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Negociador

Comedia. Drama Manu Aranguren, un político vasco, ejerce de interlocutor del gobierno español en las negociaciones con ETA. En lugar de asistir, tal como esperaba, a un acto solemne y calculado, pronto verá que las casualidades, los errores o los malentendidos marcan el diálogo entre ambas partes y que la relación personal entre los negociadores será clave para la resolución del conflicto. Comedia basada en las negociaciones entre el presidente del ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
1 de junio de 2015
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia (más o menos) basada en las negociaciones entre el presidente del PSE vasco, Jesús Eguiguren y ETA en 2005 y 2006.
Cinta minimalista, con escasos elementos, pocos intérpretes, no muchas situaciones...pero un guión inteligente, esforzado, que toca muchos más palos que los que se podría pensar en una cinta "pequeña", de muy bajo presupuesto, y muy alejada de lo que se considera "cine comercial".
Film inteligente, de poco metraje, menos de hora y media, que es, por tanto, corta y se hace corta. Con esto quiero decir que no aburre nada y cuando finaliza te quedas de piedra dado lo rápido que se ha pasado el tiempo, lo que es una buena señal. Es por tanto entretenida, mezclando situaciones graciosas en su cotidianidad, con el trasfondo amargo, trágico, doloroso, que no esconde en ningún momento. Pero Cobeaga lo aborda desde un prisma de cierto choteo, al menos en su superficie, en jocosos diálogos y en miradas y silencios que son graciosos de veras.
Quizás sea más divertida en su primera mitad, para en la segunda hacer más patente la seriedad de la historia. Creo que no debe ser polémica por cuanto no hiere la sensibilidad de nadie, pudiendo uno/a creerse todo, parte o quizás nada de lo que se nos cuenta, pero en todo caso manteniendo una prudente distancia por cuanto la película es honesta.
Estupendas interpretaciones, sobre todo la del protagonista, un estupendo, una vez más, Ramón Barea, y una puesta en escena eficaz.
Creo que pasará sin demasiada gloria por las carteleras españolas y que desaparecerá sin dejar casi ningún rastro, pero merece la pena su visión, al menos por la valentía de su creación
Constancio
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23 de septiembre de 2014
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Negar que Cobeaga tiene talento para la comedia es sencillamente absurdo así que paso a defender lo siguiente: que sabe trabajar mejor en corto, o en episodios aislados. "Pagafantas" funcionaba muy bien como una película isla dentro del cine español en el que la comedia romántica por fin se trataba de forma inteligente, no todo el tiempo porque caía en ciertos tics de difícil eliminación, pero demostraba capacidad para sortear los resortes genéricos en algunos momentos inspiradísimos. Lo que más me gustaba del film era de todas formas lo que el realizador era capaz de capturar con la cámara, con cierto candor, pero también algo de ambiente enrarecido, como aquella secuencia de la abuela en el pasillo que podía remitir, por decir algo que pueda parecer una locura a priori, al mismísimo hotel Overlook. Su siguiente trabajo ya cambió el registro, pues "No controles" caía de pleno en lo sentimental al hacer una película navideña con reparto coral. Era aceptable, no me cabe duda, pero se alejaba un poco de lo que tan bien funcionó en "Pagafantas".

Y entonces llega la tercera; y su cine ha cambiado. Cobeaga ya no es el que era y su cortometraje "Democracia" lo dejó bien claro, dividiéndose en dos cargos como son el de 'guionista mercenario' y 'realizador' per se. Dicho de otra forma, que en pleno 2014 no habría rodado "No controles" y la habría delegado en cualquier otro realizador patrio porque no es lo que encaja en su imaginario, y "Negociador" confirma el cambio hacia un tipo de comedia diferente a la de antaño. Forjado en "Vaya semanita", se vuelve a notar su apuesta por el sketch en un film que tiene varios bloques diferenciados, al contrario de lo que ocurría en su otro film de este 2014 (como co-guionista, la exitosa "8 apellidos vascos"), aquí su imagen ya es más aséptica, menos colorida y saturada. Apuesta por el digital en su esencia pura y confiere al film de varios apoyos en función de qué quiere potenciar. Unas cosas funcionan (la comedia visual, dilatando tiempos, con silencios incómodos, es espectacular) y otras se quedan un poco en la superficie, construyendo gags que apelan a lo populista. No hablo de política; hablo de juegos de palabras y cosas de fácil digestión que no requieren de un gran guionista, sólo de alguien que pueda escribir cuatro chascarrillos con cierta musicalidad.

Mi problema con "Negociador" es que creo que no se moja de verdad. Me interesa mucho su personaje principal, creo que el trabajo visual es muy sólido y hay hallazgos en planos determinados, pero es un film que no quiere llegar a morder a ninguna de las dos facciones que representa: ni caricaturiza, ni rinde pleitesía. Lo que en otras circunstancias se consideraría equilibrio aquí parece más bien un enfoque dudidativo. El ejemplo más claro que se me ocurre de algo contrario es la británica "Four Lions", una película que abordaba también un tema social gravísimo (el terrirismo desde el punto de vista de varios que querían volar Londres, nada menos) de forma mucho más eficaz: en humor, en drama, en magnitud y lecturas. Creo que Cobeaga ha tenido miedo a llegar más lejos. Y la prueba más evidente es que su película puede ser tan dañina hacia lo que retrata como lo son los tópicos que construyen "8 apellidos vascos". Cuando los personajes callan y el gag se construye sobre la imagen, cumple con creces. El resto es rutina, con alguna risa aislada; que no está mal, pero cabría haber esperado más.
Caith_Sith
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17 de marzo de 2015
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo, demasiado largo, en el que los atentados de la banda terrorista ETA abrían día sí día también los telediarios españoles. Hoy, sin saber muy bien cómo, son cosa del pasado. Se esfumaron los coches bomba, los encapuchados, las manifestaciones, los reproches. Lo que parecía irresoluble, ya no existe. Y los ciudadanos desconocemos las claves de un proceso de paz que terminó con el conflicto que durante años fue el epicentro político de nuestro país.

Borja Cobeaga ha decidido ofrecernos su visión del asunto recurriendo al humor. Como en su día hiciera Jordi Évole, él valiéndose de un polémico falso documental, para denunciar la opacidad respecto al golpe de estado del 23F. ¿Cómo se logró convencer a los etarras para que renunciasen a la violencia? ¿En qué momento se disipó la por entonces insalvable crispación política que se vivía en Euskadi y España? Los términos de un acuerdo que se alargó durante años se siguen desconociendo, o al menos no han obtenido la repercusión que merecían. Y de nuevo tiene que venir la ficción a recordárnoslo.

Abordar tan espinoso asunto con sentido del humor era tan peliagudo como osado. Y lo digo en pasado porque, prueba de que el conflicto vasco ya no levanta ampollas, es que la película no ha despertado ningún tipo de absurda polémica. La salud democrática de nuestro país, como les gusta decir a los políticos, parece que pasa por un buen momento. Ya estamos preparados para reírnos de asuntos serios. Demasiado preparados quizá, porque de Negociador esperábamos un poco más de retranca y mala uva.

La ficticia negociación, diálogo, o cómo quisieran llamarlo sus interlocutores, entre el representante vasco del gobierno español y un líder de ETA llamado Jokin en un desangelado hotel del sur de Francia da para mucha coña. Desde luego, Cobeaga sabe sacar jugo de la reunión con diálogos surrealistas, simples cuestiones terminológicas, que no hacen sino retratar todo el absurdo que rodea a nuestra clase política. Pero no lo suficiente.

Cuando uno imagina todo el potencial de este encuentro entre dos mundos antagónicos, pero capaces de converger ante un par de cervezas, no queda otra que lamentarse por ese tono a medio gas. Sobre todo porque las dos o tres escenas desternillantes, como la que protagoniza una prostituta cubana o Secun de la Rosa, podrían haber sido más la tónica que la excepción.

Más que un humor deliberadamente excéntrico, Cobeaga ha buscado para Negociador un abordaje más intimista, centrado en los detalles y en unos personajes muy bien definidos que son los que sostienen esta particular interpretación del conflicto en Euskadi. El trabajo de Ramón Barea como político vasco campechano y el de Josean Bengoetxea como el vascongado infranqueable son encomiables, reflejo de una sociedad que ha logrado entenderse y, desde luego, retrato mucho más fidedigno que el de Ocho apellidos vascos, la otra lectura del director sobre su tierra natal. Quizá un camino intermedio entre la desmesura de aquel taquillazo y la austeridad de esta obra sin altavoz mediático sería la comedia definitiva y perfecta sobre el pueblo vasco.
polvidal
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5 de octubre de 2015
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada más patrio que saber reírse de uno mismo y de las situaciones de la vida y un experto en ese tema es el director Borja Cobeaga, conocedor del género al regalarnos dos películas que proporcionaron buenas carcajadas al público (‘Pagafantas’ y ‘No Controles’). Pero será que este crítico despistado no ha pillado la forma, el fondo o el contexto, porque ‘Negociador’ me ha parecido una salida de tono. Un patinazo importante vaya.

Quizás sea porque, en el fondo, me parece que hay cosas de las que uno no puede reírse sin ofender. Y el tema escogido es un camino repleto de espinas en las que es muy fácil perderse. Cobeaga evita meterse en berenjenales que no vienen al caso (si es una comedia, vamos a reírnos) y así es como suceden las dos escenas en las que el director está realmente inspirado: la prostituta (o cómo explicar el problema vasco) y el camarero de Logroño (que comete una equivocación digna de trágame tierra).

Pero más allá de esos dos puntuales aciertos, no hay ni un solo atisbo de la comedia que tan bien ha manejado siempre este director. Es más, a pesar de la poca duración de la cinta (una hora y quince minutos) asistimos a un auténtico tostón que parece durar mucho más por su lentísimo ritmo. Nuestro protagonista (nada que objetar a Ramón Barea, pero tampoco nada que me señale la gran actuación de la que habla la crítica) come, bebe, viaja, come, bebe, piensa, come, bebe, etc. Hay demasiado metraje en el que no está sucediendo nada. Si hiciésemos un montaje posterior, nos daríamos cuenta de que más de media hora de película sobra (Barea, después de recibir el puñetazo se sienta a beber con su colega sin decirse nada… pues vale). A lo mejor hubiera funcionado más como cortometraje o mediometraje.

Faltan personajes y los que hay están desaprovechados. ¿Por qué no rodear al negociador español de un grupo de expertos? ¿Por qué está tan desaprovechada la situación de la traductora y fatalmente rematada? ¿Por qué no se saca más jugo a Raúl Arévalo?

En definitiva, un Cobeaga bajo mínimos y lo considero un pequeño traspiés en su carrera cinematográfica. Se atisba algún detalle, pero este director lo sabe hacer mucho mejor.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com
Hickeystyle
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21 de enero de 2015
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mediados de la década del 2000, el por aquel entonces presidente del PSE-E tuvo una ronda de negociaciones en Francia con miembros de la banda terrorista ETA para conseguir que dejasen las armas y llegar al fin de la violencia. Compartían hotel, desayunos, paseos,…¿ideas?

Antes de comenzar la película, el director Borja Cobeaga y sus dos actores protagonistas, Ramón Barea y Josean Bengoetxea acudieron a la sala donde se proyectaba para presentar la película. De esta manera tan poco usual aquí en Logroño concluyó el Festival de Cine Actual 2015. Una vez iniciado el film, las risas se fueron contagiando entre los asistentes y al finalizar, los aplausos fueron en aumento con los tres hombres antes mencionados saludando y agradeciendo los honores. Y entre medias, la película. Una comedia fresca, dinámica, con grandes interpretaciones, que se podía haber rodado en un cuarto oscuro con los personajes leyendo el guión pero que los paisajes se agradecen y le dan un toque elegante a la película. Se agradecen los muchos momentos cómicos que rebajan la tensión de un tema tan complicado. Mención aparte merece el señor Barea, que se come la pantalla y consigue que el espectador le coja un cariño especial. Su personaje parece sacado de las viñetas de los tebeos por el carisma y la nobleza que transmite. Por fin uno de los eternos secundarios y robaescenas por antonomasia del cine español tiene un papel protagonista…y esperemos que no sea el último porque aquí lo borda. De principio a fin. En resumidas cuentas, es una película que se ve bien, se disfruta y se sale del cine con una sonrisa en la boca, y eso hoy mismo, es complicado de lograr. De lo mejor del cine español visto últimamente.

Lo mejor: El momento “Rioja y Logroño” en el restaurante. El móvil (o ese extraño objeto no identificado). La banda sonora es delicada, muy bien elegida, dándole empaque al conjunto. Numerosas caras conocidas hacen su aparición en el film.

Lo peor: Tal vez es poco arriesgada en su planteamiento y toca de puntillas un asunto que es tabú en este país, muy a nuestro pesar. El personaje de Carlos Areces es tan exagerado que cae mal.

Nota: 7,5/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
edusaenz
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