Un hombre para Ivy

En 1968, el actor Sidney Poitier estaba en la cima de su carrera tras los éxitos cosechados el año anterior con los estrenos de "Guess Who's Coming to Dinner", "In the Heat of the Night" y "To Sir, With Love". Así pues, se vio con fuerza para asumir el reto de ser el protagonista de una comedia romántica en la misma línea que las interpretadas por Cary Grant. En un arrebato de inspiración, Poitier escribió el esquema de una historia a la que puso el título de "Ivy". Más tarde, Poitier colaboró ​​con el guionista Robert Alan Arthur, quien sería fundamental a la hora de coger el esquema y darle cuerpo a una película completa. El resultado fue "For Love of Ivy" (1968), una comedia romántica destinada a un público general, con dos protagonistas afroamericanos lo que suponía una importante innovación.

Más de 300 mujeres se presentaron para el papel principal de Ivy. Finalmente fue para la cantante de jazz Abbey Lincoln. Esta fue su segunda película en una carrera cinematográfica muy corta. Tanto Lincoln como Poitier son carismáticos en la pantalla y se esfuerzan por agradar pero la película no termina de funcionar. Como comedia no es divertida, de hecho tiene un tono más serio que alegre y la dirección de Daniel Mann tampoco ayuda, haciendo que la actuación de los actores sea excesivamente educada y que el ritmo se mueva más lentamente de lo que exige el guión ligero. El tema racial, siendo innovador por ser la primera vez que los dos protagonistas son de raza negra, se queda en segundo plano y en ningún momento adquiere el protagonismo que podría haber tenido. Una lástima porque la historia tenía potencial de inicio.

Lo más destacable de esta fallida comedia romántica, Beau Bridges haciendo de hippie intrigante y liberal hijo de una familia adinerada y la banda sonora de Quincy Jones que incluye la canción "For Love of Ivy" que fue nominada al Óscar.

Me atrevería a decir que una de las peores películas de un exitoso Sidney Poitiers, actor principal con más de 50 películas en su mochila.

Aquí, acompañado de la cantante de jazz Abbey Lincoln, que desde luego debía de cantar mucho mejor de lo que actuaba.

El guión no atrae demasiado, es muy simplón y con muy pocas posibilidades de darle cuerda. Muy difícil recordar esta película o destacarla por algo, es muy monótona y demasiado predecible. Un 3.