Estoy hecho un animal

No nos llevemos a engaño: el que haya visto la película en cuestión sabía a qué atenerse.

¿Tópica?
¿Floja?
¿Nimia?
¿Estulta?

Sí, sí, sí y sí.

Pero he de confesar que algún chiste tiene incluso gracia.

Lo que no quita que la película sea una parida monumental.

La vi por casualidad antes de marcharme, en cinestar. Penosa con todas las de la ley, con todos sus ingredientes, Rob Schneider que acostumbra a hacer bazofias de este calibre.

Lo cierto es que llegas a reirte, no porque sea ese su propósito, sino por la estupidez de su guión y por los gestos tan penosos que demuestran todos los actores de la película. Aunque intentes seguir el argumento del "film", no logras alcanzarlo, se te escapa a años luz.

Su objetivo: únicamente aprovechar la masiva oleada de películas de este género superficial para sacar algo en taquilla. Algo habrán sacado, pues en esta sociedad de hoy en día, ya se prefiere reirse forzosamente que a entender y a exprimir un poco la mente.

Un puto animal es en lo que te puedes convertir tras ver esta bazofia.
Productos como este embrutecen al cine. Sin sensibilidad, sin chispa, sin humor...
No es arte. No es cine. No estas hecho un animal.
Porque los animales tienen mas sentimientos en una mirada, que en cien planos de esta mierda....

De esta delirante mezcla de estutlticia y mala calidad, tan comercial como despreciable, sólo puede aplaudirse la actuación de Rob Schneider, el tipo ideal para este tipo de farsas.

Una comedia muy ligera con poquísimos gags efectivos y una trama que roza lo tonto.
No podemos esperar mucho de las películas protagonizadas por éste "comediante", que en espantar al público con horrendos chistes parece un experto.