El juego de Ender

Una película que llega demasiado tarde. Un título que de estrenarse en mitad de los años 80 (la década en la que se inició la saga literaria), estaríamos hablando sin lugar a dudas de un clásico generacional, cuyas raíces (en parte) podemos encontrar en “Juegos de guerra”.
Gavin Hood realiza una película a medio camino entre el film juvenil, pasado por el tamiz de Harry Potter, a uno cuyo retrato antibelicista bien se podría enmarcar en “Starship Troopers” o similares.
El moverse entre ambos mundos perjudica al conjunto, es demasiado infantil para los adultos y demasiado adulta para los niños. El target está mal enfocado.
Y es curioso lo que hace el marketing cinematográfico, que nos vende este producto como el triunfal regreso de Harrison Ford a la ciencia-ficción. Hay que advertir que su personaje es muy accesorio, y apenas se mueve de su asiento.
La película se sustenta en Asa Butterfield, el recordado Hugo de Scorsese, pero que queréis que os diga, no me convence. Es un chico con una mirada bastante pasiva y muy difícil a la hora de mostrar emociones.
Un entretenimiento sin más, lleno de altibajos, pero con un buen final.

Es una película que me ha dejado pasmado, no me esperaba tanto la verdad, y no es por su calidad (que la tiene), ni por sus efectos especiales (que tiene a tropel y genialmente realizados), sino por su frescura, porque es algo que nunca he visto: un niño enclenque pero con mucha fuerza interior, tanto física como mental, un niño que primero intenta ganarse a los de alrededor, pero siempre hay alguno que quiere ser su enemigo viendo el potencial del chico. Entonces surge el estratega que lleva dentro, primero le hace ver que él no quiere ser su enemigo, pero siempre el otro sigue en sus trece. Entonces le neutralizará sin apenas usar la fuerza, urdiendo alguna estrategia. Y en el hipotético caso de que siga en pie, le destrozará definitivamente. Pero él no quiere enemigos sino aliados, solo que ¿quién aceptaría que un niño más pequeño fuera tan superior a él?

Creo que las mejores interpretaciones en éste caso son precisamente de los que tienen menos experiencia, los jóvenes, me han parecido mucho más naturales que los mayores. Excepto Viola Davis, que la he visto más correcta en su personaje que Harrison Ford o Ben Kingsley que apenas han mostrado expresividad, aunque quizás sus personajes tampoco la requerían pues son de carácter frío.

Nunca me ha gustado que se aprovechen las productoras de la buena taquilla de una película (que sé que éste no es el caso) para hacer varias secuelas, pero a veces creo que es necesario hacerlas. Como en ésta ocasión, supongo que solo había un libro sobre ésta historia, pero ¡¡DIOSS!! como me encantaría que hubiera alguna secuela más. No sé como adaptación si es buena, mala o regular. Pero como película es impresionante, la primera hora te absorve por completo, no te das cuenta de que el minutero sigue funcionando. La segunda hora se hace algo más lenta pero sigue siendo muy buena.

Siempre gusta ver como un libro conocido es trasladado a la gran pantalla con fidelidad, sin quitar ni poner nada (o muy poco) y encima recreando de forma espectacular las escenas de efectos especiales. Es en estas secuencias donde siempre la película puede ganar a la novela, pues por mucha imaginación que tenga uno, es más vistoso verlo en el cine.
"El juego de Ender" es un clásico de la ciencia ficción que ha sido respetado en su traslación. No encuentro ninguna diferencia con la novela.
La formación militar de Ender Wiggin para la guerra contra los insectores cuenta con grandes nombres en su reparto. Harrison Ford está perfecto en su papel, pero quien se lleva la palma es el protagonista Asa Butterfield, el nuevo niño prodigio de Hollywood que realiza una actuación muy digna.
Las escenas de los entrenamientos y de las batallas son por supuesto lo mejor, cargadas de efectos especiales y ofreciendo un buen espectáculo.
Una buena película de ciencia ficción que puede gustar tanto a los lectores del libro como a los que no lo son.
Por cierto, he leído algunas partes más de la saga literaria y son tan radicalmente distintos a esta primera entrega, que no me gustan. Espero que no hagan más partes de la obra de Orson Scott Card.

Considero una obra cinematográfica algo siempre independiente de cualquier obra literaria en la que esté basada, ya sea un guión original o una trama adaptada. El lenguaje audiovisual es muy diferente y es en esa diferenciación donde radica la dificultad para el director.

Entrando en materia, Gavin Hood consigue mantener el interés pese a lo irregular de la intensidad de la historia mediante personajes carismáticos. Cierto es que abusa de ingenuidad al forzar la entrada en escena de algunos personajes, pero hay fuerza en el mensaje y eso en la ciencia ficción actual tiene mucho mérito.

La inteligencia emocional es un tema que no se trata mucho en el cine y, menos aún, en la ciencia ficción, y el mensaje de esta obra me parece lo suficientemente estimulante como para atreverse a visualizarla. Que nadie espere una obra de discurso espectacular basado en efectos digitales y escenas de acción porque se aburrirá. "El juego de Ender" es, fundamentalmente, una película de fondo y no de forma.

Quizás le falte clímax a la realización y al guión, no haber logrado una mayor emoción y sorpresa hace que la sensación final no sea tan grata.

Mi valoración sobre esta película es muy positiva. Se trataba de adaptar un texto literario de ciencia-ficción bastante complejo, en especial por la descripción del mundo del protagonista.
Los pensamientos, sentimientos, y estrategias venidas de una persona concebida en un mundo militarizado debido a una invasión alienígena y la venganza que se proyecta por parte de un alto mando mundial forman la circunstancia de Ender. Cómo este protagonista se adapta
a esa circunstancia y lucha por sobreponerse a ella es el quid de la cuestión.
Ender lucha contra sus adversidades: una, el alto mando que le arrebata su infancia y adolescencia por la necesidad que tiene de él como gran estratega y dos, los hostiles alienígenas, una suerte de hormigas hipertiroizadas a las que Ender debe destruir, y, como estratega, para ello comprender.
Todos tienen sus razones para actuar como lo hacen, incluido el monstruo de la historia. Cómo lo hacen es lo que cuenta la película.
Las malas noticias son que la película adolece en sus batallas de una definición más clara, visualmente hablando, de una mayor definición entre los buenos y los malos. Espectacularidad desechada en pro de una uniformidad gris en los colores, tal vez buscando la militarización en el filme. Ahí queda el espectador menos avispado echando de menos el contraste que sucedía, por ejemplo, en las batallas galácticas de "El Retorno del Jedi", en las que en todo momento uno sabe quién es quién. Esta película lo tenía más fácil en ese sentido, ciertamente los profesionales de los efectos especiales hubieran agradecido más trabajo y la película también. El sonido, y en especial, la música, que no cesa en ningún momento,
también hubieran merecido en pro del film otro tratamiento más sosegado.
Las buenas noticias son el resultado del tinglado como un todo: Si bien no llega a flotar, cuanto menos se sostiene, y eso se agradece mucho en los tiempos que corren. Era muy fácil haber metido la pata hasta el fondo con esta película. Digamos que Ender vence pero no convence del todo. Tal vez la gente joven, ya totamente acostumbrada al uso de computadoras y sus inefables "juegos" disfrutará más de "El Juego de Ender", e infinitamente más todavía si han leído el texto original, lo cual puede ayudar en un divertido coloquio tras la proyección de la película.
Que Hollywood ya no es lo que era se aprecia en "El Juego de Ender". Dónde quedó la frenética espectacularidad de antaño, el embeleso del viejo celuloide. Es una película un poco desmayada y fría por algunos fallos privilegio de un director que, con todo, consigue echar a andar una película resultona que con suerte tendrá secuelas, ójala que mejores, de una saga de ciencia ficción que todavía puede dar mucho juego.
Una película que logra encender en el espectador preguntas, sin atosigarlo hasta la estupefacción, a través de imágenes enigmáticas y oníricas en los sueños y juegos de un Ender que lucha por mantener su lucidez en un universo del que esperamos tener nuevas noticias.