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Todo saldrá bien

Drama La vida del escritor Tomas Eldan (James Franco) cambia radicalmente el día en que, tras una acalorada discusión con su novia, atropella a un niño. Doce años después, no ha podido olvidar la tragedia y sigue sintiéndose culpable. Aquel fatídico accidente no sólo afectó a la madre del niño, sino a todos los que rodean a Tomas, incluida su novia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
2 de agosto de 2015
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, no, no, no. No me estoy refiriendo a la conocida novela de Truman Capote, llevada luego al cine en 1967 por Richard Brooks, y más recientemente, incluyendo al novelista en la génesis de la novela por Douglas McGrath en Historia de un crimen (2006), sino a la frialdad de la sangre palpitada por un corazón muy frío, que es lo que Win Wenderss nos transmite en su, hasta ahora, última película Todo saldrá bien (2015), con un soberbio James Franco en el papel de Tomas Eldan, un escritor sin pasión. Lo fácil en ese papel era la monotonía abúlica, o en el extremo opuesto, el histrionismo patético, pero no es así: James Franco sostiene magníficamente al personaje sin exageraciones, dentro de unas coordenadas creíbles.

Sí que nos sirve en cambio para este análisis el artificio del narrador narrado a que aludíamos en el párrafo anterior con respecto a la película de McGrath, puesto que en eso consiste en esencia el filme de Wenderss que nos proponemos analizar en las siguientes líneas. A tal fin, no creo desvelar el argumento si comento que la película se gesta sobre las dos grandes actividades de la literatura: la lectura y la escritura. Una madre una novela, que luego sabremos que es de Faulkner, mientras que un escritor huérfano de inspiración conduce su coche por los helados paisajes de Canadá en invierno. Y ése es otro de los ejes desde los que puede abordarse Todo saldrá bien: la pluralidad de países que participan en la producción: Alemania, Canadá, Francia, Suecia y Noruega. Cine y literatura, pues, coinciden en esta película que hace un guiño a Faulkner, quien también ejerció de guionista cinematográfico, por lo que la simbiosis de esas dos posibilidades creativas se observa desde casi todos los ángulos.

La literatura ha estado presente en el cine, casi desde los mismos orígenes de éste. Basten dos ejemplos: el género negro no hubiera sido tal sin la fusión armónica de novelas y películas; y el Oscar al Mejor guion adaptado se concedió por primera vez en 1928, concretamente a Benjamin Glazer por El séptimo cielo, que se basa en la obra de teatro de Austin Stong.

De manera que, cine y literatura del bracete, pero quiero ceñirme a aquellos casos en que no se trata de un guion adaptado, sino de un filme que retrata la actividad literaria en sí, o sus consecuencias en la vida real (la vida real que llevan los personajes en la película, obviamente). Eso es lo que sucede con Misery (1990), de Rob Reiner, donde un novelista se ve sometido a las obsesiones de su lectora más voraz, El resplandor (1980), donde un narrador busca el aislamiento absoluto para mejor escribir, o La ventana secreta (2004), de David Koepp, que aborda el tema del plagio, todas ellas basadas en novelas de Stephen King, que ya se ve que se pirra por la metaliteratura.

Grandiosa es la película francesa En la casa (2012), de François Ozon, donde la vida anima la creación literaria, que a su vez altera completamente la vida de los personajes. Se trata de un interesantísimo juego de interferencias mutuas, que se basa también en un espectáculo teatral de Juan Mayorga.

Pues bien, en lo que a Todo saldrá bien se refiere, asistimos a un juego perverso: el editor de Eldan le sugiere que las tragedias directamente vividas por él pueden significar libros de éxito, y acierta. De lo que se trata es de comparar la evolución de las personas que rodean a Eldan, con la malsana acedia que atenaza a escritor. Podríamos recordar así Un corazón en invierno (1992), de Claude Sautet, ambientada en el mundo de la música, como un buen ejemplo de lo que la frialdad afectiva implica en las personas que tienen la inmensa desgracia de enamorarse de quien menos les conviene.

La película de Wenderss transcurre en cuatro momentos: el inicial de arranque del filme, dos años después, cuatro años después y otros cuatro. Diez años, por lo tanto, transcurren desde que empieza la acción, y no es casual que se elijan cuatro momentos, puesto que ése es el número de veces que el protagonista se relaciona con cuatro personas diferentes: su primera novia, la madre que lee a Faulkner, su actual pareja y el hijo de la madre que leía a Faulkner. Todos ellos bajo un mismo denominador: la vida que reclama su sitio frente a la apatía del novelista. El éxito vibrante de sus libros, frente a la indolencia del narrador. Inepcia afectiva frente a talento creativo.

Por lo tanto, Todo saldrá bien se erige como una portentosa muestra de la vida real frente a ese componente evasivo que puede tener la creación literaria. No es necesaria que sean así las cosas. No es imprescindible que el artista acorche sus emociones ante las diferentes existencias que se despliegan delante de sus narices, pero tampoco es imposible.

De lo que Eldan escribe, la verdad es que no llegamos a saber nada. Nada se muestra de ello al espectador, porque lo que de verdad interesa a Wenders es la actitud del creador, o de los creadores, en general, pequeños dioses en torres de marfil, desinteresados de la vida de los mortales, incluso cuando recibe una carta desesperada de alguien que implora una palabra con él, construido todo ello sobre una banda sonora tremendamente inquietante.

Así pues, asistimos en esta película al Wenders menos simbólico, menos hermético, más accesible, más lineal, que todavía se permite un inequívoco rasgo de soberbia: la grabación en 3-D para una película cuya historia no necesita de ese virtuosismo técnico, dado que podría seguirse perfectamente en dos dimensiones. Pero todo ello forma parte de la apuesta de Wenders por la vida: desde el primer al último fotograma, créditos incluidos, todo está rodado en tres dimensiones, porque de ese modo, las escenas que se desarrollan ante nuestros ojos son mucho más tangibles. Los seres humanos que interactúan en Todo saldrá bien son casi tan reales como los propios cuerpos de los espectadores. Encarnadura humana. Personajes de carne y hueso. Real como la vida misma.
Fco Javier Rodríguez Barranco
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2 de julio de 2015
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Win Wenders vuelve a engañar a sus seguidores. Si se retiró hace ocho años, su regreso ha sido con un film frío. Frías también las interpretaciones de los actores. La historia no tiene ningún sentido. Van pasando años y sus protagonistas siguen igual, no envejecen.
Encima es la primera vez que se rueda un drama en 3D. ¿Para que?, no hacia falta.
VICTOR LASZLO
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27 de julio de 2015
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para un servidor es muy complicado disociar el nombre de Wim Wenders del de París, Texas, su más reconocible película y culpable de que muchos viéramos sustancialmente incrementado nuestro amor por el séptimo arte. Pese a que el cineasta alemán tiene una carrera mucho más extensa como para que se torne injusto recordarle únicamente por una obra (ahí están otros films aplaudidos como El cielo sobre Berlín o Alicia en las ciudades, por no hablar de sus trabajos en materia documental), uno no puede evitar presentarse ante su última obra con la esperanza de ver una propuesta similar a la que deslumbró en 1984.

A tenor de los comentarios recibidos tras su paso en la Berlinale, parecía difícil que Todo saldrá bien (Everything Will Be Fine) pudiera acercarse a las cotas de calidad de su obra magna. En efecto, pese a que los primeros minutos parecen situar a la película en un escenario de sugestión más que notable, gracias a la habilidad del germano para disfrazar una escena de atropello mediante un sabio uso de la nieve (algo que a más de uno le remitirá a la ambientación de Fargo, sobre todo en su vertiente televisiva), Todo saldrá bien va perdiendo fuelle con el paso de los minutos y sólo las situaciones que remiten a la antes mencionada (como la del parque de atracciones, que desprende una soberbia tensión) logran mantener a buen recaudo el nombre de su director.

La película pretende contar el deterioro moral de Tomas (James Franco), un escritor que no logra borrar de su mente el fatídico momento en la nieve por mucho que le haya servido para dar un fuerte impulso a su carrera profesional hasta llegar al éxito. A su alrededor se alzan tres mujeres: su ex novia Sara (Rachel McAdams), que se terminó cansando de la frialdad del protagonista; su actual novia Ann (Marie-Josée Croze), que tiene una hija de una pareja anterior; y Kate (Charlotte Gainsbourg), la otra persona que perdió algo importante en aquel nevado día. Unos personajes en principio interesantes y con un reparto a la altura, aunque al final el único que desprende un sentimiento interesante es el protagonista; Todo saldrá bien analiza la imperturbabilidad del escritor en un marco general, cómo éste puede ser capaz de plasmar en papel lo que pasa por su cabeza de una manera tan sobresaliente y sin embargo no saber expresar esas emociones en la vida real. Como es lógico, que Tomas sea el personaje mejor caracterizado de la obra no es del todo idóneo para el futuro de ésta; su frialdad e inmutabilidad carecen de gancho para acentuar el interés de la trama.

Una frialdad del protagonista que va en perfecta consonancia con lo gélido de la realización. Wenders no aprovecha las oportunidades que en ciertos momentos le brinda el guionista Bjørn Olaf Johannessen para ir un paso más allá, la película carece de una estructura clara y esto juega en su contra de cara a explotar algunos momentos decisivos de la misma, en especial los que atañen al papel de la desaprovechada Charlotte Gainsbourg. No menos decepcionante es comprobar a posteriori que el encargado de la BSO es Alexandre Desplat, un notable realizador cuyo trabajo pasa aquí sin pena ni gloria.

Todo ello se muestra bajo la óptica del 3D, un recurso que Wenders ya utilizó en el documental Pina, pero que aquí resulta no sólo intrascendente (sólo alguna toma a ventanas y árboles realza su belleza), sino que en algunos momentos oscurece en demasía los colores de la cinta.

Es inevitable esbozar una mueca de decepción cuando llegan los créditos finales de Todo saldrá bien. De un gran cineasta uno espera siempre lo mejor o, al menos, que intente alcanzarlo. No se le puede criticar a Wenders por esto último, ya que la obra ofrece en un principio suficientes alicientes para aspirar a un elevado nivel cualitativo, pero sus buenas intenciones redundan en una ejecución que no está a la altura. Ni visualmente es potente, ni la evolución argumental es satisfactoria, ni los registros de los actores hacen justicia a su fama interpretativa (por no hablar de que no muestran signos de envejecimiento pese a los varios saltos temporales que da la película). Al final, casi todo sale mal.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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2 de mayo de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No muy buenas críticas a esta película, jeje.

La historia está bien contada, tiene todo bueno como película, menos la acción, sí , es aburridilla, que le vas a hacer, en realidad la vida es así y estas cosas suceden como te cuentan en el film.
Todo en la peli está hecho con muy buena factura, nada censurable, excepto que es aburrida, y eso ya ¿es motivo para tirarla por tierra?

Pues me pongo en la piel de cada personaje y es para temblar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
patxi
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22 de septiembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sentimientos encontrados con la nueva obra del genio alemán. La película parte de una buena idea pero la ejecución no acaba de convencer. Los primeros 45 minutos, que se supone que deben ser los más dramáticos y los más impactantes (donde ocurre el accidente), son tratados con la misma lentitud y frialdad que el resto del metraje. Esto puede llevar a la desesperación de alguno al ver que todo el rato es lo mismo, pues durante toda la película asistiremos al constante conflicto interior que tendrá el personaje de James Franco. Este sentimiento de culpabilidad le impide expresar sus sentimientos, no se puede sacar los fantasmas del pasado y eso le llevará a que su relación empeore y acabe naufragando. Aunque la experiencia vivida le sirve para triunfar como escritor, él no encuentra la felicidad por ningún lado.

El 3D le sirve para potenciar esta lucha interior, mostrándonos más de cerca los rostros del protagonista. Que haya sido un acierto o un error lo dejo para la opinión de cada uno.

Los personajes femeninos son los que no terminan de cuajar. El abandono que sufre Rachel McAdams no me termina de conmover y no sé muy bien cuál es el papel que representa Marie-Josée Croze. De Charlotte Gainsbourg me conmueve un poco su desgracia al principio pero el resto de sus escenas me dejan indiferente.

Aprovechando unas interpretaciones tan contenidas, Wenders plantea un desarrollo pausado, con imágenes bellas que se toman su tiempo y seguidas de elipsis que sirven para acortar los 12 años que dura la trama. Acompañado de una banda sonora del siempre genial Alexandre Desplat, la nueva película de Wim puede ser hipnótica o hacerte que caigas en la desesperación.

Yo veo destellos del que fue uno de los grandes, pero de manera intermitente.

https://cinedeautorblog.wordpress.com/
cinedeautor
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