Gravity

Es Gravity una de esas películas que te obligan a desear descuartizar al memo de las palomitas o al pánfilo de la bolsa de cheetos. Tiene un “nosequé”, un “quéseyo” que llama a arrebato y que pasa por encima de su sencillo argumento como sin tocarlo.
Bellísimas imágenes -hipnótica alguna de ellas-, pasan una tras otra haciéndote recordar que aquellas cosas buenas que nos dejaron Kubrick, Scott y Oshima, entre otros, no son ni serán las últimas en proyectarse en las solitarias salas de cine. Alfonso Cuarón se lo tenía muy callado; quien iba a suponer que trabajos tan supeditados a un marketing salvaje como los anteriores, desembocarían en una producción tan bella en lo estético y tan afinada en lo técnico.
Por otro lado, me gusta la interpretación de Sandra Bullock. Son escasas las veces que esta buena actriz destapa el tarro; quizás sea por no estar bien dirigida, un encasillamiento premeditado o a una mala selección de trabajos, pero cada vez que sale en pantalla, esperas el chiste fácil o el chascarrillo de turno, pero en esta... “va dado el que eso espere”.
Ciertamente el doblaje engaña y tiende a “ensuciar” el trabajo de los actores; pero en Gravity este extremo se agudiza en razón a que además del aporte gestual y la dicción, intervienen otros recursos adicionales: se interpreta con el sonido de la respiración, gritos y susurros, por lo que existe la posibilidad de que parte del mérito no le corresponda a ella, sino a su dobladora, y si es así: ¡hurra por ella!
No sé si esta película será de esas, pero me da el “tufillo” que pertenece al poco nutrido grupo de las que aguantan bien el paso del tiempo.
En conclusión: de cine.

Cuenta la leyenda (mira que me gusta empezar los comentarios de los filmes con historias), que Steven Spielberg a ese que llaman Rey Midas del cine fue a ver la película de un mexicano apasionado de la innovación, terminando la misma, Steven procedió a llamar a su amigo George p ara felicitarlo por el filme y preguntarle-Ahora si George, cuéntame, ¿cómo lo hicieron?, basándonos en este relato y en los buenos y generalizados comentarios, ya Gravity causaba mucha curiosidad; lo que se puede decir del filme de Cuaron es que si eras de aquellos que soñaste con ser Astronauta y no lo lograste, Gravity será la experiencia más cercana a ella (seguramente no una buena), la proeza técnica conseguida por el director Mexicano es realmente soberbia, el poder visual del filme avasalla, sobre todo en los momentos más calmos en donde casi podemos estar dentro de los trajes de los protagonistas, imagino a Cuaron escribiendo con su hijo desde una perspectiva técnica y luego argumental, primero resolver como hacer lo que queremos hacer y luego la historia, y aunque es verdad que uno debería escribir un guion sin limitarse en cómo hacerlo, creo que Cuaron estaba apasionado por crear nuevas maneras de rodar, hay secuencias que verdad asombran a nivel de ponernos a dudar que es real y que no, aquí sujeto a lo técnico, efectos y dirección (lo mejor del filme) la historia si se limita a la sencilla razón de sobrevivir, por eso me parece inoportuno todas esas comparaciones que se hacen del filme con obras maestras como Odisea 2001 y Solaris, son obras diferentes con propósitos diferentes y temáticas diferentes, solo comparten el espacio como lugar en donde se desarrolla, en esta parte argumental Ryan (una entregada Sandra Bullock) lleva todo el peso del dramatismo, angustia e impotencia que nos hace pasar el filme, es prácticamente un monologo de sobrevivencia, el desarrollo del filme gira sobre ella y lo poco que se nos deja conocer, lo cual obviamente es suficiente para querer que la sufrida doctora siempre tenga chance de salir con vida. No creo, o mejor dicho no siento que el guion de para más, de apego a la vida, ciertamente nadie quiere morir ( o casi nadie), no importa donde estemos, nuestro instinto es el de aferrarnos a continuar, a creer que siempre todo tiempo futuro puede ser mejor. Gravity es un filme prácticamente obligado para ver en el cine, y si pueden darse el lujo del 3D no escatimen en gastos, es de los pocos filmes que le saca provecho realmente (aunque sigo quedándome con el 3D de Hugo); Cuaron da muestras de genialidad genuina, de una pasión por la creatividad e innovación realmente increíble, sin duda entre lo mejor de este 2013.


Lo Bueno
El nivel técnico del filme es de altísima calidad, los efectos especiales son magníficos, esto junto con edición de sonido envolvente.

Me podría adelantar, pero creo que Cuaron puede ganar fácilmente los premios más importantes a mejor dirección.

Buenos momentos de tensión en medio de la proeza técnica, Bullock se deja decir con este filme que es más que una actriz para comedias bobas.

La fotografía….de lo mejor del año también.

Lo Malo

El simplismo argumental, convertir el producto en un survivor con un predecible desenlace y hasta giros autocomplacientes, el desarrollo del personaje principal es apenas para conocer un poco y sentirnos comprometidos, pero la verdad estamos mucho más metidos viendo la tierra y el amanecer sobre el Ganges que de la tragedia de la protagonista.

Es inevitable comparar la revolución visual que ha supuesto esta película con la de “2001: Una odisea del espacio” (1968) de Kubrick. En ambas, la hipnosis que produce sus imágenes en el espectador es patente, y el asombro que impone la película de Cuarón sólo puede equipararse al de aquellos espectadores del siglo pasado que se quedaron con la boca abierta en la de Kubrick.

El “Gravity” de Cuarón es, sin lugar a dudas, una obra cumbre del cine de ciencia-ficción moderno. El esplendor de sus imágenes sólo puede competir con la verdadera visión que tienen los astronautas que permanecen en caída libre a miles de kilómetros de la superficie. La visión del planeta Tierra desde esa altura es, según unas declaraciones prácticamente unánimes, de una belleza sublime, y evocan una humildad que evoluciona hacia una comprensión de nuestro lugar en el cosmos verdaderamente única. La Tierra, vista desde donde no llegan las preocupaciones mundanas, aparece como un planeta vital, donde las fronteras políticas que marcan cualquier planisferio no tienen cabida, y las únicas marcas de delimitación las imponen las cordilleras y ríos que emergen de vez en cuando entre las nubes. Ésa es la visión que quiere transmitir Cuarón, ese sentimiento de soledad de la raza humana frente a un Universo vasto, pero también esa sensación de unión y el pensamiento de que, queramos o no, todos estamos a bordo del mismo barco.

El director mexicano ya dio muestras de un profundo sentido de la Humanidad, entendida como una única raza, en la fenomenal “Hijos de los hombres” (2006). “Gravity” sigue sus mismas pautas aunque cambia de discurso; mientras que en “Hijos…” postulaba un negro futuro para una Humanidad al borde de la extinción debido a una epidemia de infertilidad, en “Gravity” postula un futuro luminoso para la unión y la ayuda mutua entre los pueblos. Las estaciones espaciales que van salvando, literalmente, la vida de la astronauta Ryan Stone (Sandra Bullock) son de diversos países, y no especialmente con buenas relaciones entre ellos.

Una película así no puede sustentarse sólo como si fuera una colección de bonitos fondos de escritorio, debe tener una historia que contar. Ésta es la parte en la que el filme falla, pues el trauma de autoculpabilidad que tiene la astronauta Ryan parece algo fuera de lugar, y sólo funciona como el detalle por el que el espectador podría empatizar con ella. Su deseo de morir para redimirse es un recurso un tanto metido con calzador, y no logra imponerse en la psicología del personaje de forma creíble. Por otro lado, su compañero el astronauta Matt Kowalsky (George Clooney) es únicamente su voz de la conciencia y la mecha que dispara su instinto de supervivencia. Ambos, los dos únicos actores del reparto (aunque se oiga la voz de Ed Harris desde Houston), sustentan unas buenas actuaciones, destacando sobradamente el papel de la Bullock a pesar de que la excesiva simpleza del guión no le conceda muchas escenas de lucimiento.

Mención aparte merece el protagonista indiscutible, que son los efectos especiales. Su realismo está fuera de toda duda, realzando las imágenes tanto en los momentos más sosegados de las vistas de la Tierra, como las silenciosas y espectaculares catástrofes en gravedad cero. Cuarón intenta crear una realidad palpable, tanto visual como física, y se le pueden perdonar ciertos fallos técnicos por mor del espectáculo cinematográfico (sin ir más lejos, ni el telescopio Hubble ni los trasbordadores espaciales podrían estar nunca en una órbita en la que hay residuos espaciales).

“Gravity” es, pues, el mejor ejemplo del objetivo principal por el que se hace una película: provocar una experiencia inolvidable en el espectador. Muy recomendable.

Si Avatar fue un hito para el cine en tres dimensiones, cuatro años después Alfonso Cuarón pone el listón mucho más alto. El efecto es impecable. La industria del cine debería estar agradecida por filmes como Gravity, una película para verse exclusivamente en salas 3D. Te transporta, te marea, te da vueltas. Y no le ves el truco. El resultado de la filmación y de post-producción es perfecto para el ojo común. Uno sale reconfortado de la sala a pesar de ser una película entregada a la imagen y a los efectos especiales en detrimento del argumento.

Porque quizás lo más bajo sea el guión escrito por Cuarón y su hijo Jonás. Una historia sencilla con el típico suspense en tres tiempos –o alguno más-: la explosión de un satélite produce una metralla de basura espacial que viaja a gran velocidad e impacta a la misión del transbordador espacial sobreviviendo sólo el veterano comandante Kowalski (un cansino George Clooney haciendo de George Clooney) y la Dra. Ryan Stone (una atlética y convincente Sandra Bullock). A partir de ese momento ambos astronautas tratarán de volver a la tierra cuanto antes en medio de silencio y la soledad del espacio.

Pero en este caso da lo mismo la liviandad de la historia porque ello le da protagonismo al lento movimiento de los planos –asemejando la gravedad cero del escenario-, la brillante fotografía de Emmanuel Lubezki –aunque la mayor parte de ella sea digital- y los excelentes efectos sonoros y las composiciones de Steven Price que marcan con efectividad los momentos dramáticos y de tensión.

Advertencia final: si te mareas viendo películas 3D aquí el efecto será peor. Si eres claustrofóbico y sufriste con la escena de la novia del Kill Bill en el ataúd o con Buried, olvídalo a menos que seas masoquista. Y si de verdad amas el cine, relájate, disfruta y siente como nunca lo que una pantalla puede llegar a trasmitir a tus sentidos.

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Alfonso Cuarón sorprende por su exquisita coherencia a la hora de escenificar una historia espacial, ingrávida, con una puesta en escena sencillamente espectacular, con movimientos de cámara sorprendentes y con, en definitiva, todos los medios y avances tecnológicos al servicio de su obra. Todo hasta aquí, chapeau. A partir de aquí, y cuando nos adentramos en la vertiente de la calidad narrativa, a la hora de valorar la integridad discursiva y emocional del metraje, es ahí que la película padece de cierta gravedad. Nada relevante me parecen los personajes ni los actores, nada me inspira la historia, sólo me quedo con la "documentación" del ambiente natural y, por momentos, con la mano artificiosa de su director.
Ideal para su visionado en el cine, lo cual ya sólo por eso, la hace interesante. Saludos.