Excelentísimos cadáveres
1975 

6,6
575
Thriller. Intriga
En una región del Sur de Italia, un misterioso asesino mata sucesivamente a varios magistrados. Del caso se encarga el inspector Rogas, cuyas investigaciones lo llevan a seguir las huellas de Cres, un farmacéutico que ya había sido condenado por un caso de envenenamiento. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2013
17 de noviembre de 2013
28 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiel y eficaz adaptación de la novela "El Contexto" de Leonardo Sciascia, esta película narra el descompensado enfrentamiento entre un individuo honesto que persigue la verdad, y el poder, que corrupto y manipulador, busca fabricar la verdad.
Aunque en la novela se hablaba de un país sin nombre, es evidente que Sciascia se refería a Italia (y por extensión a países similares), por lo que Rosi ambienta la película directamente en el país transalpino. Lejos de tratarse de un thriller o de una cinta de género negro, el filme es una reflexión muy cruda y escéptica en torno al poder, un poder que en su afán totalitario, corrupto y corporativista niega la posibilidad de que el individuo sea verdaderamente libre, hasta el punto de no poder alcanzar sus propias certezas.
De ahí que la investigación del tenaz inspector Rogas encuentre cada vez más obstáculos conforme se acerca a la verdad, una verdad que es diametralmente opuesta a la que interesa al poder político (que acusa a jóvenes radicales subversivos) y aún al judicial (que no quiere bajo ningún concepto admitir la posibilidad de un error de la judicatura como origen de las muertes). Lo que poco a poco el inspector empezará a entrever, y que es de una magnitud mucho mayor que la de un simple loco asesino de jueces (se sugiere la posibilidad de un autogolpe de estado, algo nada infrecuente en la historia de la Primera República Italiana), ni siquiera interesará a la oposición -el Partido Comunista-, cuyo objetivo político -el poder, al fin y al cabo-, podría verse dificultado de darse una situación de enfrentamiento civil. Así pues, la lucha imposible de ese individuo contra la maquinaria del poder simboliza la impotencia del ciudadano actual, obligado a aceptar las verdades impuestas, llegando incluso a renunciar a las propias; como muy bien se decía en una película de John Sayles, "Silver City", "el poder es como una locomotora; o te subes a ella, o te arrolla". Eso, y no otra cosa es lo que comprobará personalmente el inspector Rogas.
Como escribí al principio, se trata de una adaptación fiel de la novela de Sciascia, y tal fidelidad no se limita al argumento, sino también a las cuestiones formales. La economía narrativa del escritor siciliano, su aparente sencillez, se transmiten a la película de un Rosi que ya había mostrado en filmes anteriores su calidad como narrador cinematográfico; aquí adopta un tono desapasionado, sobrio, predominando los planos largos, y estando siempre atento a los rostros de los personajes, excelentemente interpretados por un reparto de innegable categoría. Destacaría la secuencia de apertura, en la que sin diálogo alguno, un soberbio Charles Vanel recorre una cripta atestada de momias poco antes de ser asesinado; la elegancia con la que todo está rodado, desde el plano de inicio, pasando por los planos/contraplanos entre su rostro y los de las momias, y culminando en esa peculiar "muerte entre las flores", es verdaderamente digna de elogio, pues aparte de resultar hermosa es útil para conocer al personaje (fórmula que Rosi repetirá con otros personajes asesinados, cuyas últimas acciones nos informan acerca de su carácter).
Por todo ello una recomendable película que, si bien resulta poco emocionante y alejada de los parámetros habituales de sus aparentes géneros, encierra una interesante y necesaria reflexión acerca de la triste condición del individuo en un mundo en el que, con demasiada frecuencia, "la verdad no es siempre revolucionaria".
Aunque en la novela se hablaba de un país sin nombre, es evidente que Sciascia se refería a Italia (y por extensión a países similares), por lo que Rosi ambienta la película directamente en el país transalpino. Lejos de tratarse de un thriller o de una cinta de género negro, el filme es una reflexión muy cruda y escéptica en torno al poder, un poder que en su afán totalitario, corrupto y corporativista niega la posibilidad de que el individuo sea verdaderamente libre, hasta el punto de no poder alcanzar sus propias certezas.
De ahí que la investigación del tenaz inspector Rogas encuentre cada vez más obstáculos conforme se acerca a la verdad, una verdad que es diametralmente opuesta a la que interesa al poder político (que acusa a jóvenes radicales subversivos) y aún al judicial (que no quiere bajo ningún concepto admitir la posibilidad de un error de la judicatura como origen de las muertes). Lo que poco a poco el inspector empezará a entrever, y que es de una magnitud mucho mayor que la de un simple loco asesino de jueces (se sugiere la posibilidad de un autogolpe de estado, algo nada infrecuente en la historia de la Primera República Italiana), ni siquiera interesará a la oposición -el Partido Comunista-, cuyo objetivo político -el poder, al fin y al cabo-, podría verse dificultado de darse una situación de enfrentamiento civil. Así pues, la lucha imposible de ese individuo contra la maquinaria del poder simboliza la impotencia del ciudadano actual, obligado a aceptar las verdades impuestas, llegando incluso a renunciar a las propias; como muy bien se decía en una película de John Sayles, "Silver City", "el poder es como una locomotora; o te subes a ella, o te arrolla". Eso, y no otra cosa es lo que comprobará personalmente el inspector Rogas.
Como escribí al principio, se trata de una adaptación fiel de la novela de Sciascia, y tal fidelidad no se limita al argumento, sino también a las cuestiones formales. La economía narrativa del escritor siciliano, su aparente sencillez, se transmiten a la película de un Rosi que ya había mostrado en filmes anteriores su calidad como narrador cinematográfico; aquí adopta un tono desapasionado, sobrio, predominando los planos largos, y estando siempre atento a los rostros de los personajes, excelentemente interpretados por un reparto de innegable categoría. Destacaría la secuencia de apertura, en la que sin diálogo alguno, un soberbio Charles Vanel recorre una cripta atestada de momias poco antes de ser asesinado; la elegancia con la que todo está rodado, desde el plano de inicio, pasando por los planos/contraplanos entre su rostro y los de las momias, y culminando en esa peculiar "muerte entre las flores", es verdaderamente digna de elogio, pues aparte de resultar hermosa es útil para conocer al personaje (fórmula que Rosi repetirá con otros personajes asesinados, cuyas últimas acciones nos informan acerca de su carácter).
Por todo ello una recomendable película que, si bien resulta poco emocionante y alejada de los parámetros habituales de sus aparentes géneros, encierra una interesante y necesaria reflexión acerca de la triste condición del individuo en un mundo en el que, con demasiada frecuencia, "la verdad no es siempre revolucionaria".
10 de septiembre de 2012
10 de septiembre de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El fim trata con mucha eficacia y coraje diversos temas que reflejan la situación italiana en los años 70', los llamados años de plomo: el poder de las fuerzas ocultas y sus conexiones con el estado italiano, la tentación golpista, la revuelta juvenil, la inercia deseada del PC. También desató una gran controversia en su lanzamiento, sobre todo por la broma pronunciada en el final por el secretario del partido comunista: "La verdad no siempre es revolucionaria" que es utilizado por Rosi para denotar el silencio de la oposición frente a la corrupción rampante y muy menudo impune.
5 de abril de 2014
5 de abril de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil confiar que con la trama tan compleja el director pueda salir airoso. Pues no sólo sale airoso, sino que muestra una maestría academicista que sorprende, sobre todo si no se ha visto Salvatore Giuliano. El actor principal está sencillamente soberbio: serio, contundente, humano. Encarna el papel de comisario como escrito a media. El argumento mezcla con ritmo la mafia, los intereses de partido, la creciente burguesía italiana de los setenta, el poder de los estamentos de poder. Muy recomendable.
19 de octubre de 2015
19 de octubre de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Economía de medios, parsimonia, sobriedad narrativa, planos largos, gran interpretación de Lino ventura para mostrar la lucha del individuo contra la sofisticación corrupta del sistema.
Hermosa secuencia de arranque, metafórica y simbólica de lo que será la historia. La podredumbre de estos cadáveres exquisitos que huelen a flores. Flores muertas.
Hermosa secuencia de arranque, metafórica y simbólica de lo que será la historia. La podredumbre de estos cadáveres exquisitos que huelen a flores. Flores muertas.
21 de enero de 2025
21 de enero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras en España hacíamos un cine cutre en Italia hacían otro cine cutre pero, eso sí, con más presupuesto. Si Saura te juntaba a cuatro hermanos feos en una casa para que discutiesen, Francesco Rosi y otra decena de directores italianos te los ponían en la calle entre melenudos y banderas del Partido Comunista Italiano. Eran más directos, más creíbles, quizás porque habían sabido dejar atrás su dictadura colgándola por los pies. 'Excelentísimos cadáveres' es una de las más vigorosas muestras del subgénero, lo que no significa que sea, en absoluto, una película buena. Le sobran 90 minutos, los actores internacionales están metidos a martillazos en la trama y todo es lioso, desabrido, hasta el deslavazado manejo de la cámara de Rosi, con sus zooms, sus repeticiones y su tembleque. Lo mejor es, desde luego, el final.
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