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El último metro

Drama Año 1942. Durante la ocupación de París por las tropas alemanas, un grupo de actores trata de sacar adelante una obra de teatro. Nadie sospecha que, en el sótano del edificio, se oculta el director del grupo, un hombre de origen judío que desde su escondrijo dirige la obra a través de las indicaciones que da a su mujer, que es la protagonista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
6 de abril de 2007
46 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Título nº 19 y penúltimo del realizador François Truffaut. Se basa en un argumento del realizador y Suzanne Schiffman, desarrollado como guión por ellos y Jean-Claude Grumberg. Se rodó en exteriores de Clichy y en Paris Studios Cinema. Nominado a 1 Oscar (lengua no inglesa), ganó 10 César. Producido por Truffaut, se estrenó el 17-IX-1980 (Francia).

La acción tiene lugar en Paris entre septiembre/1942 y agosto/1944. Ante la persecución de judíos, Lucas Stein (Heinz Bennent), productor y director de teatro, desaparece y deja la empresa en manos de su esposa Marion (Catherine Deneuve), que contrata como primer actor a Bernard Granger (Gérard Depardieu).

La película describe la opresión y miseria de la población parisina en los dos últimos años de ocupación nazi. Muestra la triseza contenida, la ira sorda y la rabia ahogada que informan la atmósfera de la ciudad. Los susurros, los secretos, los gestos leves y los sobreentendidos, son los medios de comunicación obligados. El espionaje, la delación y la represión, alimentan temores y silencios. Escasean alimentos, leña y carbón y abundan hurtos y robos, en un mundo de racionamiento, colas y mercado negro de bienes de primera necesidad, mientras prolifera la furia antisemita y la perversidad de los colaboracionistas. El film constituye un homenaje al teatro. A través de los ensayos, la interacción entre actores y dirección y sus vivencias comunes, pone de manifiesto la fuerza de la escena como medio de defensa y afirmación de la libertad. Por ello levanta censuras, deseos de control y afanes de dominación. El film es la segunda entrega de la trilogía que Truffaut quería dedicar al mundo del espectáculo y que quedó inacabada al posponer el rodaje de "La agencia mágica", título de la tercera entrega, dedicada al "Music Hall". La primera había sido "La noche americana". El film recoge constantes de Truffaut, como la admiración por la mujer y su fortaleza (Marion), el amor y sus contradicciones, la infidelidad, el amor triangular, el respeto a la homosexualidad (Arlette y Jean-Loup), la ternura por la infancia. Salpica el relato de humor (jamón en estuche de contrabajo, detenciones sucesivas de Jean-Loup, chiste de las cañas de pescar). Incluye citas cultas (Chejov), cinéfilas (Jean Gabin), melómanas (Edith Piaf).

La música, de Georges Delerue, ofrece fragmentos breves, al gusto del realizador, instrumentales, vocales y mixtos, con temas dramáticos como "Paris sous l'ocupation" y "Depart de Nadine et Bernard". La fotografía, de Néstor Almendros, establece dos resoluciones de color: una realista para la vida real y otra irreal para la representación teatral. Se sirve de largos planos-secuencia, leves giros de cámara, encuadres precisos y de una paleta de color con predominio de los dorados, cremas, ocres y rojos, contrastados con marrones oscuros y negros. Las interpretaciones de Deneuve y Depardieu son brillantes. Está considerada como la mejor de las últimas películas de Truffaut.
Miquel
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7 de abril de 2009
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francois Truffaut (1932-1984) no es recordado como un símbolo de los artistas comprometidos. Nunca se afilio a ningún partido, ni solía pronunciarse sobre temas políticos en sus entrevistas y declaraciones. Firmo un manifiesto contra la guerra de Argelia en 1958 y dio su apoyo al movimiento obrero y estudiantil de mayo de 1968, hasta el punto de asistir a alguna manifestación. Pero no se declaro marxista como Jean Luc-Godard, y sus películas no se caracterizaban por denunciar las injusticias, ni por estar cargadas de reivindicaciones políticas. Únicamente, su trabajo, El ultimo metro, película ganadora de 10 premios Cesar, tiene ciertas muestras de contenido político y reivindicativo.
En esta obra de 1980, Truffaut pretende hacer un homenaje al mundo del teatro castigado bajo los nazis. La acción transcurre en el Paris ocupado de 1942, mostrando las dificultades de la vida cotidiana de un grupo de artistas: censura, presión gubernamental, guerra, racionamiento, etc.
Aparece un personaje con facetas desconocidas en películas de Truffaut, ese es Gérard Depardieu; que encarna a un valiente y antifascista actor de teatro, que siente asco por el sistema de opresión impuesto por la GESTAPO, hasta el punto de querer ser un miembro de la Resistencia. “No solo se llenan los teatros, también las cárceles”. Así es como expresa su irritación y enfado contra el régimen nazi, al que cree necesario combatir, aunque tenga que sacrificar su devoción.
Pero a su vez, sobretodo tenemos elementos tradicionales de su cine, una natural homosexualidad, el interés por los sentimientos de los personajes y sus dificultades afectivas, introduciendo su cotidiano triángulo amoroso.
Navas
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20 de mayo de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la ocupación nazi de Paris la actividad teatral fue una de las pocas actividades donde los ciudadanos podían sentirse algo más libres. El promotor teatral Stein, de origen judío, se ve forzado a esconderse en el sótano del teatro para evitar su detención dejando la dirección del espectáculo en manos de su mujer, quien contrata a Depardieu como primer actor. Pero Stein sigue dirigiendo las funciones desde el sótano sin que nadie lo sepa. La película refleja la opresión nazi y las dificultades de vivir en un ambiente delator, con escasos suministros y colaboracionistas agazapados. Quizá el teatro fue una afirmación de la libertad, dentro de lo que cabía, en unos años tan deprimentes. Destaca en el director la admiración por la fortaleza mental de la mujer de Stein, el amor en triángulo y otras cosas de Truffaut que nunca fallan. En este mundo de suspicacia no faltan las notas de humor. Es una película sencilla, taquillera en su día, pero lejos de ser un alegato contra una situación política, de la que el director nunca fue un adalid. Tampoco le interesaba utilizar su cine como ariete contra ninguna situación política. Su cine era otra cosa: su cine.
montipito
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21 de octubre de 2008
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truffaut refleja los difíciles años de la Francia ocupada a través de una compañía de teatro, que sirve de distracción a muchos franceses, durante los difíciles tiempos de la segunda guerra mundial. Durante el transcurso de la cinta observamos los diferentes temas ideológicos dentro de esta época de barbarie, como la represión de los judios, la fulgurante lucha de la resistencia o el despotismo nazi. Si a todo ello le unimos un reparto encabezado por Depardieu y Deneuve nos hallamos ante un film sencillo, pero exitoso, que muestra los horrores de la guerra más famosa de los tiempos recientes de una manera indirecta, pero eficaz.
o0_oscar_0o
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7 de mayo de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película reúne dos temas que le rondaban a Truffuat desde hacía bastante tiempo: el teatro y la ocupación nazi de París. El cineasta pretende encontrar un equilibrio entre dos envites: convocar sus recuerdos de infancia, de una época gris y confusa, y evocar la vida cotidiana de los parisinos sin compromiso ideológico ni heroísmo. El film relata la vida de un teatro, Montmartre en la Francia de Vichy, los esfuerzos y compromisos que hay que hacer para que el espectáculo continúe. Truffaut aplica el esquema dramatúrgico de “La noche americana” a un contexto menos frívolo: visto desde bastidores, la creación es un arreglo permanente entre las preocupaciones de la vida y la necesidad del trabajo.

Truffaut dirige su más grande producción hasta la fecha, nueve años después de su ruptura sentimental con Catherine Deneuve, y escribe para ella el grandioso y soberbio papel de Marion Steiner, la directora del teatro, una mujer capaz de afrontar unas circunstancias muy difíciles como esposa de un autor teatral judío perseguido por los nazis. Para el papel de Granger, el joven actor enamorado de Marion, contacta con la joven estrella del cine francés Gerard Depardieu, al que convence para el papel de un joven actor impulsivo y visceral influido por una cierta vena patriótica de simpatía con la resistencia.

El último metro al que alude el film, era el medio de transporte para volver a casa a la salida de los espectáculos antes del toque de queda en el París de la ocupación alemana. Pese a las apariencias, Truffaut, como en él es costumbre, no hizo un film político porque pensaba que este tipo de cine era una grosería. El cineasta prefiere centrarse en la exposición de los sentimientos de sus personajes, lealtad y traición, placer y arrepentimiento, alegría y tristeza. Otro cualquiera hubiera hecho un folletín, Truffaut ha conseguido una obra serena y equilibrada, desbordada de sensibilidad, humanidad y dulzura, ligeramente poética, aliñada con los convenientes toques de ironía, humor y hasta crueldad.

El cineasta nos propone la reconstrucción de una época partiendo de una recuperación estética casi cercana a lo retro. Asistimos a una representación teatral que se confunde con la vida y viceversa, en una prolongación del escenario. Una vez más el tratamiento fotográfico de Néstor Almendros es evocador y sugerente. Mención especial merecen la pareja protagonista, empezando por una Deneuve, que se nos presenta absolutamente distinta. Despojada de esa máscara de mujer fría y distante que le colocó Buñuel en “Belle de jour” y “Tristana” y que ha conservado durante unos años para transformarse en una actriz próxima, seductora, apasionada y vulnerable. En cuanto a Depardieu es, sin duda, un actor que sabe sacar a su personaje todo lo que lleva dentro.
Antonio Morales
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