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La luz entre los océanos

Drama Australia, 1926. Un bote encalla en una isla remota y a su encuentro acuden el farero Tom Sherbourne y su joven esposa Isabel. En el interior del bote yacen un hombre muerto y un bebé que llora con desesperación. Tom e Isabel adoptan al niño y deciden criarlo sin informar a las autoridades. Todo se complica cuando descubren que la madre biológica del bebé está viva. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
15 de diciembre de 2016
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pregunta -con desesperación, rabia y angustia- la hace Isabel a Tom, promediando la película. El día es soleado, pero densas nubes se avecinan sobre la casi bucólica vida de este joven matrimonio en una lejana y solitaria isla de Australia, lugar donde él aceptó el trabajo de encargado del faro.
Casi bucólica, porque a Isabel la persigue el dolor. El dolor pasado de haber perdido en la guerra a sus dos hermanos varones y el dolor presente de no poder tener hijos tal como es su deseo. A Tom lo persigue un pasado de guerra y muerte, y su propia soledad que lo ha transformado en un hombre capaz de "marchitar todo lo que toca", según confiesa en una carta.
Sin embargo, la vida de ambos torna un giro inesperado el día en que aparece a lo lejos flotando -a la deriva- una pequeña barca, con una niña -casi recién nacida- y su padre -ya fallecido-. ¿Regalo o broma cruel del destino?
A partir de allí, las intenciones, los anhelos, las decisiones y sus consecuencias comienzan a teñir la película de cuestionamientos que hacen que el espectador comience a plantearse seriamente el dilema que propone la trama y a tomar partido por uno u otro personaje, sensación angustiosa que se intensifica cuando se encuentran con la madre de la niña.
"¿Qué hubiéramos hecho nosotros?" es la pregunta que nos deja punzando la película aún mucho después de haber terminado de mirarla.
Una fotografía excelente y una banda sonora impecable, complementan a una notable historia contada con muy buen ritmo y sin caer en golpes bajos.
Finalmente, no puedo dejar de destacar las potentes actuaciones de Fassbender, Vikander y Weisz, ningún espectador atento estará inmune a tomar partido por alguno de sus personajes. Bien por ellos, el cine se merecía hace años interpretaciones como estas.
Horativs73
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19 de enero de 2017
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La actriz sueca de 26 años Alicia Vikander está de moda en Hollywood, por el éxito cosechado en títulos fundamentales de la gran pantalla durante los dos últimos años, y por la impresionante versatilidad que ha demostrado a la hora de interpretar de forma magistral tan variados personajes. En Operación U.N.C.L.E de Guy Ritchie es una mecánico y doble agente que conduce de forma temeraria, en La Chica Danesa de Tom Hooper consigue el Oscar como Mejor Actriz de Reparto por encarnar a la pintora Gerda Wegener, la leal esposa de un transexual, en Ex Machina de Alex Garland nos sorprende como un robot fascinante y manipulador de cuerpo transparente, y por último, es pieza fundamental en Jason Bourne de Paul Greengrass como agente de la CIA en la renovada saga. Para el futuro ha sido elegida la nueva Lara Croft en el reinicio de Tomb Raider, cuyo estreno está previsto para el año 2018.

En La Luz entre los Océanos la actriz sueca nos muestra otra nueva faceta interpretativa, esta vez como una mujer llamada Isabel Graysmark, que su deseo desesperado por ser madre va mucho más allá de los alcances de la moralidad. Basada en la novela homónima de M.L. Stedman, galardonada con el primer premio One Book One Lincoln de 2014, nos cuenta la historia de Tom Sherbourne (Michael Fassbender), un veterano de la primera guerra mundial, lastrado por su persistente sentimiento de culpa como superviviente, que tras la contienda decide llevar una vida en soledad. Para ello, firmará un contrato para trabajar en un faro situado en una isla frente a la costa de Australia Occidental, pero al poco tiempo conoce a Isabel, surge un flechazo entre ambos, se enamoran y deciden casarse para poder vivir juntos en el faro a orillas del acantilado.

Los primeros meses en la isla son idílicos para la joven pareja, de mucha felicidad y complicidad, pero tras dos intentos fallidos para tener un bebé, Isabel queda sumida en una profunda depresión, y Tom, afligido y abatido por ser incapaz de ayudar a su mujer. Ambos se aman profundamente, pero les falta alguien con quien compartir su amor para conseguir la plena felicidad. Un día, sus vidas cambian radicalmente cuando una pequeña embarcación encalla en la orilla de la playa, y en su interior yace un hombre muerto con un bebé sano que llora con desesperación. A pesar del sentido del deber de Tom por su formación militar para informar a las autoridades de lo acontecido, es convencido por Isabel para no avisar, enterrar al hombre muerto, y adoptar a la niña como propia con el nombre de Lucy. La historia se complica cuando en el día del bautizo de la niña, Tom, tras escuchar a una mujer (Rachel Weisz) llorar delante de una lápida, descubre que la madre biológica de Lucy está viva. Ese intenso amor entre Tom e Isabel en la ficción se trasladaría a la vida real, al enamorarse Alicia Vikander y Michael Fassbender durante el mes de rodaje en el interior del faro. En la actualidad, ambos son pareja, lo que da una dimensión extra al romance.

A partir de la aparición de Hannah Roennfeldt, el personaje de Rachel Weisz, la película toma un giro bien distinto, el melodrama se convierte en un problemático enredo de dilemas éticos que hacen casi imposible tener una fácil comprensión de a dónde se dirige las verdaderas intenciones de la historia, e incluso de poder establecer una valoración o juicio justo por las decisiones tomadas por la pareja creando más angustia y confusión. Se nos habla del amor y de lo que uno es capaz de hacer por amor, pero, ¿realmente sería posible conseguir la plena felicidad y paz interior si tuviéramos que sobrepasar algunas líneas morales para lograrlo? ¿Las actuaciones tomadas por cada uno de los tres adultos protagonistas de la historia son realmente por el bien de la niña o por interés propio? Éstas son algunas de las preguntas que nos podemos plantear a lo largo de la película, de difícil respuesta y mucho debate. Para ambas mujeres, la niña es la oportunidad de llenar un vacío existente en sus vidas, para Isabel, tras la pérdida de dos bebés, y para Hannah, tras la pérdida de su marido y su hija en una embarcación.

Este drama romántico está dirigido por Derek Cianfrance, un realizador con una considerable experiencia en el género tras dirigir de forma notable Blue Valentine (2010) y Cruce de Caminos (2012). Curiosamente, en esta última también iniciaron un romance en la vida real sus dos protagonistas, Ryan Gosling y Eva Mendes, y en la actualidad son un feliz matrimonio con dos niñas.

La acción de La Luz entre los Océanos desarrollada en el período de entreguerras, con una sociedad en aquellos momentos poco propensa a la comprensión y misericordia, da un toque más exuberante y pintoresco a esta hermosa tragedia romántica. La trama en sí, es sencilla debido a que está centrada en los personajes y su entorno, y en donde su director da espacio a los actores para trabajar. Esto está perfectamente aprovechado por el trío protagonista, de ahí que el peso de la película esté sustentado fundamentalmente por sus sólidas interpretaciones. La química y complicidad de Alicia Vikander y Michael Fassbender es evidente y palpable en cada una de sus miradas, con unas más que brillantes interpretaciones de ambos, redondeada con la magistral presencia de Rachel Weisz, como una mujer profundamente dolida por las acciones de la pareja.

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Eduargil
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4 de octubre de 2016
30 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandes actores para una historia que va de más a menos. Así se podría resumir 'The Light Between Oceans', una película que arranca de manera interesante, con un comienzo pausado pero sólido para desarrollar la relación con Fassbender y Vikander, y que en su nudo comienza a perder fuerza para no remontar jamás.

A partir del momento clave de la película, cuando aparece el bebé, la historia pierde fuerza y se va por unos derroteros insoportables, reduciendo el ritmo y profundizando en explicaciones completamente innecesarias. Vaya, que la película dura 130 minutos interminables para contar una historia a la que le sobra como mínimo media hora.

Para rematar la faena, no convence el manejo de los dilemas morales de los protagonistas, más centrado en buscar la lágrima fácil que en un desarrollo coherente. En definitiva, una película que me resultó extremadamente larga para lo que cuenta y cómo lo cuenta. Poco recomendable.

Eso sí, la fotografía de la película es maravillosa. Poco más.
Skull Kid
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22 de enero de 2017
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha gustado y no me ha gustado.

Dramón perteneciente a la nueva generación, pero mezclado con melodrama de aquellos años de entre cincuenta y setenta intensos pero apasionados, en los que las pasiones más intensas ardían hasta consumir y no dejar nada, y donde el ser madre lo era todo.

Así "La luz entre los océanos" solo puede ser tomada metafóricamente como la interpretación de Fassbender como el farero Tom, como una luz suave e inesperada que media entre los dos océanos, las dos grandes mujeres aquí interpretadas por Vikander y la siempre hermosa Rachel Weisz.

Ambas mujeres son las que incendian, dan vida y dan a luz a la historia. Tom es un personaje absolutamente transparente, pero no por ello prescindible. Es lo mágico del rol de Fassbender aquí, quien deja la película a sus dos compañeras, pero sin perder por ello el protagonismo principal. Él es la luz en esta película larga pero apasionante, por momentos demasiado lenta y desesperante. La luz es clara al principio, pesada en medio cuando las lágrimas es todo cuanto encuentras en tu camino por la iluminción, pero deslumbrante al final cuando la verdad surge ante el espectador en medio de lo que la vida depara a cada uno de los personajes, que están envueltos en una manta de gran fotografía marítima, en ocasiones excesivamente hermosa para tal historia.

Las interpretaciones son superiores a las de las otras películas que me había encontrado en cartel. Rachel Weisz me ha impactado, echaba de menos esa fuerza de madre suya, esa feminidad atrapada que emerge para revindicar lo que es suyo. Y Michael está fantástico, cambiando de rol completamente. Vikander sigue su línea de personajes femeninos jóvenes y frustrados que tanta gloria le está trayendo a su carrera.

La música es discreta, sin partituras que huelan a Oscar, pero toda la fuerza de esta luz de la película apunta hacia las grandes interpretaciones que pululan entorno a un mal comportamiento.

Y al final, la inevitable moraleja. ¿Qué se debe hacer? Siempre el perdón es una opción, aunque a veces errónea. Si buscas pasar una tarde larga, entretenida y melancólica, esta es tu película. El juicio de Salomón de las dos mujeres reclamando al niño.

Y como diría el comisario Richie en "American Gangster" lo correcto, algo de lo que Isabel y Tom no tienen ni idea. Pero gracias a eso, tenemos una gran película que nunca más volveré a ver, pero a la que nunca olvidaré. Eso seguro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
barbara12
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6 de octubre de 2016
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del director Derek Cianfrance (Blue Valentine, Brother Tied) llega la adaptación al cine de la novela del mismo nombre escrita por M.L. Stedman, la cual aunque presenta una historia interesante, no ha sido llevada de la mejor forma a la gran pantalla. La cinta relata la vida de Tom Sherbourne, un militar retirado que decide aceptar un solitario trabajo como guardián de un faro con tal de dejar atrás a los fantasmas de la “Gran Guerra” y pasar el resto de su vida en total tranquilidad. No obstante, la calma se interrumpe abruptamente cuando conoce a Isabel, una joven de la localidad quien decide que su amor es más grande que el aislamiento y así contraer matrimonio con Tom. Los recién casados viven de forma tranquila como los únicos habitantes de la isla del faro, todo es paz y quietud hasta que la pareja enfrenta dificultades para tener un hijo, situación que inundará sus vidas de pena y tristeza.

En medio de su melancolía, Isabel recibe un inesperado “milagro”, un bote encalla en la isla del faro con dos pasajeros, un hombre muerto y una bebé recién nacida con vida. A pesar de que Tom considera que lo correcto es dar aviso y localizar a los padres de la niña, cede ante las súplicas de Isabel y decide adoptarla sin informar a nadie. No obstante y a pesar de la felicidad que su hija adoptiva le trae tanto a él como a su esposa, el fantasma de la duda no lo dejará descansar en ningún momento, mucho menos cuando al regresar a la localidad descubre la identidad de la verdadera madre. Así, la pareja deberá de enfrentar el dilema moral entre hacer lo correcto o callar con tal de seguir siendo felices con su familia perfecta.

Si bien el argumento de la cinta es bastante interesante, la ejecución de la misma deja mucho que desear. El inicio de la película, dedicado a la forma en cómo Tom e Isabel se enamoran, transcurre de forma muy lenta y carente de emotividad, situación que se extiende incluso cuando se proyectan los primeros meses de los recién casados. Aunque se intenta potencializar el drama ocurrido durante el tiempo en que no pueden tener hijos, el objetivo no se cumple de la mejor manera. De esta forma, el inicio de la película es un prolongado letargo que sólo se interrumpe cuando se descubre la identidad de la verdadera madre de la niña. No obstante, incluso la forma en cómo se proyecta el dilema moral en el cual tanto Tom como Isabel se ven inmersos no llega a ser del todo convincente. Asimismo, existe un fallo de cinematografía puesto que, en realidad, el espectador nunca llega a percibir esa sensación de aislamiento entre el faro y la localidad a la que pertenece, ya que en la película se muestra una gran cercanía entre ambos espacios.

En lo que respecta al reparto, el recién nominado al Oscar como mejor actor, Michael Fassbender (Steve Jobs) es el encargado de interpretar a Tom Sherbourne, desempeñando un buen trabajo al plasmar de forma bastante realista a un hombre carente de sensaciones y visiblemente afectado por la guerra. Por otra parte, la ganadora del Oscar Alicia Vikander (The Danish Girl) encarna a Isabel, cumpliendo con una actuación aceptable al presentar a una mujer cuyo carácter impulsivo es totalmente opuesto al de su marido. Para completar el cuadro, está la también ganadora al Oscar Rachel Weisz (The Constant Gardener) quien se encarga de desempeñar el papel de Hannah, la verdadera madre de la hija adoptiva de los Sherbourne, en un plano secundario que adquiere mayor fuerza conforme avanza la cinta, capaz de despertar antipatía o simpatía dependiendo de la forma en cómo uno juzgue la historia. De esta forma, si bien el reparto principal es de primer nivel, la realidad es que sus actuaciones cumplen con el cometido de la cinta sin llegar a ser extraordinarias.

Considerando lo anterior, si bien la película puede ser efectiva para poner sobre la mesa el debate acerca de si la pareja cometió un secuestro, de la moralidad de sus acciones e incluso acerca de quién puede decirse que en realidad es un padre, éste es más bien mérito de la novela y no de la cinta, puesto que carece de aquellos momentos que hacen que el espectador se vea inmerso en el dilema moral que viven sus personajes.

Calificación: TÚ DECIDES.

Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com
Twitter @Wraparty
wraparty
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