Más allá de Mombasa

Mombasa, Kenia, vive su día a día con el protectorado inglés. No todos los nativos estaban contentos con esta presencia, ello ocasionaba la aparición de grupos rebeldes como los Mau Mau y los hombres leopardo, éstos con un método característico de cobrarse a sus víctimas.

Estas penosas circunstancias no traían más que enfrentamientos, ya que un pueblo no quiere más que lo dejen tranquilo, y vivir con sus vecinos de siempre sin más problemas, pero la gente es muy insistente y cansina. Ante ese panorama nos presentan al aventurero de turno que llega saltándose fronteras, controles, pegándose y disponiendo aquí y allá. Y es que han matado a su hermano.

Hubiera triunfado Cornel Wilde (a quien Donna Reed le queda de maravilla), si no es porque Más allá de Mombasa no es más que enseñar la sabana, las tribus y los peligros clásicos de la vida salvaje sin arriesgar mucho. Es mostrar lo típico de una película de África para crear el ambiente y, al menos, está suficientemente conseguido. Sumemos algo de misterio que flota en el ambiente, una especie de conspiración en la marcha de la expedición y tendremos una aventura pasable en un marco reconocible y con un protagonista que no es el típico que va sobrado de todo, a éste le asustan los rinocerontes, es borrachín, egoísta, sólo piensa en la mina que encontró su hermano y en el dinero. Se agradece que sea sincero y que se vea. El ambiente se complementa inevitablemente cuando le presentan a la sobrina del doctor; la quiere convencer poco a poco aunque a ella, él no le gusta un pelo. Seguro que la engancha de todas formas.

Una fotografía excelente y una magnífica ambientación enseguida sitúan al espectador en disposición de embarcarse en la peripecia que G. Marshall le propone.
El argumento es poderoso y la acción se desarrolla con el ímpetu de las buenas historias gracias a un tratamiento cinematográfico sutil pero contundente.
En la línea de las exploraciones por el centro de África, la película ofrece intriga, exotismo, paraísos recónditos y una imperturbable voluntad de aventura.
Y además añade el suave tintineo de un posible romance y la sombra de una mano criminal como amenaza permanente.
Destacar la presencia de C. Wilde como protagonista y la de C. Lee en el reparto.

Convencional película de aventuras, dirigida por el ilustre destajista George Marshall, que tantos títulos tiene tanto en cine como en televisión. Siempre conseguía entretener aunque muchos de sus trabajos son fácilmente olvidables, pero mientras se ven hacen pasar el rato.
Aquí filma rutinariamente una historia que tampoco tiene grandes posibilidades de trascender. El guión de Richard English y Gene Levitt, basada en la novela de James Eastwood "Los hombres leopardo", es correcto pero tampoco apasiona.
Está rodada en lo que en aquellos tiempos se llamaba "El África Oriental Británico, provincia de Kenia" y salen, cómo no, animales salvajes, muchas veces utilizando las entrañables transparencias de la época.
Tiene acción, intriga, romanticismo y también un poco de humor, sobre todo en la escena con "Alice" un simpático chimpancé.
Buena labor interpretativa del gran Leo Genn, con un rico personaje, que saca adelante con su sempiterna profesionalidad.
Por lo demás, no mucho, salvo los minutos finales, bien rodados, con chispa. Hasta entonces, lo de siempre en estos productos de la época.

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La segunda ciudad en importancia de Kenia, Mombasa, es uno de los puertos más importantes de África oriental. La ciudad se halla en una isla muy próxima al continente con el que está unido en la actualidad por puentes y trasbordadores.
Allí llega Matt Campbell (Wilde) para encontrarse con el cadáver de su hermano y un par de socios la mar de sospechosos, Rossi (Lee) y Hastings (Randell). Todo a cuenta de una mina de uranio (son tiempos atómicos).
También anda por allí el correspondiente pastor protestante y su bella sobrina especialista en antropología, Anne (Reed).
El clásico choque entre el mujeriego con escasos escrúpulos y la bella intelectual con África como fondo.
Algo de intriga por conocer si los hombres leopardo están detrás de los asesinatos. Y aventuras en la selva con porteadores negros que llevan los vestidos de la amita blanca, a merced todos de los animales salvajes proyectados sobre una pantalla.
Historia convencional, guion convencional y realización lo mismo de convencional.
Tal vez el personaje más interesante sea el predicador con sus conocimientos sanitarios, "Las medicinas ayudan a transmitir el Evangelio". Y si algo falla, "Todo está perdonado cuando se hace en nombre de Dios".
Algo de humor como la escena de la ducha.
Mombasa, Mogambo, Ruanda, Tombuctú ... La necesidad de ambientar la cinta desde su mismo título para que el espectador sepa a qué atenerse.
Solo regular. Unas "Memorias de África" muy menores.