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El origen de los guardianes

6,4
9.713
Animación. Fantástico. Aventuras Los guardianes son un grupo de superhéroes inmortales con extraordinarios poderes. Cuando un espíritu maligno llamado Sombra se propone inundar de miedo los corazones de los niños de todo el mundo, los Guardianes se unen por primera vez para plantarle cara y defender al mundo de su temido enemigo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
11 de noviembre de 2022
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Me ha gustado mucho esta unión de varios personajes folclóricos como Jack Frost, Santa Claus, El Hada de los dientes (en otras regiones también se conoce como el Ratoncito Pérez, que, de hecho, también se le hace referencia con un buen gag), El Conejo de Pascua, Sandman o El Coco (que por cierto, como curiosidad, El Coco o Sombra se parece más al Sandman de los cómics de Neil Gaiman que el Sandman de esta película).

Le cuesta un poco arrancar y tiene altibajos, pero luego está llena de grandes imágenes y colorido, mucha acción, oscuridad por parte de los villanos y sentimentalismo como una buena película de animación con este tipo de personajes requiere. La animación y la historia son muy buenas también.
Joaquín Fénix
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26 de marzo de 2023
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Autor de cerca de 50 libros destinados a los niños, los cuales ya han sido traducidos a más de 40 idiomas, William (Edward) Joyce, fue también un pionero en la animación digital. A la fecha, ha ganado 6 premios Emmy, 3 Annies y un premio de la Academia por su cortometraje, “The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore” (2011).

Con un gran olfato para encontrar grandes vetas literarias, Joyce ha retomado a un gran puñado de personajes de leyenda que, a lo largo de la historia, han surgido como “benefactores de los niños”: The Man in the Moon, North, Jack Frost, Toothiana, Sandman, Bunnymund… (entre nosotros: El Hombre en la Luna, Santa Claus o Papá Noel, Jack Escarcha, El Hada de los Dientes, El Hombre de Arena, El Conejo de Pascua…) y con ellos escribió una serie de libros a los que identificó como, The Guardians of Childhood (Los Guardianes de la Infancia) y así ha publicado títulos como: “Nicholas St. North y la Batalla del Rey Pesadilla”, “El Hombre de Arena y la guerra de los sueños”, “Jack Frost: El final se convierte en el comienzo” y otros.

Basado en este último libro, y tomando un poco de aquí y de allá, el guionista David Lindsay-Abaire, fue el encargado de hacer la adaptación cinematográfica que se puso luego en manos del director afroamericano, Peter Ramsey, quien ya había trabajado como Story Artist en varios largometrajes de Dreamworks Animation y también como Director de 2ª Unidad o Dibujante de Storyboard en un buen número de títulos. Más recientemente, por su segunda película: “Spider-man: Into the Spider-Verse” (2018), Ramsey se hizo merecedor a los premios Oscar, Globo de Oro, Bafta y Annie, por Mejor Largometraje de Animación.

<<EL ORIGEN DE LOS GUARDIANES>>, sobresale por su calificada recreación de ambientes; su inventiva en el desarrollo de las acciones de lucha y, además, logra crear un eficaz ambiente oscuro en que los guardianes tendrán que vérselas con un temible y poderoso personaje llamado, Pitch Black, quien pretende acabar con el asombro, la esperanza y los sueños de los niños, sembrando en su lugar el miedo que les impida salir adelante.

En principio, Jack Frost, es también un personaje triste que no recuerda su pasado y no consigue ser visto por los demás chicos con quienes ansía jugar, pero, los poderes que obtiene con el báculo que siempre porta, lo llevan a ser miembro de Los Guardianes de la Infancia… y su vida comienza a cobrar sentido.

Sin duda hicieron falta algunos toques de humor y dos o tres escenas realmente dramáticas para poner más en alto esta simpática historia, pero, en general resulta entretenida y sirve a los chicos para mantener la confianza en sí mismos y seguir creyendo que en el universo hay fuerzas protectoras a las que siempre se puede acudir.
Luis Guillermo Cardona
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23 de marzo de 2013
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si decir que "Me sentí viejo" sea más adecuado, estaba ahí en el cine y vi como varios niños y madres de familia estaban maravillados con la animación, y es que la película perdió para mí todo sentido desde la primera media hora, pues sólo vi desfilar delante de mis ojos estereotipos uno tras otro, sólo pude ver una película americana más. Sentía que el director me estaba diciendo... ¿En tu país no conocen a Jack Frost?, Jódete... ¿En tu país no conocen al conejo de pascua?, Jódete... ¿En tu país no creen en Papa Noel?, Jódete... ¿En tu país no creen en el hada de los dientes?, Jódete.
Mientras pasaban los segundos no pude evitar acordarme de la versión para SNES de "Mortal Kombat", en donde la sangre fue censurada del todo, y los "Fatalities" fueron eliminados del todo, lo pensé cuando vi a Santa empuñar un par de espadas que nunca, repito, nunca utiliza. Cuando el conejo de pascua con esa pinta de militar jamás, repito, jamás se porta como uno, dando lugar a situaciones ridículas, si me paro a detallar cada situación de falsa apariencia y de lógica coherente no me alcanzaría el espacio proporcionado.

Insisto, son tantos los estereotipos que vi desfilar por la pantalla que a la media hora ya sabes lo que va a pasar en el resto de la cinta, de buena gana me hubiese salido de la sala, pero iba acompañado.

Visualmente es muy buena, y me atrevería a decir que de lo mejor que se le ha visto a los estudios, pero fallan abismalmente al equilibrar animación-guión, justo como lo hacían algunas películas noventeras que trataban de contar toda la historia con sus efectos especiales y al final quedan en nada.

Sé que a estas alturas el pedir originalidad es imposible, pero por lo menos el esfuerzo debió hacerse.
ucanneo
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23 de enero de 2016
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quedo espantado tras ver esta película. De nuevo me siento como Stan en el capítulo 15x07 de South Park (si no lo has visto, pues tira y deja de leer mierdas). Rise of the Guardians es una pretenciosa basuraca llena de efectos gratuitos y de pirotecnia inútil. Bueno, no tan inútil si miramos la nota que tiene... Se ve que a la gente le ha gustado. Debí fiarme de Kyle Smith, por alguna razón su crítica me pareció profunda y llamativa. Estos 97 minutos de videoclip navideño intentan forzar el asombro, la diversión, las sonrisas... Y falla en cada uno de ellos. La falsedad creo que es su principal fallo: puedes imaginar perfectamente una habitación lúgubre llena de deprimidos guionistas diciendo "todos ríen, saltan y se divierten. Cosas brillantes y luminosas en 3D. Importante que la música tenga mucho platillo y subidón. Más risas. Los elementos humorísticos corren alocados... Venga, ya tenemos diez minutos más, sólo faltan 70 para los créditos.". Se supone que tiene todo lo necesario para ser divertida, pero una película no es una receta donde basta mezclar ingredientes en correctas proporciones para que salga un buen resultado. Ni un gazpacho te va a salir realmente bueno así: hay que probar, imaginar, improvisar, esforzarse... En definitiva: aportarle alma. El resultado se puede terminar a duras penas. Ni entretiene, ni divierte, ni enseña nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Papageno
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1 de diciembre de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benditos sean los críos. Y bendito sea también el niño que todos llevamos dentro. Sólo ellos son capaces de apreciar y vivir al límite todos los pequeños grandes momentos que hacen de este mundo un lugar maravilloso. Sólo ellos pueden llenar de alegría el corazón de cualquier extraño con el simple sonido de su más sincera risa... o en el caso contrario, hacer estremecerse hasta en lo más profundo del alma al ser más huraño con el más sentido de sus llantos. Benditos todos los niños y niñas del mundo, capaces de contagiar a los adultos con sus más cándidos sueños. Que sigan así por los siglos de los siglos. Amén. Y dicho sea de paso, si siguen trayendo con ellos al papá o a la mamá (o a ambos) a la sala de cine, mucho mejor, que así la recaudación de la película de marras se duplica. ¡Benditos todos!

Bendecido sea también, ya que estamos, su santuario más sagrado: el cine familiar. Uno de los géneros históricamente más vapuleados por parte de la crítica (y con total injusticia, debe decirse, al estar aquí a debate cuestiones sobre una naturaleza por definición inamovible) quizás hubiera sido mejor tratado si se tuviera en cuenta la cantidad de dinero que aporta año tras año a la causa, que al fin y al cabo de esto trata el juego, no en vano empleamos tan a menudo el término ''industria''. Más importante aún, si algún otro tanto puede anotarse el cine familiar (yendo ya a terrenos más alejados del frío materialismo) es el de salvar la vida, temporada tras temporada, a millones de chiquillos en todo el mundo. Y es que cuando llegan los períodos vacacionales; cuando el staff del colegio se toma un más que merecido descanso, las mamás y papases (re)descubren que ningún ser vivo sobre la faz del planeta supera a sus pequeños vástagos en esas inmortales labores que son el dar por saco al personal.

El amor y afecto de los lazos paterno-filiales, imposibles de medir en ninguna balanza, van perdiendo rápidamente su fuerza cuando -y ya estamos en navidad- la durísima digestión de turrones, canelones, canapés y otras porquerías típicas de estas fechas, se ve peligrosamente afectada por las continuas quejas / demandas de los mocosos. Que si tienen que conformarse con un miserable iPhone 4 cuando en realidad habían pedido la última versión más alargada; que si no quieren ir a ver a los abuelos porque huelen raro; que si se les prometió que se les permitiría ver diez minutos de Gandía Shore, etc. Para pegarse un tiro... mejor esto que verse obligado a matar al renacuajo y cargar después con la mala conciencia. Antes de librarse a la ira homicida es preferible cerrar los ojos, respirar profundamente y contar muy lentamente hasta diez. Si no funciona, siempre nos quedará el cine familiar.

Benditas sean las películas capaces de reunir a todos los seres queridos ante una pantalla. Benditas todas ellas porque, lejos de permitir que fluyan las experiencias compartidas entre generaciones, hacen que la diferencia de edades se erija en barrera infranqueable que afortunadamente separa a niños de adultos, para que ambos colectivos descansen el uno del otro, antes de que estallen hostilidades que tengan que lamentarse a posteriori. A las primeras de cambio, los mayores se quedan fritos en la butaca; cargando pilas (por ejemplo, el que en su día fue el padre encargado de llevarnos al cine a un servidor y a sus amiguitos sigue creyendo a día de hoy que 'Independence Day' es un típico melodrama coral de la América de los años 90). Mientras, los mequetrefes se han olvidado del mundo real y han pasado a interactuar por completo con seres que, por razones obvias, no pueden quejarse de lo pesados que son sus nuevos compis de aventuras. Y todo el mundo contento.

Recordado el escenario habitual, sobran las presentaciones con 'El origen de los guardianes', película sobre cómo un maestro espadachín llamado Santa Clauss, un prodigioso karateka en forma de conejo de Pascua, y otros seres inseparables de la tierna infancia, se alían con Jack Frost para derrotar al malvadísimo Hombre del saco, quien amenaza con traumatizar de por vida a todos los menores de edad del globo terráqueo. Lo que en cualquier otra sesión sonaría a puro disparate se transforma en el reino de los chavales, y como por arte de magia, en algo más cercano a la genialidad, o si se prefiere, en un rastro de originalidad suficiente como para prestarle un mínimo de atención a la propuesta. Más aún cuando de ella puede desprenderse, a medida que pasa el tiempo, la sanamente maliciosa lectura de que el género quizás tenga que implicarse de forma más directa con sus destinatarios, más allá de los postulados despótico-ilustrados que aplicados al caso, nos hablarían de una maquinaria fílmica que se ha volcado en cuerpo y alma para hacerlo todo por los niños, pero sin los niños.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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