El puente de los espías

Si algo caracteriza a Steven Spielberg, es que todas sus películas -o en su mayoría- son al menos correctas. Puede interesarte o no la historia que cuenta, pero siempre están bien conducidas. Sin embargo, voy analizar en spoiler la contra que percibo en la última película de Spielberg.

En el "El puente de los espías" podemos ver dos géneros del cine en una sola película, además de una clase magistral de como se debe llevar una negociación - muy probablemente otro género más - . Ninguno de ellos es nuevo, las bases y esquemas ya los hemos visto, también los símbolos y tópicos. Sin embargo lo que hace grande este "film" es encontrar los tres muy bien engarzados y llevados a la pantalla.

¿Es "El puente de los espías" la mejor película de Spielberg? Es difícil de contestar, es como si alguien nos preguntase cual es el mejor álbum de los Beatles o el mejor cuadro de Van Gogh. Lo cierto es que "El puente de los espías" es una de las mejores películas de Spielberg sin lugar a dudas, un ejercicio de estilo tan milimetricamente conseguido que asusta. No hay un solo plano innecesario, ni un solo movimiento de cámara que pudiese ser mejor, el ritmo es perfecto, la emoción la justa, sin pasarse. Spielberg usa sus mejores trucos y saca todo el oficio que lleva dentro para darle vida a una historia tan fría como el lugar donde está ambientada. Puede que esta historia de héroes anónimos durante la guerra fría no os seduzca a primera vista pero no cabe duda que engancha desde el primer momento y no te suelta hasta ese magnifico final.

Personalmente me ha gustado mucho pero he encontrado cierta desconexión en la parte central de la película, me parece que comienza de maravilla y acaba fantásticamente por lo que era difícil mantener a la misma altura el núcleo central y eso se nota. A pesar de ello, la película nunca se hace aburrida y avanza como un tren imparable. Eso si, no esperéis las típicas escenas de acción de Spielberg, esta es una película de espías (como su nombre indica) a la antigua usanza (desde la primera escena de la persecución a pie deja claras sus intenciones) que por momentos recuerda a "Atrápame si puedes" del propio Spielberg mientras que en mucha parte del metraje recuerda al mejor Hitchcock. Es como esas películas antiguas de James Stewart (o Gregory Peck) con personajes americanos y honestos hasta la médula solo que aquí Spielberg lo despoja de cualquier cursilería y lo convierte en una personaje solido ayudado por un Tom Hanks en estado de gracia.

Si en una ecuación juntamos a Tom Hanks y a Steven Spielberg adivinar el resultado es muy fácil, sin lugar a dudas será una gran película, y en esta tampoco falla.
Es una mezcla de película de espías y de abogados contada con ritmo al estilo Hitchcock, es un cóctel muy sobrio, muy bien contado, con buen pulso, Spielberg una vez más nos da una clase de dirección, la ambientación como no podía ser de otra manera es espectacular y Tom Hanks es dueño y señor de la cinta, es un valor seguro.
En conjunto una gran película que te hará pasar un buen rato, el único pero es que enseguida se les ve la bandera y se escucha el himno yanqui, que buenos somos los americanos y que malos los rusos, es el precio que hay que pagar.

El regreso de una de las sociedades más productivas, la formada por Tom Hanks y Steven Spielberg desembarca para traer una historia de la Guerra Fría. "El puente de los espías" exhibe dos virtudes que no van juntas todo a lo menudo que se debiera: inteligencia y cariño.

Habla de que es un film inteligente porque es un thriller pausado y bien rodado, el cual muestra una notable confianza en los espectadores a los que ofrece el producto. Se ambienta bien la época y se dan pistas para seguir la trama, sin caer en efectismos o americanadas varias. En segundo, hay un gran cariño a la hora de tratar a los protagonistas.

Brilla con especial fuerza Mark Rylancé, el prisionero soviético que captura Estados Unidos, la verdadera estrella de la función, un tipo que es capaz de alternar la frialdad de un bloque de hielo con un socarrón humor impasible y una personalidad que resulta muy atractiva para el público. Spielberg no se deja llevar por el tópico y evitar hablar de una guerra de buenos y malos, sino de personas arrastradas por la codicia de los gobiernos y los sistemas que pregonan a una lucha a muerte donde personas válidas están obligadas a combatir a gentes que podrían ser sus amigas en otras circunstancias.

Hanks, por su lado, vuelve a mostrar porque es uno de los mejores actores de su generación. Maneja muy bien cualquier tempo y registro, su abogado resulta un protagonista entrañable y capaz de llevar a una fuerte empatia. Sin moralinas, la ética que exhibe es un soplo de aire fresco.

Pausada y con diálogos de un cine menos acelerado, su emocionante final es la guinda a un producto made in un director que no tiene ningún problema para abordar cualquier tipo de historia.