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Creed II: La leyenda de Rocky

Drama Adonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que ... [+]
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
10 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es obvio que ya no va a sorprender como la primera entrega del spin off de Rocky, pero sigue teniendo una gran calidad y la emoción es uno de sus puntos fuertes. Después está la nostalgia que sigue derrochando, a pesar de ser una obra actual, a veces nos retrotrae a las primeras cintas del Rocky original, pues sus mensajes de sacrificio, entrega y trabajo siguen estando presentes. A estas virtudes hay que añadir el factor de la venganza, que a la postre, y sin cocerlo por algunos de los personajes, se la encuentran sin buscarlo. Son esas venganzas las que dominan la película, impulsadas por sus protagonistas aunque con diferentes matices y objetivos. También encontramos la caída y el miedo, las incertidumbres del futuro, bien expuestas (de nuevo) por un gran Michael B. Jordan (Black Panther). En su esquina sigue el incombustible Sylvester Stallone (Rambo), regresando como el mítico Rocky Balboa en un papel que ya se nos hace como entrañable, capaz de infundir ánimos con sus sabias frases. En el otro lado, reaparece Dolph Lundgren (Red Scorpion) reclamando lo que Rocky le robó en la cuarta entrega, azuzando a su propio hijo contra Creed. Es quizás en estos dos personajes, padre e hijo, donde hayamos también una parte de comprensión, donde el odio puede conducir al aprecio.
Por lo demás, es una película espectacular, muy bien rodada por el novato Steven Caple Jr., recomendado por el director de la primera entrega Ryan Coogler, y al que no le ha pesado esta gran responsabilidad de lidiar con estos auténticos pesos pesados del cine actual.
Es curioso, pero esta trama me recuerda mucho a la anterior película que he visto en cines: Dragon Ball Super - Broly.
Siferval
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16 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me puedo creer lo que voy a escribir a continuación. Yo, que vi en mi adolescencia la saga de ‘Rocky’ sin excesiva pasión, ¿Cómo puedo estar tan sumamente subido a la saga de ‘Creed’? ¿Cómo es posible que, con la anterior entrega, pidiese una nominación al Oscar para Stallone?

Pero es así, la renovada saga sigue su curso elevando el nivel de su épica. Michael B. Jordan vuelve a encarnar a Adonis Creed, en una película que cierra muy bien el círculo que empezó la anterior. El enfrentamiento clave entre él y el hijo de Ivan Drago, el hombre que mató a su padre.

Aunque no esté en la dirección, Ryan Coogler (Steven Caple Jr., encargado ahora de la dirección, sigue sus pasos) firma el guión junto a Stallone, parte esencial de que todo esto funcione porque el bueno de Sylvester está perfecto en el nuevo rol que le han dado como padre/entrenador de Creed. Entiende como ninguno el personaje de Rocky Balboa y el inteligente paso a un lado que ha dado para que todo siga su camino. Una evolución semejante a la de Dolph Lundgren, ambos secundarios extraordinarios.

Es cierto que el desarrollo de la película te lo sabes enterito, de principio a fin. Pero eso no quita que casi me haya levantado de la butaca durante el último combate y haya lanzado un par de puñetazos al aire. Eso no quita que me emocione ver la evolución de su protagonista, de la madurez que va alcanzando tanto en el ring como en el combate de la vida.

‘Creed II: La Leyenda de Rocky’ es todo lo que esperábamos ver tras su excepcional antecesora. Es una secuela perfectamente ejecutada, con altísimas dosis de epicidad.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
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16 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no entraba en una sala de cine, y esta vez ha valido la pena con creces.

Soy acólito de Stallone, y esta saga me trae unos recuerdos fantásticos. La película evidentemente se centra en el hijo de Apollo Creed. La historia es más que conocida si eres fan de la saga Rocky, pero aquí, nos adentramos en las vidas privadas de Adonis y su pareja Bianca, dándole una nueva dimensión a los nuevos personajes y haciéndolos más cercanos. Cuando entra en escena Rocky es como si un amigo de la infancia apareciera por cuadro, a uno que te encanta estar con él y que lo ves cada vez menos. La verdad, que es ya complicado hacer avanzar a este personaje, lo único que esperas es verlo y sentir que sigue madurado.

Echo de menos a los personajes ya desaparecidos como a Adrián, Poli, no digamos a Apollo, y me encantaría volver a ver a Clubber Lang. Quién sabe, si hay un buen guión...
Aquí volvemos a ver a Iván Drago, me encanta este contrincante, en aquella película me faltó el desarrollo del personaje, del villano, era todo demasiado esquemático, es una película que debería ser nuevamente editada, ya que se sabe que tiene escenas adicionales que no se montaron para hacer que fluyese la historia con celeridad.

El personaje que interpreta Dolph Lundgren, Drago comienza siendo el arquetipo del villano de Rocky IV, rencoroso, pero a medida que avanza la historia también comienza a acercarse poco a poco al espectador, me gustó, aunque quería verlo más. Me encanta lo que refleja al final de la historia, lo entenderéis los que sois humanos.

La cinta es una muy buena producción, algo tópica dentro de la saga Rocky en cuanto a como se desencadenan las situaciones y las reacciones en la trama, sobre todo en lo referente a los combates.
La fotografía y el score es también buena.

Algo que fue doloroso de ver, fue el reencuentro con su hijo en la ficción, se nota que Stallone, lo sentía profundamente cuando lo estaba rodando, recordar que su hijo Sage Stallone que interpretó a su hijo en la ficción de Rocky V, falleció recientemente. No aceptó filmar en Rocky Balboa, la sexta de la saga, cuando se lo propuso su padre porque decía que no se sentía bien para interpretarlo. Fue una pena su muerte sobre todo pero que no volviera a su personaje también.

Os la recomiendo, se pasa volando el tiempo fílmico.
Scott J Silver
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17 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien por Stallone por continuar esta saga a lo largo del tiempo. Como curioso experimento cinematográfico no tiene desperdicio; encontrándose al nivel de ´BOYHOOD´. Con unos personajes que evolucionan a lo largo de la vida y sus tramas que remiten a los primeros films. Stallone, ¡no pares! Tengo curiosidad por ver hasta donde llegas.

Centrados en el momento actual de esta epopeya pugilística, Creed; su protagonista; anda un poco falto de carisma, Sus tramas personales importan un pimiento, es una especie de ´santurrón´ de otra época que apesar de ser el campeón no lo aparenta. En cuanto a Stallone, pues ha perdido la ´mirada del tigre´, Da la impresión de que en el fondo al que le gustaría entrenar es a ese atribulado Viktor Drago que busca su lugar en el mundo.

Y es ahí dónde la película se vuelve un poco interesante, cuando nos acerca a un Dolph Lundgren que sí tiene esa mirada. Ivan Drago si quiere y merece que su hijo sea campeón del mundo; corre con su hijo, suda con su hijo, sufre con su hijo, vive a través de su hijo. Rocky sólo da consejos a lo maestro Yoda.
Algo falla cuando despierta más simpatía Viktor que Adonis por mucho drama personal impostado que le metan con calzador al segundo.
Técnicamente está a muy buen nivel con una fotografía impactante y unas muy buenas actuaciones. La banda sonora es otro punto débil; ¿por qué esa música por hortera? En el único momento donde suena levemente una de las famosas fanfarrias que siempre han acompañado a ´Rocky´ es cuando se te llegan a poner los pelos de punta y hacerme caso que dura ralmente poco.
Stallone se ha equivocado con esta idea que era muy buena. Si en un giro de guion imposible hubiera perdido su pupilo y ganado el ruso hubiera estado genial. Todavía está a tiempo para hacerlo en una nueva entrega con más minutos para Dolph Lundgren.
ghaliano
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20 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creed es el imperativo del verbo creer. Es posiblemente esa intención la que recojo de la película y por extensión de la saga de películas de Silvester Stallone, Rocky. Creer en uno mismo es el camino para lograr encontrarse, para lograr la paz, la redención, la victoria.
Sin duda, Rocky forma parte la vida de muchos de nosotros, ha conseguido marcar una generación y además convertirse en una saga generacional con el paso del tiempo, salvo por un par de matices que ahora comentaré.
Creed II apela directamente a la cuarta entrega de la saga, en donde esa venganza combativa entre Iván Drago, (el púgil que asesinó a Apolo Creed) y Rocky Balboa logró darnos uno de los combates más épicos de toda la historia del cine. Pero esta nueva entrega no queda sólo ahí, se traslada con una narración gris y pausada hacia una exaltación familiar melodramática.
Padres e hijos. Rocky nos sigue dando lecciones de moral, lecciones de vida y nos deja claro que la lucha no es contra el contrincante sino con uno mismo. Es así como se ganan las batallas, logrando derrotar los miedos, los orgullos y las cargas que portamos a diario en nuestra mochila.
Esta vez, la venganza llega en formato shakespereano. El hijo de Apolo (interpretado de nuevo por Michael B. Jordan) y pupilo de Rocky trata de redimirse y de hallar su propio legado a través de un combate contra el hijo de Drago, al que le persigue la sombra del fracaso de su progenitor.
En esa línea avanza de forma crítica el devenir de una película que aunque intenta desmarcarse, excese quizás en demasía ciertos patrones de la cuarta entrega, hasta el punto de ser excesivamente previsible. Otro de los contras es que vuelve a caer en esa dualidad que fijaba la Guerra fría, época que ya pasó.
El americanismo vuelve a la escena mostrando el colorido, la comprensión, el patriotismo y la hermandad de USA en contraposición a la frialdad, rudeza y vileza de la madre Rusia. Me queda con agrado esa escena final en la que un hijo fracasado mira con orgullo a un padre fracasado y que nos devuelve esa humanidad perdida en muchas ocasiones de los soviéticos.
Y luego están los combates, los púgiles. De nuevo David contra Goliath. De nuevo esa heroicidad que arrastra al público. Si bien no son tan épicas o trascendentales las peleas, sin duda son marca de la casa y Stallone sabe trabajar y hacer trabajar dentro del ring, pero también fuera.
Este muchacho de 60 y pico años sigue dando guerra y cultiva poco a poco ese cariz dramático actoral que muchos de nosotros agradecemos.
En definitiva, una película imprescindible para los amantes de la saga pero que no descubre ni aporta nada nuevo salvo dos horas de melodrama y entretenimiento que pasan rápidas y que no dejan de tener en el horizonte el recuerdo de la querida Adrian.
Víctor Manuel Mirete Ramallo
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