Carambola
32
27 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando el éxito de "Le llamaban Trinidad" (1970) y "Le seguían llamando Trinidad" (1971), Ferdinando Baldi no dudó en perpetrar este despropósito que, lejos de aportar algo al subgénero western, empeora todo lo visto hasta entonces y copia descaradamente todos sus clichés.
No se trata de un western. Ni siquiera es un spaghetti western. Ni siquiera podemos hablar de una parodia de los spaghetti western. Es una parodia de una parodia. Una auténtica bazofia, sin sentido alguno, más que aprovechar el filón para sacar algo de dinero con un producto que, a veces, da vergüenza ajena.
Cuando ves el cartel, inmediatamente te vienen a la mente Terence Hill y Bud Spencer. Sin ir más lejos, recuerdo aún que la fuimos a ver de pequeños en el cine de mi pueblo, con mis amigos, pensando que se trataba de otra divertida comedia de estos dos monstruos del cine de mamporros. Y con lo que nos encontramos fue con la más vulgar y zafia imitación (plagio) que se haya producido en mucho tiempo. Publicidad engañosa? Pues eso.
Y es una pena, porque su protagonista, el orondo Paul Smith, no es mal actor. De hecho, hay que reconocer que estuvo sublime en su papel de sádico carcelero en la angustiante "El expreso de medianoche".
No la volvería a ver. Y esto es algo que no digo a menudo. De hecho, no tengo ningún motivo para recomendarla.
No se trata de un western. Ni siquiera es un spaghetti western. Ni siquiera podemos hablar de una parodia de los spaghetti western. Es una parodia de una parodia. Una auténtica bazofia, sin sentido alguno, más que aprovechar el filón para sacar algo de dinero con un producto que, a veces, da vergüenza ajena.
Cuando ves el cartel, inmediatamente te vienen a la mente Terence Hill y Bud Spencer. Sin ir más lejos, recuerdo aún que la fuimos a ver de pequeños en el cine de mi pueblo, con mis amigos, pensando que se trataba de otra divertida comedia de estos dos monstruos del cine de mamporros. Y con lo que nos encontramos fue con la más vulgar y zafia imitación (plagio) que se haya producido en mucho tiempo. Publicidad engañosa? Pues eso.
Y es una pena, porque su protagonista, el orondo Paul Smith, no es mal actor. De hecho, hay que reconocer que estuvo sublime en su papel de sádico carcelero en la angustiante "El expreso de medianoche".
No la volvería a ver. Y esto es algo que no digo a menudo. De hecho, no tengo ningún motivo para recomendarla.
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