Adiós con el corazón

"Adios con el corazón" constituye otro de los encuentros entre el director Jose Luis García Sánchez y el popular actor Juan Luis Galiardo, quienes tras realizar "Suspiros de España (y Portugal)" iniciaron una relación que se ha prolongado durante varios trabajos, no siendo ninguno de ellos demasiado memorable. En este cuarto trabajo juntos, en el que Echanove, a diferencia de los dos primeros, ya es sólo un apéndice, Galiardo se vuelve a poner el traje de crápula y buscavidas para generar un personaje bastante estereotipado en su filmografía, que no sorprende en ningún momento y que ya había dado fuertes signos de agotamiento en algún trabajo anterior. Nos encontramos bastante lejos de ese Galiardo que unos años antes recreaba a ese ser solitario que se rodeaba de una falsa familia ("Familia") o de la sobriedad del de la primera entrega de "Turno de oficio".

Sin embargo, la filmografía de actor y director se ha ido desarrollando conjuntamente en los once años transcurridos desde esta película, generando varios trabajos menores (muy menores), que se se suman a las numerosas obras olvidables creadas por el cine español

Películas como esta son las que dan sentido a este Instagram y es que a menudo acudo a Filmaffinity a revisar la nota y las críticas de un título que me llama la atención y me encuentro con que historias que parecen ser una auténtica "cutrez". Por el contrario, una vez vistas no están nada mal. Y eso es justamente lo que sucede con esta comedia negra dirigida por José Luís García Sánchez e interpretada por un grandísimo Juan Luís Galiardo.

Sobre este último quisiera poner especial atención, pues borda el papel interpretando la historia de un viejo seductor que vive a costa de seducir a mujeres con posibles. De forma sorpresiva se presenta en su casa una atleta de las selección cubana que dice ser su hija, fruto de una aventura que tuvo tiempo atrás. Le pide ayuda para obtener los papeles y quedarse en España. Ella cambiará su vida.

Es una comedia negra, eso es lo primero que tiene que quedar claro. con una historia llena de moraleja y muy coherente consigo misma. Uno de los aspectos más interesantes es que todo transcurre con el protagonista delante, todo, todo (salvo una escena completamente justificada) y eso merece ser apreciado.

Una película recomendable sobre las aventuras de un galán en decadencia, un tanto alcohólico y jugador, que atónito ve cómo los años y la vida le pasan por encima sin poder remediarlo. Y, por desgracia para él, cambiar ya no es una opción.

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Su humor es absurdo y un tanto patético, el guión repite las mismas frases a lo largo de su escueta duración con la esperanza de que cumplan con la función de hacer gracia o de resultar entrañables. De estética puramente televisiva, tanto en lo visual como en lo interpretativo, cumple con el ideario machista que se tenía por aquel de la vida, otorgándole al personaje de Laura Ramos unos estereotipos y conductas que solo pueden haber sido fruto de una proyección masculina. Al menos no se queda atrás con su protagonista, y lo retrata tal y lo que es: un embaucador bastante inútil que tuvo su tiempo de gloria en el pasado pero al que ya nadie le da cuerda. Resumiendo, es mala pero se aguanta, no se sufre demasiado con su visionado, distrae, nada más.

Deberíamos de revisar la ejemplar, y extensa en el tiempo, colaboración entre el director José Luis García Sánchez y el guionista Rafael Azcona, entre otras cosas porque son, a estas alturas, quienes mejor han plasmado la realidad española. Por ejemplo, en esta peli, con personajes, que se repiten; en esta ocasión, el dúo Juan Luis Galiardo / Juan Echanove se convierte en un recital con Galiardo como solista, hay prácticamente de todo.

Y casi todo bueno. Para empezar, debe ser vista como la continuación del proceso de enjuiciamiento y derribo del galán cinematográfico, del galán a secas, , papel habitual por parte de Galiardo, también coproductor, el hecho de ponerse a las órdenes de quienes hacen leña de su propio deterioro, que no derrumbe, físico. La comedia entretiene al principio pero avanza con muy poca chispa y deseas que termine con prontitud. Un 3.