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An Elephant Sitting Still

Drama Un día desde el amanecer hasta el anochecer, con varios personajes intentando tomar un tren para escapar de la espiral descendente en la que se encuentran. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2018
56 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
"An elephant sitting still" viene causando revuelo festival por el que vaya por un hecho trágico: su director Hu Bo se suicidó apenas terminó el rodaje a la edad de 29 años (la película ni había entrado en proceso de post-producción). No necesita de ese marketing, An elephant sitting still es una gran alegoría sobre el gigante dormido, China, país retratado como si fuese el más triste del mundo, sus personajes destilan pesimismo y hastío existencial, acá todo es una mierda o está en vías de serlo.

Un chico se enfrenta a un odioso bully, un abuelo que debe retirarse de su pequeño departamento para irse a vivir a un asilo de ancianos, una chica que sufre porque un video sexual suyo se ha hecho viral en las redes, un pandillero que se acuesta con la mujer de su mejor amigo (que se termina suicidando a causa del engaño); todos los personajes y sus historias se conectan en determinado momento del film, el director chino demuestra que tiene tacto y los filma desde la distancia o en primera persona, jamás desde un punto medio, además aprovecha muy bien el fuera de campo. El estilo narrativo es el de un autor comprometido con su obra y requiere de una alta concentración por parte del espectador, las escenas o planos secuencia no son cortos ni agradables visualmente (y esto va más allá de la temática, predomina lo tenue y/o oscuro equiparando así la suciedad verbal con la suciedad visual). Un detalle no menor es su duración de 230 minutos, pienso que no podría haberse hecho en un tiempo convencional de 100 minutos, el relato hubiese perdido fuerza y no sería tan cansino como termina siéndolo en esas casi 4 horas que logran transmitir el hastío existencial de los habitantes de esta desdichada urbe.

Podría hacer foco en que Hu Bo hizo de An elephant sitting still su despedida premeditada pero no tengo pruebas, lo cierto es que el director, también novelista, ha filmado su única película con una cadencia del calibre de Lars Von Trier y sus personajes vomitan muchas nefastas verdades que probablemente el autor chino recopiló a lo largo de su corta existencia.
Tavo
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27 de agosto de 2018
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ópera prima del realizador chino Hu Bo es una película muy peculiar en muchos sentidos, ya que es también su última película, y es además un relato que cobra otro significado cuando el espectador, después de verla, conoce detalles personales de la vida del director.

La película es una obra monumental y no precisamente por su duración, 230 minutos, sino por las decisiones tomadas por Hu Bo para contar una historia compleja, narrada con innumerables riesgos, pero con una solvencia extraordinaria.

La historia se sitúa en una ciudad de China, una gris y caótica donde sus habitantes se sienten aprisionados, sofocados y con un nada agradable porvenir. Ellos son un adolescente que se mete en un problema en la escuela por ayudar a un amigo, una compañera de él que sufre cuando un video donde se la ve con un profesor de la escuela se vuelve viral, un hombre cuyo mejor amigo se suicida al encontrarlo con su mujer y un viejo que será enviado por su familia a un asilo lo que le impedirá ver crecer a su nieta.

Desde el inicio del día hasta el anochecer, Hu Bo acompaña a sus personajes a través de largos planos secuencia filmados de manera sólida y que consigue que el espectador se transporte junto a esos seres desesperanzados, quienes vivirán un día lleno de problemas y que en algún momento sus caminos se verán entrelazados, buscando escapar de una ciudad que no les brinda perspectiva ni ilusión, tratando de viajar a Manzhouli y poder ver al gran elefante sentado, probable metáfora de su país, que crece sin control y sin miramientos.

Hu Bo consigue un oscuro drama con tintes de policial negro y con mucho del estilo de algunos cineastas chinos como Jia Zhang Ke, un relato poderoso que acompaña a sus personajes logrando transmitir la desesperación, el miedo y el desaliento por el que les toca vivir.

La película es extraordinaria, incómoda pero atrapante y nada complaciente, narrada con un rigor impensado para una primera película, que lamentablemente ha resultado también su despedida del mundo, ya que Hu Bo decidió quitarse la vida al poco tiempo de terminar la filmación.

http://tantocine.com/an-elephant-sitting-still-de-hu-bo/
Quique Mex
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1 de marzo de 2019
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
“I’m 28 years old now. I used to desire an ideal life when I was a teenager. I don’t see it in this way anymore. There is simply no ideal life. It is only about choosing what kind of regrets you are willing to live with.” Hu Bo (1988 – 2017)

¿Por qué da xiang xi di er zuo es la mejor peli de 2018? Cuesta bastante verbalizar las 4 horas que dura esta película. De hecho sería injusto poder acotarla a través de palabras. Me ha parecido fascinante de principio a fin, con un ritmo envidiable para el desarrollo de una idea tan sencilla y compleja a la vez. Admiro la humildad de la mirada, la distancia de la cámara (toda aquello que pueda resultar violento está siempre fuera de campo), la poesía de los constantes planos secuencia capaces de hacerte olvidar su principio y su fin, la capacidad para atravesar la piel de los personajes y permitir que toquemos sus esquinas.

Es inevitable pensar que el fatal desenlace de Hu Bo (al parecer se suicidó al terminar la película tras múltiples discusiones con los productores por cuestiones como la duración o el enfoque) está ligado al tour de force de los cuatro protagonistas. Es impresionante pensar que Hu Bo en su primera y última película haya conseguido, ya no tanto ponerse a la altura, si no superar en calado a Jia Zhangke, y ya en una interpretación más personal si cabe, creer que mucho de lo que vemos aquí es gracias a la influencia de Béla Tarr, de hecho Hu Bo participó en un training camp supervisado por Béla Tarr en el año 2017 del que nació el corto jing li de ren.

Pero realmente si queremos ir al núcleo de todo esto deberíamos irnos a lo que Hu bo considera el origen de la peli, este texto de Cormac McCarthy:

[…] he thought that in the beauty of the world were hid a secret. He thought that the world’s heart beat at some terrible cost and that the world’s pain and its beauty moved in a relationship of diverging equity and that in this headlong deficit the blood of multitudes might ultimately be exacted for the vision of a single flower. […]

Creo que la experiencia merece mucho la pena, la última escena es probablemente la más bella que haya visto nunca.
árbore
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7 de mayo de 2019
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
An Elephant Sitting Still es una película moral con una óptica de pesimismo absolutamente vitalista.
Desde un inicio te sumerge en una realidad profundamente devastada éticamente. Se nos presentan las complejas situaciones de nuestros cuatro protagonistas en una China gris, repleta de deshechos, que rezuma pobreza y podredumbre espiritual.

Ambientes sombríos y viviendas sórdidas se van sucediendo, adornadas y contrastadas con la tecnología moderna (smartphones, Iphones, Internet...) de una China que también abre sus puertas a la globalización. No obstante, no es esta una película de ambientes, sino de personajes.

Unos personajes, brillantemente interpretados, cuyas situaciones se desarrollan y se entrelazan durante casi cuatro horas de metraje. Una duración excesiva, pero que permite dosificar correctamente las historias de cada uno de ellos, definiendo sus entornos (más psicológicos que físicos) y conectándolos de forma coherente.

Unos personajes, definitivamente, hundidos por su entorno. Un entorno desesperanzador del que todos quieren marchar y poco importa el cómo y el dónde. Quizás, esa ciudad cercana, dónde hay un elefante que permanece sentado, imperturbable pase lo que pase. Un espectáculo de la ataraxia animal para escapar de la insondable miseria humana.

Hu Bo adapta con maestría las técnicas aprendidas del maestro húngaro Béla Tarr. Construyendo una atmósfera que atenaza al espectador al personaje. Mediante planos cortos en secuencia y con un abuso del desenfoque que parece que juzga la entereza de sus acciones y diálogos. Les quita el foco y fuerza a mirar al fondo, a la reacción durante la acción. Estos recursos consiguen que explores la mente de los protagonistas y sientas sus pensamientos visualmente. Puede ser algo terriblemente abrumador, pero es una de las grandes virtudes de la película y un acercamiento a la dimensión mental que no había visto desde hacía mucho en el mundo del cine. Una marca de estilo que espero algún joven cineasta retome como testamento en el futuro.

La trama se desarrolla con cambios de ritmo entre acción e introspección bastante bien medidos, a excepción de algunas escenas, cuyos largos planos mantenidos te inducen en el hastío existencial de los protagonistas.
Cabe destacar la música rítmica y acompasada al avance de la visión de los personajes (la escena de la residencia es asombrosa) hasta llegar a una conclusión que, tras tanta desolación, deja por lo menos un atisbo de esperanza. Gracias...

Gracias por esta obra tan monumental y única, gracias por mantener tu criterio y tu personalidad artística. Gracias por el paquidermo que sigue sentado esperando un nuevo día. D.E.P. Hu Bo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Johan Liebhart
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27 de abril de 2019
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La agonía de Hu Bo

An Elephant Sitting Still fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Berlín meses después de que su autor hubiera fallecido. Hu Bo, novelista y cineasta, es el realizador de este filme, así como el creador de la historia, no solo como guionista, sino como escritor de la novela homónima Huge Crack (2017).

En la película subyace la metáfora de un elefante, un curioso elefante del zoo de Manzhouli capaz de quedarse sentado y quieto todo el rato. Este es un elefante muy especial para los personajes de la película. Pero cuando uno de ellos es preguntado por el interés que tiene para él este animal responde que no le interesa. Este elemento puede tratarse de un pretexto para la huida. El objetivo es salir de donde nos encontramos. No obstante, otro personaje del filme explicará que la vida es una agonía, se encuentre uno donde se encuentre. Un lugar nuevo solo podrá traer sufrimientos nuevos. No es posible escapar. Si algo está mal, o todo lo está, nos perseguirá allá donde vayamos.

Es, por tanto, evidente el carácter depresivo que el director confiere a su película, fruto de su propio tormento interior. An Elephant Sitting Still es la primera y última cinta del joven cineasta que se quitó la vida pocos meses antes del estreno.

Por otro lado, cabe mencionar el carácter perturbador del filme a través de otra figura animal, la de un perro grande que se pierde y es buscado desesperadamente por su dueña. Este animal está presente en varias escenas y rodea a los personajes, aunque sea a veces de manera silenciosa.

Conociendo la red de personajes

Wei Bu (Yuchang Peng) es un joven adolescente con un padre que lo maltrata y lo acosa. Se acaba metiendo en líos ya que carece de la atención y el cariño de su familia. Tiene una visión pesimista de su futuro y una actitud de víctima ante la vida porque está lleno de odio y de dolor.

Yu Cheng (Zhang Yu) es un malhechor en busca de venganza para su hermano menor, compañero de clase de Wei Bu. Se ve con una mujer, en cuya casa presencia el suicidio de un amigo suyo a causa de la relación que ambos comparten con esta mujer. Se gana la vida con diferentes negocios y utilizando a la gente para sus propios fines.

Wang Jin (Liu Cong-xi) es un hombre mayor cuyo perro es su mejor amigo y al que su familia quiere dar la espalda al no poder hacerse cargo de él. Es vecino de Wei Bu a quien tratará de ayudar en la medida de sus posibilidades.

Huang Ling (Uvin Wang) es una chica adolescente, hastiada de su madre y amiga de Wei Bu. Tiene una relación con el vicedecano del colegio en el que estudia. Quiere ayudar a Wei Bu, aunque no sabe cómo, y teme meterse en problemas por su culpa.

Todos los personajes tienen vidas que se entrecruzan, no obstante, el hilo conductor de todos ellos es Wei Bu. Las vidas de los protagonistas adolecen de sentido y su vacío existencial les llevan a cometer acciones autodestructivas. Todos se mueven en una dinámica de ofensiva y defensiva por el entorno agresivo que les rodea y deambulan en completa soledad. Aunque, finalmente, lo único que necesitan es el contacto con el otro.

An Elephant Sitting Still y la belleza del realismo

El sonido constituye los cimientos de la película. Hu Bo quiso hacer una narración sonora con la que explorar la cotidianidad. Es posible, por tanto, apreciar todos y cada uno de los sonidos del entorno y de los personajes; ninguno de estos sonidos es irrelevante, ya que constituyen la esencia de An Elephant Sitting Still. A lo largo del filme, no obstante, encontramos pequeños intervalos musicales que separan historias y personajes.

Asimismo, la cinta puede recordar a un drama documental con excelente cinematografía. La cámara rodea a los personajes, existiendo una sugerencia de la acción que solo cuando esta ha sucedido deja verse al espectador, quien tiene un papel de testigo de los hechos. Se muestra constantemente a los personajes, ya que la cámara los rodea en todo momento, bien de espaldas o de frente, los personajes son protagonistas. La mayor parte del tiempo escuchamos todo, y el público debe confiar en su propia intuición, ya que la imagen muchas veces nos es vetada.

La experiencia de visualizar una película como An Elephant Sitting Still puede tornarse lenta si no se pone en valor el propósito de Hu Bo de desarrollar cuatro personajes con historias que, aunque dentro de la cotidianidad, son densos cuadros vitales. Hu Bo construye una atmósfera triste, cruel y humillante. Sin esa extensión del metraje no podría conseguirse una historia como la de An Elephant Sitting Still.

Conclusión

An Elephant Sitting Still desgasta emocionalmente al espectador en el transcurso de sus casi cuatro horas de metraje. Los personajes se encuentran atrapados en su apatía, crueldad y victimismo en un clima completamente desesperanzador y gris. Hu Bo imprime tristeza y maldad en toda su película, utilizando una narración cinematográfica sugerente y llena de sensaciones sonoras. Esta es la primera y última obra del cineasta chino, con la que se revela el hecho de que a veces el espectáculo no debe continuar.

Escrito por Belén Martín
Cinemagavia
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