El invierno en Lisboa

Una ocasión desaprovechada de adaptar una interesante novela del insigne escritor Antonio Muñoz Molina, con el espiritù del cine negro clásico y el jazz como fondo, el principal fallo de la película son su pareja protagonista, dos actores muy sosos y con una quimíca nula entré ellos, los secundarios mejoran algo la función, aunque el personaje de Eusebio Poncela mas parece una caricatura que lo que pretende ser, a pesar de los sugestivos escenarios de Lisboa y San Sebastian , una puesta en escena acartonada y unas escenas de acción francamente cutres y mal rodadas. El guion tiene algunas lagunas mal explicadas, lo que es una lastima, porque la novela original es bastante buena, lo mejor, la fotografía, el jazz y el personaje de Dizzy Gillespie interpretándose a si mismo, lo demás pasamos pagina, y de la voz en off, la verdad sobraba.

Considero a Antonio Muñoz Molina uno de los grandes escritores que ha dado este país en el último siglo. Leer "Plenilunio", "Beltenebros" y sobre todo "Sefarad"·fue para mí todo un placer. Le tengo mucho aprecio a "El invierno en Lisboa" por ser la obra que me descubrió al maestro de Úbeda.

Me encanta Donosti, sus gentes, sus calles... y por supuesto, sus pinchos. Muchos de los grandes y más felices recuerdos de estos últimos años están ligados a esta bonita ciuidad.

Lisboa debe de ser otra ciudad preciosa. Cualquier año tengo que ir a visitarla.

Adoro el jazz. Me enganché a él gracias a nombres como los de Diizy Gillespie o Charlie Parker. El primero protagoniza "El invierno en Lisboa", al segundo se le nombra en la película.

Me fascina el cine negro. Es más, no concibo a ningún cinéfilo abominando de este género tan genuino.

Sin duda, hay que estar muy "despistao" para hacer que una película de cine negro, localizada entre Donosti y Lisboa, ambientada en el mundo del jazz, y basada en una novela de Muñoz Molina, dé como resultado un auténtico desastre.

Una evidente carencia de vigor afecta a todos los elementos de la película. No hay fuerza en la narración ni en la forma de adaptar la novela de Antonio Muñoz Molina ni tampoco en la interpretación aunque este último factor está compensado relativamente frente a la carencia de soltura por la gran elegancia y no poca personalidad revelada por Christian Vadim aunque su interpretación no tenga demasiada consistencia. Lo mismo puede decirse de la actriz protagonista que hace también una interpretación discreta pero al mismo tiempo que resulta elegante su presencia. El ritmo de la película está bastante descuidado pero los planos de tarjeta postal alivian un poco una cierta monotonía expositiva que se manifiesta. A pesar de los fallos en el plantamiento general la película logra mantener un cierto interés por parte del espectador quizá por tratarse de un producto refinado y peculiar pese a ciertas concesiones y por tener algunos momentos destacables en los que se manifiesta la distinción de Christian Vadim. Además hay actores de calidad en el resto del reparto. Fechada en una época de franca decadencia estética para el cine español, su carácter de coproducción con Francia y Portugal la ayuda a alejarse de ese escaso interés ambiental que caracterizaba a la producción hispana de ese momento y le otorga un estilo muy particular en su vocación recopilatoria.

Pues la historia daba mucho más de sí que este resultado. Sinceramente me ha sorprendido, por deficiente... parece que le faltan cosas, que no está bien explicada algunas cosas. Desde luego le falta guion y eso me extraña, porque la novela era muy buena. Quizá no siempre una gran novela puede desarrollarse cinematográficamente. Quizá un gran guión al leerse sea una mala novela.
La película no es mala de solemnidad, pero desde luego es muy mejorable.
El jazz suena bien, al parecer composición toda de Gillespie, que se ve muy bien en la película.
Además de fallos de guión más que evidentes, y una falta de desarrollo de la historia a veces de manera insufrible lo que más se echa en falta en la película es el trabajo actoral de los dos protagonistas, que son realmente muy planos. Nada empacosos, poco interesantes, lineales, sin matices, sin perfiles, poco emotivos...
Preciosos son los paisajes, especialmente bonita San Sebastián, y destacable el sonido.
No es, en definitiva, una buena adaptación, pero es una película que se puede ver, que tiene su gracia, interesante a ratos, pero que se ve lastrada desde prácticamente el principio porque se sabe que no a desarrollarse como debiera.