Más fina que las gallinas

Puedes comprender perfectamente el personaje que interpreta Mª Luisa San José, estés o no de acuerdo, pero sus razones ahí están y nadie tiene que perdonarla por ello, nadie. No va la cosa en plan de comedia alegre sobre el oficio en cuestión, si no que pronto respetas el personaje ya que es una película que dentro de sus maneras desenfadadas, tiene un punto veraz muy válido y serio, y desde luego mantiene todo el rato una coherencia y un ritmo campechano muy bueno.

Para ello está José Sacristán en un papel que le va, sobre todo al careto, de cura renegado, que mientras es cura le da un aire auténtico total siempre con el gorroneo de aprovechar cama y comida allí donde le ofrezcan, eso sí, “no quisiera molestar…” Luego Fernando Fernán Gómez en un papel muy agradecido se hace simpático, cosa rara, y Teresa Gimpera cumpliendo como siempre con su atractivo, en un salto de cama algo sorpresivo en ella, ya que era muy celosa de su intimidad según cuentan, y con el resto hacen un conjunto muy agradable de personajes estupendos, sin malos rollos lo que, como digo, hacen de la historia algo agradable de seguir.

Decir que Mª Luisa San José está guapísima continuamente pero en especial en una secuencia apareciendo desnuda tan campante de noche por una carretera solitaria, una visión espectacular inesperada y para pasmarse. El final es bueno, como la vida misma, y no descubro nada porque todos sabemos que a veces se cierran puertas y se abren otras, pero también hay que saber que, a veces también, puertas cerradas pueden volver a abrirse.

Despachada como comedia erótica o de las "del destape" en los canales televisivos (sobre todo en pases de medianoche), esta cinta tiene suficientes alicientes como para pasar de esas etiquetas y ser de agradable visionado.

Con cierta similitud con un título anterior ("La mujer es cosa de hombres") del mismo director, la película sin ser ninguna maravilla, posee ciertos hallazgos de guión y, sobre todo, un terceto protagonista que está realmente muy bien conjuntado. El tándem Sacristán - San José ya habían formado pareja artística en más ocasiones (como por ejemplo el título anteriormente citado) y el espectador ya se había acostumbrado a verlos juntos, evidenciando que poseían buena química. En cuanto al inmenso Fernán Gómez siempre revalorizaba con su presencia cualquier proyecto en el que Él estuviera presente y aquí cumple con bastante carisma con su papel.

En realidad, el mensaje que parece lanzar el film es el derecho de la mujer (en aquellos tiempos de apertura) a elegir libremente su condición sexual, laboral, etc, por encima de la idiosincrasia masculina. Pero esto no queda para nada claro y el largometraje se pierde en algunas contradiciones. Aún así, tiene momentos afortunados, además de que Maria Luisa San José está, en verdad, estupenda a todos los niveles.

Con una música cuyo pegadizo tema central salpica toda la pelicula, hace pasar un rato agradable.

Película que comienza un poco forzada, como si le costara fluir con naturalidad, algo atascada e insegura cuando lo que requería la historia es, precisamente, espontaneidad y frescura.
Aunque luego mejora.
Todo en ella es sencillo, con un ligero aire provocador, porte meloso y enarbola la bandera de lo suavecito cuando el argumento pedía estruendo de artillería, roce de lija fuerte o el marasmo de una bronca durante la madrugada.

Y, a pesar de todo, posee un encanto especial y entrañable que la convierte en pequeña pieza emotiva a la que se termina tomando cariño.
Ver para creer.

Es una película que me gusta mucho, a pesar de que tiene un título horrible: puede que sea por su comienzo, que me recuerda mucho al de un film que también me gusta mucho como "Una luz en el hampa" (The Naked Kiss, 1964), de Samuel Fuller; puede que sea porque trasciende los límites de la comedia erótica y de destape del cine español de esos años, adentrándose en cierto costumbrismo social e incluso en una dimensión nostálgica que se anticipa a las primeras películas de José Luis Garci como director (también con José Sacristán de protagonista); puede que sea por el encanto y el talento de los actores protagonistas, por la música, por la frescura del guión, por la curiosa ambigüedad de su final, o por todo ello al mismo tiempo.

Es digno de ver además cómo el punto de vista principal es primero el de María Luisa San José, y cómo luego ese protagonismo empieza a ser compartido, o acaparado, por el personaje de Sacristán, un personaje muy curioso, pues es un hombre que siempre parece llegar tarde a todo: a las tiendas, al sexo...

En cualquier caso, es una obra a reivindicar dirigida por un director también merecedor de más memoria y menos olvido, Jesús Yagüe. Ah, y los desnudos de María Luisa San José y Teresa Gimpera son espectaculares.

Dicen aquí que no se merece ese título. No, por lo eufemístico. O te atreves a poner "Más puta que las gallinas" (lo cual hoy sería una ofensa... a las gallinas) o te inventas otro, del tipo de "Mi cuerpo es mío y puteo cuando quiero".
No. Es una película de destape, diga lo que se diga. Basta ver el año. Había prisa por mostrar tetas y culos (eso sí, solo de mujeres).
La escena en la que ella aparece en bolas en medio de la carretera no es por exigencias del guión, porque, si sales corriendo, por lo menos, hagas lo que hagas coge unas bragas. Era puro y simple destape.
Lo del cura renegado también es muy tópico de la época.
En fin, la película, aunque un poco por encima de las clásicas del destape sin más, tiene el mérito de querer hilar un poco de argumento, pero muy poco.Y a Fernán Gómez, el pobre, qué ajado se le ve ya.