park Chan-wook, la más barroca y sensitiva, y sin duda atrevida en cuanto a la división de la narración en tres partes diferentes contadas desde los propios puntos de vista de cada uno de sus tres protagonistas, pero cierto alambicamiento y saltos mortales en su guión y esa tendencia sutil al humor oriental con el que jamás he conectado, la alejan de ser una gran película.

Basada en la novela de Sarah Waters “Falsa identidad”, el guión del propio Park Chan-wook y Jeon Seo-Gyenong encuentra su mejor fórmula narrativa a través del artificio de dividir la narración de la historia en tres partes diferenciadas donde los mismos hechos son contados por cada uno de sus tres protagonistas con su propia voz y visión de los mismos. Sin llegar a lo excelso en ese invento que alcanza la serie The Affair, sin duda ese posicionamiento argumental es lo mejor y lo más notable de “La doncella”.

Eso y la preciosista, colorista, sutil y elegantísima dirección de fotografía de Chung Chung-hoon, que domina los tonos pastel con una exquisitez y sentido estético tan propio del cine oriental y que aquí alcanza un nivel mucho más que notable. Y, por supuesto, el segundo pilar donde se sustenta la cinta son las fantásticas interpretaciones de sus dos protagonistas femeninas Kim Min-hee y, sobre todo y por encima de todo, Kim Tae-ri. La química entre ambas, sus escenas eróticas, la pasión arrasadora que muestran a cámara a través de complejas técnicas corporales, es de lejos lo que hace que merezca la pena y justifican por sí mismo el visionado de esta película, menos genial de lo que aparenta en cuanto al resto de sus elementos.

Y todo ello para contar un alambicado noir en la Corea de la década de 1930 durante la colonización japonesa, donde una joven delincuente es contratada para que se convierta en la doncella de una joven heredera rica y, a partir de ahí, tratar de que ésta se enamore del jefe de la banda criminal para despojarla de su fortuna. Pero ambas mujeres se atraen físicamente de forma irreparable e imparable y todo comenzará a complicarse en demasía.

Cuando vi la película Parásitos, me deslumbró esa manera de hacer cine que tienen los grandes directores surcoreanos, una técnica en la que se entremezcla la violencia al más puro estilo Tarantino con elementos orientales que pudieran recordar al cine de Kurosawa y una fijación por los argumentos retorcidos y los finales sorprendentes que se equiparan a Shyamalan o al mejor Scorsese.

La Doncella es una película que recoge todos estos elementos en lo que es la expresión más nítida de lo mejor que puede ofrecer el cine surcoreano. Es potente, es psicológica, y posee un argumento de gran inteligencia. No dudo que fue uno de los pasos que inspiró el éxito de Parásitos.

Por obvio que pueda parecer, y el hecho sobre decirlo quizás demuestre nuestra disponibilidad, a veces no está demás recordar lo necesario que resulta volver a dar oportunidad de agrado a aquellas cintas que vimos en su momento.

Como pueda ser en mi caso, sin tratarse concretamente de mi género predilecto, del título dirigido por Park Chan-Wook, LA DONCELLA.
La película realizada en 2016 resultó ser toda una sorpresa para el público y la crítica que en su día acudió al estreno de esta fantástica y excelente obra que relata una de las mejores historias de amor entre dos mujeres. Preciosa en la narración, albergando en ella varias capas de pensada lectura y un preciso músculo directivo, tanto por la dirección de actores como por el propio artefacto fílmico, que convierten este equipo en un pilar fundamental de sustentación para el único punto en contra, personalmente, que yo le encuentro en sus tranquilas dos horas y diecinueve minutos de fascinación.

Creo que se trata de un pequeñísimo fleco que también es una clara señal de la enorme tarea de guion y de la orquesta de medios, tanto por su tierna fotografía como por el más que acertado acoplamiento de música, sin llegar a estorbar en ningún momento (todo lo contrario), que evidencian un grandísimo despliegue audiovisual en la carrera del director surcoreano.

"La doncella" es una película narrada con mucha ternura, con un pulsómetro en el ritmo cuidado y meticuloso, en el tono y en los diálogos de sus personajes, rodada con amor y pasión, colocándose en una de las mejores y grandes películas de la década pasada.
Y en esta línea, con una temática parecida (que no igual) por la relación de sus protagonistas, yo la recomiendo encarecidamente a la par con "Carol", de Todd Haynes.
Ambas, para mí, excelentes obras en su categoría.