Don't Look Back
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Drama. Thriller
Jeanne (Sophie Marceau), una escritora casada y con dos niños, empieza a observar cambios tanto en su hogar como en su cuerpo. Sin embargo, su familia asegura que todo son imaginaciones suyas, fruto del estrés que le produce terminar el libro que está escribiendo. Ella, por el contrario, está convencida de que algo grave está ocurriendo. Una fotografía encontrada en la casa de su madre la impulsa a ir a Italia. Allí, transformada en ... [+]
18 de octubre de 2009
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la arriesgada y perturbadora Marina de Van, a una complaciente, poco exigente consigo misma y más empeñada en darle un estilo formal y academicista a su propuesta que otra cosa. Porque que una cineasta que parecía prometer tanto, realize tras su angosta "Dans ma peau" un film con la pinta que parecía tener "Ne te retourne pas" y se quede en lo superfluo, sin ni siquiera llegar al límite que separa la rectitud de la esquizofrenia pura y dura, es algo que no se entiende se mire desde la perspectiva que se mire.
Claro que tener tras de si un elenco compuesto, principalmente, por las bellísimas Monica Bellucci y Sophie Marceau ayuda, pero de poco sirve si no sólo te quedas en el camino, sino además tampoco eres capaz de explotar el potencial de dos actrices que, cuando han querido, han demostrado que valen lo suficiente como para encauzar dos papeles como los que les regala Marina de Van, e incluso mejores.
Y eso que el tema tratado daba para mucho, y tanto su esquema narrativo como lo que había en el fondo requerían alguien con el suficiente valor como para no quedarse en la mera comparsa de realizar otra de esas películas que requieren una atmósfera potente o, como mínimo, un empleo de los recursos suficientemente inteligente para saber jugar con el espectador y que éste entre en el juego, sin embargo, la directora gala opta por el camino llano, aquel en el que el grado de indulgencia con el espectador es mucho mayor, y se eluden de raíz las sensaciones que podría haber evocado una historia tan atípica como la que se nos cuenta que, para colmo, está culminada como me comentaba el otro día un amigo, por uno de esos planos que directamente toman por estúpido al respetable, y le abren los ojos, no de un film (que esto es lo realmente grave), sino de una trama, de una historia, que por enmarañada que pudiese parecer, no resulta más que un triste boceto, porque como es bien sabido, en el cine lo único que vale no es un buen relato, si no hay alguien competente tras todo ello para cargarlo a sus espaldas, al final lo único que nos queda es un intento baldío, y aunque De Van parecía la persona adecuada para arropar un proyecto así, lo único que queda demostrado en "Ne te retourne pas" es que la responsabilidad por realizar algo mayor atenúa el talento, y de que manera. Huelga decir que los 5 puntos van, todos ellos, para su guión.
Claro que tener tras de si un elenco compuesto, principalmente, por las bellísimas Monica Bellucci y Sophie Marceau ayuda, pero de poco sirve si no sólo te quedas en el camino, sino además tampoco eres capaz de explotar el potencial de dos actrices que, cuando han querido, han demostrado que valen lo suficiente como para encauzar dos papeles como los que les regala Marina de Van, e incluso mejores.
Y eso que el tema tratado daba para mucho, y tanto su esquema narrativo como lo que había en el fondo requerían alguien con el suficiente valor como para no quedarse en la mera comparsa de realizar otra de esas películas que requieren una atmósfera potente o, como mínimo, un empleo de los recursos suficientemente inteligente para saber jugar con el espectador y que éste entre en el juego, sin embargo, la directora gala opta por el camino llano, aquel en el que el grado de indulgencia con el espectador es mucho mayor, y se eluden de raíz las sensaciones que podría haber evocado una historia tan atípica como la que se nos cuenta que, para colmo, está culminada como me comentaba el otro día un amigo, por uno de esos planos que directamente toman por estúpido al respetable, y le abren los ojos, no de un film (que esto es lo realmente grave), sino de una trama, de una historia, que por enmarañada que pudiese parecer, no resulta más que un triste boceto, porque como es bien sabido, en el cine lo único que vale no es un buen relato, si no hay alguien competente tras todo ello para cargarlo a sus espaldas, al final lo único que nos queda es un intento baldío, y aunque De Van parecía la persona adecuada para arropar un proyecto así, lo único que queda demostrado en "Ne te retourne pas" es que la responsabilidad por realizar algo mayor atenúa el talento, y de que manera. Huelga decir que los 5 puntos van, todos ellos, para su guión.
6 de octubre de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más iniciarse el film, el personaje de Sophie Marceau ve como su libro es rechazado por su editor por ser demasiado frío, cerebral, mecánico, con algunas ideas interesantes pero excesivamente analítico, distante, sin alma. Unas palabras que, irónicamente, parecen definir perfectamente el devenir y resultado del propio film.
La palabra clave en este desarrollo es atmósfera, o mejor dicho su ausencia absoluta. Nos hallamos ante un ejercicio cuyas pretensiones argumentales se aproximan a un juego pesadillesco cercano al Lynch de, por ejemplo Mulholland Drive. Los paralelos son interminables, dos mujeres, laberinto argumental, confusión de identidades..etc. La diferencia fundamental radica en la pasión. Mientras el viaje propuesto por Lynch sacude desde el inicio a través de un tratamiento del color y de la cámara pensado y ejecutado como un thriller convencional, es decir para generar tensión e impactar con cada punto de giro. Lo que Ne te retourner pas propone, en cambio, es trasladar la locura a la cotidianidad, a las vidas aparentemente nada extraordinarias de una familia, desenterrando paulatinamente los trapos sucios escondidos en la mente de la protagonista. Todo ello filmado de forma excesivamente academicista, se produce la terrible paradoja de asistir a un argumento de fondo que debería interesar e intrigar, llevar al espectador al deseo de seguir avanzando, mientras que por el contrario la sensación que va calando es la de una soporífera inacción, sólo parcialmente desactivada en cuanto se abandona el estatismo de la cámara y el film transcurre por un delirio visual más que acertado.
Todo tiene un cierto aire a historia ya conocida, un dejâ vù frío y desangelado que confunde una aproximación naturalista con un trabajo científico de fría precisión. El problema es la distancia con respecto a los personajes; no sentimos una involucración del director, sino que intenta mantener una distancia emocional que, lejos de conseguir su pretensión de máxima objetividad, convierte al film en un denso, aséptico y tedioso viaje cuyo desenlace se convierte en algo previsible y a la vez exento de interés por su falta de misterio debida al ya últimamente recurrente exceso explicativo.
Así pues nos hallamos ante un film que probablemente atraerá más por el reclamo de sus dos bellas protagonistas (que además completan una impecable interpretación) que por lo que ofrece realmente. Una situación esta que obliga una vez más a tirar del manual de tópicos para ofrecer una definición que sitúa a esta película en el ámbito de lo interesante pero fallido.
La palabra clave en este desarrollo es atmósfera, o mejor dicho su ausencia absoluta. Nos hallamos ante un ejercicio cuyas pretensiones argumentales se aproximan a un juego pesadillesco cercano al Lynch de, por ejemplo Mulholland Drive. Los paralelos son interminables, dos mujeres, laberinto argumental, confusión de identidades..etc. La diferencia fundamental radica en la pasión. Mientras el viaje propuesto por Lynch sacude desde el inicio a través de un tratamiento del color y de la cámara pensado y ejecutado como un thriller convencional, es decir para generar tensión e impactar con cada punto de giro. Lo que Ne te retourner pas propone, en cambio, es trasladar la locura a la cotidianidad, a las vidas aparentemente nada extraordinarias de una familia, desenterrando paulatinamente los trapos sucios escondidos en la mente de la protagonista. Todo ello filmado de forma excesivamente academicista, se produce la terrible paradoja de asistir a un argumento de fondo que debería interesar e intrigar, llevar al espectador al deseo de seguir avanzando, mientras que por el contrario la sensación que va calando es la de una soporífera inacción, sólo parcialmente desactivada en cuanto se abandona el estatismo de la cámara y el film transcurre por un delirio visual más que acertado.
Todo tiene un cierto aire a historia ya conocida, un dejâ vù frío y desangelado que confunde una aproximación naturalista con un trabajo científico de fría precisión. El problema es la distancia con respecto a los personajes; no sentimos una involucración del director, sino que intenta mantener una distancia emocional que, lejos de conseguir su pretensión de máxima objetividad, convierte al film en un denso, aséptico y tedioso viaje cuyo desenlace se convierte en algo previsible y a la vez exento de interés por su falta de misterio debida al ya últimamente recurrente exceso explicativo.
Así pues nos hallamos ante un film que probablemente atraerá más por el reclamo de sus dos bellas protagonistas (que además completan una impecable interpretación) que por lo que ofrece realmente. Una situación esta que obliga una vez más a tirar del manual de tópicos para ofrecer una definición que sitúa a esta película en el ámbito de lo interesante pero fallido.
14 de mayo de 2010
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jeanne (Sophie Marceau), una escritora casada y con dos hijos, comienza a advertir cambios en su hogar y en su propio cuerpo. Una extraña posesión parece agobiarla, hasta que decide averiguar (su inteligencia intuitiva quizás), el por qué del asunto, que entre otras cosas, nadie a su alrededor le cree.
Y es en ese retorno al pasado, donde Jeanne se encuentra en Italia con Rosa María (Monica Belluci) para una exorcizar e invocar una serie de identidades. Podemos expresar entonces, que este es un film de autor y que sin ser nada extraordinario; “Ne te retourne pas” es una película honesta que conecta el personaje de Jeanne con su pasado disimulado.
La conclusión a que nos lleva el film, es que en esa indagación de la escritora, quizá pueda escribir un libro a cuatro manos con María, siendo esta escena, la metáfora que habla de desentrañar lo más profundo de la memoria (la secuencia final); como sinécdoque además de la vida de una escritora joven, en busca de su verdad y dentro de su absoluta ausencia de pretensiones metafísicas.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
Y es en ese retorno al pasado, donde Jeanne se encuentra en Italia con Rosa María (Monica Belluci) para una exorcizar e invocar una serie de identidades. Podemos expresar entonces, que este es un film de autor y que sin ser nada extraordinario; “Ne te retourne pas” es una película honesta que conecta el personaje de Jeanne con su pasado disimulado.
La conclusión a que nos lleva el film, es que en esa indagación de la escritora, quizá pueda escribir un libro a cuatro manos con María, siendo esta escena, la metáfora que habla de desentrañar lo más profundo de la memoria (la secuencia final); como sinécdoque además de la vida de una escritora joven, en busca de su verdad y dentro de su absoluta ausencia de pretensiones metafísicas.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
2 de diciembre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que se pierde de manera drástica desde su inicio y que nunca da la sensación de poder contar una historia mínimamente interesante con un rasgo de credibilidad.
Además de un errático y pomposo guión y una pésima dirección, la película sufre y de qué manera las penosas actuaciones de sus dos guapas protagonistas, si lo de Marceau es triste, lo de la Bellucci clama al cielo. Ambas dan todo un recital de cómo estropear escena tras escena con los mismos clichés y las mismas caras falsas sea cuál sea la tensión dramática que requiera el texto.
Pero, en todo caso, es el guión el que adolece de los peores defectos. En primer lugar debe pasar una auténtica eternidad para que se alcancen las primeras líneas de posicionamiento de esta absurda trama. Una vez alcanzado ese momento, existen escenas con acciones fuera de foco que quitan más que añaden y que harían sonrojarse a cualquier guionista principiante. Especialmente conmovedoras en el mal sentido de la palabra son aquellos tributos a una Alicia que va y viene, viene y va sin encontrar nada, absolutamente nada que contar. Hay muchos momentos en los que uno debe preguntarse que es lo que tiene que ver lo que estamos viendo con el hilo argumental que parece pergeñar el film.
Porque la trama es un pretexto para un engolamiento cansino, pesado y pseudointelectual que no ofrece ni un detalle para el recuerdo, todo lo contrario.
Para mayor alevosía, la factura técnica que parece justificar el film carece de buen gusto y camina por unos trillos casi ridículos que afean el único sentido para llegar al final de este producto, algún primer plano de una todavía pletórica Sophie Marceau.
La resolución de la trama es tan absurda y tan previsible y tan carente de rigor con las causas propuestas que no deja uno de sentir verdadera nostalgia por un film que me hizo recordar al trabajo de De Van pero que allí sí que había dirección, guión y actores, por supuesto, me refiero a Spider de Cronenberg, 2.002.
Además de un errático y pomposo guión y una pésima dirección, la película sufre y de qué manera las penosas actuaciones de sus dos guapas protagonistas, si lo de Marceau es triste, lo de la Bellucci clama al cielo. Ambas dan todo un recital de cómo estropear escena tras escena con los mismos clichés y las mismas caras falsas sea cuál sea la tensión dramática que requiera el texto.
Pero, en todo caso, es el guión el que adolece de los peores defectos. En primer lugar debe pasar una auténtica eternidad para que se alcancen las primeras líneas de posicionamiento de esta absurda trama. Una vez alcanzado ese momento, existen escenas con acciones fuera de foco que quitan más que añaden y que harían sonrojarse a cualquier guionista principiante. Especialmente conmovedoras en el mal sentido de la palabra son aquellos tributos a una Alicia que va y viene, viene y va sin encontrar nada, absolutamente nada que contar. Hay muchos momentos en los que uno debe preguntarse que es lo que tiene que ver lo que estamos viendo con el hilo argumental que parece pergeñar el film.
Porque la trama es un pretexto para un engolamiento cansino, pesado y pseudointelectual que no ofrece ni un detalle para el recuerdo, todo lo contrario.
Para mayor alevosía, la factura técnica que parece justificar el film carece de buen gusto y camina por unos trillos casi ridículos que afean el único sentido para llegar al final de este producto, algún primer plano de una todavía pletórica Sophie Marceau.
La resolución de la trama es tan absurda y tan previsible y tan carente de rigor con las causas propuestas que no deja uno de sentir verdadera nostalgia por un film que me hizo recordar al trabajo de De Van pero que allí sí que había dirección, guión y actores, por supuesto, me refiero a Spider de Cronenberg, 2.002.
30 de mayo de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mónica Belluci muy guapa, Sophie Marceau tres cuartos de los mismo, y buena fotografía, eso es todo lo que puedo resaltar de este ¿thriller psicológico "de auteur"?; quizá a causa de una formación vital y cinematográfica que gusta de casi todo tipo de historias siempre y cuando para disfrutarlas o entretenerme con ellas no tenga que entrar en esa cofradía (de la que atávicamente siempre he huido como de la peste) de sensibles espíritus degustadores de todo lo que huela a la legua a exclusiva y alienante metáfora, esta historia que durante gran parte de su metraje atraía mi atención en base a esa incógnita en cuanto al comportamiento e inestabilidad mental de la protagonista, se derrumba estrepitosamente con ese esperado e inevitable final en el que ya no queda a la al parecer dotada de un talento "del copón" (entrada del DRAE que viene al pelo con el espíritu de la reseña) Marina de Van, otra opción que justificar esa supuesta fama que la precede (cosa que supongo será alabado por los iniciados en el arte de esta mujer), final que quizás fatigado ya por tanto arte, y/o influido por la clara deriva hacia derroteros alejados de mi percepción de lo que debe de ser un correcto tratamiento a este tipo de historias, ha tirado por tierra todo lo bueno contenido durante parte del metraje, trayéndome al pairo a estas alturas el devenir de esa mujer por la que llegue a sentir un cierto interés.
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