Yaaba

Parece mentira como con tan escasos medios se puede rodar una historia tan tierna, que acerca tanto la cultura del África subsahariana original, el de las aldeas. Una ventana a África desde los ojos de un niño sin abusos a la hora de afectar a la sensibilidad del espectador con imagenes de pobreza y hambre, mostrando una historia cotidiana, que no deja de ser enternecedora.

“La gente me llama bruja y tu me llamas abuela”, esa frase resume para mí el espíritu de esta película de una cultura cinematográfica totalmente lejana a ella, creo que es la primera película de cultura africana subsahariana que veo.
Totalmente de acuerdo con la crítica anterior de esta película, con pocos medios y qué gran historia se puede contar.
La película no posee las grandes interpretaciones de otras películas vistas ni tampoco la calidad cinematográfica pero en la sencillez y simpleza de sus diálogos posee grandes valores humanos independientes de la cultura o país del que se hable.
La historia se desarrolla en una clásica aldea africana, típica aldea la cual estamos acostumbrados a ver en la televisión, Yaaba cuenta la historia de las gentes de esta aldea donde se ven las convivencias entre sus gentes movidos por la pobreza, miseria y falta de cultura, la superstición es la base de su educación, gentes acostumbradas a esta vida.
Entre diálogo y diálogo veremos como son las tradiciones de esta gente, su manera de comer y la rutina del trabajo del día a día, trabajos para una supervivencia.
La película no intenta mostrar estos aspectos desde un punto de vista documental pero para nuestros ojos, tan alejados de este estilo de vida, así se verán.
Los diálogos como he dicho antes son muy simples y sencillos, y sencillas las actuaciones pero consigue llegar a un fondo muy humano en esta historia tan sencilla, la pureza del amor de un niño, el niño representa la amistad y el amor, un amor que no estará todavía pervertido por el paso de los años, su inocencia hará querer a aquella persona mayor que fue desterrada del pueblo, a su vez ésta verá en el niño aquel amor puro y tierno que los mayores le negarán por simple superstición y así, con puro y simple amor le corresponderá la anciana al niño.
Veremos los actos crueles de los adultos ante la pobre anciana, actos movidos por la ignorancia y la maldad.
La anciana y el niño representarán aquellos valores eternos; con un cine simple, veremos una gran película, se verán los simples actos de amor y amistad en diferentes edades del hombre, en su niñez, adolescencia y vejez; representados con sencillez pero con sabiduría, en el fondo una gran película.

El mundo que ha creado el ser humano es asimétrico, no hay que hacer otra cosa más simple que viajar para darnos cuenta de las enormes diferencias entre la población. Hay tantos rincones, tantas diferencias... Y luego existe el cine, que es universal aunque a veces no lo parezca, como si la vida del primer mundo fuera única, como si lo que hacen los estadounidenses tuviera que ser para todos la meta para una existencia feliz y plena. Por suerte hay cine, y en un país al que sólo los aventureros más osados se atreverían a visitar hoy día, se hizo cine.

Burkina Faso, un país saheliano que muy pocos sabrían colocar ni aproximadamente en el mapa de África y resulta que hace más de 25 años se hizo una película sobre los habitantes de un pueblo. No va de inmigración, no va de una Guerra Civil, no es ningún drama centrado en la pobreza y el hambre: y es aquí donde me detengo ahora para elogiar y subrayar con más concreción, porque es lo que no es lo que me ha gustado más. Más allá de esos temas clásicos del continente africano en el cine, "YaaBa" va de las cosas sencillas que pasan en un pueblo, de una vida tan diferente a la nuestra, con sus paisajes, su ropa, sus costumbres...

De acuerdo, no es una obra maestra, los actores están ahí cumpliendo con lo mínimo que es no mirar a la cámara. Y los diálogos a menudo son lamentables, no hay ninguna exhibición. Pero es cine, bienintencionado, anclado tan profundamente en Burkina Faso que se convierte en una golosina. La abuela y el niño, dos humanos a los que la lotería les ha tocado pisar el mismo suelo. Una historia breve, precisa, original y más que suficiente.