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Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers (Serie de TV)

Serie de TV. Comedia. Drama Serie de TV (2022-2023). 2 temporadas. 17 episodios. Crónica de las vidas personales y profesionales de los jugadores de Los Ángeles Lakers en los años ochenta, una de las dinastías más veneradas del deporte y un equipo que definió una era dentro y fuera de la pista. (FILMAFFINITY)

Cancelada tras su segunda temporada.
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
9 de mayo de 2022
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído por ahí que Magic Jhonson no aprueba esta serie de hbo, y le entiendo; Aquí Magic es un promiscuo que da diezmos a la iglesia en fardos de billetes, así como se los gasta en burdeles, y hasta goza de verle el trasero a Jeanie Buss (la hija del jefe), supongo que no pretenden con ese comportamiento justificar su diagnóstico de VIH muchos años después. Además, el señor Jhonson está promocionando su propia serie en Apple TV y no querrá perder dividendos por una "serie competidora". También he leído que a Kareem Abdul-Jabbar le parece una serie deshonesta, acá los personajes son caricaturizados y le comprendo perfectamente, parece más una serie comic llevada a "live action" y no una basada en hechos reales, muchas escenas son barrocas, llevadas al paroxismo, retorcidas y satirizadas; Jerry West (en sus apariciones públicas claro, no jugando) siempre lo vi como todo un gentleman, el logo de la NBA, siempre correcto, pero en esta serie el señor West parece más un ex-combatiente de Vietnam traumado por las finales que perdió contra los Celtics, y desquiciado al principio con Jhonson porque no lo ve como un guarda sino como un centro. Aunque he disfrutado del personaje Red Auerbach, el mítico jefe de los celtics interpretado por Michael Chiklis actor que me dejó huella por The Shield; Y qué decir de Jerry Buss que la serie lo retrata como otro promiscuo que hizo su fortuna a costa de lo que sea, que tiene una madre padrina senil tipo cosa nostra y a una hija Jeanie traumatizada por su desenfrenada vida.

Sin embargo, los mismos productores establecen en los créditos que si bien está basada en hechos reales, algunos eventos y caracterizaciones han sido modificados o “ficcionalizados” en pro de la mística de la serie. ¿Excusa barata?, vale, ¡A mí me ha encantado!

Nací en 1979 (El año del que trata la serie y contratan a Jhonson), así que mis primeros recuerdos fueron en ambiente setentero, la cultura "fluía" más lentamente a diferencia de ahora. Por esa época la tv local transmitía los juegos nba en diferido en las noches, y así vi la final del 85 entre Lakers y Celtics. Disfruté por televisores de tubos rayos catódicos la época dorada de la NBA -y sus grandes rivalidades- hasta que llegó a su fin (en mi opinión) con aquella mítica canasta de Jordan contra Russell para ganar su sexto y último anillo en el 98. Así que no dudo que esta serie es más para Baby boomers y gen X amantes de los tiempos de Magic, Bird, Jordan, Robinson, Barkley, Earving, Thomas y un largo etc. Extraño esos años en que era rarísimo que un jugador fallara tiros libres, extraño los converse y esas faltas brutales entre jugadores que muchos en verdad se odiaban, tirar de tres era un recurso "extremo" aún. Era una epoca de técnicas bien marcadas: el skyhook de Kareem, el extraño tiro elegante de Bird, el poco ortodoxo juego de Rodman, el bajito Spud Webb que saltaba dos veces su estatura o el llamativo Manute bol que bloqueaba casi sin saltar.

La serie narra los hechos en filtros de celuloide, dando una visión retro bastante correcta con su tipografía, moda, música y parafernalia, y los protagonistas a veces en "cuarta pared", a veces en flashbacks se dejan ver desde su lado más íntimo. John Reily, Jason Clarke, Tracy Letts y Adrien Brody están magistrales, las interacciones de sus personajes son brutales. Jerry es el creador del showtime que los lakers como institución y equipo se convirtió en los ochentas (Aunque muchos historiadores se lo atribuyan a McKinney en su juego), Jerry le pone faldas cortas a las porristas y pone celebridades de la farándula en primera fila, luego le siguieron muchos dueños de equipos con esto, contrata a Jhonson (Quincy Isaiah), el tipico novato estrella con ganas de comerse al mundo y lo apadrina en todo, lo incorpora a unos lakers con un Kareem ya veterano, experimentado y soberbio con ideales religiosos y políticos, un activista y actor que hasta con Bruce Lee había trabajado, tiene 852 juegos como profesional, 5 mvps y un único anillo como campeón del mundo; También con un Norm Nixon (lo interpreta su propio hijo según leí), guarda celoso con la llegada de Jhonson; Del resto del equipo destacaría a Spencer Haywood (Wood Harris) y a Michael Cooper (Delante Desouza). Exprimen cada personaje principal hasta en ocasiones caricaturizarlos no hay duda, pero en pro del ritmo narrativo mezclado con una atmósfera muy aguda ochentera lo hacen tan bien que en ningún momento decae la serie, como si el mismo Jerry Buss la hubiera dirigido. Showtime en escencia.

Destacaría algunos elementos:
- Los campamentos donde se ven las tensiones de egos, sin piedad
- Larry Bird que lo introducen como un rubio del Estados Unidos profundo. Bird ya con bigote lo idolatraban como si fuera un blanco irlandés que desembarcó del Mayflower y se puso a jugar al baloncesto en el acto.
- En medio de toda la vorágine de personajes desencadenados, tiene momentos emotivos crudamente representados.
- La banda sonora como que de una maratón de Soul Train se tratara.
- La visceralidad con que representan a veces la cotidianidad de ese mundo.
- Momentos poéticos como el de West apreciando y valorando un pequeño confeti en su cabello.
- Sally Field que le quedan como anillo al dedo los papeles de madre.
- Los escenarios de los partidos son fieles y sublimes, con esos marcadores con tipografías vintage.

Lo único que no me terminó de convencer son los actores de Kareem y de Bird. La ironía es que ambos jugadores eran muy recatados, poco expresivos la mayoría de las veces, así que sería todo un reto también representarlos, Bird hasta me parece demasiado histriónico. (Mi nota: 7.5)
karelpater
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22 de mayo de 2022
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
A poco que conozcas la historia de la NBA en los años 80 y que, como yo, hayas sido fan de Los Angeles Lakers desde tu adolescencia más temprana, sabrás que lo que se nos cuenta en esta miniserie no sucedió exactamente así. Sí, Jerry West sufría depresión, el equipo estaba casi en la ruina cuando lo compró Jerry Buss y Magic Johnson era lo que antiguamente se llamaba un libertino (pero sin querer dar esa imagen pública, engañando y mintiendo si hacía falta, pero la serie ha optado por ese toque de comedia desfasada que tan de moda está para mostrarnos unas bambalinas donde el alcohol fluye libremente y el único personaje sensato de todo el club es Kareem Abdul Jabar. Y lo bueno, y por lo que la serie merece la puntación otorgada, es que funciona de maravilla. Te distrae, te ríes, te sientes mínimamente ilustrado, y disfrutas de unas interpretaciones fuera de serie, en especial John C. Reilly y Sally Field, que cuando aparecen en pantalla se comen a los demás actores. De hecho, John C. Reilly consigue el biopic perfecto, ofreciéndonos un Jerry Buss mucho más interesante que el de verdad. Y si a todo lo dicho hasta ahora añadimos una mezcla perfecta entre ficción y documental (muchas escenas de partidos son reales), la sensación de que eso sucedió como nos lo cuentan es más palpable todavía. Hasta nos creemos resultados de partidos que no sucedieron como se nos cuenta, aunque al final de cada capítulo se nos advierta que esto es ficción, o espectáculo, como diría años después el mejor jugador de la historia de la NBA.

Si entras en el juego, es una serie con la que lo pasarás muy bien, te guste o no el baloncesto. Si lo que buscas es fidelidad a los hechos, mejor ponte otra cosa.
Yo me lo he pasado teta.
Reneevivien
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16 de noviembre de 2022
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si uno es fan del baloncesto o de los Lakers de los 80 quizás se sienta algo decepcionado al no ver, al menos en esta primera temporada, mucha acción sobre sus hazañas en la cancha. La serie se centra en la trastienda, en el cómo y cuánto cuesta llegar al triunfo que ve el público y en los hombres y mujeres que estuvieron ahí sufriendo para conseguirlo en su particular partido a puerta cerrada, donde a veces como suele pasar sobre el parquet se gana o se pierde en el último segundo y casi siempre se acaba de los nervios intentando driblar los miedos y lastres de cada uno.

Cierto es que en algunos de los 10 episodios el ritmo decae y que se atasca dando vueltas sobre algo que ya está suficientemente contado. Utilizan sus directores los recursos narrativos necesarios que van desde la ruptura de la cuarta pared al documental para que la cosa se amenice lo necesario, habida cuenta de que ya sabemos que van a ganar.

A los protagonistas reales es lógico que no le guste que les saquen los colores hurgando en su vida privada ya sea faccionada o no. El mismísimo Magic dice no querer ver la serie y asegura que el resto del equipo tampoco. Es normal que no le guste que se salten el muro protector de su eterna sonrisa o que haya coincidido con que él mismo ha presentado para la televisión su propia versión de aquello años dorados.

Los Lakers del "cisne chapoteador" Jerry Buss revolucionaron el baloncesto como espectáculo sacando a la NBA de su letargo. Solo por disfrutar de la actuación del gran John C. Reily la cosa vale la pena. El resto del elenco no desmerece en absoluto y siempre es un placer reencontrar a Sally Field.

"Tiempo de victoria..." no es un tiro de tres puntos, pero suda la camiseta y gana el partido. Habrá segunda parte.

cineziete
ELZIETE
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20 de septiembre de 2023
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado analizar la situación de esta serie que me ha encantado.

No es la historia de los Lakers. Es la historia principalmente de su propietario a finales de los 70 y años 80 sobre todo, el doctor Jerry Buss, que coincidió con la etapa más “dorada” del equipo “dorado”.

Un tipo valiente el doctor Buss, millonario, golfo, mujeriego, con un don para los negocios, el marketing y la negociación que revolucionó y cambió el rumbo de lo que era una franquicia Nba.

No solo cuenta el aspecto deportivo que todos los aficionados conocemos, pero sobre todo los entresijos de muchas decisiones que se tomaron y claro, desde España , era imposible enterarse. Hablamos de finales de los 70 y años 80.

Líos de despachos, de responsables, de fichajes, de faldas, de egos. Y esto es lo más interesante de la serie con creces.

Si la serie es fehaciente a los acontecimientos, llama la atención que no había ni una conversación tranquila. La mayoría a gritos, aportando insultos en casi cada frase, y con unos odios que tocaba las entrañas entre gente del nivel de Magic, Pat Riley, Jerry West, Kareen, o el propio Jerry Buss.

Jerry West, que lo interpreta Jason Clark maravillosamente, un tipo comedido ahora, símbolo mítico de la NBA, lo muestran como un faltón, un gritón, un metomentodo, y casi un dictador tomando decisiones o asesorando.

Lo difícil de asimilar de esta serie es que la clausuran, cuando han hecho lo más difícil que es que los aficionados puntillosos “acepten” a los personajes que distan bastante de la realidad, tanto deportivamente como personalmente y aspecto. Cuesta mucho creer que ese es Kareen, o ese otro es Rambis, o Larry Bird, pero al final, los terminas aceptando. Pues ahora van, y la clausuran, dejando la historia en el año 84. Posteriormente, creo recordar que en con esta saga de jugadores los Lakers ganaron 3 campeonatos más.

Los protas absolutos, Jerry Buss y Magic Johnson que lo pintan de un cateto que llega a Hollywood, que se deja embaucar por el glamour y los placeres, que cae en la tentación continuamente, y que todos los días estaba de líos por ser el niño mimado de Jerry Buss.

Las escenas de baloncesto son bastante pobres en las 2 temporadas, pero lo dicho, se aceptan al final.

También me gusta la mentalidad que muestran directivos, empleados, jugadores, periodistas, entrenadores, asesores, todos por el mismo fin, GANAR.

Como curiosidad, me ha encantado el duelo interpretativo de 2 pedazos de actores, Michael Chiklis como Red Auerbach (Michael es de Masachusetts, y comentó la ilusión que le hacía interpretarlo) y por supuesto John C. Rilley como el Doctor Jerry Buss, absoluto protagonista de la serie. Que gran duelo de actores cuando se juntan, y por separado.

También destacaría Adrien Brody como Pat Riley y a Jason Segel como Paul Westhead, en su duelo como entrenadores.

Por último, refleja de maravilla la época, y el tener secuencias rodadas "envejecidas", le da un toque muy chic y a los capítulos.
JK04
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1 de junio de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
HBO Max se llevó a Adam McKay de Netflix tras la estupenda «No mires arriba» («Don´t Look Up», 2021) para incorporar su personalísima impronta a la gran apuesta primaveral de la plataforma, esta «Tiempo de victoria: la dinastía de Los Lakers», 600 horas de genuino «Showtime», un videoclip tan hiperbólico y amanerado como deslumbrante, a imagen y semejanza, vaya, del propio McKay, del paquidermo HBO y hasta de sus protagonistas, el visionario Jerry Buss y la leyenda Earvin «Magic» Johnson.
Durante su primera mitad la serie remite a una mezcla ultra vitaminada de «Mad Men» (ídem, 2007-2015) y «Boogie Nights» (ídem, 1997), inenarrable John C. Reilly incluido. Cabe reconocer a sus responsables el talento para mantener el interés de algo tan trillado. Ayuda, y no poco, la parafernalia visual de McKay, director del piloto y productor ejecutivo, pero cuyo sello, insisto, se hace sentir en cada plano. Así, abundan recursos marca de la casa tales que la rotura de la cuarta pared, dibujos animados, cambios de textura y unas rotulaciones a caballo entre la publicidad agresiva y un documental del Canal Historia.
A partir del cuarto episodio se nos empieza a mostrar, por fin, un poco de baloncesto. La demora no resulta extraña, habida cuenta de que en las ficciones de su misma naturaleza no suele darse una correspondencia entre las prestaciones interpretativas y deportivas de su reparto, máxime cuando hablamos del que posiblemente sea el mejor equipo de la historia, y que me perdonen los fans de Michael Jordan. En cualquier caso, no desentonan demasiado; de hecho, algunos incluso han hecho sus pinitos en quintetos universitarios.
En un reparto donde figuran nombres del relumbrón de los del citado John C. Reilly, el resucitado Adrien Brody y la veterana Sally Field —también un Jason Segel que afirma encarnar a Paul Westhead, pero que, como acostumbra, no hace sino interpretarse a sí mismo; sin duda lo peor del elenco— destacan los noveles Quincy Isaiah y su afortunada imitación de la límpida sonrisa de Magic y la inesperada revelación de Solomon Hughes, profesor en Stanford de 2,10 m que no desmerece en absoluto los introspectivos 2,18 m del mítico Kareem Abdul-Jabbar.
En conclusión, «Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers» constituye un brillante ejercicio de nostalgia, muy en la línea del gusto audiovisual de nuestros días; eso sí, salpimentado —y mucho— con las ocurrencias de un Adam McKay que, para bien o para mal, no deja indiferente a nadie. Ello permite dar otro aire, refrescándolo, a un revival apoltronado desde hace demasiados años —en rigor, todos— en un desalentador «sota, caballo y rey» de tienda de «merchandising». Hay segunda temporada confirmada. Buenas noticias.
Carorpar
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