Emperador

Comienza como un thriller, sigue como una película romántica y pronto gira hacia el documento histórico. La parte romántica no interesa demasiado y aunque aporta una dimensión al relato, entorpece el hilo argumental principal, parece un añadido innecesario que no interesa ni a su director. Puede que sin esa parte el conjunto acabase siendo demasiado denso, demasiado “masculino” y lo hubiese alejado de un público más amplio, tampoco importa demasiado, cada director tiene el derecho de escoger los elementos que mejor cree que funcionan en la película y no siempre son del agrado de todos los espectadores. El arranque de “”Emperor” es más que correcto y la resolución es perfecta. Como película histórica funciona como un reloj perfectamente engrasado (gracias en gran parte a Tommy Lee Jones y a los secundarios japoneses), como thriller comienza bien, engancha al espectador y lo prepara para el final. No hay mucho calado pero funciona. “Emperor” es un correcto drama romántico/histórico diferente a lo que estamos acostumbrados a ver pues huye de tópicos aunque se instala demasiado en la comodidad del relato. Buena película, sin duda, se nota el oficio del artesano Peter Webber. Lástima que la trama romántica sea tan débil como Matthew Fox actuando.

Película con tintes históricos que nos hace reflexionar sobre la barbarie de la guerra. Tommy Lee Jones creo que hace un buen papel aunque a veces, me da la sensación que sobre actúa un poco pero también hay que reconocer, que el General Mc Arthur fue un personaje muy singular.
La fotografía y la dirección están muy bien resueltas, metiéndonos en el ambiente de la época de forma rápida.
¿Recomiendo esta película?. Si te gusta la historia y descubrir un punto de vista de cómo fueron los días siguientes a la rendición japonesa, creo que te gustará la película. Si en cambio, la historia no es algo que te guste mucho, la película se queda en un cruce de película romántica, un poco de thriller y drama; sumando que se puede considerar un poco lenta en su desarrollo.
Y si me permitís, un apunte final. Durante la película hablan de condenar al Ministro Tojo por el ataque a Pearl Harbour; en realidad no sólo fue acusado de eso sino por el crimen del asesinato de 8 millones de personas bajo su mandato; que bajo mi punto de vista es más importante que un ataque a un puerto naval. De lo cual no se habla para nada durante el film.

“Emperador”, película dirigida por Peter Weber (“La joven de la perla”, 2003 o “Hannibal” 2007) nos adentra en los sucesos acontecidos nada más rendirse Japón el día 2 de Septiembre de 1945 en la II Guerra Mundial, mostrándonos un relato con elevada importancia histórica y sazonada con una historia de amor ciertamente prescindible.

El Emperador Hirohito, figura divina para la shintoísta cultura japonesa, firmó y emitió un comunicado radiofónico a través del cual declaraba a Japón sumisa a los mandatos de los Estados Unidos (la mayoría de los japoneses no conocían ni siquiera la voz de su venerado Emperador), momento a través del cual el General McCarthur debía decidir a través de una rápida comisión de investigación, si entregar al Emperador en manos de los que reclamaban su cabeza o realizar un acto de perdón en favor de una reconstrucción más adecuada del país nipón. Para dicha investigación, McCarthur contó con la sapiencia del general Bonner Fellers, gran conocedor de la cultura japonesa y parte decisiva en la sentencia, para tratar de hallar pruebas de la exculpación de tan venerada figura.

“Emperador” representa un intento loable de trasladarnos a tal época, a la importancia de los hechos narrados, e incluso como análisis de la cultura japonesa de la época –muy bien capturada por Weber–. Aunque la película no es ni mucho menos redonda. Y no lo es principalmente por la poca trascendencia que evoca la relación que casi a modo de calzador que añade Peter Weber en la cinta a modo de flashbacks. Seguro que incentivado por la intención de mostrar un relato bélico-histórico bajo un prisma mucho más consumible por gran parte de público. Una pena, porque me quedo con las ganas de profundizar más en las consecuencias civiles y políticas en el propio Japón, y las reacciones más allá del Fujiyama.

También es discutible el protagonismo de Matthew Fox, un actor que si bien me cae simpático y poseo gran recuerdo de él tras la serie de culto “Perdidos”, creo que no aporta todo el sentimentalismo que pretende Weber a la historia. Además la presencia casi testimonial de Tommy Lee Jones representa un paso atrás en las expectativas generadas, convirtiendo el acierto del casting en un arma de doble filo por su ausencia de minutos en pantalla.

En cuanto a aspectos técnicos la película es defendible. Posee un montaje bien realizado (a pesar de que el contenido no sea interesante en ocasiones), un vestuario logrado y una fotografía de la Japón arrasada a camino entre las antiguas producciones con los avances digitales de hoy en día.

Lo más interesante de la propuesta, más allá de recordarnos un momento alejado para muchos, es la reflexión que genera sobre las distintas metodologías utilizadas en las ocupaciones militares con el paso de los años. Debemos aprender de los errores para no repetirlos en el tiempo, algo que choca directamente con la esencia humana del tropiezo repetido en la misma piedra.

Lo mejor: Tommy Lee Jones. La reflexión sobre el trato de los países ocupados.
Lo peor: Una relación sentimental como poca chicha.

@hilodeseda www.habladecine.com

Cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial, lo primero que viene a la mente es el desquicio de Hitler, olvidándonos que el Eje también estaba formado por Japón e Italia. Aclarado ésto, se puede entender mejor esta película que habla del dilema: ejecutar a Hirohito, el emperador japonés deificado, o no.
Muy buenas intenciones para una película desperdiciada, Tommy Lee Jones no da con la tecla en esto de interpretar un personaje de tanto carácter como lo fue el General Douglas Mac Arthur y los demás cumplen con su papel en un guión bastante tedioso.

Película histórica, realidad dramática que recuerda y narra unos hechos situados en el año 45 sobre el destino, en manos americanas, del emperador Hirorito; una lectura muy solemne, formal y rígida de unos marcados acontecimientos que fueron importantes por su crucial relevancia en el destino de un país. Endulzada con una floja historia romántica -que no logra atraer mucho la atención-, la exposición/contexto de la situación es muy fidedigna, de un gran calado visual -es su parte más vigorosa-; no así los personajes participantes -con una potente carga interpretativa de Matthew Fox que vale la pena-y su desarrollo pues en la exposición y evolución de los eventos sólo llegan a ser correctos y firmes, muy formales, sólidamente capturados por un acentuado guión que marca las pautas a seguir muy militarmente, de movimientos automatizados pero es justamente esa tirantez y firmeza, esa carencia de exhibición en la sensibilidad de un país destrozado la que coloca al espectador como simple sujeto de percepción de una narración en la que no se involucra, una mirada de ver aparecer la trama, ser asombrado por el entorno, escuchar la crónica y hacer memoria, un no dejarse impresionar por los eventos en los cuales, en ningún momento llega a participar ni a ser envuelto. Un excelente planteamiento de la destrucción, bosquejo perfecto elaborado ricamente pero..., nada más; lejanía y desgana de motivación al no conseguir involucrar al espectador en su historia, no lograr ni palpar ni sentir la importancia de lo expuesto.

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