Silencio de muerte

Estamos ante uno de esos films directamente dirigidos a la conciencia del ser humano, no se anda con rodeos, va moralmente de frente; film crítico, pacifista, moral, ético, contrario a la pena de muerte o a la ejecución de un ser humano en toda circunstancia que no sea la confrontación bélica directa o la defensa propia in situ. No es pues de extrañar que "Silencio de muerte" sea una película difícil de conseguir o ver.

La tesis fundamental de esta película impactante de George Seaton, es que a veces cuando somos fuertes somos inhumanos y en cambio cuando nos mostramos dubitativos, débiles, vulnerables, es cuando es realidad resultamos verdaderamente humanos; y esto segundo es preferible.

Es curioso que Kirk Douglas haya realizado dos de las más tremendas y geniales películas cuestionadoras de la obediencia militar, ésta que nos ocupa y "Senderos de Gloria" (Stanley Kubrick, USA 1957), en ambas el tema o quid viene a ser casi idéntico: el de la obediencia de órdenes sin más por la simple razón de que lo diga el jefe o superior en rango; el de que las órdenes también deben ser sometidas a la duda, al cuestionamiento y llegado el caso en que éstas vayan contra la consciencia humana, como matar o llevar a la muerte de forma absurda a seres humanos, comprender que es completamente racional, lícito y debido plantearse la desobediencia. En ambas películas, dos joyas del CINE DE CONSCIENCIA y anti obediencia ciega, Kirk Douglas evidencia lo excelente actor que es, de una talla única (cuando lo hiciero, seguro que rompieron el molde; nunca habrá otro como él en papeles de tal calibre).

Así pues, si alguien no oyó aún hablar de esta reveladora y concienciadora película de George Seaton —para mí, y con diferencia sobre el resto de su cinematografía, el más genial trabajo que realizó este director en el séptimo arte, una obra de peso, profundidad y a considerar como inolvidable—, hagan todo lo posible por buscarla y contemplarla. Les tocará de lleno el corazón, el alma o la consciencia, pasando por la razón y el discernimiento honesto. No importa que la cinta sea en blanco y negro, ¡a más de uno les sacará los colores a la cara!

Fej Delvahe

¿Hasta qué punto estás dispuesto a llegar para obedecer o desobedecer una orden que te obliga a matar a un ser humano?
Ese es el dilema moral que se apodera de la trama de esta sugerente película. Una más protagonizada por Kirk Douglas con una gran transfondo humano. "Senderos de gloria", "Espartaco", "Siete días de mayo" son auténticas obras maestras, a las que añadiría "Ciudad cautiva" y ésta, como ejemplo de la implicación de su protagonista, y en ocasiones productor, en temas sociales y políticos.

Aunque en algunos pasajes la película se encala un poco, el gran arraque, el emotivo final y las grandes interpretaciones con una gran carga psicológica la convierten en una propuesta interesante. Lástima que la copia que he visto sea en formato 4/3 sin respetar su cinemascope.

A todo el mundo que no lo haya hecho recomiendo la lectura de su libro "Yo soy Espartaco" que con 88 años ha escrito el patriarca Douglas. Reflexiones, basadas en experiencias, sobre la ideología y el poder.

Interesante film dramático, dentro del contexto de la Guerra de Corea, que no demasiadas veces se llevó al cine.
Aquí parece que todo va dentro de un desarrollo escénico teatral, con pocos pero ricos personajes y escasos escenarios.
La palabra, los diálogos, son lo fundamental de una cinta que aboga por la no violencia, por la dificultad de acabar con el enemigo si nos mira directamente a los ojos.
Es por tanto, positiva por ello, mostrarnos las debilidades humanas en medio de un contexto donde las ordenanzas, las cadenas de mando, la amistad y el valor son puestas a prueba con desiguales resultados.
Al final, queda una sensación de que quizás podría haber sido una película mejor, pero merece la pena por hacernos reflexionar sobre cuestiones éticas de las que a menudo rehuimos.

https://filmsencajatonta.blogspot.com

138/15(21/08/19) Sugerente film realizado por George Seaton, aunque en su contra está que va perdiendo fuelle con el paso del metraje, estirando las situaciones en redundancia s y subrayados. Uno de esos films que te propone un dilema moral, lo que hace que el espectador se involucre reflejándose en la situación y como la afrontaría, con un guión de Henry Denker basado en la novela de 1957 L'Hamecon de Vahé Katchaha que se enmarca en la Guerra de Corea, donde el nudo nuclear es qué hace un militar cuando se le da una orden directa de un oficial al mando para matar a un prisionero de guerra desarmado a sangre fría, que es más importante la obediencia de vida del ejército, o la conciencia humana de estar cometiendo un crimen contra los Derechos Humanos, y con ello proponen tres puntos de vista en los tres militares encargados del reo. Derivando la historia en un argumento con dosis de pacifismo, anti-bélico, humanista, anti-pena de muerte, anti-militar. Lástima que todo esto que sobre el papel suena profundo (y lo es) me queda de inicio lastrado por una idea inverosímil, la de que unos soldados se les ordene por emisora matar a un tipo a sangre fría, que a este preso lo hagan convivir con el trío en su camarote, o que el capitán del barco no se implique en que su navío haya un asesinato. La cinta a además adolece de sentido del ritmo, pareciendo, y no lo es, una obra de teatro filmado, casi todo lo que ocurre podría reducirse al camarote y poco más. El conflicto entre los tres soldados llegados a un punto suena a remasticado, a extender sin más ideas la trama para hacerla largometraje, un thriller psicológico con buenos momentos, donde las discusiones entre los protagonistas aportan reflexiones de hondura ética, pero esto bueno es socavado por algunos defectos que le impiden elevarse. El título original (The Hook) de la película proviene de traducción del título de la novela original por el lugar de la Batalla del Gancho. Filmada en la isla de Santa Catalina, California .

Durante la Guerra de Corea, tres soldados estadounidenses a bordo de un barco tiene apresado al piloto enemigo de un avión que han derribado. El cuartel general de Corea del Sur les ordena ejecutar al prisionero (Enrique Magalona), pero ninguno de los soldados está dispuesto a cumplir el comando. Un sargento (Kirk Douglas), un cabo (Nick Adams) y un soldado (Robert Walker Jr.) tienen dos días para deshacerse del prisionero o desobedecer una orden directa.

A pesar de poder catalogarse como cine bélico, apenas tiene escenas de guerra, cuasi-todo acontece en medio de confrontaciones dialécticas intensas en un barco, discusiones sobre los límites difusos entre el deber a tu trabajo y tu deber con tu conciencia, pero esto se apoya en una premisa complicada de digerir, me resulta forzada, y hay que dar licencia dramática para aceptarla como deux machine. Pero es que además el desarrollo resulta en ciertos tramos encerrados en un bucle del que no salen, uno de los intenta matar al preso pero algo lo impide, y vuelta a ocurrir, todo para desembocar en un final, este si atractivo, en su poder dramático de entender como las guerras nos colocan en posición de peones de una ajedrez manejado por poderosos,… ([1] spoiler)

A Briscoe le queda poco tiempo para servir antes de poder retirarse a los 40 años con una pensión completa, a pesar de que no tiene a quién ir a casa, como lo descubre Dennison. Es un hombre duro cuya experiencia de militar lo ha convencido de que la debilidad significa la muerte. Kirk Douglas está radiante de carisma encarnándolo, una fuerza de la naturaleza, derrocha electricidad, vitalidad, seguridad en si mismo, orgullo, valentía, de una fisicidad poderosa que acompaña a una enorme expresividad con la que nos deleita en cada choque, grande; Dennison es nuestra brújula moral, sabe mantener el tipo frente al huracán Kirk, entre los dos se establece una gran química por sus argumentarios complementarios. Con una actuación vigorosa de Robert Walker Jr.; El cabo Hackett es el tercer vértice que se mueve entre los dos polos, su rol queda un poco difuminado al no definirse y navegar entre dos aguas; El actor filipino, Enrique Magalona, como el prisionero Kim, en un papel que da una lección de inexpresividad de campeonato, no parece ni sentir ni padecer cuando le apunta con una pistola a la cabeza, rígido como un palo; Nehemiah Persoff da vida al capitán del barco de bandera finesa. El actor demuestra mundo interior en su mirada, lástima que el guión lo deje de lado como elemento neutral de la trama. El actor es un clásico secundario de grandes films, acaba de cumplir el 3 de agosto 100 años, y curiosamente Kirk Douglas, protagonista del film le adelanta en experiencia vital con 102 años.

Película hecha para el lucimiento de Kirk Douglas . Secundado por un elenco de actores mediocres para resaltar su desmedido ego interpretativo( no en vano ejerce también de productor).
La producción responde a este objetivo y al de la militancia política. El viento de los derechos humanos y civiles soplaba ya con fuerza tras la caza de brujas y que mejor que humanizar una situación como la guerra, la crueldad, el bien y el mal, el militar malvado, el recluta con sentimientos y la figura del “otro” como persona aunque sea a medio cocer y mal interpretado.
La opresiva atmosfera de un carguero no augura nada bueno desde el minuto veinte , y el pronóstico se cumple. El esquema teatral más que trillado y previsible se impone. Tanto en las actuaciones como en el tratamiento de los personajes y de la trama. El ritmo desvaído y un desarrollo sumamente previsible hace que se pierda el interés enseguida. Y la cabezadita cae por su propio peso.
Lo dicho. A mayor gloria de su estrella. Con la guerra de Corea como telón de fondo aunque podría haber sido cualquier otro escenario sin alterar el resultado.
Sin interés. Plúmbea y mil veces vista.