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Pretty Village, Pretty Flame

Drama. Bélico En un hospital militar de Belgrado se recuperan los soldados serbios que han luchado en la guerra de Bosnia. Uno de ellos es Milan, que recuerda su infancia y momentos antes de la guerra, cuando su mejor amigo era el bosniaco Halil, y la contienda en ella. Halil y Milan vivían en el mismo pueblo, cerca del llamado túnel de la hermandad-unidad, que unía Belgrado y Zagreb, y estaba abandonado. Doce años después, en plena guerra, Milan, ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
23 de marzo de 2010
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un film imprescindible si se quiere entender la historia más reciente del cine en los Balcanes y, por qué no, la guerra civil de los años 90. Esta película levantó todo tipo de controversias, aún en el último año, durante el Festival de Cine de Pula el ministro de cultura bosnio Emir Hadžihafizbegovic la acusó de "mórbida y blasfema" al tiempo que decía que "En lo que a mi concierne, dando las gracias en el cierre de los créditos al Ejército de la República de Srpska ellos están agradeciendo a Milan Lukic y su gente". Lukic fue un señor de la guerra en la región de Visegrad condenado por el Tribunal de la Haya. El mayor problema y virtud del film es que Dragojevic tuvo el valor de afrontar los hechos antes de que la guerra en sí misma terminara. Esto es lo que la convierte en un documento necesario para comprender el pasado más inmediato de la región.

El film presenta una unidad de serbios de la región de Visegrad, en el valle del famoso Drina. Durante los constantes viajes al pasado de los diferentes protagonistas vemos cómo acabaron allí (excepto en el caso de Milan, el personaje principal, todos ven estas escenas en el momento de su muerte o instantes antes), luchando por la Gran Serbia. Los constantes viajes a un pasado no muy lejano (1980, es decir, doce o trece años antes de la guerra) tratan de mostrar la paz, su luz, el pasado común de los que se están asesinando. No por casualidad el director opta por grabar la guerra de noche o con días especialmente nublados, mientras que durante la paz siempre se observan días soleados. Durante su estancia en el hospital militar de Belgrado, ya en 1995, hay un soldado serbio que ha perdido la cabeza y canta constantemente una canción que presenta las glorias militares serbias, pero curiosamente en éstas Serbia siempre es presentada como víctima de una agresión que atenta contra su existencia (1913 frente a los búlgaros, 1941 frente a los alemanes y 1991 frente a los croatas). Esta es la visión que muchos tuvieron de este conflicto y, seguramente, la que más fuerza sigue teniendo hoy en día en Serbia, por ello muchos de ellos se lanzaron a luchar. Es especialmente significativo el momento en que Laza y Viljuska con toda su familia al completo se enteran del desencadenamiento de las hostilidades frente a la televisión. Aquí vemos cómo actúa la memoria colectiva de los serbios, la relectura de su Historia en el presente inmediato, la puesta en marcha de viejos marcos de referencia: "Igual que 50 años atrás furiosas hordas de maldad se han levantado contra la población serbia: criminales croatas, mercenarios extranjeros y fanáticos de la Yihad de Alá. La historia se repite". Los serbios tienen que luchar una vez más para sobrevivir, tal y como lo ve Laza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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31 de agosto de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de leer las críticas que Davilochi y Vozidar han hecho sobre esta película (las únicas que hay), a uno no le salen las palabras... No sabe qué decir, qué aportar... El hecho de que ésta es la segunda crítica que hago en este lugar no ayuda en absluto...

Simplemente diré que me quedo con esas escenas en las que los personajes atrapados en ese túnel cantan y tararean al unísono las canciones que sus enemigos interpretan desde fuera del mismo, enemigos que una vez fueron amigos, vecinos o compañeros de clase y que, debido a esa guerra inevitable, se han convertido en blancos de sus armas. Serbios y bosnios, musulmanes y ortodoxos, antiguos miembros de un mismo país que ya no existe, esperan y esperan, unos dentro y otros fuera de ese simbólico túnel y, para matar el aburrimiento y la angustia, cantan canciones que una vez fueron sus canciones.
Nimeacuerdo
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25 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Milan (serbio-bosnio) y Halil (bosnio musulmán) son dos amigos de toda la vida que trabajan juntos. Dada la crítica situación política que vive el país, Yugoslavia, se preguntan si estallará la guerra civil. Se dicen así mismos que eso no pasará, pero se equivocan. Comienza la guerra y uno y otro eligen sus bandos, que serán opuestos. No se volverán a ver en mucho tiempo.

La película abarca una línea temporal que da saltos. Desde el "presente", donde Milan y su compañero de batallas, el Profesor, están ingresados en un hospital militar, la trama va de elipsis en elipsis (cosa que puede cansar y confundir un poco), alante y atrás, mostrando escenas de la infancia de Milan y Halil, de su juventud prebélica, de las primeras acciones de Milan en la guerra y del enfrentamiento de la unidad serbia de Milan contra soldados bosnios en un túnel. Este túnel es la columna vertebral simbólica de toda la película pues representa las relaciones entre bosnios y serbios. Tanto es importante que la película abre con un falso informativo sobre la inauguración del túnel durante los 70, el "de la Hermandad", pero es un acto accidentado al herirse Tito con las tijeras, incidente que es rápidamente tapado por la banda y por un ayudante. Con el tiempo vemos el túnel abandonado y siendo escenario de escaramuzas, lo que nos hace ver el fracaso del proyecto yugoslavo de armonía y como finalmente la tensión entre serbios y bosnios se rompe en un cruel enfrentamiento que enemistará a ambas partes.

La trama recorre las relaciones de Milan y Halil, truncada por la guerra, Milan y sus compañeros de pelotón y la de sus compañeros con su propia vida; además de ofrecernos unos exquisitos retratos psicológicos. Pero la película no sólo es una descripción de las relaciones humanas y el efecto de la guerra sobre ellas: es también una descripción sublime y brutal de esta guerra (al menos de este conflicto). Aunque los bosnios musulmanes apenas aparecen (solo salen Halil y algunos extras) y la acción se centro en los serbios, la película se las arreglas para mostrarnos el sufrimiento y la despiadada brutalidad presentes en ambos bandos.

La obra parece estar envuelta por un halo de nostalgia por el (fracasado) sueño yugoslavo como señalan varias conversaciones y escenas. Sobre todo ésto se representa por la relación prebélica de Halil y Milan, en cuyas escenas se respira el espíritu de convivencia. Pero también se nos muestra el sueño truncado mediante el estallido de violencia, los abusos mutuos y el cese de relaciones; un sueño que parece llamado al fracaso como bien se muestra al final de la película. Especialmente importante es la banda sonora, mayormente formada por canciones y músicas yugoslavas, como representado el único y débil hilo que unían todas las partes, la cultura, pero el cual también termina corrompida.

Para terminar quiero hablar del tono de la película. Es trágico y dramático, con dosis de humor negro que pueden hacerte sacar una sonrisilla muy incómoda que pronto se sustituirá por una cara triste y gris.
Pachón
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28 de mayo de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
191/51(27/05/21) Singular film bélico yugoslavo tiene la singularidad de estar rodado durante el conflicto balcánico de los 90, dirigida por el serbio Srđan Dragojević ambientado en la Guerra de Bosnia, escrito por é junto a Biljana Maksic, inspirándose en eventos de la vida real tuvieron lugar en etapas iniciales de la Guerra, y el guión de la película se basó en un artículo escrito por Vanja Bulić para la revista Duga sobre el evento real, tras el éxito de la película, Bulić escribió una novela llamada “Tunel” que es esencialmente una versión ampliada de su artículo de revista. La película presenta una trama no lineal, y las escenas cambian entre períodos de tiempo de 1971 a 1999, que en su mayoría se cortan hacia adelante y hacia atrás, sin orden en particular. Los períodos de tiempo principales incluyen el "presente" con uno de los protagonistas, Milán (serbo-bosnio), hospitalizado, con recuerdos tanto de su infancia como de su adultez temprana en la década de 1980 hasta que comienza la guerra, y el servicio posterior como soldado donde queda atrapado en un túnel, donde se produce el bloque central de la cinta. Milan (serbio-bosnio) y Halil (bosnio musulmán) son dos amigos de toda la vida que trabajan juntos, que con la irrupción de la Guerra Civil quedan en bandos enemigos, especie de alegoría bíblica de Caín y Abel, donde la se viene a decir que la raza humana somos todos hermanos y al final por ideas retorcidas nos enfrentamos. Y con ello el director nos ofrece una buena historia antibélica, a la deshumanización que nos conduce, a la espiral de salvajismo atávico que nos conduce, sacando lo peor de cada uno, nuestro yo animal, ello componiendo un puzle de varios tiempos que van saltando que al principio desorienta, tardamos en situarnos con los protagonistas, pero cuando lo hace se muestra una radiografía cruenta del Averno del belicismo, donde las quemas de pueblos (secuencias reales!), asesinatos, brutalidad, hace que nos cale, la locura en nos envolvemos por ideales atrofiados (étnicos y religiosos)

Todo ello desplegando un sentido del humor agradecible como válvula de escape a la irracionalidad del conflicto, teniendo cierto parecido en sus escenas corales cuasi-caótica-festivas con el cine del también balcánico (bosnio) Emir Kosturica, del que se ve también la influencia en el manejo de la banda sonora folclórica balcánica, ello como melancólico vínculo unificador de la Gran Yugoslavia, siendo el zenit en este sentido el tramo en que los atrapados y los sitiadores entonan canciones que todos conocen de su pasado en comunión, pero esto solo es un espejismo.

Se inicia (de modo circular) con un ficticio noticiero, donde vemos la inauguración del Túnel de la Hermandad y la Unidad en el valle Drina en la región de Visegrad, por el presidente visitante Josip Broz Tito y el dignatario local Džemal Bijedić el 27 de junio de 1971, y cuando el Mariscal Tito corta la cinta se corta un dedo accidentalmente con las tijeras. Entonces la banda de música se arranca a tocar para ocultar el horror de la sangre. Tunel este con un nombre que será un mantra de simbolismo, cuando a lo largo de la cinta vemos como quedó abandonado, y los niños lo creen en su interior con un ogro, este emergerá durante la Guerra, con la gran paradoja cuando un grupo de soldados serbios (con el mencionado Milan) queda atrapado en su interior (siete hombres y una mujer, por lo que se hace una mordaz comparación con el cuento “Blancanieves y los siete enanos"), sitiados por el enemigo en sus salidas, donde también quedará varada una reportera estadounidense (metáfora de la ignorancia internacional del conflicto, como lo son las apariciones de militares ONU).

Pero hasta llegar al túnel se da la presentación de los dos amigos, el serbio Milán (Dragan Bjelogrlic) y el musulmán Halil (Nikola Pejakovic), incluso los vemos en su infancia, donde ya se expone que nunca se rinden. Pasado que filma el DP Josan Juksimovic con alegórica luminosidad (en contraste a la falta de luz en los tramos bélicos, de noche, sin sol o en el interior de la ‘cueva’). Llegamos al amanecer del conflicto visto como lo toman los serbios como algo similar a la invasión nazi de 1941, ahora los germanos pasan a ser croatas, extranjeros y musulmanes. El terror de la espiral vengativa ("Bonitos pueblos, son bonitos cuando arden" dice uno de los personajes en medio de una barbarie más, dando título al film esta aterradora aseveración), donde todos los bandos se creen con derecho a una salvajada mayor en respuesta a la anterior de su enemigo, la guerra tomada como algo festivo en la que disfrutar mientras se saquea, el belicismo de excusa barata para alejar cualquier moralidad.

También vemos en el presente de 1995 a varios heridos de veteranos del conflicto en un hospital de Belgrado, como representación de lo que es el patriotismo un demente no hace más que cantar temas de las glorias militares serbias, por supuesto en contra de otro pueblo, siendo este chivo expiatorio del dolor de enemigos allí en otras camas. Hasta que el grueso de lo que será la mayor parte del metraje, y donde estará la sustancia nos lleva al Túnel, donde los personajes un tanto dispersos que cuando quedan `náufragos’. El culto Petar "Professor" (Dragan Maksimović); el yonki Brzi "Speedy" (Zoran Cvijanović), entró en la guerra no se sabe si cómo intentó de suicidio o para escapar de la drogadicción; el patriota serbio con fuerte arraigo familiar Laza (Dragan Petrović), entró en la guerra por idealismo; un joven extrovertido Viljuška "Fork" (Milorad Mandić), simpatizante de Chetnik de Serbia Central, su ardor guerrero movido por cuidar de su cuñado Laza. Se le conoce como Tenedor por llevar uno alrededor de su cuello, simboliza la sofisticación serbia en el siglo XIV, elevando el patriotismo de la civilización a este utensilio, según él, los reyes serbios los utilizaban cuando los reyes ingleses y alemanes coetáneos (según él), comían con las manos;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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