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Perfect Sense

Drama. Romance. Ciencia ficción El chef Michael (Ewan McGregor) y la investigadora Susan (Eva Green) se conocen y se enamoran mientras se extiende por toda Europa una grave epidemia que priva a la gente de sus percepciones sensoriales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2022
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El tratar el romance de manera tan peculiar lo hace sentir como si estuvieras viendo Contagio pero con un toque importante romántico. No me mal entiendan, es preciosa y la química que tienen McGregor y Green es de mis cosas favoritas de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lily
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21 de mayo de 2023
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La película es una metáfora sobre la importancia del contacto, de sentir. No se sabe qué es lo último que queda.
Bien realizada, buena fotografía, bien actuada.
Melancólica.
Un emotivo apocalipsis de insensibilidad. Es interesante que la insensibilidad es precedida por una explosión de emociones y sentimientos. Es muy simbólico el manejo del tema.
PedroCAdejo
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16 de octubre de 2023
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“Perfect sense” es como esa gente con tanta seguridad en sí misma que entra con el mismo aplomo en una sala de espera llena de desconocidos que en el salón de su casa y que, inevitablemente, algunos ponen (sin conocerla) la cruz como prepotente mientras que en otros despierta simpatía o admiración. Precisamente, esa es la cuestión, que “Perfect sense” no da tiempo ni ocasión a que la conozcas y sepas de qué va, simplemente te golpea con un drama romántico de hermosa factura en un contexto de pandemia mundial que, para la época, se hacía algo artificioso de puro inimaginable, de modo que es fácil considerarla como un cuento o una fábula articulada en base a bellas imágenes, situaciones emocionalmente extremas y disyuntivas que invitan a la reflexión introspectiva, más que a asistir a una historia entretenida.

En otras palabras, siendo malvados, se podría ver como una de Iñárritu (de las lentas) pero con toque británico… pero, para ser realistas, “Perfect sense” sí pone de su parte para que te subas a una propuesta algo complicada de etiquetar. Por ejemplo, pone a una pareja de protagonistas convincente y sin demasiado pudor a la hora de intimar (con elegancia) delante de la cámara, lo que termina siendo fundamental en una obra que da tanta importancia a la emoción, al sentimiento y a la pasión. Eva Green y Ewan McGregor afrontan las complejidades de su relación con una naturalidad que aporta la consistencia que necesita una historia basada en una situación de pandemia que, en 2011, tenía mucho de ciencia ficción. Seguro que los que hayan descubierto “Perfect sense” después del covid tendrán una percepción de la película muy diferente a la que tuve yo, como algo más verosímil.

Por la razón que sea, “Perfect sense” captó mi atención, me atrajo su historia y me sentí integrado en las vidas de los protagonistas y sus secundarios, especialmente por ese aire de melancolía y tristeza que barniza toda la obra y que, huyendo del morbo y el fatalismo, está ejecutada desde un enfoque de serenidad realista que la hace seductora. También es verdad que no es un manjar para todos los paladres. A lo mejor le faltó haber esperado diez años para su estreno, lo que la haría más accesible... o quizá no, quizá llegó cuando tenía que llegar y es una obra para la minoría que sintonizó con ella.
OsitoF
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13 de enero de 2012
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierto es que la premisa es interesante y que, sin querer tratas de imaginarte cómo sería pasar por algo así, a nivel egoístamente personal y, aterradoramente colectivo. Egoístamente personal porque somos así de terroríficamente narcisitas y, lo primero que se nos viene a la mente es como YO podría adaptarme a ir perdiendo paulatinamente todo aquello que me mantiene conectado al mundo en que vivo. Primero el olfato, luego el gusto, luego el oído... Tras una emoción intensa y desaforada, sobreviene la pérdida y, tras ella ese intentar consolarse pensando que, todavía te quedan otros... instantes de euforia que, terminan cuando vas tachando de la lista uno más y, otro,... Aterradoramente colectivo porque TODOS al final, cuando nos llega una desgracia, confiamos y esperamos en que, nuestra gente o "cualquier" gente, siga ahí, para ayudarnos o, simplemente para compartir nuestra miseria. Así somos. Si perdemos algo de lo que habitualmente no valoramos, tendemos a consolarnos pensando en que: eso o, ya no es tan importante o, hacemos rápidamente una nueva lista de cosas que nos quedan para relanzar nuestras ganas de vivir y, ser felices. Pero, tal y como está planteado este mundo y, esta peli... poca cosa puede acabar quedando. Triste pero cierto. Usar y tirar. Todo se rige por las mismas reglas. Si perdemos algo, lo sustituímos inmediatamente para poder seguir consumiendo otra y, otra y, otra... Hasta que, finalmente, no queda nada y, cuando nos damos cuenta de las oportunidades perdidas para valorar y disfrutar, ya no queda nada ni nadie con quien hacerlo. Me ha dejado en un estado depresivo importante. Lo que no quita que, pese al impacto, haya cosas que, si bien cinematográficamente están bien conseguidas, no te alejan del todo del análisis práctico-quisquilloso. Creo que, pese a los esfuerzos por ir mostrando el desastre de manera gradual y, lógica; es evidente que desde la pérdida del oído, las consecuencias se disfrazan. Para que quede algo más que contar y, para alargar la factura poética. Es lógico pensar que los efectos de la pérdida "global" del sentido del oído, a la fuerza, debieron ser mucho mayores. Llama la atención que, en su intento desesperado por huir del efecto trágico, no apareza ni un solo muerto, cuando es sencillo imaginar la cantidad de accidentes que pudieron ocurrir debido a ello. Y no sólo por el oído... ya perdiendo el olfato y el gusto, miles de tragedias pudieron suceder: envenenamientos accidentales (de adultos y de niños), por poner un simple ejemplo. OK. han optado por la fórmula blanca pura pero... al menos en un telediario podía haberse visto como hablaban de ello. Evidentemente no era la línea y, punto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
EVA
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19 de mayo de 2012
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Mackenzie nos presenta una posible aniquilación de la raza humana exenta de la típica violencia que suele rodear este tipo de escenarios. Basada en la pérdida, uno a uno, de todos los sentidos con los que vivimos excepto uno, el sentido perfecto, que se supone nos hace ver qué es lo único importante en la vida dejando de lado todos los complementos; más el añadido de una historia de amor basada, precisamente, en esa damnificada percepción que nos comunica y nos pone en contacto los unos a los otros. Sin virus que matar, sin excepción alguna en la inclusión de todos, sin culpables e inocentes, sin la usual dualidad que se observa en estos argumentos, es una idea original, interesante que posee un comienzo muy potente, de inusitada fuerza por lo inédito de lo planteado pero, que poco a poco va perdiendo fuelle, vigor y resistencia llegando a culminar en escenas desagradables, sin sentido por la falta de explicación, en un "abrázame, por favor! que el mundo se acaba", en un "quiéreme! que no tengo nada más" que es patético y desilusionante. Ni siquiera el relato pasional es lo suficientemente intenso para rellenar los huecos que, claramente, contiene tanto el guión como la en-principio-no fallida narración. No llega a ser la Torre de Babel que tanto pretende.
lourdes lulu lou
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