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Por el valle de las sombras

Aventuras. Bélico El Doctor Corydon M. Wassell, un médico rural, viajó a China tras ver una foto de Madeleine, un bella enfermera. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial se incorpora al ejército, en el cuerpo médico de la marina de los Estados Unidos, que combate duramente a los japoneses en el Pacífico. En marzo de 1942 es destinado a Tjilatjap, en la isla de Java, coincidiendo con la batalla del estrecho de Maccasar. Allí se hará cargo de un grupo de ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
8 de octubre de 2005
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película característica de De Mille, un film épico y de aventuras acerca de un médico que salva del enemigo japonés a un grupo de inválidos soldados, atravesando la selva indonesa de Java. Gary Cooper da la talla en el papel y a lo largo de sus más de dos horas de duración salen a flote el erotismo, el exotismo, el humor, la épica, el drama, el humanismo y la ética, todo con ello con buen sentido cinematográfico y del ritmo, erigiéndose en un producto muy entretenido.
kafka
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19 de octubre de 2009
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas de guerra las hemos visto de todos los colores. Belicistas, antibelicistas, militaristas, antimilitaristas e incluso irreverentes (Sturmtruppen, Jo… que guerra o La última noche de Boris Grushenko), pero nunca antes había vista una película de guerra que, pretendiendo ser seria, resultase tan insensible. Los espectadores no nacimos ayer y somos conscientes de que el cine es ficción, que las bombas son efectos especiales y la sangre se conserva en botes de los Orlando Magic. Pero, aunque seamos tan listos para entender esto no estaría de más que los actores se esforzasen por hacerlo creíble y que los directores se preocupasen de las formas lo mismo que se preocupan de los fondos.

Y está muy bien que el señor Cecil B. de Mille, en un producto moralista y agigantador del espíritu USA, retrate una soldadesca americana capaz de soportar carros y carretas (de combate) con la sonrisa de oreja a oreja. Bastante tenía la sociedad civil USA con añorar, recordar y llorar a sus allegados combatientes, pero ninguna sociedad por muy deprimida que se encuentre merece que el retrato cinematográfico de una contienda cruel sea una esperpéntica caricatura.

Marines que distraen a un niño cuya madre acaba de morir, sin siquiera un atisbo de horror o de rabia en sus semblantes, no son creíbles. Oficiales que dejan a otro, en legado testamentario, a su novia enfermera, tampoco, máxime cuando la opinión o los sentimientos de la susodicha no parecen contar para nada. Tal vez la guerra endurezca, pero yo creo que la cosa no va por ahí.

Básicamente De Mille pretendía dos cosas: Una, reconocer el abnegado trabajo de personajes como el doctor Wassell y dos, elevar la moral de una sociedad necesitada de inyecciones anímicas. Bien. Pero cuando se dibujan utópicos paraísos para ocultar infiernos reales y cuando los cielos son demasiado multicolores, la cosa desprende cierto tufillo a engaño.

Total que al final entendí aquella expresión que se ha instaurado en nuestra fraseología, “Gary Cooper que están en los cielos”. Porque sin él, y un poco de Laraine Day, la película hubiese sido de usar y tirar, en el contenedor de los productos perjudiciales para la salud.
FATHER CAPRIO
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14 de septiembre de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de los tintes patrióticos triunfalistas y de la labor propagandística pues la guerra ya estaba en marcha y se pedían voluntarios para los centros de reclutamiento, Cecil B. DeMille quizás firma su mejor obra, donde consigue contarnos la historia general y además entra en detalle individualizados tanto del doctor Doctor Corydon M. Wassell,cuya historia real se narra en la película, como la de todos los marineros heridos que estuvieron a su cuidado en Java hasta que consiguió trasladarlos a Australia.

Gary Cooper en la cima de su éxito, encarna al buen doctor, demostrando el humanismo del mismo, sus flaquezas, su heroísmo en esta gesta personal de un médico que viajó a Indonesia al ver una foto de una enfermera en un anuncio de propaganda, enrolándose en la Marina.

La historia, a pesar de sus más de dos horas de duración vale la pena, y como todos los sucesos reales mantiene su interés a pesar del tiempo transcurrido.

Notable, 7.
andeltor
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5 de diciembre de 2007
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gary Cooper hace una de esas grandes interpretaciones a las que no tenía acostumbrado como solía ser en el habitual, con sencillez y sin aspavientos ni histrionismos.
Cecil b de mille nos brinda un sólido drama ambientado en la Segunda guerra mundial trasladándonos a la vida de un médico especialmente en labores de guerra y humanitarias.
La ambientación está muy lograda como solía ser habitual en De mille al igual que ese toque monumental y épico que sus films solían tener.
Un saludo, Efelson.
efelson
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28 de julio de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film de propaganda bélica, hecha para tratar de insuflar ánimos a la población civil de entonces, en lo más crudo de la contienda de la II Guerra Mundial, cuando los ejércitos aliados, estaban recibiendo muchos varapalos por parte de los alemanes y los japoneses y todavía no se vislumbraba, ni remotamente, la posibilidad de la victoria.
Se dice que el presidente Roosevelt, quedó muy impresionado cuando oyó la historia del doctor Wassell. Un médico rural, misionero en China, que se enroló en la Marina durante la contienda y fue destinado a Java. Allí, sufrieron una derrota los americanos y todos tuvieron que ser evacuados, pero el doctor Wassell, ante la imposibilidad de trasladar a sus heridos más graves en los barcos preparados a tal efecto, se hizo cargo de ellos y atravesó la jungla, en medio de fuego enemigo, hasta conseguir salvarlos, recibiendo por ello la cruz de honor.
El presidente, emitió por radio esta historia a todos los oyentes del país, y Cecil B. DeMille, decidió inmediatamente llevarla a la pantalla.
Nos vamos a encontrar pues, un film de propaganda bélica, que no cine bélico, basado en hechos reales, pero que nadie se llame a engaño. El film está mitificado al máximo, con unos soldados heroicos, que no pierden la sonrisa, por muchas calamidades que estén pasando. Un cine que, hecho por el director espectáculo, como siempre se le ha conocido a DeMille, está rodado con cientos de extras y al cual el realismo, le importa un pimiento.
Naturalmente, como en todo su cine, veremos mujeres, en este caso enfermeras, con uniformes ceñidísimos, destilando sensualidad por los cuatro costados, a Gary Cooper, con un uniforme impoluto, a pesar de estar curando heridas terribles que no se ven, o atravesando selvas que no manchan.
Pero todo esto no lo digo en detrimento de la película. No vamos a olvidar que DeMille, fue uno de los pioneros del cine, uno de los inventores de la narrativa del cine y, como tal, esta es una película soberbiamente contada, sin puntos muertos y con un manejo de la cámara, sobre cientos de hombres, que hoy en día con los efectos digitales, ya no es necesario, pero no por ello podemos dejar de reconocerle el mérito.
Cine ingenuo sí, pero que los espectadores actuales, bien podemos acercarnos a él, si nos quitamos ciertos prejuicios y, valorándolo en su contexto, reconocer que es una gran historia idealizada, y en su tiempo, necesaria.
Se dice que el verdadero doctor Wassell, quedó encantado con esta película. No me extraña, lo ponen por las nubes, casi hay que beatificarle.
Por cierto y por contestar a algunos usuarios que en sus críticas acusan a esta película de no ser realista.
¿ Son realistas, por ejemplo, otras películas bélicas como " Traidor en el infierno" del gran Billy Wilder, o " La gran evasión ", del estupendo John Sturges, que transcurren en un campo de concentración, con alemanes simpatiquísimos, o " La batalla del Río de la Plata" de Powell y Pressburger, en el que más que una guerra parece un duelo entre caballeros, por poner algunos ejemplos?.
No, el cine bélico también está plagado de películas sin sombra de realismo.
Alfred Hichtcock decía que a él, el realismo en sus películas no le importaba. Lo que le importaba era la verosimilitud. Una película puede ser realista y, sin embargo, no ser verosímil y viceversa. El espectador no siempre busca realismo. Si no, a ver quién es el guapo que disfrutaría con la animación, por decir algo.
Izeta
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