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Jerry Calamidad

Comedia Cuando un actor, estrella de la televisión muere, los productores del programa de televisión deciden entrenar a un don nadie para convertirlo en una estrella televisiva. Pero el hombre al que eligen, un botones llamado Stanley, es incapaz de hacer nada bien... (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2011
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo de la televisión está de luto ya que su gran estrella y genial cómico Wally Brandford ha fallecido. Y el mundo entero lo llora. Una gran persona que deja ¿viuda y cientos de hijos?. Es una gran pérdida para la media docena de creadores que vivían a costa del señor W.B. Y uno de los pocos que no le ha llorado es el calamidad de Jerry. Jerry Calamidad es su nombre. Jerry por parte de Jerry Lewis y Calamitad por lo calamidad que es. Galería de villanos que aquí son grandes tipos que quieren sacar petróleo de donde no hay. Pero los señores Peter Lorre, John Carradine y compañía se estrujarán sus cerebros hasta que el señor Calamidad sea uno de los grandes. Y no les quepa duda que Jerry lo intentará y lo conseguirá por sus métodos no por las idéas de otros. Grandes carcajadas encontrarán si ven Jerry Calamidad. Impagable el cameo de George Raft ¿o sería el doble?. E impagable las docenas de risas que me he pegado con las locuras de Stanley y su loco mundo. Maravilloso el mundo de un incomprendido que algún lumbreras de por aquí lo compara con Pajares y Esteso o de similar categoría. Jerry Lewis debe ser el único caso que es admirado por la crítica y repudiado por la gente de a pie. Jerry Lewis es sabido que admiraba a Stan Laurel. Y no debe ser casualidad que el nombre que tiene Jerry en la peli sea Stanley. Igual que el gran Arthur Stanley Jefferson nacido el 16 de junio de 1890 y fallecido el 23 de febrero de 1965 y mundialmente conocido por Stan Laurel. Gran homenaje de genio al genio.
RONNIE JAMES DIO (CUENTA BLOQUEADA)
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17 de mayo de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las personas de habla inglesa utilizan el término, the patsy (título original de esta película), para referirse a: el chivo expiatorio o el cabeza de turco, es decir, aquella persona que es utilizada para pagar por las responsabilidades ajenas o para complacer los egoístas intereses de otro(s). En tal sentido, el propósito de Jerry Lewis es evidente: vuelve a la carga contra la meca del cine –como ya lo había hecho en “The Errand Boy”-, pero esta vez con la intención de mostrar cómo se manipula a ciertas personas para crear el modelo que satisfará los mezquinos caprichos de los productores.

Todo comienza con la muerte del comediante estrella, Wally Brandford. Ahora, el equipo que rodeaba su carrera, ha quedado vacante y sin saber qué rumbo tomar. Es entonces que a alguien se le ocurre crear una nueva estrella que llene el hueco dejado por Brandford y, con tal motivo, cree que se necesitaría a alguien desconocido que pudiera moldearse desde cero. En esas, entra el botones del Hotel Hilton donde se celebra la reunión (¡Lewis, claro!) … y la historia se repite: él es el elegido.

Durante un largo y frustrante proceso, Stanley –que así se llama el nuevo pelele, como nuevo homenaje a su adorado Stan Laurel- parecerá no tener otra ambición que la de ser el jefe de botones del hotel y poco le suena ser una estrella de cine o algo por el estilo. Sin embargo, se presta a pasar por el peluquero, el modisto, el lustrabotas, el instructor de canto y baile… y todo lo que demanden aquellos empresarios que quieren verlo, a toda costa, convertido en su nuevo show-biz.

Lewis aprovechará todo este proceso para sus remembranzas fílmicas (“A Star is Born”, “The Band Wagon”…) y hasta para la autocomplacencia (“Cinderfella”, “The Nutty Professor”…), pero, muy poco o nada resulta divertido. Da la impresión de que la actitud de Lewis es tan íntimamente ácida frente a lo que pretende cuestionar que, el clown, luce desencantado y con muy poca gracia. Ni siquiera los jarrones que esperamos que rompa deliciosa y malvadamente, deja él que se caigan y nos frustra intencionadamente como si, de pronto, quisiera decirnos: ”No voy a ser más el payaso tonto que ustedes esperan”.

“JERRY CALAMIDAD”, resulta efectivamente calamitoso. Aquí, Lewis ha matado el humor. Duele ver a grandes actores como Peter Lorre, Everett Sloane, Keenan Wynn, John Carradine… y hasta el mismísimo George Raft, haciendo unos papelitos insignificantes, reducidos al punto de que Stanley-Lewis expresa con pedantería: “Yo soy la estrella y tengo que atenderlos”.

Y el final sorprende más aún, porque entonces uno se pregunta: ¿Era todo esto una farsa para hacerse el difícil?... ¿Quería mostrarnos que a él nadie lo hizo y que, lo que fue, era totalmente el resultado de su propia creatividad?... El keres con que tanto “asusta”, ¿era para mostrar lo triste que luciría el mundo sin él?

Como dijera Shakespeare: “Mucho ruido y pocas nueces”.

Título para Latinoamérica: “EL INGENUO”
Luis Guillermo Cardona
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3 de agosto de 2019
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Para hablar de esta película, aviso, yo hablo siempre desde un punto de vista estrictamente personal, no pretendo tener la capacidad ni la objetividad necesaria para juzgar una película. Siempre recomendaré y puntuaré con alta nota las películas que más me gustan, que no tienen por qué ser las mejores y nunca puedo recomendar una película que no me haya gustado, por mucha genialidad que haya contenida en ella.
Dicho ésto, yo no soy un fan de Jerry Lewis. A pesar de que siempre he reconocido que sus películas muchas veces, tienen las mejores construcciones de gags de la Historia, al nivel de los grandes del cine mudo.
Pero nunca he podido con su personaje. Esa gestualidad excesiva, me resulta irritante y me pone de los nervios.
Sin embargo, respeto profundamente a las personas que le admiran, porque sí soy capaz de ver que ese personaje que construyó, fue único e imposible de imitar.
Por lo tanto, con esta película me pasa lo que con todas de este actor. Las escenas que construye de puro slapstick, me hacen llorar de risa. El humor basado en su gestualidad y mímica, junto con su voz y tartamudeo idiota, me provoca horror, con lo que las escenas que me hacen reír se me interrumpen al momento siguiente con las escenas que me horrorizan, impidiendo que pueda gozar abiertamente de sus películas.
Y luego tampoco me gustan las películas que contienen mensaje. Quiero decir, ésta película en concreto, lanza una crítica al sistema de producción de Hollywood, a los que Jerry vapulea por la desalmada utilización y manipulación de personas al servicio del Star System, que moldea a su antojo y utiliza su talento, para luego deshechar en cuanto dejan de ser rentables.
Aquí, se adivina cierto endiosamiento de este actor que parece decirles a todos..." Yo no os necesito, vosotros me necesitáis a mí".
Pues bien. Toda esa parte, que es el tercio final de la película, a mí me ha aburrido, sin contar con el pequeño e inverosímil romance que no puede faltar.
Conclusión. En esta película me ha pasado lo mismo que me pasó con otra que también reseñé aquí, " El profesor chiflado". La primera parte del film tiene algunas escenas de antología, pero la película pierde fuelle hasta hacerse aburrida.
Por tanto, sólo puedo recomendar esta película a sus incondicionales, que espero que no se sientan ofendidos. Soy plenamente consciente de que el humor es la cosa más personal del mundo y no pretendo negar el talento y las habilidades de este gran cómico.
Izeta
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25 de marzo de 2022
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Sin ser una secuela (no exactamente, al menos) reaparece Stanley, el personaje de su primera película, "The Bellboy". Pero el tono es distinto, más narrativo, menos disparatado, aunque se reconocen las marcas autorales de Jerry Lewis, el humor físico, las expresiones caricaturescas, los gags caprichosos pero contundentes.
"The Patsy" es una película con cierta intención, que parece mirar a la industria cinematográfica desde dentro. Un equipo técnico, productores, profesionales de la industria, deciden convertir a un don nadie en una estrella, aunque los planes no salen según lo planeado. Ese don nadie será el botones Stanley, que por momentos demuestra ser un artista muy solvente, a pesar de todo. Primero lo transforman en artista musical, luego hacen correr ciertos rumores, luego la carrera adquiere su propio vuelo, como una pelota de nieve.
Lo más inesperado de la película es el sesgo romántico, incluyendo cierta historia de amor entre Ellen (Ina Balin) y Jerry Lewis. Por momentos, la película abandona el registro de puro disparate a lo Looney Tunes y se pone más seria. Podría haber quedado mal, pero de alguna manera inexplicable, la fórmula funciona.
No es tan cómica ni tan disparatada, a pesar de los gags y el humor físico de Jerry Lewis.
Puede parecer que no, pero es una película inteligente. Aseveración que, sobre el final, queda ampliamente demostrada, dejando al espectador perplejo, con una sonrisa suspicaz y cómplice.
nadie
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