Scandal (Serie de TV)

Es cierto que se podría hacer una lista de las cosas reprobables de esta serie, siendo el más evidente su "inspiración" en varias predecesoras suyas. Una serie que transcurre en la capital política de país, y nos muestra sus intrigas palaciegas, con cama incluida y con toques de ligereza para que las neuronas no sufran más que con los calores estivales.
Hay un recurso para llenar, o mejor dicho, rellenar escena que resulta irritante: la superposición de diálogos en las reuniones de personas que trabajan en algo, o que investigan/persiguen algo. La serie que lo instauró sin complejos fue C.S.I, y la que lo elevó a lo jocoso por irreal, Mentes Criminales. Llega un momento en el que esperas ver el torno con los tiques tipo carnicería para saber quién da la vez en las frases a decir sobre cualquier cosa...
La protagonista es atractiva, sobretodo al no ser unidireccionalmente buena. Tiene algo irritante de Ally McBeal, pero sólo superficialmente. Las tramas a veces son entretenidas y bien hilvanadas, y en alguna ocasión directamente imposibles.
Reconozco que no es la mejor serie que he visto en 2013 precisamente, pero tumbado en el sofá sin grandes expectaciones se deja ver.
Nota: 5,55.

Yo estoy de acuerdo en que una obra de ficción tiene que entretener, y para eso hay a veces que jugar a veces con las emociones, la lógica, e incluso la coherencia y la verosimilitud. Pero cuando cada diez minutos te tienes que llevar las manos a la cabeza, con riesgo de derramar la cerveza, por alguna cosa absurda que pasa; cuando cada quince aparece el presidente de los USA diciendonos que es el líder del mundo libre, por si alguno se pensaba que era un mindundi que pasaba por ahí; cuando todo el mundo actúa de forma errática al servicio de un guión que sólo busca la emoción fácil, entoces nos salimos de lo razonable y entramos en una producción que da un poco de vergüenza ajena.

Por otro lado, y es por eso que no le doy una peor nota, la serie es rápida, con buena fotografía, pasan cosas y no es aburrida. Si uno es capaz de perdonarle los defectos anteriormente detallados, pues puede ser una opción. Yo es que no puedo.

Una serie sobre la cual uno no termina de saber de que es: ¿de abogados? ¿detectives privados? ni idea. Con una protagonista que hace de mujer de hierro hasta lo risible o lo indignante. Para ella nada resulta imposible de lograr. Esta avezada abogada puede conseguir las pruebas que quiera, saltándose todos los controles que uno espera de un estado como U.S.A y todo en un tiempo en el cual yo no alcanzaría ni a prepararme el almuerzo. Mientras a su paso va dejando en ridículo a fiscales y policías y estos lo aceptan con una resignación clerical. Si en mi país hubiera una abogada que hiciera todo eso, hace rato que estaría, o presa, o en el fondo de un barranco, donde fiscales, presidentes, detectives y delincuentes se hubiesen peleado por arrojarla. Pero a ella no le pasa nada.

Un guión incoherente, que primero nos vende a la mujer de hierro, que supuestamente una vez que toma a su presa no la suelta, sin embargo, nos encontramos después de unos capítulos con una abogada que cambia de cliente, porque descubre que el primero que la contrato tiene mala conciencia o le ha mentido, inentendible.

Podríamos resumir diciendo que se trata de una serie que profundiza en los entresijos de la política, en particular de la norteamericana, y todos los trapos sucios que ciertos personajes gastan. Figurines unos, peligrosos otros.

La primera temporada comienza con un bufete de abogados-gladiadores que defienden a clientes un tanto elitistas. Es una temporada algo más plana, dedicada más a la presentación de los personajes, y centrada en el papel protagonista de Olivia Pope.

Sin embargo a mitad de la temporada ya empieza a entrar en ebullición el verdadero argumento, la profundidad de la historia.

Y uno de los pocos motivos por el que merece la pena el visionado de ésta serie tiene nombre y apellido: Cyrus Beene. Tiene el aura, la ambigüedad y un no se qué que evoca en las entrañas de mi memoria a un dios televisivo. El gran Ben Linus. Sí. El mismo, el pequeñito, el que llena la pantalla con su presencia, un simple fruncir el ceño que es capaz de causar las más indefinidas emociones humanas a partir de la tercera temporada de Lost.

Como el compañero Gandalf dice en su crítica anterior, hay que darle una oportunidad a Scandal. Cuando comprendes que hay una historia que enlaza casi todos los capítulos de la primera temporada empiezas, de verdad, a disfrutar de la serie.
Además, su último capítulo es de lo mejor de la primera temporada.
Pero..... La segunda temporada decae un poco; ya no existe esa historia común tan fuerte como la había en la primera partey, y por mi parte al menos, no encuentro sentido a la psicología de algunos personajes.
Sin contar que la historia de algunos capítulos es....bueno, dejémosla en regular. Pero aún así me sigue gustando la serie aunque en lo personal, me gustaría más que desarrollasen más personajes del grupo, que supongo que lo seguirán haciendo este temporada o la que viene.
En cuanto actuaciones me ha gustado la de Guillermo Diaz, que esta vez, le dan más protagonismo que en la serie "Mercy". Es un buen personaje y lo sabe usar bien para conseguir una buena caracterización.
Sigo en Spolier que hablo sobre el final de la primera temporada y como va la segunda