Gente pez

Gente Pez no es más que la típica comedia española pero con toques de calidad mejores que el resto, lo que la convierten en una película pasable. Es realmente una pena que el guionista, el genial dibujante de cómix Mauro Entrialgo, no saque más provecho de su inteligencia y de su gran humor, no llega a su nivel general como dibujante (aunque molan mucho los títulos de inicio)

La gracia de esta peli está en la auténtica colección de freaks, de seres paranormales que les juntas en una casa y se realiza un despropósito: un flipado de las pelis porno de meadas; un tío que sólo quiere ligar; un músico inglés que se enloquece con el alcohol y las drogas; el freak clásico que da miedo; una tía buena que estudia bellas artes y se tira a su profesor que es un cabrón; un colega drogadicto; y un vecino plasta.

Con éste cóctel, tenemos grandes puntos sin ser maravillosos, destacar las actuaciones de Luke Donovan, del drogadicto y del gran Manuel Manquiña.

Sin más, una peli para pasar un rato que no se hace desagradable de ver y que no es el truño del siglo.

No estoy de coña. Gente pez es buena película. En su locura y en su desparpajo hay algo encantador. En su despreocupación, amoralidad y caspa. En su falta de pretensiones y seriedad. Tiene personalidad, y (insisto que no estoy de coña) tiene factura.

Por un momento, y aunque no lo haga, parece que va a entrar en el mundo de las drogas y sus efectos, como si de un Trainspotting cualquiera se tratara. Tenemos a nuestro particular Robert Carlyle, regalando algunos de los momentos más recordados. Tampoco es el reflejo de una generación, ni pretende serlo. Pero tiene algo detrás, que parece satirizar unos estilos de vida en un tiempo concreto.

Tampoco estoy bromeando si digo que los actores están bien. Ya está bien de tirar piedras sobre nuestro tejado, que sea español no significa automáticamente que sea bazofia, y hay que apoyar nuestros intentos de hacer cine y crear una industria, no lapidarla sistemáticamente.

Yo la he visto, y me he alegrado de ello. 6/10

Comedia sobre la convivencia de un variopinto grupo de jóvenes compartiendo piso en el centro de Madrid.

Un retrato social mucho más realista e inteligente de lo que cabía esperar, pese a que en ocasiones bordee el subproducto. Incluye curiosos insertos de entrevistas a personajes de la fauna urbana. Puede que no sea una película conseguida, pero tampoco merecía la negativa respuesta comercial que recibió.



"Ya tenemos casa."

Me parto el culo.

Una de las virtudes de los críticos hispanos que pululan por filmaffinity es la de arrancarme la risa floja, tonta, o el alarido más subnormal cuando les leo arremetiendo contra el cine patrio. Me parto el culo señores cuando una película española no les gusta. Que si las subvenciones, que si el gobierno, que si los actores, directores, iluminación o la madre que la pario... me parto el culo. Se derrocha tanta imaginación poniendo a parir los productos casposetes como este, que las lindezas arrojadas sobre ellos en la mayoría de films hispanos con nota baja en esta web son merecedoras de un premio al humor inteligente.

Creo que los directores rancios o progres o estúpidos que al parecer son legión entre Mediterráneo, Atlántico y Cantábrico deberían visitar esta web y hacerse cargo de las opiniones de anónimos fulanos como nosotros e intentaran discernir entre las oraciones (algunas subordinadas) que aparecen en las críticas de sus películas y de algunos de sus colegas los enormes, graves, onerosos y sobre todo casposos fallos que suelen cometer con pequeñeces como el guión, la interpretación, los exteriores, el ritmo, la luz, el sonido y los decorados (sólo por poner algunos ejemplos).

Aunque mirado de otra forma... qué coño! qué sigan igual porque yo os seguiré leyendo y así podré seguir partiendome el culo con vuestras críticas agudas e ingeniosas y con un sentido del humor que para sí quisieran algunos graciosillos que se tiran monólogos en plan guay.

Sobre este bodriete que nos ocupa... en fin... no sé que decirles... salvo que tuve la desgracia de verla en el cine y que todos los que soportamos este engendro litronero con aires universitarios somos gente diez. Debería ser materia obligatoria de estudio en los centros de económicas; cómo sacarle rendimiento económico a una patata: actores que no valen un duro, guión fusilado del Cosmopolitan o de alguna revista de metrosexuales, iluminación mañanera, la ropa de casa y la dirección comprada con cuatro cañas, una cena y un par de tiritos de starlux. Todo lo que sobre pa mí... y claro, sobró mucho.

En serio, seguid dando caña a productos como este. Yo seguiré leyendo, y me seguiré partiendo el culo. Un abrazo.

Comedia guarra mucho mejor de lo que parece a primera vista, las apariencias engañan, ya lo dicen. Es decir, se presenta como una serie de tópicos consabidos y mil veces vistos ("Clerks", "Traisnpotting", las pelis de John Hughes... ), arquetipos en principio planos y repetitivos, dícese del pringado pagafantas gordito y perdedor, del truhan verbenero y timador, de la choni con ínfulas de artista y en el poco fondo muy arpía, del guiri sonado borracho terminal y del ultrafriqui informático que resulta, cómo no, el más cabal y equilibrado de todos. Además de, por supuesto, una estética de la cochambre, de película de entreguerras, feísta, pobretona, oscura y raruna, muy poca cosa.
¿Y entonces, me decís muy interesados, me preguntáis desesperados a mí, que tengo respuesta para todo, qué tiene, cuál es la flor de su secreto, que la salva de la quema, de tu severo e insobornable juicio crítico, tan fiero?
Que no se corta y va más allá de lo esperado. La lleva a la miseria, del temido Kronen al amado Berlanga, ese trecho. La premisa, el punto de partida es el pedocacaculopis, ese pajillerismo torrentiano tan desenfrenado y reconocible, para a continuación meterla de lleno en el sarcasmo más furibundo y certero. Ajusta a sus criaturas, no se deja ir, redondea los personajes, los enriquece y matiza, los entiende y perdona*. Y, sin duda, tiene un sentido y un norte, hasta se permite el lujo de hacer rimas (poesía primitiva y purulenta) y cerrar círculos, cruzando historias y añadiendo pequeñas subtramas, vale.
No es la gran cosa, casi más bien lo contrario, pero es una más que digna sátira, cachonda, cruel y, a la vez, tan tierna como un bebé; con una mirada piadosa y desvergonzada sobre los cutres y patéticos seres que pueblan esta historia en verdad tan triste.
Y un aire de cómic transgresor pero bonachón que hace que merezca mucho la pena. Lejos de otros productos más bien acabados y mucho menos interesantes (casi todas las comedias españolas juveniles).
Por lo tanto, apartad por un momento las colillas apestosas, las botellas derramadas, las cucarachas numerosas y toda la santa mierda y, si os atrevéis a sentaros en ese váter tan limpio, quizás, y solo quizás, paséis un buen rato. Ya me contaréis qué tal.