Dance of the Dead: El baile de los muertos

No tiene nada de original, se echa de menos incluso que aprovechasen para hacer una critica social más o menos ácida, aprovechando que han decidido hacer que los protagonistas sean los frikis de turno.

Los muertos no dan miedo, la sangre parece falsa, los efectos especiales son de muy bajo presupuesto, y en realidad lo único que se busca es hacer una comedia.

Lo bueno es que lo logran, al menos a mí consiguió sacarme una buena sarta de sonrisas (para reírme en serio tendría que verla acompañado), muchas más de las que esperaba a priori.

Eso sí, tienes que aceptar los condicionantes del género, o de los géneros...

Esta película pertenece no a uno, sino a dos géneros comunmente denostados: las películas de zombis y las películas de adolescentes de instituto americano.
Alguien se debió preguntar "¿Y si mezclamos ambos subgéneros?" y ahí nació Dance of The Dead, una película que, aunque tiene pocas sorpresas para los aficionados a los muertos vivientes, no por ello deja de ser una gozada de ver, siempre y cuando entres en el juego de la violencia gratuita tipo cómic común en este tipo de películas. Si es así te ríes, te lo pasas bien, y aunque nunca llegas a asustarte, te das cuenta de que no se trata de eso.

Por cierto, y los actores, aunque adolescentes en su mayoría, son actores muy solventes, cosa que no se puede decir de muchas películas de aquí.

Muy entretenida y divertida película de zombies imbuida de ese entrañable y gamberro sentido del humor que tanto nos hizo disfrutar en los 80 y que hoy en día a falta de algún que otro tipo como este tal Gregg Bishop y el guionista Joe Ballarini que son de los poquitos que de vez en cuando hacen que no decaiga la fiesta, solo nos queda Sam Raimi, el cual escogió personalmente esta cinta para a través de su sello, Ghosthouse Underground, incluirla en esa colección anual de 8 películas de terror destinadas a DVD, “Ghost House Underground” (similar a la también destinada a DVD, anual y 8, “After Dark Horrofest”).
En resumen, una de las mejores, más entretenidas y divertidas películas de zombies que me he enchufado en mucho tiempo, a la que buscarla tres pies al gato es un inútil y desagradecido ejercicio de pedantería.

De entre todos los subgéneros en que se dividen las películas de terror, el que ha sufrido más variaciones es el de las zombie movies. No deja de ser curioso que con una base argumental tan básica (muertos que reviven y devoran a los vivos) haya una ramificación tan extensa, que va desde la la imagen del clásico no-muerto haitiano, hasta el simple shooter de estética consolera, pasando por la crítica social de los films de Romero y, como no, los subproductos pseudogore, o directamente splatter de baja estofa, más destinados a un público freak amante de las gamberradas, que al cuidado estético de las mismas.

Precisamente en esta clase de films se podría ubicar esta "Dance of the Dead", una presunta nueva vuelta de tuerca en el tema, situando la acción, de forma harto improbable, en el típico baile americano de fín de curso.Y sí, los elementos esperados se conjugan con estilo de manual; efectos especiales caseros, caretas de goma indisimuladas, trucos de casquería básicos, cubos de ketchup a mansalva y una continua sensación de escasez de medios absoluta.

Justamente de esa escasez nace el mérito de la película, ya que por una vez el director no se deja llevar por el autovictimismo y la excusa del bajo presupuesto para decidir que la diversión casposa no tiene porque estar enfrentada con la inteligencia. Para ello construye una trama tópica, cierto, pero cuya originalidad reside en subvertir los estereotipos habituales. Por una vez los guaperas no salvarán el mundo, ni tan siquiera se mostraran heroicos. Esta es una misión reservada para nerds, freaks y loosers en general del instituto.

Una situación argumental que, por absurda que parezca, ofrece muchas más posibilidades que la escena de sexo adolescente o las risas ante cabezas que explotan. Pero sobre todo, este planteamiento resulta mucho más verosímil por la sencilla razón que es más factible que gente que vive en los mundos de Star Wars y cuya definición de juerga sea una noche jugando al rol reaccione de mejor manera, o al menos más rápida, que un rebaño de narcicistas pagados de si mismos, cuyo máximo interés en la vida, a parte de mirarse en el espejo, es el siguiente pedo que van a pillar o ver que cheer-leader se podrán tirar.

Claro está que esto por si solo no convierte al film en un punto de referencia clave para el cine zombie, y mucho menos del cine en general, pero si en una agradable diversión, no exenta de cierta denuncia ecologista, que demuestra que el gamberrismo puede ser algo más que la exhibición impúdica de lo soez. Y si, como es el caso, viene con dosis de inteligencia y autoparodia puede resultar, cuando menos, un film interesante y que sabe ir más allá de su apariencia.

Lo mejor: Su conciencia de clase.
Lo peor: Que se intuya secuela.

Vaya película de serie B, o mejor dicho de serie Z, ya que a nivel técnico este filme apenas logra pasar la prueba, tanto la fotografía, como el montaje y los efectos especiales son de un nivel amateur, sin embargo hay 3 aspectos los cuales la redimen y la elevan por encima de muchas "superproducciones".

En primer lugar está la direccíon, efectiva, ecónomica y amable, Greg Bishop logra que nos olvidemos del muy bajo preuspuesto con el que cuenta, claro en relacíon a películas similares como Zombies Zombies Zombies, o Zombie Strippers,

Después tenemos las sinceras actuaciones y los diálogos cargados de humor negro y de cierta mirada crítica a la vida estudiantil estadounidense. Estaba cansado de ver personas de 24, 27 o 30 interpretando adolescentes, y estos actores logran genuina naturalidad ante tan disparatado argumento.

Y por último está el mencionado valor crítico, y que Greg Bishop hace un análisis un poco serio de como son los adolescentes atrapados en estereotipos y como se desarrollan las relaciones en la preparatoria. Algo similar a lo que intentó de una manera mas "artística" (por no decir rebuscada) Gus Van Sant con su Elefante, aunque acá es mucho mas divertido

Se que es mucho análisis para una película que no pretende nada más que hacernos pasar un buen rato y en ese sentido es mas que recomendable.